novenas - NOVENAS GRUPO 49
 

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CONCLUSIONES

                                               

NOVENA VIRGEN DEL ROSARIO DE SAN NICOLÁS

 

 

VIRGEN DEL ROSARIO DE SAN NICOLÁS

FIESTA 25 DE SETIEMBRE             

 

 

 

 

ORACIÓN PREPARATORIA

(REZAR TODOS LOS DÍAS AL COMENZAR)

MADRE, UNA GRACIA TE PIDO: QUE ME SANES EN CUERPO Y ALMA. SE QUE DEBO DESPOJARME DE MI ORGULLO, Y DE TODOS MIS PECADOS. QUE LEJOS ESTABA DE TI, QUE NEGRO VELO CUBRÍA MI ALMA. HOY TE DESCUBRO Y QUIERO VIVIR, DETIENE TU MANO, PÓSALA EN MI CORAZÓN Y ALEGRA MI ALMA. AMÉN.

 

 

 

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL ROSARIO DE SAN NICOLÁS

(SE REZA TODO LOS DÍAS AL FINAL)

SANTA MARÍA, MADRE NUESTRA, QUE EN CADA MISTERIO DEL SANTO ROSARIO NOS BRINDAS AL SALVADOR. ACUDIMOS A TI NECESITADOS. NOS ALEGRAMOS QUE DESDE LA CRUZ EL SEÑOR JESÚS, TU HIJO, TE HAYA ENCOMENDADO LA MISIÓN DE ACERCARNOS A EL Y A SU IGLESIA POR LA CONVERSIÓN Y LA PENITENCIA. ALENTADOS POR LA CONFIANZA QUE NOS INSPIRAS PONEMOS EN TUS MANOS MATERNALES NUESTRAS PREOCUPACIONES Y TEMORES. PERO DESEAMOS IMITAR TU FIDELIDAD A DIOS ACEPTANDO CON HUMILDAD Y CON AMOR TODAS LAS PRUEBAS. ¡ MADRE NUESTRA DEL ROSARIO! QUE TU PRESENCIA RENUEVE NUESTRA VIDA, ALIVIE NUESTRO SER AGOBIADO POR EL SUFRIMIENTO Y LA ENFERMEDAD, FORTALEZCA NUESTRO AMOR A LOS DEMÁS, CONVIRTIÉNDONOS EN TESTIGOS DEL AMOR DEL PADRE QUE NO VACILÓ, POR TU INTERMEDIO, EN DARNOS A JESÚS. AMÉN.

 

 

DÍA PRIMERO

 

MARÍA, NOS INVITA HOY A QUE ESCUCHEMOS A CRISTO JESÚS. EL ANUNCIA SU PROMESA, VISTAMOS NUESTRA ALMA, DE GALAS NO DE HARAPOS, CUMPLAMOS CON JESÚS, Y MARÍA SE GLORIARÁ EN NOSOTROS. RECEMOS CON LA DEVOCIÓN Y EL AMOR QUE NOS PIDE EL SEÑOR. MARÍA AYÚDANOS A ESTAR CERCA DE TU HIJO.

 

 

DÍA SEGUNDO

 

MARÍA NOS CONVOCA A QUE SEAMOS AGRADABLES A DIOS, QUE NO DESTRUYAMOS LO QUE HEMOS LOGRADO, EL AMOR AL SEÑOR, CONSERVEMOS LA FE Y PERMANEZCAMOS FIELES AL SEÑOR. MARÍA QUE SEAMOS PERSISTENTES Y CONSTANTES EN NUESTRA FE, AYÚDANOS A NO BAJAR LOS BRAZOS.

 

DÍA TERCERO

 

MARÍA INTERCEDE POR NOSOTROS ANTE TU HIJO, ELEVA NUESTRAS SÚPLICAS, PETICIONES E INTENCIONES. MARÍA AYÚDANOS A PEDIR Y DAR CON AMOR VERDADERO, SABEMOS QUE SI OBRAMOS CON EL CORAZÓN, NADA SERÁ DESOÍDO POR TU HIJO JESÚS.

 

DÍA CUARTO

MARÍA DEL ROSARIO, HOY VENIMOS A PEDIRTE:

*POR LA CONVERSIÓN DE NUESTROS HERMANOS QUE ESTÁN ALEJADOS DE DIOS.

*POR LAS ALMAS QUE SUFREN.

*POR LOS QUE TANTAS VECES CAEN EN PECADO.

*POR LOS QUE NIEGAN A MARÍA.

*POR LOS QUE PUEDEN REMEDIAR SUS FALTAS ACERCÁNDOSE A UN SACERDOTE.

 

DÍA QUINTO

 

MARÍA HOY QUEREMOS PEDIRTE, POR NUESTROS HIJOS, POR NUESTROS JÓVENES, PARA QUE NO QUEDEN ATRAPADOS EN LAS CALAMIDADES QUE SE PRESENTAN EN ESTA SOCIEDAD, QUE PODAMOS FORMAR HOMBRES Y MUJERES CON ANSIAS DE PAZ Y ENTREGADOS A TU HIJO JESUCRISTO. 

 

DÍA SEXTO

 

MARÍA, QUEREMOS PEDIRTE FUERZA ESPIRITUAL, ACOMPÁÑANOS A ORAR COMO NOS ENSEÑASTE: FORTALÉCEME SEÑOR CON INAGOTABLE AMOR, MIRA MI POBRE ALMA Y TEN PIEDAD DE MI. LLENA DE FE MI CORAZÓN, MI ESPÍRITU Y MI SER. RECÍBEME Y CONDÚCEME. BENDITO SEAS POR SIEMPRE SEÑOR. AMÉN.

 

 

DÍA SÉPTIMO

 

MARÍA HOY VENIMOS A PEDIRTE POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES, POR TUS HIJOS, PARA QUE SEAN VERDADEROS APÓSTOLES DE CRISTO, QUE AVANCEN CON LA PALABRA DE TU HIJO EN LOS LABIOS Y EN SUS CORAZONES. AMÉN.

 

 

DÍA OCTAVO

 

MARÍA AYÚDANOS A SER BUENOS PADRES, QUE NUESTROS HIJOS SE NUTRAN CON NUESTROS EJEMPLOS, Y QUE PODAMOS CONDUCIRLOS HASTA TU HIJO. TE LO PEDIMOS POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR. AMÉN.

