novenas - NOVENAS GRUPO 17
 

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CONCLUSIONES

NUESTRA SEÑORA VIRGEN DEL CARMEN
Historia
Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06: "El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero.
Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios.
María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.
La estrella del Mar y los Carmelitas
Ver: María, Estrella del Mar
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los Carmelitas y la devoción a la Virgen del Carmen se difunden por el mundo
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se le conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron.
España
Entre los lugares en que se venera en España la Virgen de España como patrona está Beniaján, Murcia. Vea ahí más imágenes.
América: Es patrona de Chile; en el Ecuador es reina de la región de Cuenca y del Azuay, recibiendo la coronación pontificia el 16 de Julio del 2002. En la iglesia del monasterio de la Asunción en Cuenca se venera hace más de 300 años. Es además venerada por muchos en todo el continente.
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EL ESCAPULARIO CARMELITA
"La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales” (Pío XII, 6-VIII-1950).
¿Qué es el Escapulario Carmelita?
Escapulario carmelita
Ver también: Escapulario Verde
El escapulario es un sacramental
Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. (ver ilustración arriba). Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: "Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios."
¿Cómo se originó el escapulario?
La palabra escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó "La flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad.
En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:
"Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno"
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
La Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo XIV y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta devoción que "como Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, (...) sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza".
Explicación de la Promesa:
Muchos Papas, santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
El escapulario tiene 3 significados:
1) El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
Vemos en la Biblia:
-Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto - signo de perdón)
-Jonatán le dio su manto a David: símbolo de amistad
-Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.
-S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.
2) Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
Consagración: 'pertenecer a María' es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
-En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: "que sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos"
En las palabras del Papa vemos mas vez mas devoción a la Virgen del Carmen es devoción a la Inmaculada.
Quien lleve el escapulario debe estar consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras.
3) El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)
-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
Se debe vivir lo que significa
El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y obedientes por amor a Dios.
Al usar el escapulario constantemente hacemos silenciosa petición de asistencia continua a la Santísima Madre. La Virgen nos enseña e intercede para que recibamos las gracias para vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando Su Palabra, orando, descubriendo a Dios en la vida diaria y cercana a las necesidades de nuestros hermanos. El escapulario además es un recuerdo de que nuestra meta es el cielo y todo lo de este mundo está pasando.
En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor. Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.
Imposición del Escapulario:
-La imposición se hace preferentemente en comunidad.
-Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen.
-El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice la oración:
"Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"
Ver otras oraciones para la imposición del escapulario
¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?
Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.
Testimonios de Conversiones

Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo: "Padre, yo no soy católico". "¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?", preguntó el sacerdote. "He prometido a mis amigos usarlo", explicó el paciente. "Además rezo un Ave María diariamente." "Usted se está muriendo" replicó el sacerdote. "¿Quiere hacerse católico?" 'Toda mi vida lo he deseado", contestó el moribundo. Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.
Juan Pablo II habla del escapulario

La Medalla Escapulario
La medalla-escapulario tiene en una cara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la imagen de la Bienaventurada Virgen María en su reverso. En 1910, el Papa Pío X declaró que, una persona válidamente investida en su escapulario de tela podía llevar la medalla-escapulario en su lugar, provisto que tuviera razones legítimas para sustituir su escapulario de tela por la medalla- escapulario. Esta concesión fue hecha a petición de los misioneros en los países del trópico, donde los escapularios de tela se deterioran pronto. Ahora bien, el Papa Pío X y su sucesor, el Papa Benedicto XV, expresaron su profundo deseo de que las personas continuaran llevando el escapulario de tela cuando fuera posible, y que no sustituyeran el escapulario de tela por la medalla escapulario sin que medie primero razón suficiente. La vanidad o el miedo a profesar su fe en público no pueden ser razones que satisfagan a Nuestra Señora. Personas de esta clase corren el riesgo de no recibir la promesa del escapulario del Carmen. (tomado del panfleto "Otorga mucha importancia a tu escapulario" del Apostolado Mundial de Fátima, Washington, NJ 07882-0976 USA).
Advertencias prácticas
Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para escapularios posteriores.
Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la basura. Se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.
Alerta contra abusos:
El escapulario NO salva por si solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la madre de la misericordia."
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor"
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
San Claude de la Colombiere advierte: "Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario"
El Privilegio Sabatino: (sábado)
Este privilegio es una promesa de la Virgen que consiste en la liberación del purgatorio el primer sábado (día que la Iglesia ha dedicado a la Virgen) después de la muerte por medio de una intercesión especial de la Virgen
Se originó en una bula o edicto que fue proclamado por el Papa Juan XXII en marzo 3, 1322 como resultado de una aparición que tuvo de la Virgen en la que prometió para aquellos que cumplieran los requisitos de esta devoción que "como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza".


Condiciones para que aplique este privilegio
1) Usar el escapulario con fidelidad.
2) Observar castidad de acuerdo al estado de vida.
3) Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.
El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes.
El Escapulario y la Virgen de Fátima:
Es evidente que la Virgen María quiere revelarnos de manera especial el escapulario. Reporta Lucia (vidente de Fátima, hoy Hermana María del Inmaculado Corazón), que en la última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol), la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano y recordó que sus verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.
Hablan los Papas y los santos
El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario. 600 años más tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.
El Papa Pío XII habló frecuentemente del Escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en Roma exhortó a que se usara el Escapulario como "Signo de Consagración al Inmaculado Corazón de María" (tal como pidió la Virgen en Fátima). El Escapulario también representa el dulce yugo de Jesús que María nos ayuda a sobrellevar. Y finalmente, el Papa continuó, El Escapulario nos marca como hijos escogidos de María y se convierte para nosotros (como lo llaman los alemanes) en un 'Vestido de Gracia".
El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios"
San Alfonso Ligorio y S. Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murió San Alfonso Ligorio le enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron su tumba encontraron que su cuerpo y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo su escapulario estaba intacto. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.
San Alfonso Ligorio nos dice: "Herejes modernos se burlan del uso del Escapulario. Lo desacreditan como una insignificancia vana y absurda."


San Pedro Claver, se hizo esclavo de los esclavos por amor. Cada mes llegaba a Cartagena, Colombia un barco con esclavos. San Pedro se esforzaba por la salvación de cada uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el bautismo y los investía con el escapulario. Algunos clérigos acusaron al santo de celo indiscreto. Sin embargo él continuó su obra hasta tener mas de 300,000 conversos.
San Claudio de Colombiere (director espiritual de St. Margarita María)
«Yo quería saber si María en realidad se había interesado en mí, y en el escapulario Ella me ha dado la seguridad más palpable. Sólo necesito abrir mis ojos, Ella ha otorgado su protección a este escapulario: 'Quien muera vestido en él no sufrirá el fuego eterno`.»
Dijo también: "Debido a que todas las formas de amar a la Santísima Virgen y las diversas maneras de expresar ese amor no pueden ser igualmente agradables a ella y por consiguiente no nos ayudan en el mismo grado para alcanzar el cielo, lo digo sin vacilar ni un momento, ¡El Escapulario Carmelita es su predilecto!" y agrega "Ninguna devoción ha sido confirmada con mayor número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita".
Otros Testimonios:"Un sacerdote de Chicago fue llamado para ir a asistir a un moribundo que había estado lejos de su fe y de los sacramentos por muchos años. El moribundo no quiso recibirlo, ni hablar con el. Pero el sacerdote insistió y le enseñó el escapulario que llevaba. Le preguntó si le permitiría ponérselo. El hombre aceptó con tal que el sacerdote lo dejara en paz. Una hora mas tarde el moribundo mandó a llamar al sacerdote pues deseaba confesarse y morir en gracia y amistad con Dios"
El demonio odia el escapulario. Un día al Venerable Francisco Yepes se le cayó el escapulario. Mientras se lo ponía, el demonio aulló: "¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas almas!".
Un misionero Carmelita de Tierra Santa fue llamado a suministrar la unción de los enfermos en el año 1944. Notó que mientras caminaba, sus pies se hundían cada vez mas en el fango hasta que, tratando de encontrar tierra firme, se deslizó en un pozo de fango en el que se hundía hacia la muerte. Pensó en la Virgen y besó su hábito el cual era escapulario. Miró entonces hacía la Montaña del Carmelo gritando: "¡Santa Madre del Carmelo! ¡Ayúdame! ¡Sálvame!". Un momento mas tarde se encontró en terreno sólido. Atestiguó mas tarde: "Sé que fui salvado por la Santísima Virgen por medio de su Escapulario Carmelita. Mis zapatos desaparecieron en el lodo y yo estaba cubierto de él, pero caminé las dos millas que faltaban, alabando a María".
Salvados del Mar
En el verano de 1845 el barco inglés, "Rey del Océano" se hallaba en medio de un feroz huracán. Las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón. Entre la tripulación se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho.
Durante lo acontecido el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran protección del Escapulario de Nuestra Señora.
Un Hogar Salvado del Fuego

