NOVENA DE LA SANTA RAFQA
LA MONJA LIBANESA MARONITA
DEL MONASTERIO SAN JOSÉ
1832-1914
INTRODUCCIÓN
El verdadero creyente debe percatarse de la importancia de la oración en su vida; El Señor Jesús dijo : ‘ Rogad sin cansaros’
Cuando pronunciamos la novena la cual es una forma de plegaria, seguimos los mandamientos del Señor.
Rezando esta novena durante nueve días consecutivos en privado fortalece las peticiones del creyente obteniendo la gracia a sus ruegos ya sea a favor de otra persona o en beneficio propio. Esta novena es una petición personal la cual no debe ser rezada por medio de un grupo coral, es simplemente una preparación y complemento para la posteridad.
LA NOVENA
PRIMER DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Gloria a ti Dios Padre, tú que llamaste a la Santa Rafqa a la santa vida monástica, y fuiste para ella el padre y madre.
Te veneramos a ti Dios hijo, tú que hiciste de ella discípula de tu sufrimiento y redención. Y a ti Dios Espíritu Santo Te agradecemos que le diste la fuerza de la paciencia y la perseverancia. Por su intercesión Señor responde a mi suplica y concédeme la gracia que te pido (…) te glorificaré por siempre a ti Padre, Hijo y Espíritu Santo por todos los días de mi vida. Amen.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
SEGUNDO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Gloria a ti Señor Jesús, Tu que abrazaste a la Santa Rafqa con compasión y nutriste su vida con la sagrada hostia y la llenaste de paz y alegría e hiciste de su cuerpo y alma, santísimo templo espiritual y así pudo ser capaz de llevar su vida monástica llena de oración piedad y buenas obras.
Oh ! Señor! por su intercesión manda a tu iglesia fieles servidores concédeme la gracia que te pido (…). Y te glorificaré por siempre con el Padre, y el Espíritu Santo. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
TERCER DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh! Espíritu Santo! Tú que nos enviaste a la Santa Rafqa como ejemplo para nosotros en la carga de tu cruz cuando con San-Pablo repetía: ‘No conozco más que a Jesús crucificado’, hasta que llegó a ser una nueva mensajera del dolor, una mediadora y un ejemplo para la sufrida humanidad. Permíteme seguir su ejemplo con fe esperanza y caridad. Concédeme
Oh Dios! por su intercesión lo que pido en esta novena (…), de acuerdo con tu bendita voluntad y yo te glorificaré por siempre a ti, al Padre y al Hijo. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
CUARTO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh! Cristo mi Dios!, acuérdate cuando Rafqa la niña perdió a su madre y le diste a tu madre la Virgen Maria como sustituta. Deja a la Santa Rafqa como fuente entre las familias cristianas a fin de que sea un vivo ejemplo para los impedidos e inválidos, ciegos, enfermos y tristes, para cada niño y cada huérfano a fin de que puedan llevar tu cruz con amor y felicidad. Responde a mi petición
Oh Señor! y concédeme la gracia que te pido (…), y te alabaré por siempre. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
QUINTO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh Novia del cielo! Tú que tomaste el corazón de Rafqa cuando estaba en el otoño de su vida. Quien no vio la belleza, la felicidad y el descanso excepto en ti y a través de ti. Tú la llamaste a la misión Evangélica, trabajó y enseñó sin descanso sembrando en los corazones de los grandes y de los pequeños tus dichos y enseñanzas Evangélicas. A través de su intercesión concédeme Señor esta Gracia (…), y viviré el verdadero amor y la verdadera paz la cual emana de tu fuente y te glorificaré por siempre. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
SEXTO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh Señor Jesús! Tú que guardaste y protegiste a Rafqa durante sus penas, ella que cuando rezaba sentía que le pedías más sacrificio y humildad. Por eso entró en la orden del monasterio de las libanesas Maronitas y fue un vivo ejemplo para sus hermanas las monjas, en el mantenimiento de las leyes, en el acostumbrado rezo de las oraciones y en el trabajo silencioso. Concédenos Señor a través de su intercesión, el fortalecimiento de la instrucción Cristiana para los padres y madres y la comprensión en la educación espiritual para los profesores y santifica el camino de los monjes y monjas Concédeme esta gracia (…), de acuerdo a tu voluntad y responderé a tu llamado y te glorificaré por siempre. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
SÉPTIMO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh Santa Rafqa! Tú que le pediste al Señor Jesús compartir con él la gracia de sus vivos sufrimientos y obtuviste de inmediato la respuesta: cuando perdiste la vista, y tuviste el reumatismo que te dejó lisiada para toda la vida estuviste clavada en la cruz del dolor y la agonía durante veintinueve años y a pesar de eso permaneciste paciente y agradeciendo a Dios repetías siempre: ‘Jesús yo te acepto con tus sufrimientos y tu corona de espinas clavada en tu frente'.