 

DÍA NOVENO

MARÍA DEL ROSARIO, CENTRO Y EJE DE NUESTRA VIDA, TE ENTREGO LO QUE SOY Y LO QUE TENGO. DIRIGE MIS ACCIONES PARA QUE SEAN SIEMPRE ALABANZA TUYA. DANOS UN CORAZÓN GRANDE, GENEROSO, PURO, LIMPIO Y TRANSPARENTE COMO EL TUYO PARA COMBATIR LA INDIFERENCIA EN EL MUNDO. TE LO PEDIMOS POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. AMÉN.

 

NOVENA VIRGEN DESATANUDOS

Novena
(Se recomienda durante la novena confesarse y si es posible comulgar con fervor todos los días o al menos el último)


María aparece como la Inmaculada Concepción.


Desde la parte superior baja el Espíritu Santo sobre Ella y la circunda de luz.
Su cabeza está adornada con doce estrellas que simbolizan dones otorgados por Dios.
Pone su pie sobre la cabeza de una serpiente, sobre una media luna, símbolo que derrota las artimañas del maligno.

La Virgen está rodeada de ángeles, uno de ellos le alcanza una cinta con nudos grandes y pequeños, separados y amontonados que Ella va desatando y así la cinta resbala hacia otro ángel que la muestra. Los nudos representan nuestras dificultades y pecados.

En una escena de abajo se ve un pequeño grupo de viajeros (un ángel y un hombre y entre ellos un perro) hacia una Iglesia que está sobre la cima simbolizando al arcángel Rafael que conduce a Tobías junto a Sara, su esposa (Tob 6, 13).

Origen

La pintura original de esta advocación está en la iglesia de San Peter am Perlach , en Augsburgo (Alemania).


Probablemente fue pintada alrededor del 1700 y no se sabe con precisión quien es el autor de esta obra.

Primer día

María, Tú que eres refugio de los indefensos, cúbrenos con tu manto protector, alejando de nosotros todo mal y tentación.
Aplasta con tu pie a aquel que trae el pecado y purifica nuestro corazón para que podamos acercarnos a tu Hijo.

Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

Segundo día

A Ti, cuya luz guía a los extraviados nuevamente al seno de su familia, te suplicamos que muestres a nuestros hermanos el camino que conduce al Señor.
En estos días en que las dudas del hombre crecen, renueva nuestra fe.


Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

 

Tercer día

En estos tiempos turbulentos en que nos ha tocado vivir, estamos rodeados de asechanzas. Te pedimos, Madre Nuestra, que veles por tu pueblo y que intercedas ante tu Hijo, para que proteja a su Iglesia y su rebaño, de aquellos que sólo buscan el mal.


Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

Cuarto día


Muchos son los que hoy sufren. No nos permitas caer en la indiferencia ante sus padecimientos. A Ti, que eres consuelo de todos los que te invocan, te pedimos que hagas germinar en nosotros la semilla de la caridad, pues así también ganaremos la salvación de nuestra alma.


Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

Quinto día

Nuestros pecados y tribulaciones se cierran como nudos en nuestra alma, impidiendo que ésta se eleve hasta Su Señor. A Ti, Virgen desatadora de Nudos, te suplicamos que nos ayudes a deshacernos de estas trabas y liberes nuestra alma.


Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

Sexto día

La familia, que siempre ha sido un núcleo cristiano, se ve hoy agredida y corre el riesgo de disgregarse. Las peleas, los rencores y los malos consejos, separan a sus miembros.
No permitas que eso suceda, Madre Nuestra para que tu pueblo no olvide sus raíces cristianas.

Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

 

Séptimo día

La cultura moderna exalta el individualismo y la posesión de bienes materiales. Es así como muchas veces tus hijos, es especial los más jóvenes, confunden esto, que no son más que otras caras del egoísmo, con los verdaderos valores.
Te suplicamos, Protectora de la Juventud, que quites la venda que cubre sus ojos y pongas en su corazón las enseñanzas que tu Hijo nos ha dejado.

Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

Octavo día

Señora, Protectora de la Paz, son muchos los pueblos que hoy se desgastan en guerras fraticidas. El corazón del hombre se ha endurecido, haciendo cundir el odio y el rencor.
Haz que reine la hermandad entre los hombres, que es lo que también Tu Hijo desea.

Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

Noveno día

Sostén de los fieles, danos la sabiduría y la perseverancia para llevar a nuestros hermanos la Palabra de Dios.
Protege, además a aquellos que en misión cristiana, son perseguidos a causa de su fe.

Rezar Tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias.

 

NOVENA A SAN PABLO

 

Día Primero

 

Oramos con la Biblia

Dice San Pablo: “yo soy judío. Nací en Tarso de Cilicia pero me eduque en Jerusalén. Mi maestro fue Gamaliel, él me instruyó en la fiel observancia de la ley de nuestros antepasados, siempre he defendido con pasión las cosas de Dios. Yo perseguí a muerte el camino cristiano encadenado y encarcelado a hombres y mujeres. Me dirigía a Damasco con ánimo de traer encadenados a Jerusalén a los creyentes que allí hubiera para que fueran castigados. Iba pues camino de Damasco y cuando estaba ya cerca de la ciudad, hacia el mediodía, de repente brilló a mi alrededor, una luz cegadora venida del cielo. Caí al suelo y vi una voz que me decía “Saúl, Saúl”, ¿por qué me persigues?. Yo respondí “quien eres Señor”, y me dijo: “Yo soy Jesús de Nazareta quien tú persigues”...

Los que venían conmigo vieron la luz pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo dije: “que debo hacer Señor”, y el Señor me dijo “levántate y vete a Damasco, allí te dirán lo que debes hacer...”

Como no veía nada, debido al resplandor de aquella luz, entré a Damasco de la mano de mis compañeros. Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley y muy estimado por todos los judíos que allí vivían, vino a verme y me dijo: “...hermano Saúl recobra la vista...” y en aquel mismo instante recobré la vista y vi a Ananías. (Hechos 22, 3-21)

 

Reflexionamos: (Comparación de dos épocas)

Pablo golpeó y maltrató a ancianos, a jóvenes, a mujeres y a niños.

También en la actualidad los ancianos son excluidos porque ya no producen, los jóvenes no son acompañados, instruidos y en algunos casos ni queridos, algunas mujeres son maltratadas y muchas de las familias se desmiembran.

Esto me hace pensar: ¿Cómo soy con los ancianos?, ¿Cómo me comporto con los jóvenes, con las mujeres y con los niños?.

Y pensando me comprometo: ampararé a los ancianos, brindaré mi afecto y mi ayuda a los jóvenes, a las mujeres y a los niños.

 

Oración final:

Fragmento de oración a los Romanos (11, 29-36)

¡Oh Dios!

Veo que no te hechas atrás, después de elegir y dar tus dones...

...Padre, que profunda esta riqueza tu sabiduría y tu ciencia.