En mayo de 1957, un sacerdote Carmelita en Alemania publicó una historia extraordinaria de cómo el Escapulario había librado un hogar del fuego. Una hilera completa de casas se habían incendiado en Westboden, Alemania. Los piadosos residentes de una casa de dos familias, al ver el fuego, inmediatamente colgaron un Escapulario a la puerta de la entrada principal. Centellas volaron sobre ella y alrededor de ella, pero la casa permaneció intacta. En 5 horas, 22 hogares habían sido reducidos a cenizas. La única construcción que permaneció intacta, en medio de la destrucción, fue aquella que tenía el Escapulario adherido a su puerta. Los cientos de personas que vinieron a ver el lugar que Nuestra Señora había salvado son testigos oculares del poder del Escapulario y de la intercesión de la Santísima Virgen María.
El Escapulario aviva el fervor

En Octubre de 1952, un oficial de la Fuerza Aérea en Texas escribió lo siguiente: "Seis meses después de comenzar a usar el Escapulario, experimenté un notable cambio en mi vida. Casi inmediatamente comencé a asistir a Misa todos los días. Durante la cuaresma viví fervorosamente como nunca lo había hecho. Fui iniciado en la práctica de la meditación y me encontré realizando débiles intentos en al camino de la perfección. He estado tratando de vivir con Dios y doy el crédito al Escapulario de María".
Recordemos que el escapulario es un signo poderoso del amor y protección maternal de María y de su llamada a una vida de santidad y sin pecado.
Usar el escapulario es una respuesta de amor a la Madre que vino a darnos un regalo de su misericordia. Debemos usarlo como recordatorio que le pertenecemos a ella, que deseamos imitarla y vivir en gracia bajo su manto protector.
ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES
"Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros. Amén."


ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario, por lo que su Divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo, el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que te pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma; que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa.
Quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente y uniendo mi voz con sus afectos, te saludo una y mil veces diciendo: Tres Avemarías..
Virgen Santísima del Carmen, yo deseo que todos sin excepción, se cobijen bajo tu sombra protectora de tu Santo Escapulario y que todos estén unidos a Ti Madre Mía, por los estrechos y amorosos lazos de ésta tu querida insignia.
¡Oh Hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante su sagrada imagen y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te encomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre el Papa y la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu Divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre Mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.



GOZOS
Prodigioso y admirable
Imán de nuestro desvelo;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Salve, Reina de los, cielos,
De misericordia Madre,
Vida y dulzura divina;
Esperanza nuestra, Salve;
Nubecilla etc.
Dios te Salve, Templo hermoso
Del divino Verbo en carne,
Sálvate Dios, Madre Virgen,
Pues eres Virgen y Madre;
Nubecilla etc.
Volvednos, Madre piadosa,
Vuestros ojos admirables,
Y mirad por vuestros hijos,
Pues que sois piadosa Madre;
Nubecilla etc.
Socorrednos, pues escucha
Que en las penas y combates
A ti suspiramos todos
En este lloroso valle;
Nubecilla etc.
Mostradnos a vuestro Hijo
De Josafat en el Valle,
Piadoso, pues que nació
De ese cristal admirable;
Nubecilla etc.
Rogad por vuestros devotos
A la bondad inefable;
Pues murió para salvarnos,
Por su clemencia nos salve;
Nubecilla del Carmelo,

Sednos protectora y Madre.



V. Ruega por nos, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.



SALUTACIONES
1ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque me habéis dado vuestro Escapulario. Dios te salve, María, etc.
2ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois salud de mi alma. Dios te salve, María, etc.
3ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los tronos, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me protegéis contra todos los peligros. Dios te salve, María, etc.
4ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis una y mil veces; las dominaciones, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me defendéis de las tentaciones del enemigo. Dios te salve, Maria, etc.
5ª. Madre mía del Carmen y Reina de mi corazón, bendita seáis; los querubines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois la paz y la alegría de mi alma. Dios te salve, María, etc.
6ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los arcángeles, los justos y los santos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo vuestro. Dios te salve, María, etc.
7ª. Madre mía, madre de mi corazón y Reina de mi amor, os doy mi alma, mi vida, mi corazón, y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas, porque con vuestro Escapulario me habéis infundido la esperanza de que os veré en el cielo... No me dejéis, Madre mía. Dios te salve, María, etc.

ORACIÓN
¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.
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ACCIÓN DE GRACIAS
Y OFRECIMIENTO
¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y toda nuestra vida, que queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo Escapulario, y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amen.
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ORACIÓN
PARA ALCANZAR SU AMOR
¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! Vos sois la criatura más noble, la más sublime, la más pura, más bella y más santa de todas. ¡Oh si todos os conocieran, Señora y Madre mía, si todos os amaran como Vos merecéis! Pero me consuelo porque tantas almas dichosas en el Cielo y en la tierra viven enamoradas de vuestra bondad y belleza. Y me alegro más porque Dios os ama a Vos sola más que a todos los hombres y ángeles juntos. Reina mía amabilísima, yo, miserable pecador, también os amo, pero os amo poco en comparación de lo que Vos merecéis; quiero, pues, un amor más grande y tierno hacia Vos, y esto Vos me lo habéis de alcanzar, ya que amaros a Vos y llevar vuestro Santo Escapulario es una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no concede sino a los que eficazmente quiere salvar. Vos, pues, que todo lo alcanzáis de Dios, conseguidme esta gracia: que mi corazón arda en vuestro amor, conforme al afecto que Vos me mostráis; que os ame como verdadero hijo, ya que Vos me amáis con el amor más tierno de Madre, para que, uniéndome con Vos por el amor aquí en la tierra, no me separe de Vos después en la eternidad. Amén.
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ORACIÓN A LA BEATÍSIMA
VIRGEN DEL MONTE CARMELO
¡Oh piadosísima Virgen! Vos, que nueve siglos antes de existir fuisteis vista en profecía por el siervo de Dios nuestro Padre San Elías, y venerada por sus hijos allá en el Carmelo... Vos, que en carne mortal os dignasteis visitarles y les dispensasteis celestiales consuelos... Vos, que vigiláis siempre por la virtuosa familia que tuvo por Superior a vuestro estimado hijo San Simón Stock, por Padres y reformadores a la Seráfica Virgen y mística Doctora Santa Teresa de Jesús y al esclarecido y extático San Juan de la Cruz, así como por una de sus dignísimas hijas a la ejemplar Esposa de Jesucristo Santa María Magdalena de Pazzis, vuestra devotísima sierva... Vos, que engalanasteis a dicha Orden con la estimable prenda del Santo Escapulario.., y, en fin, Vos, que de tantas maneras habéis demostrado vuestro cariñoso amor a los carmelitas y sus allegados, recibid benévola mi corazón ardiente de fervoroso entusiasmo hacia la más pura de las criaturas y la más candorosa de las madres. No permitáis, Señora, que el león rugiente asuste mi espíritu en el camino de la perfección, y haced que logre arribar a salvamento en la gloria, como lo habéis alcanzado de vuestro Divino Jesús para los que, invocándoos con fe e imitando vuestras virtudes, murieron píamente con vuestra enseña. Amén.


SALVE A
NTR. SRA. DEL CARMEN
Salve, Virgen pura,
Salve, Virgen Madre,
Salve, Virgen bella,
Reina Virgen, Salve.
Gózate, María,
Patrona del Carmen,
Con las alabanzas
Que dan tus cofrades.
Tu amparo buscamos
Benigno y suave,
Hoy los desterrados
En aqueste valle.
Eres del Carmelo
La Pastora amable,
Que tus ovejuelas
Das pasto suave.
A Ti, pues, clamamos
Buscando piedades:
¡Ea, pues, Señora,
No nos desampares!
Es tu Escapulario
La cadena grande
Con que se aprisiona
El dragón infame.
Vuelve ya a nosotros
¡Oh piadosa Madre!
Tus benignos ojos,
Llenos de piedades.
Pues con tu defensa
Viven tus cofrades
Libres de peligros
Y de todos males.
Muéstranos, María,
Benigno y afable,
De tu puro vientre
El fruto admirable.
Es contra el Infierno
Tu poder tan grande,
Que libras las almas
De eternos volcanes.
Si, por nuestras culpas,
Penas a millares
Merecemos todos,
Tu favor nos salve.
Y, si al Purgatorio
Bajan tus Cofrades,
Pedimos, Señora,
Que al punto los saques.
¡Oh clemente! ¡oh pía!
¡Oh cándida ave!
¡Oh dulce María!
Salve, Salve, Salve.


ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
Soberana Virgen del Carmen, Madre común de todos los fieles, pero muy en especial de los que visten vuestro Santo Escapulario: alcanzadme a mi, que soy uno de vuestros privilegiados hijos, que viva castamente todos los días de mi peregrinación por este mundo, que muera bajo vuestro manto maternal, y, si Dios me destinase a expiar mis pecados en el Purgatorio, sacadme de allí cuanto antes con vuestra poderosa intercesión, cómo lo habéis prometido a todos aquellos que se adornan con el escudo e insignia de los predilectos hijos del Carmelo. ¡Oh dulcísima María! Defensa en los peligros, prenda de vuestro amor singular, y pacto de eterna alianza con vuestros hijos, llamasteis a vuestro Santo Escapulario. Que nunca, pues, se rompa este pacto por el pecado, ¡oh Madre mía querida!; y en prueba de mi fidelidad perpetua, yo me ofrezco todo a Vos, y consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y todo mi ser; y pues soy todo vuestro, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.
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POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
¡Virgen Santa! Durante toda mi vida habéis sido mi tierna Madre; Vos me habéis obtenido gracias sin número en todos los peligros y en todas mis penas, y Vos no me abandonaréis en la hora terrible de mi muerte. Mas hoy os pido una gracia especial, como bondadosa consoladora de los afligidos, y es la de que tengáis piedad de las desgraciadas almas que el reato de culpas retiene cautivas en el fuego del Purgatorio. Vos, amantísima Reina del Carmelo, me habéis permitido que os llame mi buena y dulce Madre: sedlo también de las infortunadas almas por las cuales yo suplico a vuestro corazón tan compasivo. Dejaos conmover por mis lágrimas y mis plegarias, para que los sufridos lamentos que parten de aquel lugar de tristeza y de miseria lleguen hasta Vos, y, cual piadosa medianera entre Dios y las almas que están allí detenidas, obtener su pronta liberación. Esta es la gracia que os solicito ¡oh Madre de Dios! y que os ruego concedáis á vuestros hijos.
No dejéis de utilizar el poder que se dignó concederos vuestro Unigénito Hijo, especialmente en el día vuestro del sábado. Amén.
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ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
¡Amantísima Madre mía, María Santísima del Carmen! ¿A quién sino a Vos, que sois la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos y el amparo de los desvalidos, he de acudir en esta extrema necesidad en que me hallo? Vos bien sabéis, Madre mía, que por la divina voluntad de Dios llevo padeciendo tanto tiempo con esta penosa enfermedad, sin que hasta ahora haya podido encontrar consuelo en los médicos de la tierra; antes, al contrario, mis sufrimientos van aumentando de día en día, mientras siento agotarse mis escasas fuerzas y me va faltando la necesaria paciencia para soportarlos.
Espero de vuestro bondadoso corazón ¡oh María! que os compadeceréis de mi, y que me otorgaréis la salud de que carezco, pues no en balde cubro mi pecho con vuestro Sagrado Escapulario, que es prenda de vuestra amorosa protección y universal medicina en las enfermedades del espíritu y del cuerpo. En retorno de esta gracia, que no me negaréis, yo os consagro mi alma con todas sus potencias, mi cuerpo con todos sus sentidos; en una palabra, todo mi ser, para que Vos dispongáis de mí como cosa que os pertenece. Si Dios Nuestro Señor, en sus altos juicios, no quisiere darme la salud que por vuestra mediación le imploro, porque tal vez convenga para su gloria y mi propia salvación el que yo sufra y padezca con esta enfermedad, entonces os pido, Madre mía, que me alcancéis de Su Divina Majestad la virtud de la paciencia, para que con ella pueda sobrellevar mis padecimientos con la resignación propia de un buen cristiano, y por medio de ellos purificarme por completo de todos mis pecados a fin de conseguir la gloria eterna. Amén.

NOVENA NUESTRA SEÑORA
VIRGEN DEL CARMEN

Por la señal, etc.
ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas.

A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA TERCERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
Días 4 a 9 de la novena en la página siguiente >
DÍA CUARTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA QUINTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

SEXTO DÍA
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA SÉPTIMO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA OCTAVO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA NOVENO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

NUESTRA SEÑORA
VIRGEN DEL CARMEN
DEVOCIÓN DE LAS 7 EXCELENCIAS

Después de cada excelencia se reza un padrenuestro y una avemaría

Primera excelencia, el haber tenido el cuerpo más perfecto y hermoso de todas las criaturas con el singular privilegio de haber sido concebida en gracia.
Segunda excelencia, el alma más santa, que Dios crió, después de la de Jesucristo, adornada de todas las virtudes y gracias del Espíritu Santo.
Tercera excelencia, la vida más excelente que hubo en el mundo, juntando con suma perfección las tres vidas: activa, contemplativa y unitiva.
Cuarta excelencia, la dignidad más aventajada que tuvo jamás criatura alguna, por ser Madre de su Criador.
Quinta excelencia, la muerte más dichosa que puede haber, por haber muerto de amor a su Dios.
Sexta excelencia, la Asunción más gloriosa que jamás se vio, acompañada de ángeles y llevada en los brazos de Cristo, su amado.
Séptima excelencia, la coronación y gloria más soberana que se puede pensar, pues fue coronada de las jerarquías angélicas.
ORACIÓN
Virgen soberana, gloriosa Madre, Templo y sagrario de la Trinidad Santísima, Gloria de los justos, Amparo y consuelo de los afligidos pecadores, Madre y blasón de los Carmelitas: por la purísima limpieza de pecado original; por la' gracia y dones que adornan vuestra alma; por la vida que hicisteis para espejo de los justos; por la dignidad grandiosa de Madre de Dios, engrandecida y ensalzada entre todas las generaciones; por la muerte dichosa de amores soberanos; por la Asunción gloriosa para Reina de los cielos, y por la corona de gloria que os dieron para aventajar a los Santos y Coros celestiales: os suplico, pues lo tenéis ofrecido a los que llevan vuestro santo Escapulario y procuran ser hijos vuestros, me ayudéis en vida, para que con santidad en el alma y pureza en el cuerpo sirva a vuestro Hijo JESÚS, guardando sus santos preceptos, y me asistáis en mi muerte, para que en los peligros de ella, triunfando de mis enemigos, salga de esta vida en gracia y amor de Dios. Y, finalmente, en las rigurosas penas del Purgatorio, vuestra intercesión soberana me valga, para que el primer sábado salga a gozar de la vida eterna. Así sea.
1. Los cofrades del santo Escapulario de la Virgen del Carmen rezan cada día siete Padrenuestros y Avemarías en honor de las siete excelencias que tuvo la santísima Virgen. Por estas siete excelencias se ha de pedir a la Santísima Virgen santidad en el alma y pureza en el cuerpo, observancia de la Ley santa de Dios, buena muerte y verse libre del Purgatorio para gozar de la vida eterna; pues, como Ella tiene prometido en la Bula del Papa, Juan XXII, amparara y favorecerá a sus devotos y Cofrades en la vida, los asistirá en su muerte y librará de las penas del Purgatorio.

NOVENA DE LA VIRGEN DEL CONSUELO
* Primera homilía: La Virgen en la vida de los Santos (San Isidro)
* Segunda homilía: La Virgen del Consuelo en La Solana
* Tercera homilía: El crucifijo de Maria Antonia
* Cuarta homilía: Maria Antonia la Vidente de la Virgen
* Quinta homilía: El Angel Adelín con la Virgen
* Sexta homilía: La Virgen del Consuelo ¿es María de Nazaret?
* Septimo homilía: La Virgen del Consuelo y su ayuda al pobre
* Octava homilía: La Virgen del Consuelo y su tiempo
* Novena homilía: La Virgen del Consuelo en el año 2006

