novenas - MANUAL DE ORACION: COMO ORAR
 

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MANUAL DE ORACION: COMO ORAR
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CONCLUSIONES



El Señor dice que debemos ser como niños

MANUAL DE ORACION: COMO ORAR

 

 

“Cuando oremos, no digan solo palabras, no recemos solo con los labios: oremos con el corazón”

 

“DIOS MUEVE AL MUNDO  Y   LA ORACIÓN MUEVE A DIOS”

 

 

Este material es para  TI,  que buscas trascender lo material y alcanzar lo espiritual,  que dejas la fe superficial y anhelas una fe verdadera.

 

 

El Señor nos dice El mundo no pide, por eso no recibe, ni tiene; porque no sabe pedir”.

 

De ahí la importancia de la oración, y del uso que tú puedas darle a este manual de oración.

 

 

El ejemplo nos lo da Jesús en medio de una tormenta de tentaciones y sufrimientos. Se sometió hasta la muerte. No uso las ventajas de ser Dios. Quiso ser “hermano”, sufriendo como cualquiera. Como un buen hermano había de dar ejemplo y proporcionar un remedio que nos salvara y nos aliviara en los sufrimientos y tempestades que vivimos los hombres en medio de este mundo.

 

¿Cuál fue la medicina y la fortaleza para soportar su pasión y muerte?

Sin duda fue la oración en el huerto de Getsemani.

 

El merito de fidelidad consiste en permanecer en pie cuando todos los sufrimientos y tempestades arremeten con fuerza y sin tregua, cuando todos los caminos y esperanzas humanas se han perdido.

 

Jesús oró tres horas en el huerto y salió al jardín de los Olivos fortalecido y sereno y sin ningún rastro de amargura. Ha estado con su Padre. Se ha puesto en sus manos. Y sale de la oración con la paz de quien esta por encima de los vaivenes y zozobras de la vida.

 

 

Aquí reside el secreto y la grandeza original del cristiano: en la oración confiada y fiel, que nos brinda como fruto el no perder nunca jamás la esperanza y poder vivir con serenidad en medio de grandes sufrimientos.

 

 

Para afrontar el dolor la oración es un medio absolutamente indispensable.  Ora cuando estés alegre, pero no dejes de orar nunca cuando llegue el dolor y la tragedia en tu vida.

 

BUSCA A DIOS

La búsqueda del Señor es con la mente y con el corazón.

Para encontrar a Dios hay que vencer el pecado y la distracción.

Para que Dios se manifieste ante la fe del creyente hay que llamarlo e invocarlo desde lo profundo del corazón.

Este tan cercano a nosotros que escucha el menor movimiento de nuestros labios, y nuestra palabra mas intima.

Cerremos unos momentos nuestra puerta interior, quedémonos en soledad y miremos dentro de nosotros mismos; El habita allí.”

 

ENTREGATE A DIOS

La única forma de entregarnos a Dios es a través del Amor y lo que se da con Amor, con el corazón, no puede ser sacrificio.

Es por eso que la muerte de Jesús no fue sacrificio, no fue algo que deba engendrar culpabilidad en nosotros.

Murió porque nos amo y para demostrar que la muerte no tiene significado ni realidad.

 

DIALOGA CON EL SEÑOR

La oración, un diálogo entre tú y Dios. Es platicar con Dios como si platicaras con el mejor de tus amigos. La única condición para hacer una oración es quererla hacer.

 

Tu oración es pobre SI

·         Es correteada y mal dicha

·         Solo se hace por cumplir

·         Se hace con sueño o con flojera

·         Pura palabrería sin sinceridad

·         Es una oración vanidosa (hecha para ser visto o alabado)

·         La Misa a la que se asiste distraídamente

 

Tu oración es enriquecedora

·         La realizas con sinceridad.

·         Es un tiempo exclusivo para el encuentro con Dios

·         Es ponerse concientemente en presencia de Dios: creer en El, adorarlo, agradecerle, amarlo, pedirle perdón, pedirle su espíritu, etc...

·         Es escuchar a Dios que se manifiesta en los acontecimientos, en la sagrada escritura, en la liturgia, en el fondo de nuestro corazón.