...En verdad todo viene de Ti ha sido hecho por Ti.

Todo ha de volver a Ti.

¡A Ti la gloria por siempre!. Amén.

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros.

 

 

 

 

 

Día Segundo

 

Oramos con la Biblia

“...Soporta los sufrimientos como un buen soldado de Jesucristo... Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos... si con él morimos, viviremos con él, si con él sufrimos reinaremos con él, si lo negamos él también nos negará, si somos infieles, él permanece fiel...” (2 Timoteo 2,2-13)

 

Reflexionamos: (Reinar con Cristo)

Jesucristo con su muerte y resurrección inaugura el más grande acontecimiento.

Padeció una cruenta pasión, agonía y muerte, sin una queja, sin una mueca, sin un grito de dolor y nosotros ante el más leve malestar, nos impacientamos e increpamos al Señor diciéndole ¿por qué a mí?, cuando deberíamos decirle ¿para qué a mí?, ¿qué camino quieres indicarme?.

Esto me hace pensar:¿Sé soportar mis enfermedades y dolores?, ¡sé luchar contra la adversidad?, ¿me comporto como verdadero hijo de Dios?.

Pienso que si sufro con él, reinaré también con él. En los momentos de prueba recordaré lo que dice San Pablo: “...Si con él sufrimos, reinaremos con él....”, “Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor”.

 

Oración final:

Oración para santificar el dolor (2 Corintios 1, 3-7)

“...Padre siempre misericordioso,

Dios del que viene todo consuelo, el que me conforta en todas las pruebas por las que ahora paso de manera que yo también pueda confortar a los que están en cualquier prueba, comunicándoles el mismo consuelo, que tu Dios, me comunica a mí...”

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros.

 

 

Día Tercero

 

Oramos con la Biblia

“...Ordena en nombre de Dios, que nadie se enrede en vanas discusiones que no sirven para nada, si no es para ruina de los que escuchan. Esmérate por presentarte ante Dios, como un hombre de probada virtud, como un obrero que no tiene de que avergonzarse, como fiel interprete de la verdad. Evita las discusiones inútiles que llevan a una impiedad cada vez mayor...” (2 Timoteo 2,14-16)

 

Reflexionamos: (Evitar el enredo en discusiones vanas)

Cuantas veces nos vemos envueltos en discusiones vanas. Hay que evitarlas o cortarlas. Cuando nos ofendan, nos calumnien, nos traten mal física o psicológicamente lo mejor que hay que hacer es callar, no prestarse a seguir en ese trance. Recordemos lo que dijo un gran santo “...con una gota de miel, se cazan mas moscas que con un barril de vinagre...”

Nos preguntamos: ¿somos amigos de las discusiones?, ¿cómo actuamos frente a ellas?, ¿nos irritamos, o guardamos discreción y silencio?

Debemos proponernos: saber callar, contestar con un buen gesto, que puede ser una sonrisa. Decir siempre la verdad y evitar las discusiones violentas que llevan cada vez más a un alejamiento mayor.

 

Oración final:

De San Pablo a los Romanos (7, 21-25)

¡Señor, descubro en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien se me pone delante el mal que está en mí.

Cuando me fijo en la Ley de Dios se alegra lo íntimo de mi ser...!

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros.

 

 

Día Cuarto

 

Oramos con la Biblia

“...Tu, por tu parte, enseña la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, juiciosos y prudentes, que vivan plenamente la fe, el amor y la paciencia. De igual modo que los ancianos observen una conducta digna de personas piadosas, que no sean calumniadoras, ni dadas al vino, sino buenos consejeros; de este modo enseñaron a las jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, casta, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con sus maridos, para que no se hable mal de la palabra de Dios...” (Timoteo 2, 1-5)

 

Reflexionamos: (Obligaciones Familiares)

Aquí descubrimos, que la familia, es el primer camino para llegar a Dios.

Con madres y padres prudentes y sabios que saben vivir enseñando con el ejemplo. Todo hogar donde reina el amor, la paz y la comprensión es el sitio inmejorable para una vida sana de fe, por eso, los padres con sus hijos deben vivir gozosamente, valorándose unos a otros, sin peleas, sin altercados y sin discusiones inútiles.

La lectura de las cartas de San Pablo les ayudarán a cumplir sus compromisos con amor y fe porque los padres son los primeros y deben ser los mejores educadores de sus hijos. Me propongo: cumplir con esta imperiosa necesidad.

 

Oración final:

Oración de San Pablo por los Efesios (3,14-21)

“...Doblo mis rodillas ante Ti. Padre de quien toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra.

Según la riqueza de tu gloria  dígnate fortalecerlos por tu Espíritu para establecer entre ellos el hombre interior...”

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros.

Día Quinto

 

Oramos con la Biblia

 “...Exhorta a los jóvenes a ser prudentes en todo, dando tú mismo ejemplos de una buena conducta. Sé íntegro en la enseñanza, ten buen juicio, que tu mensaje sea correcto y sin error. De este modo nuestros adversarios quedarán desconcertados y no podrán decir nada malo de nosotros...” (Timoteo 2,6-8)

 

Reflexionamos: (Exhortación a los jóvenes)

Los jóvenes son los hombres del futuro. Ellos deben ajustar el mundo al Plan de Dios de la creación- Deben estar bien preparados para ser modelo de personas y aprender a servir a sus hermanos, especialmente a los más necesitados. Deberán ser ejemplo en todo, deberán alejarse de los falsos placeres, de la droga, del alcohol, y de los excesos.

Me pregunto ¿sé dar a ellos, ejemplos de buena conducta como me pide San Pablo?, ¿se acompañarlos, escucharlos y respetarlos?.

Me propongo: ayudarlos para que cumplan sus sueños, sigan la senda del bien, se comprometan en trabajar por un mundo mejor.

 

Oración final:

San Pablo hace esta oración siendo anciano y estando en Roma el año 62 . (Efesios 1, 3-14)

“...Bendito sea Dios

Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor

Tú nos bendijiste desde el cielo en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales.

En Cristo nos elegiste  desde antes de la creación del mundo para caminar en el amor y estar en tu presencia sin culpa ni mancha...”

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros

 

Día Sexto

 

Oramos con la Biblia

“...Destierren la mentira, que cada uno diga la verdad a su prójimo, ya que somos miembros los unos de los otros. Si se dejan llevar de la ira, que no sea hasta el punto de pecar y que su enojo no dure más allá de la puesta del sol... El ladrón que no robe más, sino que se procure por trabajar honradamente para poder ayudar al que está necesitado, que no salga de su boca palabras groseras, si algo dicen que sea bueno, eficiente, oportuno y provechoso para quienes les escuchan...” (Efesios 4, 25-29)

 

Reflexionamos: (Comportamiento de un hombre de bien)

Dijo el Señor cuando se dice SI que sea SI y cuando se dice NO que sea NO. No causemos el mal con mentiras, falsedades y murmuraciones. No debemos ser dados a la ira, ni calumnias, ni palabras ofensivas. Que nadie robe a su prójimo, al contrario que lo respete y lo ayude.