PRIMERA HOMILIA
La Virgen en la vida de los Santos. Dedicado a San Isidro.
Por Julián Martín Martín
Hoy celebramos en nuestra comunidad el final del Triduo a San Isidro y el primer día de la Novena de la Virgen del Consuelo; por ello, nos hemos preguntado si San Isidro tuvo alguna experiencia cercana con la Virgen; y me he quedado gratamente sorprendido al ver lo que cuenta la historia de este santo madrileño.
San Isidro era un gran devoto de la Virgen de la Almudena, así como Santa María de la Cabeza, santa española, esposa de san Isidro Labrador. María Toribia, su verdadero nombre, nació en Uceda y vivió en Torrelaguna hasta que conoció a san Isidro, que había huido a esta localidad tras ser conquistado Madrid por los almorávides, y se casó con él.
Se cuenta en su biografía que se le aparecía la Virgen María y que María de la Cabeza cruzaba el río Jarama extendiendo su mantilla sobre las aguas.
El matrimonio tuvo un hijo que un día se cayó a un pozo; ambos esposos rezaron hasta que milagrosamente las aguas subieron hasta el brocal devolviéndoles el niño sano y salvo. Esta entrañable historia la cuentan así un libro de la época:
“Brotaban por encima y guarnecían La parda margen del cristal sonoro, Porque de Luna candida servían Del Almudena a los coturnos de oro: Con las aguas del Cielo competían Juzgando el suyo por mayor decoró, Cuanto es más gloria que bañar estrellas, Besar la nieve de sus plantas bellas.
Llegó Isidro temblando, y con respeto Su hijo abraza, y el de Dios mirando Las lágrimas le sirven de concepto, Callando habló, y enmudeció llorando, Pénele en tierra, y el placer secreto A que el paterno amor le está obligando, En remitirle al Templo se resuelve Y a quien dos veces se le dio le vuelve.
Tenia de la mano el niño asido La Virgen celestial, que al mundo ampara, Y en el niño en el pecho entretenido Atento al Sol de su divina cara: Enjuto de las aguas el vestido Como si en ellas el Jordan pasara, Que mejor Josué le conducía Dando virtud al brazo de María".
¿Verdad o mentira? ¿Grandeza o misterio?. No lo sabemos, pero algo de verdad y realidad está en este misterio escondido, y es que el amor a la Virgen pueden llegar a hechos como este sino miremos ahora a María Antonia, una solanera, sencilla, pobre y trabajadora, pero profundamente amante de la Virgen; ella sin esperarlo se encontró con la Virgen cara en el interior del templo de Santa Catalina... si María de la Cabeza cruza un río porque la Virgen le pone una mantilla en el río, y si a María Antonia le saca la Virgen, los panecillos que estaban en el horno ¿no podemos ver en ellos un milagro relacionado con la naturaleza donde la Virgen actúa para que la sigan?, En un caso para estar con ella cruzando el río , en el otro caso para que no la dejara por culpa del pan. Pongamos unas gotas de fe en este misterio y reconozcamos que algo pasó en este templo entre María Antonia Parra y la Virgen del Consuelo. Sobre todo este misterio hablaremos los próximos ocho días.
SEGUNDA HOMILIA --
La Virgen del Consuelo en La Solana
Por Antonio Campillo Briones
Queridos hermanos: Quiero que mis primeras palabras sean de agradecimiento al señor cura y sacerdotes de esta Parroquia de Santa Catalina por invitarme a participar en este novenario a la Santísima Virgen del Consuelo. Y sobre todo gracias a ellos por sacar un poco de las cenizas del olvido esta devoción, que es exponente de de la fe secular de los fieles de este pueblo, y de la veneración que legaron nuestros antepasados a las futuras generaciones a nuestra Madre del cielo, en este año que la Parroquia quiere rehabilitar, no sin especial providencia, la memoria y culto de la Virgen del Consuelo.
Pues es justo reconocer, y así lo hacemos, que gracias al impulso e iniciativa de ellos estamos reviviendo en estos días de la novena lo que el pueblo de La Solana vivió, prodigiosamente, un día 25 del mes de Mayo del año 1850: La aparición de la Virgen del Consuelo a Mª Antonia, ocurrida, como todos sabemos, en la Capilla de san Ildefonso de esta misma Iglesia parroquial:
“Un 25 de Mayo, la Virgen se dejó ver a esta joven piadosa, con profunda fe popular, que frecuentaba la Iglesia para sus rezos y ayudaba a los pobres que lo necesitaban. Y en medio de resplandores, se apareció la Virgen del Consuelo con su Niño en brazos, mostrando su corazón, y acompañados del ángel Adelín.
María Antonia escribió: “En mi pena consuelo buscando tus dolores, María, contemplo, de mi villa Solana en su templo, donde mi alma se goza sin fin; veinticinco de mayo fue el día en el mil ochocientos cincuenta, y ese cuadro a mi vista presenta con María, Jesús y Adelín .
La Virgen le pidió a María Antonia que hiciera una estampa con su imagen según le dijera y que la llamara, desde ahora, Madre del Consuelo, porque a ella acudían los afligidos a los que siempre consolaba.”
Y la Iglesia, a quien los sacerdotes representan, muy prudente en sus juicios, no sólo justifica el culto a la Virgen María en todas sus manifestaciones, sino que trata de promoverlo entre los creyentes, recomendando los ejercicios de piedad y culto que alimentan la fe y la devoción hacia ella.
Es lo que hacemos en este novenario en el 156 aniversario de la aparición de la Virgen del Consuelo ante su imagen…la imagen de la Madre de Dios, como Ella misma quiso ser representada…Amparo, protección y bálsamo consolador para sus hijos, y con el niño Jesús mostrando de su costado abierto el amor de su corazón.
Imagen de la Virgen del Consuelo presentes en muchos de nuestros hogares, y sobre todo en nuestra Iglesia Parroquial, en el mismo sitio donde ella se dejó ver. Y desde entonces, más de un siglo, su imagen nos hace más cercana y casi visible, su ternura maternal,…la ternura maternal de Nuestra Señora, al tiempo que nos invita a poner en ella nuestros ojos para pedir confiadamente su protección, ya que ella misma quiso ser invocada con este dulce título del “consuelo”. Es el objeto, digo, de este novenario en el centenario de su aparición…y al tiempo que nos “consuela”, nos “consolida” en la fe, consolar = consolidar…consolidar es sinónimo de su acción de consolar.
Así hoy, una vez más, miramos a la Virgen del Consuelo, sin olvidar que es ella la Virgen de Nazaret, mujer de nuestra raza, mujer sencilla, solícita y en comunión total con Dios. Ella es el principio natural del ser natural de Cristo, que al dárnoslo a nosotros en ese niño con el corazón abierto, es también el principio del ser de Cristo en cada uno de nosotros, los creyentes. La virgen de Nazaret, en su advocación de Virgen del Consuelo, es un valor muy nuestro, porque ella, con su aparición en esta Iglesia, quiso estar de esta forma muy cercana a nosotros.
Ella es la Madre del Mayor Consuelo… supo estar al lado de su Hijo durante los momentos más difíciles ofreciéndole su consuelo; Ella es la Madre del consuelo, que acompañó a los necesitados, a su prima santa Isabel cuando necesitaba su compañía y ayuda, cuando fue de prisa a la montaña a servirla en su necesidad, es la "virgen oferente", que supo entregar a Dios lo más precioso que podemos dar, que es nuestra vida en servicio a los demás y nos da a nosotros, junto con el consuelo en los momentos difíciles de nuestras vidas, lo más precioso que tiene una madre, que es su propio hijo Jesús: Consuelo radical en nuestra experiencia existencial,
El sacerdote que escuchó cómo debía ser la imagen según había dicho la Virgen del Consuelo a María Antonia dejó escrito: "La imagen debe ser de cuerpo entero, con un vestido alegre, y un manto igual, y la punta izquierda del manto estará sobre el brazo derecho de la Señora; y el Niño que tendrá unas lagrimitas en sus ojos, llaguitas en sus manos, heridito el corazón. Sus manos en acción de abrirse al pecho para enseñar su corazón”.
Es la imagen del Sagrado Corazón en Jesús niño, antes de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita Mª de Alacoque y al P. Lacomlobier.
María Antonia García Parra, se retiró del mundo, como sabéis, ingresando en las Religiosas Concepcionistas de Manzanares. En muchas ocasiones María Antonia había visitado a la Virgen de los Dolores para meditar su soledad, ahora, ella, sería la compañera de la Virgen y estaría toda su vida con ella. Nada tenía sentido sino no era abandonarlo todo por aquélla que, con su Sí, cambió la humanidad. Por eso, Sor María Antonia, se dedicó a rezar y ser el consuelo de la humanidad dolorida desde la clausura de los claustros de su convento. De ella tenemos una venerada reliquia: Su crucifijo:
Es el crucifijo de Sor María Antonia García Parra; el crucifijo que llevaba en su hábito cuando en torno a los años 1855-1857 dejó la vida solanera e ingresó en el convento. Esta cruz era parte de su hábito monjil hasta su muerte. Con ella vivió y con ella murió. Esta cruz fue entregada a los familiares de María Antonia que la guardaron como una reliquia. Se dio la circunstancia que uno de sus familiares, regaló esa cruz-reliquia a nuestra familia, por cierto agradecimiento, contando de María Antonia, que la Cruz –reliquia la acompañó en vida y abrazada a ella murió.
Durante tres generaciones la hemos tenido, conservando la devoción a la Virgen del Consuelo, y la propagación de su culto, incluso en tierras americanas donde un sacerdote de la familia misionero en el Perú, la ha predicado y extendido por aquellas tierras. Y con ocasión de este nuevo impulso de actualización renovada del culto a la Virgen del Consuelo, el crucifijo de Sor María Antonia hoy es ofrecido a la Parroquia, como venerada reliquia y el provecho espiritual de todos.
Termino con las palabras del Señor Obispo a las que me uno con mis mejores deseos y plegarias: “ que todas estas actividades redunden en bien espiritual de los fieles de esa parroquia, que, sin duda, verán acrecentada su devoción a la Virgen. Con ella, como Madre, en torno al Señor Resucitado, presente en la Eucaristía, se fortalecerán (se consolidarán) como cristianos y harán de sus vidas comprometidas en favor de los más necesitados un testimonio atrayente para todos los que los contemplen…Que así sea Amen.
TERCERA HOMILIA --
El Crucifijo de Sor María Antonia.
Por Francisco Jiménez González
Como sabéis, y ya hemos dicho algún día de esta novena, repasando la vida de María Antonia García Parra, por la que nos viene la devoción a la Virgen del Consuelo, que ella, después de las apariciones, se retiró del mundo, ingresando en las Religiosas Concepcionistas de Manzanares. En muchas ocasiones María Antonia había visitado a la Virgen de los Dolores para meditar su soledad. Por eso, Sor María Antonia, ya durante toda su vida, se dedicó a rezar y ser el consuelo de la humanidad dolorida desde la clausura de los claustros de su convento. Le sirvió de ayuda en su devoción la venerada reliquia personal que de ella tenemos: Su crucifijo:
Es el crucifijo de Sor María Antonia; el crucifijo que llevaba en su hábito cuando dejó la vida solanera e ingresó en el convento. Esta cruz era parte de su hábito monjil hasta su muerte. Con ella vivió, “con-sufriendo” con Cristo crucificado y con ella murió, participando en su muerte y resurrección: “Con-muertos con Cristo…con-resucitados con Él” que diría san Pablo.
El crucifijo de Sor María Antonia, en un relicario de la época de austera belleza, desde hoy estará expuesto en la Parroquia, a los pies de la imagen de la Virgen del Consuelo, como venerada reliquia y para el provecho espiritual de todos. Provecho y fruto espiritual al venerar esta reliquia tan personal de Mª Antonia, que es como una invitación, para meditar y contemplar los sufrimientos de Cristo en el Calvario, y la soledad de la Virgen, como tantas veces hacía ella en esta misma Capilla, recibiendo el consuelo de la Virgen en su aparición.
Hoy nosotros queremos celebrar la memoria de Mª Antonia, meditando sobre su crucifijo: Así, pues, esta reliquia del crucifijo de Mª Antonia nos habla ante todo del valor salvífico de la Cruz. Jesús, humillándose hasta la muerte, nos dice san Pablo, y la muerte de Cruz, ha sido exaltada para convertirse en Señor del cielo y de la tierra. Todos los que miran y siguen la Cruz de Cristo serán sanados, “consolados”, y alcanzarán la salvación. El cristiano, por tanto, no solo no tiene que avergonzarse ni escandalizarse de la cruz de Cristo, sino que tiene que llevarla en triunfo, honrarla, exaltarla, como nosotros queremos hacer con esta reliquia.
Es un gozo pensar que estamos reunidos en el mismo lugar de la aparición de la Virgen del Consuelo, y esto es un estímulo, como os decía en un día pasado, para vivificar y confirmar nuestra propia fe, según el ejemplo que recibimos de Mª Antonia. Es una providencial ocasión para encontrar al Señor, reavivar nuestra fe, y participar en sus misterios, según el amor del Corazón abierto del Niño Jesús cuyo amor de su corazón cristaliza, como en una foto instantánea, en la cruz: El crucifijo de Mª Antonia.
MEDITEMOS:
Jesús reina desde la Cruz
En la cruz no está un malhechor; el Crucificado es el Rey de los judíos. “Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos ”, mandó escribir Pilatos. (Jn 19,19). El Crucificado es efectivamente el Rey del mundo.
La Cruz es la insignia de Cristo victorioso del pecado y de la muerte. Dios vence precisamente cuando, humanamente, parece vencido; Dios da su vida cuando su sangre es derramada. La sangre preciosísima de Jesucristo… sangre de la nueva y eterna Alianza, que el Padre ha sellado con la humanidad, y que nosotros actualizamos en cada una de nuestras eucaristías… Y Jesús reina con su amor y desde su amor
¿Por qué ha muerto Jesús? Primero por amor al Padre: “s e hizo obediente hasta la muerte y la muerte de Cruz”, dice san Pablo (Fil 2,7)… Y también por nuestro amor. Por el amor de todos, de cada uno, por mí. Dice Juan: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3,16.)
El Hijo se entrega en manos de su Padre por nuestro amor y en nuestro lugar: para reconciliarnos con el Padre. De hecho, dice de nuevo Pablo: “me ha amado y se ha entregado a sí mismo por mí” (Gal 2,20).
En la cruz levantada sobre el Gólgota, cuyo icono es la cruz que de esta reliquia del crucifijo de Mª Antonia, se manifiesta el corazón eterno de Dios, que “es amor” (1Jn 4,16), a través de las palpitaciones humanas del Corazón de su Hijo, que en la aparición de la Virgen del Consuelo, aparece aún siendo Niño: “nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación de nuestros pecados” (1Jn 4,10). Y entonces comprendemos que la historia, la verdadera, está dominada por Cristo, no con las armas ni con el miedo, sino con el amor: “Cuando yo sea elevado de la tierra atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32).
La cruz no es pues el anuncio de un triste destino de sufrimiento y de muerte. Es por el contrario un mensaje triunfal de vida: La cruz es el “consuelo” de nuestra vida, según la frase de san Pablo: Porque “todo lo puedo en Aquél que me conforta” ( Fil 4,13).” y es el camino de Resurrección: “ Con-muertos con Cristo…con-resucitados con Él”, en frase de san Pablo.
Me viene muy bien invocar aquí la invitación que la Iglesia hace a todos en la tarde del Viernes Santo: “Ecce lignum crucis in quo salus mundi pependit. Venite adoremus” (“Mirad el árbol de la Cruz, -mirad esta reliquia-, donde estuvo clavada la salvación del mundo. Venid a adorarlo”. “quien cree en Él tendrá “la vida eterna” (Jn 3,14-15).
Y por último
Seguir a Cristo cargado con la cruz
Ahora podemos entender mejor las palabras de Jesús: “Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí” (Mt 10,38). Jesús no nos pide, sobre todo, honrar la Cruz, sino imitarlo, seguirlo, tomar cada día la propia cruz, ya que Jesús “sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas” (1Pe 2,21).
Por eso Pablo nos invita a llevar “siempre en nuestros cuerpos y por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2Cor 4,10). Ello significa abandonar nuestros modos humanos de ver y juzgar, para entrar en la lógica de Dios: lógica de humildad, de pobreza, de renuncia a toda la violencia, lógica de paz y la lógica del perdón, como hizo Jesús desde la cruz. Estar con los demás hermanos, a su servicio. Sólo así puedo decir con Pablo: “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).
Este sería el fruto espiritual del mensaje que nos da esta reliquia de Mª Antonia… crucifijo a la que ella estuvo muy unida en su vida, participando en los sufrimientos de Cristo, llevando su propia cruz, y por medio de ella empezar a gozar con su muerte de la gloria de su resurrección.
Por tanto al venerar el crucifijo – como hacemos en esta fiesta - no puede limitarse a besar un trozo de madera; nuestra adoración tiene por meta a Aquél que ha dado su vida en la cruz, para comunicarnos a nosotros la vida. Y cuando la besemos, podemos repetir la oración de San Francisco: “Te adoramos, Señor Jesucristo… y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo”. Amen.