Oh Señor! y nunca se separó la sonrisa de tu cara resplandeciente y fuiste feliz con tu divino novio, la gracia que te pido (…), y yo alabaré contigo su gloria por siempre en todos los días de mi vida. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
OCTAVO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh Santa Rafqa! Amiga de la cruz y compañera de Cristo en la redención, quédate con nosotros en nuestra época y en la futura generación; discípula del dolor y la alegría, de la bondad y del amor. Reza para que los enfermos y los que sufren acepten su suerte valerosamente. Sé la tabla de salvación para ellos y para el mundo entero, a fin de que completen con su cuerpo y alma, los sufrimientos del divino redentor santificándose y santificando al mundo.
Pídele al Señor Jesús la Gracia que pido (…), y lo glorificaré contigo por siempre. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
NOVENO DÍA
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oh Santa Rafqa! verdadera discípula de Cristo y compañera del redentor en sus sufrimientos de salvación. Tú que fuiste servidora de Dios y te preparaste para las penas y fuiste toda para Dios en un puro y completo sacrificio. Le pido a Dios por tu intercesión que bendiga a mi familia y mi país y que me ayude a contribuir en la realización de su reino. Dame la gracia que te pido (…), y alabaré contigo a la Santísima Trinidad quien te coronó con la gloria eterna. Amén.
(El creyente deberá rezar el Padre nuestro el Ave María y Gloria una vez).
RESO DE GRATITUD
Oh Santa Rafqa! Tú que caminaste sobre nuestra tierra nuestros árboles y rocas. Tú que permaneciste entre la ternura de tu convento y de tus hermanas las monjas. Tú que fuiste la raíz del cristianismo. Seguiste el camino de Dios el salvador siendo una amiga y un ejemplo.
Oh hermana nuestra! Oh hija de nuestra tierra! Sé en nuestro camino una guía y una ayuda para los que amas.
Sé el faro para hijos de nuestra patria para que juntos sigamos su luz como apóstoles de Cristo, anunciando la palabra de Dios. Sé para nosotros el regreso a las raíces originales del cristianismo en nuestro camino al sínodo en él y después de él.
Oh hermana nuestra intercesora! Inunda en nuestro campo las cosechas.
Siembra la primavera en las estaciones de nuestra vida, cura a nuestros enfermos con el lodo de tu tierra bendita; Ven oh hermana! Y enséñanos como glorificar contigo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por la eternidad.
DEVOCIÓN
DE LAS 3 AVEMARÍAS
NOVENA EFICAZ
¿Existe alguna piadosa revelación que confirme esta devoción?
Sí, una; que por ser muy consoladora, voy a transcribir en toda su extensión:
"Declaró el Señor a Santa Gertrudis que cuantas veces reza un cristiano el Avemaría, otras tantas brotan del seno del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo tres impetuosos arroyuelos que van a penetrar suavemente en el corazón de la Santísima Virgen. Luego, saliendo de este mismo corazón, van a buscar su origen, y estrellándose al pie del trono de Dios, cual ola embravecida contra una roca, déjanla poderosísima, según el Padre, sapientísima, según el Hijo, y llena de amor y misericordia, según el Espíritu Santo.