Pienso ¿soy adicto a las mentiras?, ¿me irrito fácilmente?, ¿me cuesta perdonar?.

Me comprometo: a comportarme mejor, como lo solicita el Señor para el bien de mis hermanos.

 

Oración final: (Corintios 1,4-9)

“...Dios mío,  te alabo sin cesar por la comunidad  y por la gracia divina  que recibieron en Cristo Jesús.

Pues en Cristo  recibieron todas la riquezas tanto las de la palabra como las del conocimiento al mismo tiempo que se hacían firmes en la fe...”

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros

 

Día Séptimo

 

Oramos con la Biblia

“...Hijos obedezcan a sus padres, como es justo que lo hagan los creyente. Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una persona, a saber; para que seas feliz y goces de larga vida en la tierra. Y ustedes, no irriten a sus hijos, sino edúquenlos, corríjanlos y enséñenles, tal como lo haría el Señor...” (Efesios 6,1-4)

 

Reflexionamos: (Relaciones de padres e hijos)

Es un deber de los padres, educar a sus hijos con el ejemplo de sus vidas, encaminarlos por la senda de la corrección y el amor de Dios.

Deben ayudarlos a buscar su verdadera vocación y a concretarla.

No solo los padres deben actuar, también los hijos ayudan con su responsabilidad y cumpliendo los consejos de sus padres e implorando al Señor su protección y asistencia en la elección del porvenir.

Nos hace pensar ¿Cómo nos comportamos como padres y cómo hijos?

Me propongo: Tratar de cumplir los pedidos de Pablo y hacerlos míos.

 

Oración final:

Oración de Pablo a los filipenses desde la prisión (Flp 1,3-11).

“...Te doy gracia Señor mío  cada vez que me acuerdo de ellos y cada vez que por ellos ruego lo hago con alegría...”

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros

 

 

Día Octavo

 

Oramos con la Biblia

“...Preserven en el amor fraterno. No olviden la hospitalidad, pues gracias a ella, algunos hospedaron sin saberlo a ángeles.

Preocúpense de los presos, como si ustedes estuvieran prisioneros con ellos, preocúpense de los que sufren, porque ustedes también tienen un cuerpo. Valoren mucho el matrimonio, y que su vida conyugal sea limpia, porque Dios juzgará a los libertinos y a los adúlteros. No se apeguen al dinero, conténtense con lo que tienen, porque Dios mismo ha dicho “no te desampararé, ni te abandonaré”, de suerte que podemos decir con confianza, “El Señor es mi ayuda, no tengo miedo. ¿qué podrá hacerme el hombre?” (Hebreos 13, 1-6)

 

Reflexionamos: (Visión de la Sociedad actual)

Nos preocupan las familias que revuelven la basura para poder comer. Nos preocupan los que sufren hambre y frío, los drogadictos, los alcohólicos, las personas diferentes, los que sufren enfermedades graves, los que padecen soledad, los secuestrados, las víctimas de la violencia, del terrorismo, de las guerras y de la inseguridad, los presos y todos aquellos que necesitan de nuestra ayuda fraterna.

Pienso si ¿verdaderamente me preocupo por la situación actual, aún en nuestra patria, hago algo para mejorarla?.

Me propongo: ayudar en lo que pueda, comenzando por rezar.

 

O ración final:

San Pablo escribió a los Corintios (2Corintios1,3-7)

“...¡Bendito seas Dios!

¡Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor!

Padre siempre misericordioso

Dios del que viene todo consuelo el que me conforta en todas las pruebas

por las que ahora puso de manera que yo también pueda confortar a los que están en cualquier prueba comunicándoles el mismo consuelo que tu Dios, me comunicas a mí...”

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros

 

 

Día Noveno

 

Oramos con la Biblia

“...Le he dado avisos en público y en privado, he tratado de convencer a judíos y griegos para que se convirtieran a Dios y creyeran en Jesús, nuestro Señor.

Ahora como ven, forzado por el Espíritu voy a Jerusalén sin saber que es lo que me espera allí. Eso si, el Espíritu Santo me asegura en todas las ciudades por las que paso que me esperan prisiones y sufrimientos. Pero nada me importa mi vida, ni es para mí estimable con tal de llevar a buen término mi carrera y el ministerio que he recibido de Jesús el Señor...” (Hechos 20, 20-24)

 

Reflexionamos: (La preeminencia del amor) 1 Corintios 13

Estamos llegando al final del camino que nos ha trazado Pablo y que mejor que cerrar esta novena con sus propias palabras:

“...Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.

Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y todas las ciencias, aunque tuviera toda la fe, una fe de capaz de trasladar montañas, sino tengo amor no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabaran, el don de lengua terminará, la ciencia desaparecerá, porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.

Mientras yo era niño hablaba como un niños, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, deje a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como un espejo confusamente, después veremos cara a cara.

Ahora conozco todo imperfectamente, después conoceré como Dios me conoce a mí.

En una palabra ahora existen tres cosas, la fe, la esperanza y el amor pero la más grande de todas es el amor.

 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...

Ruega por nosotros

 

 

 

 

 NOVENAS A LA VIRGEN

 

 

NOVENA A LA VIRGEN MILAGROSA

Inmaculada Virgen María,
Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre nuestra, penetrados de la mas amable confianza y de tu poderosa intercesión, manifestada con tanta frecuencia por la Medalla Milagrosa, nosotros tus hijos, amable y confiadamente te imploramos nos obtengas las gracias y favores que pedimos durante esta novena, si conviene a nuestras almas inmortales y a las almas de quienes ahora encomendamos.

(Mencione el favor que desea).

Tu sabes, María, con cuanta frecuencia nuestras almas han sido santuario de tu Hijo, que odia la iniquidad. Alcánzanos, pues, un profundo odio al pecado y tal pureza de corazón que nos desliguemos de cuanto impida ir a Dios. Que nuestros pensamientos, palabras y acciones se dirijan siempre a su mayor gloria.

 

Consíguenos también espíritu de oración y abnegación para que recobremos por la penitencia lo que habíamos perdido por el pecado y finalmente lleguemos a aquella dichosa morada donde tú eres la Reina de los ángeles y de los santos. Amén.