QUINTA HOMILIA
María Antonia la vidente de la Virgen.
Por Julián Martin Martín
El papel del/a vidente, testigo privilegiado, si no único, de la aparición de la virgen, se hace preponderante y necesario la ejemplaridad de su vida, de hecho, los niños videntes como los de Fátima, son hoy día, objetos de procesos de beatificación. Son personas sencillas “ de servicio” pastores, niños y niñas y jóvenes de buena voluntad, entre estas personas sencillas y buenas, tenemos a María Antonia García Parra y Naranjo, y sabemos por su época, su barrio y gentes la consideración que de ella tenían.
Cuando se da una aparición de la Virgen hay un grave problema de adecuación entre la realidad vivida por el pueblo de Dios y los mensajes atribuidos a la Virgen. Los obispos huyen de reconocer esos hechos de la aparición, y en muchas ocasiones no se duda en intervenir fuertemente para poner término a estas manifestaciones que pone en peligro la comunidad eclesial. En cambio, en María Antonia todo esto se da, es una mujer buena, reconocida por su ayuda al necesitado y al que no sabía leer,( de hecho, su barrio de El Santo, era poblado por gente sin cultura, trabajadores del campo, jornaleros, gañanes... y ¡ cuánto tiempo saca María Antonia para enseñar a leer a estos convecinos) . De bondad natural cercana a la fe; esa bondad hace creíble su experiencia a la Iglesia local, de hecho, su párroco, Don Eusebio María enseguida la ayuda y escribe la novena que la Virgen le pide, y el Patriarca de las Indias, D. Antonio de Posada Rubín de Celis que concede 80 días de indulgencia, "al que rezare un Ave María, una Salve o el Magnificat de esta Santísima Imagen". Monseñor Brunelli, Nuncio de Su Santidad en España, declara "50 días de indulgencia, rezando una Salve y un acto de Contrición por una vez al día a esta imagen de la Virgen".
Por su parte, el Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Juan José Bonet y Orbe, declaró cien días por cada Salve y otros por los que practiquen su Novena. Como vemos, y llama mucho la atención, en aquel momento de la historia, la Iglesia oficial no dudó en la aparición de la Virgen del Consuelo en el interior del templo parroquial.
Si ahondamos en el tema; vemos que el siglo XIX ha sido llamado "el siglo de María", a causa de mariofanías que, desde la revelación de la Medalla Milagrosa (París, 1830), se sucedieron con una frecuencia y una amplitud hasta entonces desconocidas, culminando en las apariciones de Lourdes en 1858, y prosiguiendo bastante después de esta fecha. Conviene de todos modos, sin banalizar los hechos, si ponerlos en su contexto. Francia parece, más que nunca, ser el reino de María, puesto que sus intervenciones más brillantes han tenido como marco nuestro país; pero no puede dejarse en silencio que se producen también apariciones marianas en otros países, en los cuales tienen una resonancia considerable, aun cuando permanezca local. En 1877, la Virgen apareció a dos niñas de Gietrzwaldzie, aldea de Polonia situada en el centro de una región recientemente anexionada por Prusia; el Kulturkampf está en su apogeo, el ocupante quiere desenraizar a la vez la lengua polaca y la religión católica, es decir, hacer perder a los Polacos su identidad nacional y cultural: la Virgen habla en polaco, invita a la oración del rosario (específica de los católicos) y promete su asistencia; no hace falta nada más para volver a dar coraje a las multitudes y suscitar un potente movimiento de resistencia al opresor. En 1879, es en Irlanda que María se manifiesta, en Knock Mhuire; varias personas son testigos de la aparición, silenciosa, pero rica en símbolos fácilmente descifrables por un pequeño pueblo aplastado: el país está bajo la ocupación inglesa, los Irlandeses no tienen acceso ni a la propiedad terrena ni a los puestos en la administración, y la enfermedad de la patata ha causado una terrible hambruna, empujando a más de un millón de personas a emigrar hacia los Estados Unidos; ahí también, es toda una población la que es galvanizada por la aparición, viendo en ella una invitación a permanecer fieles a su fe ancestral y a esperar días mejores. Otros hechos tienen, a una escala más limitada, un impacto comparable: en Green Bay (Estados Unidos, 1859), la Virgen reconforta a una comunidad "papista" sometida a las presiones y a los abusos de la mayoría protestante; en Ilaca (Croacia, 1866), ella vuelve a dar a los católicos el sentimiento de su identidad, frente a las vejaciones de que son objeto por parte de los ortodoxos; en Marpingen (Sarre, 1876), como en Filippov (Bohemia, 1866), la Virgen sostiene la esperanza de poblaciones ocupadas, la primera por Prusia, la segunda por Austria; hasta en regiones de tradición católica que no conocen ni persecución ni invasión; la Virgen viene a estimular el fervor del pueblo de Dios: en 1871 en Locherboden (Tyrol), en 1888 en Castelpetroso (Italia), donde el obispo mismo es testigo de la aparición. En todos estos casos, la autoridad eclesiástica ha visto la probabilidad de una intervención sobrenatural, sancionada por la autorización de edificar una capilla –a veces erigida más tarde al rango de Basílica (Knock Mhurire, Filippov)–, o por el reconocimiento canónico de la realidad de la aparición (Gietrzwalldzie, en 1977).
Si volvemos a Francia, nos impresiona el número de apariciones marianas que jalonan el siglo XIX; solo se conocen las más célebres, y son ya una decena. El ambiente religioso que reina tras la Revolución da cuenta en parte del fenómeno, pero esta explicación no es suficiente. La ola de des cristianización y de persecución sangrienta que ha golpeado al país durante un decenio, a tenido como consecuencia la transformación en profundidad de las mentalidades religiosas, se sentirán los efectos de ello hasta los años 1870-1880: la piedad popular conoce un brote de vitalidad, procesiones y manifestaciones religiosas son devueltas a su lugar de honor, nuevas devociones surgen (al Corazón Eucarístico de Jesús, por ejemplo; otras, anteriormente confidenciales, llegan a una gran difusión (la del Corazón Inmaculado de María, sobretodo). Las fundaciones de familias religiosas se multiplican, y los nombres de los nuevos institutos son reveladores: numerosos de ellos se ponen bajo el vocablo de la Virgen o de uno de sus misterios, en particular la Inmaculada Concepción, cuya definición dogmática interviene en 1854. Además, esta piedad muy marial está fuertemente marcada por un espíritu de expiación y de reparación –es necesario "reparar" las impiedades, las blasfemias y los sacrilegios de la Revolución –, tema que vuelve con insistencia en ciertos mensajes de la Virgen en sus apariciones; corre esta piedad el riesgo de politizarse desde el momento en el que se asimila Revolución o República, reflejo frecuente en los medios de tradición católica, es decir, de la mayoría de los Franceses. Considerados como herencia de la Revolución, las sublevaciones que conoce Francia, y también Europa entera, y que en la segunda mitad del siglo atentan contra la soberanía temporal del Papa, favorecen una lectura no solamente política, sino escatológica de los signos de los tiempos: Francia; hija primogénita de la Iglesia, encuentra ahí el sentido de su misión sobrenatural . Varias apariciones marianas de final del siglo formulan mensajes de carácter resueltamente político y escatológico, pero ya la primera gran mariofanía del siglo autoriza una tal lectura: las revelaciones que le son dadas en 1830 a Catherine Labouré, novicia de las Hijas de la Caridad de la Rue du Bac, en París, contienen visiones y palabras proféticas relativas a la situación y al porvenir políticos de Francia, incluso si la finalidad de las apariciones es por otra parte la difusión de la Medalla Milagrosa .
Los acontecimientos de La Salette (1846) marcan un giro en la historia de las mariofanías, como lo ha señalado Philippe Boutry: se pasa de la aparición-signo a un tipo donde "la perspectiva pastoral que dominaba el enfoque tridentino de la aparición da progresivamente paso a un modelo atestatario, más factual en sus formulaciones, más individual en sus formas de reconocimiento, más popular en sus modos de recepción, no sin suscitar tensiones y hasta conflictos entre la Iglesia y los testigos, autoridad y fieles"; el modelo de la aparición atestataria prevalece todavía hoy en día; el ejemplo más destacable, hasta hoy inigualable, sigue siendo Lourdes. El papel del vidente, testigo privilegiado, si no único, de la aparición, se hace preponderante, la ejemplaridad de su vida es en adelante tomada en cuenta (Catherine Labouré, después Bernadette Soubirous, son canonizadas; los niños videntes de Fátima son objeto de un procedimiento de beatificación). Mélanie Calvat, la vidente de La Salette , reivindicará hasta el final de su larga vida la exclusividad de una lectura de la aparición de la cual ella ha sido testigo, entrando por ello en conflicto abierto con la autoridad eclesiástica; no resiste la vidente la tentación de politizar al extremo el mensaje, revelando el secreto que le ha sido confiado en 1846 y afirmando alto y fuerte que forma parte integrante del mensaje de la Virgen , en tanto que la Iglesia lo considera de otra forma. Además, varios autores y propagandistas de la aparición, impresionados por su carácter dramático –las lágrimas de la Virgen , la gravedad de sus palabras –, ven aquí un acontecimiento excepcional, único; esto es olvidar que la Virgen ya se ha mostrado llorando anteriormente: en Ziteil (Suiza, 1580) y en Siluwa (Lituania, principios del siglo XVII), y que ha tenido un lenguaje de una extrema severidad en Trois - Epis (Francia, 1491) los mismo que en Casacanditella (Italia, 1052).
En Lourdes (1858), los hechos son más simples, más transparentes: la sobriedad del mensaje, la discreción de la vidente y la toma de responsabilidad pastoral ejemplar del peregrinaje naciente han permitido la expansión de la gracia inicial, cuya riqueza ha sido puesta en evidencia por la santidad fuera de lo común de Bernadette Soubirous.