·         Es comprometerse con El y amarlo mas sirviendo a tus semejantes.

 

 

CUALES SON TUS DISPOSICIONES ANTE LA ORACIÓN
“NO PUEDO HACER ORACIÓN”

Es algo muy común que como principiante no sepas que decir. Pues empieza por ahí diciendo: Señor, no se que decir...

 

El interés por la oración no viene de fuera; ha de nacer de la propia vida.

 

No se puede mantener la vida al margen de Dios; a la vez que se pretende buscar su cercanía a base de razonamientos humanos.

 

Dices que no puedes hacer una oración, y tu vivir es un vivir egoísta, centrado en ti.

 

Dices que te aburres en la oración es que solo buscas en ella utilitarismos (solo cuando necesitas algo sino no) para el momento.

 

Si estas absorbido por tus comodidades, si tus sentidos tienen de todo...,no necesitas de Dios.

 

Solo puede encontrar la necesidad de orar, quién ha abierto su vida al infinito, quien ha descubierto en sí aspiraciones de trascender a la materia.

 

YO - TU QUIERO ORAR

Querer una cosa, no es esperar inocentemente que nos llegue de lo alto, sino capacitarse para lograrla.  Si deseas que la oración de frutos en ti, mejore tu vida, sea una realidad viva en ti, haz que en tu vida puedan germinar los contactos con Dios.

 

MAESTRO, ENSÉÑANOS A ORAR

Un día estaba Jesús orando. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo: Maestro, enséñanos a orar, como Juan enseño a sus discípulos”. El les dijo cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo. Danos el pan que nos corresponde. Perdona nuestros pecados; porque también nosotros

Perdonamos a todo el que no ofende Y no nos dejes caer en tentación.  (Lc 11,1-4)

 

Jesús nos habla de la oración donde lo más importante es la sinceridad: A Dios hay que hablarle en espíritu y verdad” (Jn. 4,23)

 

Por eso no importa si te sientes enfadado, triste o como te sientas en esa forma debes hablar a Dios. Si te sientes enojado pues háblale con enojo, pregúntale, dile porque esto, porque lo otro, trata de que tù relación con èl sea una plàtica de persona a persona como si lo tuvieras enfrente. 

Pero además nos habla muy ampliamente en los evangelios:

Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18,20)

Si dos de ustedes, se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, lo conseguirán de mi padre

 

Cuando oren no sean como los hipócritas, que gustan de orar para ser vistos por los hombres” (Mt. 6,5)

 

Tu, cuando vayas a orar, ora a tu Padre que esta allí, en lo secreto” (Mt. 6,6)

 

Jesús les decía: oren para que no caigan en la tentación       (Lc. 22,40)

 

Al orar, no hablen demasiado, porque el Padre, sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan” (Mt. 6,7)

 

Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá” (Lc. 11,9)

 

Si, ustedes que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto  más su Padre que esta en los cielos, dará cosas buenas a los que le pidan! (Lc. 11,11-13)”

 

Tengan fe en Dios. Les aseguro que quien con fe diga: Quítate a un monte y arrójate al mar, y no vacile en su corazón, lo obtendrá” (Mt. 21,21-22)

 

Por eso les digo, todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán” (Mt. 21,22)

PARA QUE ORAR

Jesús nos dijo:  “Cuando recen digan...Danos hoy nuestro pan de cada día...”

El mismo en su oración pidió ayuda al Padre.

Entonces de acuerdo a esto, descubrimos que pedir es...

·         Un signo de confianza,

·         Un reconocer la propia pobreza,

·         Un compromiso de hacer todo lo que de uno depende para que lo que se pide se realice.

 

La oración de alabanza es excelente, pero también lo es la oración de arrepentimiento, la de agradecimiento y la oración de petición.

La oración bajo todas su formas es la respiración de la fe, es acercamiento y adhesión a Dios nuestro Señor.

 

MAMA MARIA EN LA ORACIÓN

Mamá María juega un papel muy importante en la historia de la humanidad, pues vivió uno de los momentos más importantes,  del cual depende mi vida y tù vida, que el momento en que le dijo SI al Señor. Soy la humilde esclava del Señor, hágase en mi según su   voluntad A ejemplo de María debemos meditar todo en nuestro corazón.