¡Oh María, concebida sin pecado!

¡Rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

(3 veces)

Novena al Inmaculado Corazón

"¡Corazón inmaculado de María!,
desbordante de amor a Dios y a la humanidad,
y de compasión por los pecadores,
me consagro enteramente a ti.
Te confío la salvación de mi alma.

Que mi corazón esté siempre unido al tuyo,
para que me separe del pecado,
ame mas a Dios y al prójimo
y alcance la vida eterna
juntamente con aquellos que amo.

Medianera de todas las gracias,
y Madre de misericordia,
recuerda el tesoro infinito que tu divino Hijo
ha merecido con sus sufrimientos
y que nos confió a nosotros sus hijos.

Llenos de confianza en tu maternal corazón,
que venero y amo,
acudo a ti en mis apremiantes necesidades.
Por los méritos de tu amable e inmaculado Corazón
y por amor al Sagrado Corazón de Jesús,
obténme la gracia que pido
(mencionar el favor que se desea)

Madre amadísima,
si lo que pido no fuere conforme a la voluntad de Dios,
intercede para que se conceda lo que sea para la mayor gloria de Dios y el bien de mi alma.
Que yo experimente la bondad maternal de tu corazón
y el poder su pureza intercediendo ante Jesús
ahora en mi vida y en la hora de mi muerte. Amen."

 

 

Letanía
al Inmaculado Corazón de María

Señor, ten piedad...
Cristo, ten piedad...
Señor, ten piedad...
Cristo, oyenos.
Cristo, escúchanos

Dios Padre celestial,
Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo,
Ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios,
Ten misericordia de nosotros.

 

(La respuesta sera : ruega por nosotros)
Santa María, Corazón Inmaculado de María,
Corazón de María
, lleno de gracia
Corazón de María, vaso del amor más puro
Corazón de María, preservado de todo pecado
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación
Corazón
de María, instrumento del Hijo en la Redención
Corazón
de María, la esposa del Espíritu Santo
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad
Corazón de María, medianero de todas las gracias
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica
Corazón de María, holocausto del amor divino
Corazón de María, abogado ante la justicia divina
Corazón de María, traspasado de una espada
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús
Corazón de María, fortaleza de los cristianos
Corazón de María, refugio de los perseguidos
Corazón de María, esperanza de los pecadores
Corazón de María, consuelo de los moribundos
Corazón de María, alivio de los que sufren
Corazón de María, lazo de unión con Cristo
Corazón de María, camino seguro al Cielo
Corazón de María, prenda de paz y santidad
Corazón de María, vencedora de las herejías
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia
Corazón
de María, que por fin triunfarás

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Escuchanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Ten misericordia de nosotros.

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de Nuestro Señor Jesucristo

Oremos

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor. Amen

 

Rosario al Inmaculado Corazón de María
(Con aprobación eclesiástica)

Con el rosario ordinario, sin decir el credo, ni Padres Nuestros ni Ave Marías.
Para comenzar: En honor de las cinco Sagradas Llagas de Nuestro Divino Redentor, hagamos cinco veces seguidas la señal de la cruz.

En las cuentas grandes de los misterios:”Corazòn doloroso e Inmaculado de María, rogad por nosotros que nos refugiamos en Tì”.

En las 10 cuentas pequeñas: “Madre Nuestra, ¡Sálvanos, por la llama de amor de Tu Inmaculado Corazón!”.

Para terminar (tres veces) Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén.


Oración por la difusión de la Llama de amor del Inmaculado Corazón de Maria.
(Con aprobación personal de S.S. Paulo VI, Nov. 1973)

¡Bienaventurada siempre Virgen María, queridísima Madre nuestra del Cielo! Tú amas tanto a Dios y a nosotros, tus hijos, que ofrecistes a Tu Divino Hijo, Jesús, en la cruz como desagravio, a nuestro Padre Celestial, para alcanzar la salvación para nosotros, a fin de que el que crea en EL, no perezca, sino tenga vida eterna.

Con filial confianza, te rogamos Madre; que con la Llama de amor de Tu Inmaculado Corazón, atizada por el Espíritu Santo, enciendas en nuestros corazones lánguidos, el fuego del amor perfecto hacia Dios y los hombres, a fin, de que unidos contigo en un solo corazón, amemos sin cesar a Dios, y a nuestro prójimo.

 

 

 

NUESTRA SEÑORA  DEL ROSARIO DE POMPEYA
NOVENA PARA CASOS DIFÍCILES

 

 
¡Oh Santa Catalina de Siena, mi protectora y maestra! Tú que proteges a tus devotos cuando rezan el Rosario de María, asísteme en este instante, y dígnate rezar conmigo la Novena en honor de la Reina del Rosario, que ha colocado el trono de sus favores en el Valle de Pompeya, para que por tu intercesión obtenga yo la gracia que deseo. Así sea. 

Luego se dice:

V. Dios, venid en mi ayuda.
R. Señor apresuraos a socorrerme.
V. Gloria al Padre y al hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre y por todos los siglos de los siglos. Así sea.

I. ¡Oh Virgen Inmaculada y Reina del Santo Rosario! en estos tiempos en que, apagada la fe en las almas, domina la impiedad, has querido levantar tu trono de Reina y Madre sobre la antigua Pompeya, morada de muertos paganos y desde aquel lugar, donde eran adorados los ídolos y demonios, Tú hoy, cual Madre de la divina gracia, derramas por doquiera los tesoros de las celestiales misericordias; ¡ah! desde aquel trono donde reinas vuelve, también a mí, oh María, esos tus ojos benignos, y ten piedad de mi, que tanto necesito de tu socorro. Muéstrate también conmigo cual te mostraste con tantos otros, verdadera Madre de misericordia, "Monstra te esse Matrem", mientras de todo corazón Te saludo e invoco por mi Soberana y por Reina del Santísimo Rosario. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

II. Mi alma rendida al pie de tu trono, oh grande y gloriosa Señora, te venera entre los gemidos y angustias que sobremanera la oprimen. En medio de las penas y agitaciones en que me hallo, levanto confiado los ojos hacia Ti, que te dignaste elegir para tu morada las campiñas de pobres y desamparados labriegos; y que frente a la ciudad y anfiteatro de deleites paganos, en donde reinan el silencio y las ruinas, cual Señora de las Victorias elevaste tu poderosa voz llamando de todas partes de Italia y del mundo católico a tus devotos hijos para que te levantasen un templo. ¡Oh! apiádate finalmente de está alma que yace aletargada bajo el polvo y las sombras de la muerte! Ten piedad de mi, ¡oh! Señora; ten piedad de mí que me hallo abrumado de miserias y humillaciones. Tú que eres exterminio de los demonios defiéndeme de los enemigos que me asedian. Tú que eres el Auxilio de los cristianos, sácame de las tribulaciones en que me hallo sumido. Tú que eres nuestra vida, triunfa de la muerte que amenaza mi alma en los peligros a que se halla expuesta. Devuélveme la paz, la tranquilidad, el amor, la salud. Así sea. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