Menos impresionantes, las apariciones de Pontmain (1877), de Pellevoisin (1876) y de Saint-Bauzille de la Sylve (1877), ilustran este esquema, ya que cada una contiene elementos originales que le confieren una significación precisa; si la última es un sobrio recuerdo de las peticiones formuladas treinta años antes por la Virgen en La Salette , las otras no escapan, bien que mal, a una lectura política: en Pontmain, la aparición coincide con la retirada de las tropas prusianas en el oeste del país, y se atribuirá a la Virgen no solamente la preservación de Laval, a punto de ser asediado, sino el fin de la guerra; en Pellevosin, la condición social de la vidente –una "hija de servicio" (¡y solo Dios sabe en que poca consideración se las tenía!)– reaviva viejos prejuicios sociales y da pretexto a tentativas de recuperación por los "señores", aristócratas monárquicos ligados con el obispo del lugar, monárquico también. En cuanto a la epidemia de pretendidas apariciones que desde 1872 se extiende a partir de Krüth/Neubois en la Alsacia-Lorena ocupada, traduce el desarraigo y las angustias de una población rural católica, de piedad simple, afectada por la situación que sufre. A partir de esta época, la era de las grandes apariciones atestatarias en Francia se cierra, primero por que se perfila la perspectiva del acercamiento de los católicos a la República (1891) –las mariofanías que predican la soberanía de Cristo y, en consecuencia, la de un rey, se vuelven molestas –, y en segundo lugar por que la piedad popular encuentra nuevos modos de expresión, sobre el terreno del apostolado social en particular, que sancionará con fuerza la encíclica Rerum Novarum (1891). De esta manera las apariciones de la Virgen a Ana-María Coste, en Lyon (1882-1883), y aquellas de las que es beneficiario en 1888 el joven Jean Bernard en Vallensanges, no tienen a penas eco; y los hechos de Tilly-sur-Seulles (1896-1899) denotan bien, por su complejidad, su politización y por las desviaciones que ocasionan, que hay un grave problema de adecuación entre la realidad vivida por el pueblo de Dios y los mensajes atribuidos a la Virgen María. Los obispos son conscientes de ello, y rehúsan en adelante a reconocer nuevos hechos de aparición, no dudan en intervenir fuertemente para poner término a manifestaciones cuyo carácter desviaste pone en peligro la comunión eclesial.
¿Porque no unir una aparición más, en La Solana, a un mujer, María Antonia, en el año 1850, a esta larga lista?. ¿Acaso no se repiten los mismos elementos que en las anteriormente nombradas?. ¿Qué ocurrió para que la historia solanera olvidara este acontecimiento? ¿Que llevó a este pueblo a olvidar este gran misterio?. De hecho, ¿ no vería ya algo de esto la Virgen, y por eso, mandó a María Antonia hacia Manzanares donde las personas lo veían con más fe que La Solana?. ¿Porqué los milagros de la Virgen del Consuelo se realizan en Manzanares y no en nuestro pueblo?, ¿No será acaso por ser un pueblo de "dura cerviz" y profunda inherencia?. Pensad todo esto, y sacad vuestra propia interpretación.
SEXTA HOMILIA
--La Virgen del Consuelo ¿es María de Nazaret?
Por Antonio Campillo Briones
Queridos hermanos:
El otro día agradecía a los sacerdotes de esta Parroquia por sacar un poco de las cenizas del olvido la devoción a la Virgen del Consuelo, exponente de la fe secular que nos legaron nuestros antepasados, y que gracias al impulso e iniciativa de ellos estamos reviviendo en estos días de la novena lo que el pueblo de La Solana vivió, prodigiosamente, un día 25 del mes de Mayo del año 1850: La aparición de la Virgen del Consuelo a Mª Antonia, “ joven piadosa, con profunda fe y que ayudaba a los pobres que lo necesitaban”.
Es lo que hacemos ante su imagen…la imagen de la Madre de Dios, como Ella misma quiso ser representada…Como amparo, protección y bálsamo consolador para sus hijos, y con el niño Jesús mostrando de su costado abierto el amor de su corazón para ser nuestro consuelo y al tiempo nos “consolida” en la fe, pues consolar, os decía, es igual a consolidar…consolidar es sinónimo de su acción de consolar.
La Virgen del Consuelo, pues, nos debe consolidar, nos debe reafirmar en la fe de su Hijo…Ella no es otra que la Virgen del evangelio, María de Nazaret, en la que nos queremos fijar, y aunque ya glorificada al participar de la gloria de su Hijo, con su aparición en esta Iglesia, quiso estar de esta forma muy cercana a nosotros, y al mostrarnos a su hijo con el corazón abierto nos está invitando y nos ayuda a seguir fielmente a Jesús, a ser fieles a su Evangelio, a ser verdaderos cristianos.
Los peregrinos a Tierra Santa al visitar la Basílica de la Anunciación en Nazaret, construida sobre la casa-cueva-habitación de la Virgen, donde recibió el anuncio del ángel y se efectuó el Misterio de la Encarnación del Verbo de Dios en sus purísimas entrañas, vieron en el atrio entorno a la Basílica distintos cuadros de otras tantas advocaciones de la Virgen de todo el mundo…en clara indicación que todas ellas hacían referencia a la Virgen de Nazaret, una joven de unos 13 o 14 años, elegida por Dios, y cuya imagen adorna la fachada lateral de la Basílica en torno a las letras de la salve.
Pues veamos a María que nos presentan los Evangelios, a la Virgen de Nazaret. Pues solamente en esa creemos, solamente en esa ponemos nuestra confianza. La Virgen del Consuelo es María de Nazaret.
1 ) UNA MUJER CREYENTE
María del Evangelio es una mujer creyente (¡es la primera cristiana!): Que libre y totalmente acoge la palabra de Dios. "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" . Con estas palabras responde al ángel en la plena aceptación a los designios de Dios sobre ella. (Lc. 1,38).
Y que se mantiene fiel a Dios en su fe, sin signos y prodigios, entonces sin milagros; "estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre…" (Jn. 19,25), mientras los soldados se reparten la ropa de Jesús echándola a suertes (Mc. 15,24) y los sumos sacerdotes, en compañía de los letrados se burlan del agonizante Jesús, el "Hijo del Altísimo" (Lc. 23,35; Mc. 15,31-32, Lc. 1,31-33).
Esa es María del Evangelio, María de Nazaret en el momento cumbre de su participación en la obra redentora de su Hijo Jesús. Y ante aquella gente apareció como la madre del malhechor entre los malhechores: “crucificado fuera de la ciudad entre dos bandidos.” (Mc. 15,27).
María de Nazaret, la única Madre de Dios que en la imagen de la Virgen del Consuelo nos presenta a su Hijo, diciéndonos con su corazón abierto que Dios es Amor y que apoyados y en la confianza en ese amor nos da fuerzas, (y este es el gran consuelo), para superarlo todo, sin buscar el “milagro fácil”, como ella superó los momentos duros y amargos de su vida, fiel a la voluntad de Dios.
2 ) MUJER POBRE
María del Evangelio es una mujer judía, que nació, vivió y murió pobre. Una mujer pobre que ayudó a los pobres:
Recordemos: En su concepción virginal, las sospechas recayeron sobre ella; Al concebir por obra del Espíritu Santo “José, su esposo, siendo justo no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto” (Mt. 1,18-19). Ella es la Madre del consuelo, que acompañó a los necesitados, a su prima santa Isabel cuando necesitaba su compañía y ayuda, cuando fue de prisa a la montaña a servirla en su necesidad. Y en las bodas de Caná intercedía, y así consuela a unos novios sacándoles de apuros, “dijo la madre de Jesús: No tienen vino” (Lc. 1,39-56; Jn. 2,1-11).
Y eso es lo que el Padre y su Hijo Jesús quisieron de María. “Bienaventurados los pobre en el espíritu porque de ellos es el reino de Dios” (Lc. 6,20), predicó Jesús en la montaña. Es la invitación que nos hace la Virgen de vivir como ella esta bienaventuranza, confiados en las manos de Dios, esto es ser pobre según el evangelio, y sin olvidar nuestra ayuda a los más necesitados. Nos lo recuerda Juan Pablo II en la Carta Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis": “Los cristianos están llamados a aliviar la miseria de los que sufren cerca o lejos, no sólo con lo "superfluo", sino con lo "necesario.
La siempre invocada y aún no completamente asumida opción cristiana preferencial por los pobres; es la doctrina del evangelio, es la doctrina de siempre, y así se nos dice también de María Antonia, que era una “joven piadosa, con profunda fe y que ayudaba a los pobres que lo necesitaban”.
3 ) MUJER CONSOLADA Y CONSOLADORA
María del Evangelio, María de Nazaret, es la mujer consolada al recibir la visita de su Hijo resucitado en la mañana del domingo de resurrección.
Fue consolada no sólo en un sentido sensible sino sobre todo de una forma sobrenatural quedando consolidada en la fe…Como los discípulos del Señor que después que “vieron” a Jesús resucitado, “empezaron a creer.
Ella, María del evangelio, es la Madre del Mayor Consuelo… supo estar al lado de su Hijo durante los momentos más difíciles ofreciéndole su consuelo, es la "virgen oferente", que supo entregar a Dios lo más precioso que podemos dar, que es nuestra vida en servicio a los demás, y nos da a nosotros, junto con el consuelo en los momentos difíciles de nuestras vidas, lo más precioso que tiene una madre, que es su propio hijo Jesús: Consuelo radical en nuestra experiencia existencial.
Y que como recordábamos el otro día, en palabras del Sr. Obispo, que la rehabilitación de la memoria y culto de la Virgen del Consuelo redunden en bien espiritual de todos nosotros. Con ella, como Madre, en torno al Señor Resucitado, presente en la Eucaristía, se aumentará nuestra fe y compromiso cristiano, nos consolidaremos como cristianos en la fe,,,seremos “consolados”… y que hagamos de nuestras vidas comprometidas en favor de los más necesitados un testimonio atrayente para todos los que nos contemplen…
Será el fruto espiritual de nuestra devoción acrecentada a la Madre de Dios, a María de Nazaret, a la Virgen del Consuelo. Amen.