Ella se ha aparecido infinidad de veces para pedir  a distintos videntes la oración diaria del Santísimo Rosario en familia, como parte de una hora diaria de reparación, para prometernos por él la paz del mundo y la unión de los hogares. En Hungría nos pide:

Desde hoy añadan a cada oración que me dirijan la siguiente petición:

 

...INUNDA TODA LA HUMANIDAD CON LAS GRACIAS DE TU  LLAMA DE AMOR Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. AMEN

 

Porque esta es la jaculatoria con la cual podéis cegar a Satanás”

EL AYUNO

Así como la oración purifica el corazón y la mente, el ayuno purifica el corazón y el cuerpo. Juntos la oración y el ayuno integran nuestro corazón, mente y cuerpo.

El ayuno es una forma de disciplinar la mente y el cuerpo con el fin de mantener a Dios en nuestra conciencia.

 

María nos aconseja que ayunemos con el corazón. “Aquellos que no pueden ayunar, algunas veces lo pueden reemplazar con oración, caridad y confesión; sin embargo todo el mundo, salvo los enfermos deben ayunar”.

Maria recomienda que ayunemos de la televisión y de otros comportamientos y sustancias adictivas.

Cualquiera que sea el ayuno, debe ser del corazón y no por sentirnos “santurrones”. 

 

APRENDAMOS: COMO ORAR

La principal razón por lo que mucha gente no ve frutos en su oración, se siente aburrido al orar o siente que Dios no lo escucha, es porque descuida la preparación previa.

 

Hay veces en que, al orar, te encontraras sereno y tranquilo. En este caso no necesitas ningún ejercicio previo. Solo, concéntrate, invoca al Espíritu Santo, y empieza a orar.

 

Otras veces, al inicio de la oración, te sentirás tan agitado, intranquilo y dispersivo que, sino calmas previamente los nervios, no conseguirás ningún fruto.

 

Puede suceder otra cosa: después de muchos minutos de sabrosa oración, de pronto te das cuenta que tu interior sé esta poblando de tensiones y preocupaciones.

Si en ese momento no hechas mano de algún ejercicio de relajación, no solamente perderás el tiempo sino que te resultara un momento desapacible y contraproducente.

 

Siempre que te pongas a orar. Ponte en la presencia divina, invoca al Espíritu Santo y comienza a orar. Son suficientes cuatro o cinco minutos. Esto, cuando estés normalmente sereno.

 

  • Relajación corporal. Tranquilo, concentrado, suelta uno por uno los brazos y piernas (como estirando, apretando y soltando músculos) sintiendo como se liberan las energías.

 

  • Relajación mental. Muy tranquilo y concentrado, comienza a repetir la palabra “paz” en voz suave, sintiendo como la sensación sedante de paz va inundando primero tu cerebro y después recorre ordenadamente todo tu cuerpo en cuanto vas pronunciando la palabra “paz “y vas inundando todo de una sensación deliciosa y profunda de paz.

 

  • Concentración. Con tranquilidad, percibe, muy concentrado. Unos minutos.

 

 

  • Respiración. Ponte tranquilo y relajado, una respiración lenta, tranquila y profunda.

 

Hay quienes dicen: la oración es gracia; y no depende de métodos ni ejercicios. Decir esto es un grave error. La vida con Dios es una convergencia entre la gracia y la naturaleza. La oración es gracia, sí; pero también es arte, y como arte exige aprendizaje, método y pedagogía. Si mucha gente queda estancada en una mediocridad espiritual no es porque falle la gracia sino por falta de orden, disciplina y paciencia; o sea porque falla la naturaleza.

 

ADMONICIONES PARA ORAR

 

1.     Cuando, al orar, sientas sueño, ponte de pie, cuerpo recto y los  talones juntos.

 

2.     Cuando sientas sequedad o aridez, piensa que puede tratarse de pruebas divinas o emergencias de la naturaleza. No hagas   violencia para “sentir”. Hazte acompañar por los tres ángeles:

 

·      Paciencia:                  acepta con paz lo que tú no puedas solucionar.

·      Perseverancia:          sigue orando aunque no sientas nada.