III. ¡Ay!... el oír que tantos han sido colmados de favores sólo porque a Ti acudieron con fe, me infunde nuevo aliento y valor para llamarte en mi socorro. Tú prometiste a Santo Domingo que el que deseara gracias las obtendría con tu Rosario; y yo con el Rosario en la mano, te llamo, oh Madre, al cumplimiento de tus maternales promesas. Aún más: Tú misma, oh Madre, has obrado continuos prodigios para excitar a tus hijos a que te levantaran un templo en Pompeya. Tú, pues, quieres enjugar nuestras lágrimas y aliviar nuestros afanes; y yo con el corazón en los labios, con fe viva te llamo e invoco: ¡Madre mía! ¡Madre querida! ¡Madre bella!... ¡Madre dulcísima, ayúdame! Madre y Reina del Santo Rosario, no tardes más en tender hacía mí tu poderosa mano y salvarme; porque la tardanza, como ves, me llevaría a la ruina. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia...

IV. ¿Y a quién he de acudir yo sino a Ti, que eres el alivio de los miserables, el refugio de los desamparados, el consuelo de los afligidos? ¡Ah, si; lo confieso: abrumada miserablemente mi alma bajo el enorme peso de las culpas, no merece más que el infierno y es indigna de recibir tus favores! Mas, ¿no eres Tú la esperanza de quién desespera, la poderosa Medianera entre Dios y el hombre, la Abogada ante el trono del Altísimo, el Refugio de los pecadores? ¡Ah, basta que digas una sola palabra en mi favor a tu divino Hijo, para que El te escuche! Pídele, pues, oh Madre, la gracia que tanto necesito… (se pide la gracia que se desea). Sólo Tú puedes obtenérmela. Tú que eres mi única esperanza, mi consuelo, mi alegría, mi vida. Así lo espero, así sea. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

V. ¡Oh Virgen y Reina del Santo Rosario! Tú que eres la Hija del Padre celestial, la Madre del Hijo divino, la Esposa del Espíritu Santo; Tú que todo lo puedes ante la Trinidad Santísima, debes obtenerme esta gracia para mi tan necesaria, a no ser que sea de obstáculo para mi eterna salvación... (aquí se especifica la gracia que se desea). Te la pido por la Concepción Inmaculada, por tu divina Maternidad, por tus gozos, por tus dolores, por tus triunfos. Te la pido por el Corazón de tu amoroso Jesús, por aquellos nueve meses que lo llevaste en tu seno, por los trabajos y sinsabores de su vida, por su acerba Pasión y Muerte de Cruz, por su santísimo Nombre y por su sangre preciosísima. Te la pido, finalmente, por tu dulcísimo Corazón, por tu glorioso Nombre, ¡oh María! que eres Estrella del mar, Señora poderosísima, Puerta del paraíso y Madre de todas las gracias. En Ti confío.., todo lo espero de Ti: Tú me has de salvar. Así sea. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

V. Hazme digno de alabarte, oh Virgen Sagrada.
R. Dame fortaleza contra tus enemigos.
V. Ruega por nosotros, Reina del Santísimo Rosario.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN. Oh Dios, cuyo Hijo Unigénito con su vida, muerte y resurrección nos adquirió el premio de la salvación eterna, concedenos, os suplicamos, que meditando estos misterios en el Santísimo Rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos las virtudes que contienen y alcancemos los bienes que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

 

NUESTRA SEÑORA  DEL ROSARIO DE POMPEYA
NOVENA DE ACCIÓN DE GRACIAS

 V. Oh Dios, venid en mi ayuda.
R
. Señor, apresuraos a socorredme.
V
. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Así sea.

I. Heme aquí a tus plantas, ¡oh Madre Inmaculada de Jesús!, que gozas al ser llamada Reina del Rosario del Valle de Pompeya. Con regocijo de mi corazón, y con el ánimo henchido de la más viva gratitud, vuelvo a Ti, mi generosa Bienhechora, mi dulce Señora, Soberana de mi corazón, pues te has mostrado como verdadera Madre mía, Madre que inmensamente me ama. Yo te supliqué, con gemidos y lágrimas, y Tú me consolaste; yo me hallaba en duros aprietos, y Tú me devolviste la paz. Dolores y congojas mortales oprimían mi corazón, y Tú, oh Madre, desde tu trono de Pompeya con una piadosa mirada me tranquilizaste. ¡Ah! quién se dirigió a Ti con confianza y no fue escuchado ¡Oh, si todo el mundo conociera cuán buena y compasiva eres con quien sufre, todas las criaturas acudirían a Ti! Seas pues para siempre bendita, oh Virgen soberana de Pompeya; bendita para siempre de mí y de todos, de los hombres y de los ángeles, en la tierra y en el cielo. Así sea. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

II. Doy gracias a Dios y a Ti, Madre mía, por los nuevos beneficios que por tu piedad y misericordia me han sido concedidos. ¿Qué hubiera sido de mi si Tú hubieras rechazado mis suspiros y lagrimas?. Por mí te tributen gracias los ángeles del Paraíso, y los coros de los apóstoles, de los mártires, de las vírgenes y de los confesores; por mí te den gracias también tantos pecadores por Ti salvados, que ahora gozan en el cielo de la visión de tu inmortal belleza. ¡Ojala conmigo te amaran las criaturas todas, y el mundo entero se hiciera eco de mis agradecimientos! Por tantos favores recibidos, ¿qué podría yo devolverte, oh Reina, llena de piedad y magnificencia? La vida que me queda yo la consagro a Ti, para propagar por doquiera tu culto, oh Virgen del Rosario de Pompeya, por cuya merced el Señor me visitó con, su gracia. Promoveré la devoción de tu Rosario, narraré a todos la misericordia que me alcanzaste, predicaré siempre lo buena que fuiste conmigo para que los indignos y pecadores, como yo, acudan Ti con confianza. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