SEPTIMA HOMILIA
La Virgen del Consuelo y su ayuda al pobre
Por Candelo López Serrano
Vamos a preguntarnos, en nuestra celebración de hoy, qué respuesta dio la Virgen al Angel cuando le ofreció una pregunta: ¿quieres ser la madre del Salvador?; ella se turbo, nos dice San Lucas, y sintió el miedo de lo inesperado pero, como dijo el Papa Juan Pablo en la encíclica " La Madre del Redentor", n. 13, María respondió un SI activo "con todo su yo humano, femenino" al plan de Dios sobre su reinado en el mundo, al plan de Dios sobre ella en función de ese reinado (ver en Lc. 1,26-38). Es decir, con su respuesta se entregaba toda ella.
El no tener pecado no quiere decir no tener tentaciones, dificultades para cumplir la voluntad de Dios. Las tuvo Cristo (Mc. 1,13; 3,21; 6,1-6ª; 8,11-12.16-21.31-33; 14,32-36; 15,34 etc.) Tampoco a María, sin pecado original, llena de la gracia de Dios, se le dio todo hecho. Toda gracia y privilegio de Dios es también responsabilidad. La gracia de Dios previene y socorre, pero no nos evita las dificultades y tentaciones. María diariamente cooperó con la gracia del buen Dios cuyo poder no nos ayuda a evitarlo todo sino a poder superarlo todo. Por eso María cooperó para que la Salvación, el Reinado de Dios:
En la Carta de Puebla dice, citando las palabras de Juan Pablo II, que María "en el Magnificat se manifiesta como modelo para quienes no aceptan pasivamente las circunstancias adversas de la vida personal y social, ni son víctimas de la alienación" (Puebla 297) y "proclama que la salvación tiene que ver con la justicia hacia los pobres" (Puebla 1.144). Y de nuevo, citando las palabras del mismo Juan Pablo II, afirma Puebla: que "De María… parte también el compromiso auténtico con los demás hombres, nuestros hermanos, especialmente por los más pobres y necesitados y por la necesaria transformación de la sociedad" (Puebla 1.144). La Inmaculada nos dice que la victoria sobre el pecado es también posible, real y concreta en nuestra sociedad.
Por tanto, su SI es un si activo, comprometido con el hombre y la fe.
Esta actitud de María, descrita por el Papa Juan Pablo II en varios encuentros, se hace realidad en la presencia de la Virgen del Consuelo en medio de nuestro pueblo. Bien nos los cuenta el sacerdote Don Alfonso López de la Osa, cuando dice que la Virgen solo quiere ayudar a los que la necesiten, dice así: “ El 12 de Julio la vio, estando esta feliz criatura en su aposento, despidiendo rayos de luz y cercada de estrellas. Esta bondadosa Madre, mirándola con el rostro lleno de alegría le dijo: Pídeme, hija mía, que he de concederte gracias a ti y a todas las personas por quién tu pidas…. Jamás había llegado a sus oídos se honrara con culto particular a María Santísima bajo tal título, si bien sabía la apellidaba nuestra Santa Madre la Iglesia Consolatrix Aflictorum” Es decir, la Virgen del Consuelo, sin duda, vino a estar con nosotros y recordarnos que su nombre “consuel”, indica la misión que el Padre la encomendó cuando el angel Gabriel le había pedido su SI. Aquella afirmación de María la comprometió con Dios y con el hombre, desde el inicio de la nueva Creación hasta el fina de los tiempos, por eso, no nos puede extrañas que en tantas apariciones del siglo XIX, la Virgen solo quisiera ser reconocida como Madre Inmaculada y comprometida con el hombre de todos los hombres.
Que la Virgen del Consuelo acoja nuestros dolores y sufrimientos, y nos ayuda a caminar con la entereza que la fe nos da.