·      Esperanza:                todo pasará; mañana será mejor.

 

3.     Nunca olvides que la vida con Dios es vida de fe. Y la fe no es  sentir, sino saber. No es emoción sino convicción. No es evidencia sino certeza.

 

4.     Para orar necesitas método, orden, disciplina, pero también  flexibilidad, porque el Espíritu Santo puede soplar en el momento menos pensado. La gente se estanca en la oración por falta de método. El que ora de cualquier manera llega a ser cualquier cosa.

 

5.     Ilusión, no; esperanza, sí. La ilusión se desvanece; la esperanza permanece. Esfuerzo sí; violencia no. Una fuerte agitación por sentir devoción sensible produce fatiga mental y desaliento.

 

6.     Piensa que Dios es gratuidad por eso su pedagogía para con  nosotros es desconcertante; debido a eso, en la oración no hay lógica humana: a tales esfuerzos tales resultados; a tanta acción tanta reacción; a tal causa tal efecto. Al contrario normalmente

 

7.     no habrá proporción entre tus esfuerzos en la oración y los “resultados”. Sabe que la cosa es así, y acéptala con paz.

 

8.     La  presencia  divina   durante  la   oración   puede producirse  en cualquier momento: al comienzo, en medio, al fin; en todo tiempo o en ningún momento. En este ultimo caso ten cuidado de no dejarte llevar por el desaliento y la impaciencia. Al contrario relaja los nervios abandónate y continúa orando.

 

9.     Te quejas: oro pero no se nota en mi vida. Para sentir la fuerza de la oración en nuestra vida primero: sintetiza la oración de la mañana en una frase simple (por ejemplo: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”)Y recuérdatela en cada nueva circunstancia del día. Y segundo: cuando llegue una contrariedad o prueba fuerte, despierta y toma conciencia de que tienes que sentir, reaccionar  y actuar como Jesús.

 

10.           No pretendas cambiar tu vida; té basta con mejorar. No busques ser humilde; té basta con hacer actos de humildad. No pretendas ser virtuoso; té basta con hacer actos de virtud. Ser virtuoso significa actuar como Jesús. Con recaídas no te asustes. Recaída significa actuar según tus rasgos negativos. Cuando estés descuidado o desprevenido, vas a reaccionar según tus rasgos negativos. Es normal. Ten paciencia. Cuando llegue la ocasión, procura no estar desprevenido, sino despierto, y trata de actuar según los impulsos de Jesús.

 

11.           Toma conciencia de que puedes muy poco. Te lo digo para animarte, para que  no te desanimes cuando lleguen las recaídas.

 

12.           Piensa que el crecimiento en Dios es sumamente lento y lleno de contra marchas. Acepta con paz estos hechos. Después de cada recaída, levántate y anda.

 

13.           La santidad consiste en estar con el señor, y de tanto estar, su  figura se graba en el alma; y luego de en caminar a la luz de esa  figura. En eso consiste la santidad.

 

 

CARACTERES DE ORAR

No importa como ores, lo importante es que lo quieras hacer, puedes elegir la que mas te guste o variar de acuerdo a tu estado de ánimo, tiempo y circunstancias.

 

1.- LECTURA REZADA

Se toma una oración escrita, por ejemplo un salmo u otra oración cualquiera (por ejemplo alguno de las oraciones selectas).

 

Toma posición exterior y actitud interior orantes. Tranquilízate e invoca al Espíritu Santo.

 

Comienza a leer despacio la oración. Trata de vivenciar lo que lees, haciendo “tuyas” las frases, identificando tu atención con el contenido o significado de las frases.

 

Si te encuentras con una expresión que “te dice” mucho, para ahí mismo. Repítela muchas veces, uniéndote mediante ella al Señor, hasta agotar la requisa de la frase, o hasta que su contenido inunde tu alma. Piensa que Dios es como la Otra Orilla; para ligarnos con esa orilla no necesitamos de muchos puentes; basta un solo puente, una sola frase para mantenernos enlazados.

