La Iglesia católica siempre ha enseñado la mediación singular de Cristo, la cual no excluye la colaboración de los santos.
Recordemos que el Nuevo Testamento se escribió en griego. La palabra griega que traducimos como "un" (1 Tim 2,5), en su original griego es "HEIS" que significa "uno" pero en sentido no excluyente.
San Pablo pudiese haber escogido "MONOS" que si es excluyente. De manera que el texto citado por si solo no niega ni afirma la posibilidad de que otros cooperen con Cristo en Su mediación. Debemos entonces recurrir al resto de la Biblia para estar seguros de la doctrina. Comencemos con los cuatro versículos que le preceden: (1Tim 2, 1-4):
Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. ( I Timoteo 2,1-4)
Vemos que, junto a la enseñanza de la mediación única de Cristo, San Pablo RECOMIENDA que oremos unos por otros. Plegarias y oraciones son actos de mediación. Numerosos pasajes bíblicos confirman esta enseñanza sobre la intercesión, incluso la intercesión de los santos del cielo. San Pablo, como buen maestro, puso las cosas en orden. Nos enseña la importancia de orar unos por otros y enseguida nos enseña que esa oración sólo es eficaz gracias a que estamos unidos al único mediador: Cristo.
Jesús es el único mediador pero todos debemos cooperar como canales EN (unidos a) SU mediación.
La Virgen Santísima y los santos NO son otro camino de mediación, NO son otra alternativa. Decimos que su mediación es posible porque están EN CRISTO, porque son UNO con EL.
La mediación de María y los santos no es otra separada de la mediación de Jesús sino cooperación con la misma. Es por lo tanto una mediación en sentido secundario pero importante por ser querida por Dios. Los santos son mediadores "por cooperar en nuestra reconciliación, disponiendo y ministrando la unión de los hombres con Dios" (Sto. Tomás de Aquino, Summa Teológica, III, 48,1). Toda persona, en cuanto coopera con la gracia divina, participa en la única mediación de Jesús.
Esta enseñanza es bíblica y pertenece a la Tradición Apostólica: Dios se place de que sus hijos, por amor, colaboren en SU obra de salvación. Esto es precisamente participar en la mediación de Jesús. Esa colaboración continúa en el cielo. Es así que la Virgen, los santos y los ángeles en el cielo nos ayudan.
Cristo continúa hasta el fin de los tiempos su obra de mediador, ya no para meritar la gracia de perdón hacia los hombres sino para comunicar la gracia ya ganada en la Cruz una vez para siempre. María y los santos NO ofrecen otra mediación alterna sino que participan en la única mediación de Cristo. Cuando Jesús envía a sus discípulos a evangelizar es El por medio de ellos. El único mediador actúa a través de los miembros de su Cuerpo Místico, la Iglesia.
¿Por qué ir a los santos si podemos ir a Jesucristo?
Aclaremos:
1- Sólo por medio de Jesús podemos tener acceso al Padre.
2- La oración central de la Iglesia es