NOVENA BREVE A NUESTSRA SEÑORA DEL OLVIDO


Triunfo y Misericordias

Oración preparatoria para todos los días

Soberana Reina de los ángeles y purísima Virgen María: eres el tesoro de Dios, la mujer fuerte que te convirtió en Esposa del Espíritu Santo y medianera entre el cielo y la tierra. Hoy te invoco bajo el título del Olvido, Triunfo y Misericordias, para que siempre me seas propicia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Invocación final para todos los días

Gracias te doy, Dios Padre, porque bendijiste a María como hija.
Avemaría.
Gracias te doy, Dios Hijo, porque la escogiste por Madre.
Avemaría.
Gracias te doy, Dios Espíritu Santo, porque la escogiste por Esposa.
Avemaría.
Gracias doy a toda la Santísima Trinidad, porque nos dio una Madre tan pura y tan santa.
Gloria.
Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias.
Ruega por nosotros. (3 veces).

Día primero
Reflexión.- Quien ama y reverencia a la Virgen María es dichoso y produce abundantes frutos, como árbol plantado junto a corrientes de agua, que siempre está frondoso. Eres,
Señora, tálamo hermoso de Dios y en Ti descansa como en su más puro trono. Tu poder se palpa también en las dulzuras del hermosísimo título del Olvido, Triunfo y
Misericordias.
(Medítese y pídase la gracia).

Día segundo
Reflexión.- Madre de Piedad, trono de la Majestad, el sol y la luna admiran tu hermosura, los ángeles sirven a la Reina Señora. Las enfermedades se curan con el suavísimo tacto y patrocinio de tu sagrada Imagen del Olvido, Triunfo y Misericordias, porque siempre atiende a sus devotos hijos.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Tercero
Reflexión.- Dios libró a María del pecado de Eva y de su maldición. María es la ventana del cielo, doncella soberana, por donde se coló la luz; la escala por donde Dios bajó y la que sirve a los hombres para ascender al cielo. De estas prerrogativas recibe tu sagrada Imagen del Olvido, Triunfo y Misericordias todas las gracias.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Cuarto
Reflexión.- Señora, el empíreo, el cielo y sus moradores, los ángeles y todo el universo están llenos de tu dulzura y gracia, que difunden sus frutos obrando maravillas. Por ello en todo tiempo se te debe alabanza, porque es constante tu socorro y patrocinio, sobre los que te invocan bajo el título del Olvido.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Quinto
Reflexión.- El Altísimo con su inmensa grandeza honra a María y con agrado lo hacen también todas las criaturas, pregonando con presteza sus grandes misericordias. La soberana Reina recibió plenitud de gracias para hacer participantes a sus devotos. Por eso nunca desprecia a los que lloran. Con su Triunfo se alcanza siempre todo consuelo.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Sexto
Reflexión.- María, Virgen purísima, es el navío cargado de riquezas del cielo; concha soberana que en su palacio previno en matizados rubíes las divisas de la carne y sangre para dulce tálamo del Autor de la naturaleza. Paloma generosa, Pabellón hermoso, árbol de la vida, azucena pura, estrella del mar. Virgen del Olvido, cura las heridas con la medicina que suministras desde el cielo.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Séptimo
Reflexión,- Los arcángeles confiesan a María y la llaman bendita, las virtudes y dominaciones la glorifican, los patriarcas le cantan alabanzas sin cesar, los apóstoles ensalzan su hermosura, los confesores y los mártires entonan himnos y las vírgenes publican sus glorias. Tus grandezas, Señora, atraen el patrocinio sobre los que te invocan con el título del Olvido, Triunfo y Misericordias.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Octavo
Reflexión.- Dios reina en los cielos y en la tierra y le ha concedido a María sentarse entre los querubines, con plenitud de gracia y de dulzura. Desde ese trono mitiga la ira de Dios y le aplaca con su clemencia, deteniendo los rayos de la justicia divina. Ahora,
Señora, quieres volver tus ojos a los que honramos y llamamos Virgen del Olvido,
Triunfo y Misericordias.
(Medítese y pídase la gracia).

Día Noveno
Reflexión.- El trono de la purísima María está cercado de purpúreos mártires y, las cándidas vírgenes adornan el tálamo hermoso. Todos los que habitan el empíreo alaban a María como la más bella criatura. También la creación, la tierra, el mar, lo visible e invisible la engrandecen. No te canses nunca, Madre, de ser amparo, refugio y salvación de los que te invocamos bajo el consolador nombre del Olvido, Triunfo y Misericordias. Ayúdanos ahora y siempre. Amén
(Medítese y pídase la gracia).
 
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