 

Si no sucede esto, proseguir leyendo muy despacio, asumiendo  el significado de lo que lees. Para de vez en cuando. Vuelve atrás para repetir y revivir las expresiones más significantes. Si en un momento dado te parece que puedes abandonar el apoyo de la lectura, deja a un lado l oración escrita y permite al Espíritu Santo manifestarse dentro de ti con expresiones espontáneas e inspiradas.

Esta modalidad, fácil y eficaz siempre, ayuda  de manera particular para dar los primeros pasos, para  aquellas personas que están empezando a orar, para las épocas de sequedad y aridez, o simplemente en lo días  en que a uno no le sale nada por la dispersión mental o la agitación de la vida.

 

 

2. LECTURA  MEDITADA.

Escoge un libro cuidadosamente seleccionado, que concentre, de preferencia la Biblia. Es conveniente tener conocimiento personal sobre ella sabiendo donde están los temas que a ti te dicen mucho; por ejemplo sobre la consolación, la esperanza, la paciencia... para escoger aquella materia que tu alma necesita en ese día. También se puede seguir el orden litúrgico, mediante los textos que la liturgia señala para cada día.

 

En principio no es recomendable el sistema de abrir al azar la Biblia, aunque sí alguna vez. En todo caso, es conveniente saber, antes de iniciar la lectura meditada, que temas vas a meditar y en que capitulo de la Biblia.

 

Toma la posición adecuada. Pide la asistencia al espíritu santo y serénate.

Comienza a leer despacio, muy despacio. En cuanto leas, trata de entender lo leído: el significado directo de la frase, su contexto, y la intención del autor sagrado. Aquí esta la diferencia entre la lectura rezada y la lectura meditada: en la lectura rezada se asume y se vive lo leído (fundamentalmente es tarea del corazón) y en la lectura meditada se trata de entender lo leído (actividad intelectual).

 

Sigue leyendo despacio, entendiendo lo  que lees.

Si aparece alguna idea que te llama fuertemente la atención, para ahí mismo; cierra el libro; da muchas vueltas en tu mente esa idea, valórala; aplícala a tu vida; saca conclusiones.

 

Si no sucede esto (o después que sucedió), continua con la lectura reposada, concentrada, tranquila. Si aparece un párrafo que no entiendes, vuelve atrás; haz una amplia lectura para colocarte en el contexto; y trata de entenderlo en este.

 

Prosigue leyendo lenta y atentamente. Es normal y conveniente que la lectura meditada acabe en oración. Procura, también tú, hacerlo así.

 

He aquí algunos consejos al meditar pasajes bíblicos:

 

  1. Leer “escuchando” (al Señor) de alma a alma, de persona a persona, pero con una atención “pasiva”, sin ansiedad.
  2. No esforzarse por entender intelectualmente ni literalmente, no preocuparse de “que quiere decir esto” sino preguntarse “que me esta diciendo Dios con esto”.
  3. Retirar el nombre propio que aparece (por ejemplo, Israel, Jacob, Samuel, Moisés, Timoteo...) y sustituirlo por su propio nombre personal, y sentir que Dios lo llama por su nombre.
  4. Si la lectura no le dice nada, quedarse tranquilo y en paz; podría ser que la misma lectura otro día le diga  mucho; por detrás de nuestro trabajo esta, o no esta, la gracia; la hora de Dios no es nuestra hora: tener siempre mucha paciencia en las cosas de Dios.
  5. Meditarla como Maria, darle vueltas en la mente y en el corazón dejándose llenar e impregnar de las vibraciones y resonancias del corazón de Dios y “conservar” la palabra, es decir, que esas resonancias sigan resonando a lo largo del día.
  6.  “Imaginar” que sentiría Jesús  (o Maria) al pronunciar las mismas palabras; colocarse mentalmente en el corazón de Jesús y desde ahí dirigir a Dios esas palabras, “en lugar de Jesús”, rezarlas en su espíritu, con su disposición interior, con sus sentimientos.
  7. Ocuparse con frecuencia en aplicar a la vida la palabra meditada.
  8. En suma: leer, saborear, meditar y aplicar.

 

 

3.- ORACIÓN  AUDITIVA

Tomar una expresión fuerte que te llene el alma (por ejemplo “mi Dios y mi Todo”) o simplemente una palabra (por ejemplo “Jesús”, “Señor”,”Padre”).