III. ¿Con qué nombres te saludaré, candorosa paloma de paz? ¿Con qué título te invocaré, cuando los doctores te llamaron: "Señora de lo criado, Puerta de la vida, Templo de Dios, Alcázar de luz, Gloria de los cielos, Santa entre los santos, Paraíso del Altísimo?". Tú eres la tesorera de las gracias, la omnipotencia suplicante; diré más, la misericordia de Dios, que se derrama abundantemente sobre los desdichados. Pero sé también que es dulce a tu corazón el ser llamada Reina del Rosario del Valle de Pompeya; y llamándote así, siento la dulzura de tu místico nombre ¡oh Rosa del Paraíso, trasplantada al Valle de lágrimas para suavizar las penas de los tristes desterrados hijos de Eva!. Tú eres la rubicunda Rosa de caridad, más fragante que todos los aromas del Líbano, que en tu valle con perfume de celestial suavidad elevas los corazones de los pecadores a Dios. Tú la Rosa de eterna frescura que, regada por las aguas celestiales, echaste raíces en un terreno asolado por una lluvia de fuego. Tú la Rosa de inmaculada belleza que del sitio de desolación hiciste jardín ameno de las delicias del Señor. ¡Ensalzado sea Dios, que ha hecho tan admirable tu nombre! ¡Bendecid pueblos, el nombre de la Virgen da Pompeya, pues rebosa la tierra de su misericordia! Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

IV. Sumergido por la tempestad, desde el fondo del abismo levanté mis ojos a Ti ¡oh nueva estrella de esperanza, aparecida en nuestros días sobre el Valle de las ruinas! Desde la más intensa amargura, levanté mi voz a Ti, Reina del Rosario de Pompeya, y experimenté el poder de este título, de Ti tan querido. ¡Dios te salve, clamaré siempre, salve oh Madre de Piedad, mar inmenso de gracias, océano de bondad y compasión! Las nuevas glorias de tu Rosario, las recientes victorias de tu corona, ¿quién dignamente podrá cantarlas? Al mundo insensato que se arranca de los brazos de Jesús para entregarse en los de Luzbel, Tú le proporcionaste la salvación en aquel mismo Valle, donde Satanás devoraba a las almas. Tú hollaste triunfadora las ruinas de los templos paganos, y sobre sus escombros asentaste la grada de tu excelso trono. Tú, trocaste las playas de muerte en Valle de resurrección y de vida, y sobre la tierra que dominaba tu enemigo, edificaste la ciudadela de refugio, a donde se acogen los pueblos para hallar su amparo y salud. Allí tus hijos, dispersos por el mundo te levantaron un trono, como monumento de tus portentos y trofeo de tus misericordias. Desde aquel Trono me llamaste a mí también para admitirme entre los hijos de tu predilección; sobre mí, pobrecillo, se detuvo la mirada de tu clemencia. ¡Benditas sean por eternidad de eternidades tus obras oh Señora; y benditos para siempre todos los prodigios que obraste en el Valle del exterminio y de la desolación! Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

V. Todas las lenguas ensalcen tus glorias, ¡oh Señora!, y el tenue crepúsculo vespertino transmita a la clara aurora los dulces acordes de nuestras bendiciones. Todas las gentes Te llamen venturosa, y venturosa repitan las riberas del mar y la inmensidad de los cielos. Tres veces bienaventurada te llamaré con los Ángeles, Arcángeles y Principados; tres veces bienaventurada con las Potestades angelicales, con las Virtudes de los ciclos, con las Dominaciones soberanas. Dichosísima te pregonaré con los tronos, los Querubines y los Serafines. ¡Oh Soberana y Salvadora mía! No dejes de fijar tu mirada compasiva sobre mi familia, mi Patria y toda la Iglesia. Particularmente te suplico no me niegues la mayor de las gracias, esto es, la de que mi fragilidad no me aparte nunca jamás de Ti. Haz en fin, que todos los que cooperamos a la grandeza de tu Santuario de Pompeya, seamos del número de los escogidos.

¡Oh Santo Rosario de mi Madre, te estrecho contra mi pecho y con reverencia te beso! (aquí besa cada uno su rosario), Tú eres vía para llegar a todas las virtudes; tesoro de méritos para el paraíso; prenda de predestinación; inquebrantable cadena que sujeta al enemigo; manantial de paz para los que te honran en vida augurio de la victoria para los que te besan en la hora de la muerte! En aquella hora postrera yo te espero, oh Madre mía; tu presencia será la señal de mi salvación, y tu Rosario me franqueará las puertas del cielo. Así sea. Dios Te salve, Reina, Madre de misericordia…

V. Ruega por nosotros, Reina del Santísimo Rosario.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN. ¡Oh Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo! que nos habéis enseñado a acudir a Vos con confianza y llamaros Padre Nuestro que estás en los cielos; ¡ah! bondadoso Señor, de quien es propio el usar siempre de misericordia y perdonar, por la intercesión de la Virgen Inmaculada, oíd propicio a los que nos gloriamos del título de hijos del Rosario; mirad con agrado nuestro humilde tributo de acción de gracias por los dones recibidos; y el trono que levantasteis en el Santuario de Pompeya, volvedlo cada día más glorioso e imperecedero; por los merecimientos de de Nuestro Señor Jesucristo Así sea

 

 

NOVENA NUESTRA SEÑORA
DEL ROSARIO DE POMPEYA

1. ORIGEN DE LA NOVENA

En una de las apariciones de la Santísima Virgen de Pompeya de 1884 en Nápoles, en la morada del Comandante Agrelli, la Celestial Madre, manifestó sus deseos de cómo quiere ser honrada.

Hacía 14 meses que Fortuna Agrelli, hija del Comandante, padecía de una terrible parálisis, habiendo sido ya desahuciada y abandonada de su médico. El 16 de Febrero de 1884, la joven enferma y sus deudos comenzaron a rezar una novena a la Virgen del Rosario. La Reina del Santo Rosario se la apareció el 3 de Marzo. La Virgen aparecía sentada sobre un trono, rodeado de una claridad resplandeciente, llevando consigo al divino niño que descansaba sobre su regazo y que portaba en sus manos un rosario. La Virgen Madre y su divino hijo vestían trajes bordados en oro. Iban acompañados de Santo Domingo y de Santa Catalina de Siena. El trono de la Virgen se hallaba decorado con flores; la hermosura de la Santísima Virgen era indescriptible.

María, miró con ojos compasivos a la enferma, y ésta, humildemente balbuceó estas frases: "Reina del Santo Rosario, ten piedad de mí; ¡sáname! Ya hice una novena en tu honor, Oh María, pero basta ahora no he recibido tu ayuda. ¡Es muy grande el deseo que tengo de curarme!

-Hija mía-respondió la Santísima Virgen- me has llamado, invocando mi nombre bajo diferentes advocaciones, y tú siempre has merecido mi ayuda. Pero ya que me llamas con ese título de Reina del Santo Rosario, no puedo menos de darte lo que me pides: porque ese nombre, ese título, es lo más querido y sagrado para mí.