Mientras uno está diciendo el Avemaría corren estos arroyuelos con grande impetuosidad alrededor de la Santísima Virgen inundándola, y vuelven a precipitarse enseguida sobre su Corazón santísimo. Con maravillosa precipitación van a buscar primeramente su origen y, retrocediendo después, se resuelven en gotas brillantes de gozo, dicha y salvación eterna, y caen cual lluvia benéfica sobre los Angeles y Santos y sobre los que recitan entonces la salutación angélica; y de este modo llegan a renovarse cada uno todos los bienes que recibiera por medio de la Redención". (P. Faber: .Todo por Jesús, cap. IV.)
También quiero apuntar aquí otra no menos interesante.
Como Santa Matilde suplicase a la Santísima Virgen que la asistiera en la hora de la muerte, oyó que la benignísima Señora le decía: "Sí que lo haré; pero quiero que por tu parte me reces diariamente tres Avemarías. La primera, pidiendo que así como Dios Padre me encumbró a un trono de gloria sin igual, haciéndome la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también yo te asista en la tierra para fortificarte y apartar de ti toda potestad enemiga. Por la segunda Avemaría me pedirás que así como el Hijo de Dios me llenó de sabiduría, en tal extremo que tengo más conocimiento de la Santísima Trinidad que todos los Santos, así te asista yo en el trance de la muerte para llenar tu alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas del error e ignorancia. Por la tercera, pedirás que así como el Espíritu Santo me ha llenado de las dulzuras de su amor, y me ha hecho tan amable que después de Dios soy la más dulce y misericordiosa, así yo te asista en la muerte llenando tu alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para ti en delicias."
También se cuenta de Santa Gertrudis que mientras cantaba una vez los maitines con sus hermanas en la fiesta de la Anunciación, vio de pronto en figuras sensibles a las Tres Personas de la Santísima Trinidad, y que del corazón que cada una de ellas parecía tener, salía un rayo que penetraba en el corazón de la Bienaventurada Virgen María. Luego oyó una voz que decía: "Después del Poder del Padre, de la Sabiduría del Hijo y de la Misericordia del Espíritu Santo, nada hay comparable al Poder, a la Sabiduría y a la Misericordia de María."
Bien autorizada queda esta devoción por las revelaciones y el ejemplo de gran número de Santos que desde muy antiguo la vienen usando, seguros de que prestaban un grato servicio a la Virgen rezando las Tres Avemarías para honrar su Poder, su Sabiduría y su Misericordia.
A mayor abundamiento, los Sumos Pontífices, tan devotos de Nuestra Señora, han autorizado con su ejemplo esta devoción y la han recomendado a los fieles en la forma acostumbrada. Pío IX comenzó a rezar las tres Avemarías después de la Misa en su Capilla del Vaticano; León XIII mandó que se extendiese esta práctica a toda la Iglesia. Además, concedió doscientos días de indulgencias a todos los que rezasen las tres Avemarías y añadiesen esta jaculatoria: "Madre mía, libradme en este dia (o en esta noche) de pecado mortal". Pío X concedió trescientos días de indulgencias a los que rezaren las tres Avemarías con esta otra jaculatoria: "¡Oh María!, por vuestra Inmaculada Concepción, purificad mi cuerpo y santificad mi alma."
Añadamos para completar lo que venimos diciendo la autoridad de un teólogo tan santo y esclarecido como San Alfonso María de Ligorio, que ensalza y recomiendo de la manera más eficaz, y a cada paso, en sus escritos la devoción de las Tres Avemarías; y el ejemplo de un apóstol tan celoso de la salvación de las almas como San Leonardo de Puerto Mauricio, que predicaba constantemente las excelencias de esta piadosa práctica, y no se cansaba de recomendaría a los confesores para que éstos la inculcasen en sus penitentes como remedio eficaz contra los vicios, señaladamente contra la impureza.
¿En qué consiste la devoción de las Tres Avemarías?
En rezar tres veces el Avemaría a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Señora nuestra, bien para honrarla, bien para alcanzar algún favor por su mediación.