 

Comienza a pronunciarla, con calma y concentración, en voz suave, cada diez o quince segundos.

 

Al pronunciarla, trata de asumir vivencialmente el contenido de la palabra pronunciada. Toma conciencia de que tal contenido es el Señor mismo.

Comienza a percibir como la “presencia” o “sustancia”, encerrada en esa expresión va lenta y suavemente inundando tú ser entero, impregnando tus energías mentales. Ve distanciado poco a poco la repetición, dando lugar, cada vez más, al silencio. Siempre debes pronunciar la misma expresión.

 

Aprovecha la fase de la espiración (momento natural de descanso) para pronunciar esas expresiones. De esta manera, el cuerpo y el alma entran en una combinación armónica. La concentración es más fácil por que la  respiración y la irrigación son excelentes. Y así, los resultados son sumamente benéficos tanto para el alma como para el cuerpo.

 

Una variante de este estilo consiste en que cantes o escuches alguna canción que te exprese o diga mucho, dependiendo de tu estado de ánimo y el motivo de la oración (para una oración de gracias, una canción que exprese eso, para una oración de perdón, una que exprese arrepentimiento, etc.)

            

4.- ORACIÓN ESCRITA.

Se trata de escribir aquello que el orante quisiera decir al Señor.

 

Para momentos de emergencia puede resultar la única manera de orar; en tiempos de suma aridez o de aguda dispersión, o en los días en que uno se siente despedazado por graves disgustos.

 

Tiene la ventaja de concentrar mucho la atención; y la ventaja también de que puede servirme para orar tiempos mas tarde.

 

5.- ORACIÓN VISUAL.

Se toma una estampa expresiva, por ejemplo una imagen de Jesús o de María u otro motivo, algún cuadro o estampa que exprese fuertes impresiones, como paz, mansedumbre, fortaleza... Lo importante es que a mí me diga mucho.

Toma la estampa en la mano o pon la imagen frente a ti y, después de calmarte e invocar al Espíritu Santo,  quédate quieto mirando simplemente la estampa, tratando de observar todos sus detalles.

 

En segundo lugar, capta como intuitivamente, con concentración y serenidad las impresiones que esa imagen evoque para ti. Que te dice a ti esa figura.

 

En tercer lugar, con suma tranquilidad trasladarme mentalmente a esa imagen, como si yo fuera esa imagen., o me pusiera en su interior. Y, reverente y quieto, hacer “mías” las impresiones que me cause esa imagen. Y así permanecer largo rato, impregnada toda mi alma con los sentimientos de Jesús que la figura me expresa.

 

Finalmente, en este clima interior, trasladarme mentalmente a la vida, imaginar situaciones difíciles y superarlas con los sentimientos de Jesús. Y así ser fotografía de Jesús en el mundo.

 

Esta modalidad se presta para personas con mucha imaginación.

 

 

6.- ORACIÓN DE CONTEMPLACIÓN

Esta es una de las formas mas profundas de la oración; con ella muchos Santos alcanzaron una gran comunión con el Señor.

 

Las señales de que el alma entró en la contemplación, según San Juan de la Cruz, son las siguientes:

 

  • Cuando el alma gusta de estarse a solas con atención amorosa y calmada en Dios.

 

  • Dejar  estar  el  alma  en  clama  y  quietud,  atenta  a  Dios,  aun  pareciéndole estar perdiendo el tiempo, en paz interior, quietud y  descanso.

 

  • Dejar libre el alma sin preocuparse de pensar o meditar. Sólo una advertencia clamada y amorosa a Dios.

 

Los pasos para lograr este tipo de oración son:

 

 

a)    Silencio.  Hacer vacío interior. Suspender la actividad de los sentidos. Apagar recuerdos. Olvidar preocupaciones.

 

Aislarse del mundo exterior e interior. No pensar en nada. Quedar mas allá del sentir y de la acción sin fijarse en nada, sin mirara nada ni dentro ni fuera. Fuera de mi, nada. Dentro de mí, nada. ¿Qué queda? Una atención de mí mismo a mí mismo, en silencio y paz.

 

b)    Presencia. Abrir la atención al Otro, en fe, como quien mira sin pensar, como quien ama y se siente amado.

 

Evitar “figurarse” a Dios. Toda imagen o forma de Dios debe desaparecer. Es preciso silenciar a Dios, pues a Dios no corresponde el verbo estar, sino el verbo ser. El es la presencia Pura y Amante y Envolvente y Compenetrante y Omnipresente.

 

Sólo queda un Tú para el cual yo soy una atención abierta, amorosa y calmada.

 

Practica la oración auditiva hasta que la palabra “caiga” por sí misma. Quedar sin pronunciar nada con la boca, nada con la mente.

 

7.- ORACIÓN CON LA NATURALEZA

Si te encuentras al aire libre, frente a un bello paisaje (algún bosque, un cielo estrellado, un río etc.), esta es tu oportunidad de hacer una de la modalidad de oración más hermosa que existen: orar con toda la creación.

 

Escuchar, absorber y sumergirse en la armonía de la creación entera. Quedarse concentrado y receptivamente atento a cada una de las voces del mundo: los mil insectos que gritan su alegría de vivir; los variados cantos de tantas aves; el rumor del viento o del ría; grillos, ranas, gallos,  perros, todos los seres vivientes que expresan la alegría de vivir y, a su manera, aclaman y cantan, agradecidos al Señor.

 

Provocar en mi una sensación de fraternidad universal; sentir, en Dios, a cada criatura como hermana; sentir que en Dios, soy una unidad con todo lo que ven mis ojos; sumergirme vitalmente en la gran familia de la creación; sintiendo la dicha de vivir que, sin conciencia de ello, experimentan todas ellas.

 

Pedirles perdón por el atropello a que son sometidas de parte del hombre; por tantas crueldades que cometen con ellas. Sentir y expresar gratitud por tantos beneficios que las criaturas aportan para la felicidad del hombre.

 

Establecer un entrañable diálogo con una criatura concreta: una flor, un árbol, un perro, una piedra, el agua de un arroyo, etc. Hacerle preguntas por su origen, su historia, escuchándole atentamente. En una entrañable comunicación, contarle mi propia historia. Entrar en un clima fraterno con esa criatura.

 

Una variante de este estilo, es combinarlo con la Lectura Rezada, utilizando el Salmo 104, diciendo algunos de sus versos, como “Todas las criaturas, bendecid al Señor”, de vez en cuanto repetir el versículo 24”Cuan inmensas son tus obras, Dios mío. Todas las has hecho con sabiduría. La Tierra esta llena de tus criaturas” y también del Salmo 8, como “señor, Dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la Tierra”.

 

 

8.- ORACIÓN DE ABANDONO

Es la oración (y actitud) mas genuinamente evangélica. La más libertadora. La más pacificadora. No hay anestesia que tanto suavice las penas de la vida como un “yo me abandono a Ti”.

 

Es aconsejable aprender de memoria la siguiente oración para orar con ella al estilo del Padre Nuestro cuando uno se topa con problemas grandes o pequeños de la vida.

 

Oración de abandono

Padre,  En tus manos me pongo.  Haz de mí lo que quieras.Por todo lo que hagas de mí, Te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con  tal de que tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más. Dios mío.  Pongo mi alma en tus manos, te la doy, Dios mío, con todo el ardor de mi corazón porque te amo y es para mí una necesidad de amor el darme, el entregarme entre tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre. AMEN.

 

Ponte en presencia del Padre, que dispone y permite todo, en actitud de entrega. Puedes utilizar esta oración u otra fórmula mas simple como: hágase tu voluntad o también en tus manos me entrego, etc. El abandono en un homenaje de silencio en la fe. Vete depositando, pues, en silencio y paz, con una fórmula como las anteriores, todo aquello que te disguste: tus padres, aspectos de tu figura física, las enfermedades, las impotencias y limitaciones, los rasgos negativos de tu personalidad, personas que te desagradan, recuerdos dolorosos, fracasos, equivocaciones.

 

Puede ser que al recordarlos te duelan. Pero al depositarlos en las manos del Padre, te visitará la paz.

 

 

9.- ORACIÓN COMUNITARIA

La oración comunitaria o compartida, se le llama al hecho de reunirse un grupo de personas para orar con las siguientes características:

 

a)    Espontáneamente

b)    En voz alta

c)     Ante los demás

d)    Lo hacen, no simultáneamente, sino alternadamente

 

Para que esta oración sea verdaderamente eficaz y conveniente debe cumplir las siguientes condiciones:

 

1.- Se supone que los orantes han cultivado la oración personal. De otra manera se convierte en una actividad artificial y vacía.

 

2.- Se debe evitar, a ser posible, frases estereotipadas, formales, dichas  de memoria. Al contrario, se debe orar en forma espontánea, con gran naturalidad e intimidad.

 

3.- Para esto, se debe estar convencido y recordarse a sí mismo que somos portadores de grandes riquezas interiores y que el espíritu Santo habita en ellos, y se expresa a través de su boca; por eso  deben hablar con gran soltura y libertad.

 

4.- Es  de  desear   que   no   haya   entre los orantes cortos  circuitos  emocionales, porque esto bloquea la espontaneidad del grupo. Los  muros que separan  al  hermano  del  hermano,  separan  también  al hermano de Dios.

 

5.- Es necesario que haya sinceridad; es decir que el orante, al hablar, no sea motivado por sentimientos de vanidad, de decir cosas originales o brillantes.

 

6.-  Pero la condición esencial es que  sea una  oración  verdaderamente compartida : cuando un integrante  del  grupo esta hablando  con  el Señor, yo tengo que  asumir  sus  palabras  como mías,  y  con  esas mismas palabras me dirigirme a Dios. Y cuando yo este hablando,  se supone que mis hermanos toman mis palabras, y con esas mismas palabras se dirigen a Dios.  Y  así  todo  el  tiempo  oran  todos  con  todos. Y aquí esta el secreto de la grandeza y riqueza de la oración  comunitaria:   que   el   Espíritu   Santo   se  derrama  a  través  de   personalidades e historias tan variadas y diversas; y por eso resulta  una oración tan enriquecedora.

 

 

10. “EN LUGAR DE”  JESÚS

Imaginar a Jesús en adoración, por ejemplo de noche, en la mañana, bajo las estrellas.

 

Con infinita reverencia y paz, entra en el interior de Jesús. Trata de presenciar y revivir  lo que Jesús viviría en su relación con el Padre y así participa de la experiencia profunda de Jesús.

 

Trata de presenciar y revivir los sentimientos de admiración que Jesús sentiría por el Padre. Decir con el corazón de Jesús, con sus vibraciones, por ejemplo, “glorifica tu nombre”; “santificado sea tu nombre”

 

Revivir aquélla actitud de ofrenda y sumisión que Jesús experimentaría ante la voluntad del padre cuando decía: “No lo que yo quiero sino lo que quieras Tú”; “Hágase tu voluntad

 

Que sentiría al decir “como Tú y yo somos una misma cosa”, al pronunciar “Abba” (¡querido Papá!), tratar de sentirlo. Todo esto hacerlo “mío”. Y regresar a la vida llevando en mí la vida profunda de Jesús.

 

Esta oración sólo será posible sólo en el Espíritu Santo “que enseña toda la verdad”.

 

11. SALIDA Y QUIETUD.

En este ejercicio se pronuncia mentalmente o en voz suave alguna expresión. Apoyado en la frase, el yo sale hacia el TU. Al asumir y vivenciar el significado de la frase, esta toma tu atención, la transporta y la deposita en TU.

 

ORACIÓN PARA PEDIR EL DON DE LA ORACIÓN

“Te pedimos, oh Señor, que nos concedas el don de la oración, te lo pedimos porque lo necesitamos.

Sabemos que no somos capaces de orar, y precisamente por eso te lo pedimos como don, el ser nosotros mismos, o sea auténticos.

 

Concédenos, oh Señor, encontrar con gusto nuestra oración, auque pequeña, pobre, sencilla, desadornada, sin conceptos grandiosos. Haz que sea autentica, oh Señor que exprese lo que  somos: pobres, pecadores delante de ti, y también por tu gracia

 

Haz que sepamos alabarte, OH Señor, no solo con nuestra boca sino con nuestra vida: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.


 
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