Volvió a aparecérsela en otra ocasión la Reina del Santo Rosario y la dijo";-Los que deseen conseguir mis misericordias, deben hacer tres novenas de Rosarios y otras tres Novenas más como acción de gracias.

Este milagro del Rosario llegó a impresionar tanto al Papa León XIII, que le animó a exhortar a todos los cristianos por medio de una pastoral, a que practicarán la devoción del Rosario lo más frecuentemente que se pudiera.

2. MODO DE PRACTICAR LA NOVENA

Esta novena del Rosario [1] (conocida también como "novena de los 54 días") consiste en rezar todos los días, durante 27 días consecutivos, una parte del Rosario (cinco padrenuestros, 10 avemarías y Gloria); al final de cada parte del Rosario, o de 50 avemarías debe, asimismo, rezarse la novena de acción de gracias, también por 27 días, se consiga o no lo que se pide.

Cada día serán distintas las meditaciones. Se comenzará el primer día con la meditación de los Misterios Gozosos, el segundo día los Misterios Dolorosos y al tercer día los Misterios Gloriosos; al cuarto día se comenzarán a meditar de nuevo los Misterios Gozosos,. al quinto día los Misterios Dolorosos, al sexto día los Misterios Gloriosos, y así sucesivamente durante 54 días en que duraran la novena de petición y la de acción de gracias.

Algo difícil y pesada es la novena, pero es la novena del Amor. A los que desean alguna gracia, nada es difícil.

Si no se recibiere la gracia o gracias que se desean, debe confiarse en que la Reina del Rosario, que está enterada de las necesidades de cada uno, ya sabrá dar lo que se merece. La oración no quedará en balde. Ninguna oración es infructuosa. Y no se ha oído aún que la Santísima Virgen no haya ayudado a los que a Ella hayan acudido con verdadera confianza.

Considera cada una de las Ave Marías como una rosa que depositas a los pies de María.

Esas rosas reunidas con la comunión espiritual constituirán el bouquet espiritual que más agradará y alegrará a María, y ese bouquet espiritual será el que consiga de la Virgen que sobre ti descienda sus especiales bendiciones.

Y si quieres que el corazón de María se enternezca, enlaza aquel bouquet con una cinta de diamantes, mediante la recepción o comunión del Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. Haz esto, y María llena de alegría abrirá para ti los acueductos por donde pasarán las más copiosas gracias.

 

3. TABLA DE LOS 54 DÍAS DE LA NOVENA

Nota: La novena se compone de 54 días.
Cada día se reza un misterio del rosario
G=gozosos - D=dolorosos - GL=gloriosos

DÍAS DE LA NOVENA DE PETICIÓN

1
G 

2
D

3
GL

4
G

5
D

6
GL

7
G

8
D

9
GL

 10
G

11
D

12
GL

13
G

14
D

15
GL

16
G

17
D

18
GL

19
G

20
D

21
GL

22
G

23
D

24
GL

25
G

26
D

27
GL

 

DÍAS DE LA NOVENA DE ACCIÓN GRACIAS

1
G 

2
D

3
GL

4
G

5
D

6
GL

7
G

8
D

9
GL

 10
G

11
D

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GL

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G

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GL

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G

17
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18
GL

19
G

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D

21
GL

22
G

23
D

24
GL

25
G

26
D

27
GL



1. Las oraciones y meditaciones que componen esta novena fueron escritas originalmente en inglés por Charles V. Lacey hacia 1925 (versión española por Cesar Mercader). [Volver]

 

 

 

 

 

 

ORACIÓN QUE SE HARÁ
ANTES DE LA MEDITACIÓN

Dios te Salve María, Reina del Santo Rosario. María, Madre mía, Salve!; a tus pies humildemente postrado me hallo para ofrendarte una corona de Rosas - blancas flores en memoria de tus gozos - cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con mi petición para una gracia particular.

Oh Excelsa Reina, Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti acuden. Vos no podéis menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir estas ofrendas, recibe, asimismo, mis peticiones: de tus grandes misericordias espero la gracia y favores que con confianza te lo pido.

Cuanto te pido, lo recibiré, ¡demuestra que eres mi Madre!

 

Acción de Gracias
Dios te Salve María. Reina del Santo Rosario, Madre mía, ¡Salve!. Humildemente me postro a tus pies para ofrendarte una corona de Rosas- blancas flores en memoria de tus gozos-cada flor te recordará un misterio, cada diez flores van con mi petición de una bendición.

Oh Excelsa Reina. Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti claman. Vos no podéis mirar mis ofrendas sin atender a mis súplicas. Recibe mi ofrenda y recibe también mi agradecimiento; por tu bondad, dame la ayuda que confiado espero en ti.

Credo. Padre Nuestro. Tres Avemarías. Gloria.

I. LA ANUNCIACIÓN


Dulce Madre María, yo, que medito el Misterio de la Anunciación, que es cuando el Arcángel San Gabriel te anunció que serías Madre de Dios, ofrendándote aquella sublime salutación, "Salve, llena de gracia, el Señor Dios está contigo", y tú sometiéndote con humildad a la voluntad del Padre respondiste: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tú palabra".

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la
Humildad
y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

II. LAVISITACIÓN

Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Visitación que es cuando tú visitando a tú prima Santa Isabel, ella te saludó con estas proféticas palabras; "Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tú vientre" y tú la respondiste con el cántico de los cánticos, el Magnificat.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Caridad y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

III. LA NATIVIDAD

Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Natividad de Nuestro Señor, que es cuando llegado el tiempo, Oh Santa Virgen, nació el Redentor del mundo, en un pesebre en Belén, mientras los ángeles llenaban los cielos con el cántico, "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad".

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición, para poseer la virtud de Apartarme de las cosas del mundo y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

IV. LA PRESENTACIÓN

Dulce Virgen María; medito ahora el Misterio de la Presentación. Obediente a la ley de Moisés fuiste al Templo de Jerusalén, donde las primeras gotas de la sangre preciosa fueron derramadas, y donde el Profeta Simeón, teniendo en sus brazos al Divino Niño, dio gracias al Padre por haber tenido ya la dicha de ver al Salvador.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas, mi petición para poseer la virtud de la Pureza y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

V. EL NIÑO JESÚS HALLADO EN EL TEMPLO


Dulce Virgen María. Medito ahora el Misterio del Niño Jesús hallado en el Templo. Después de buscarle por tres días, tu corazón apenado, se llenó entonces de alegría al hallarle en el Templo donde estaba discutiendo con los Doctores de la ley, y cuando vistes que Jesús, obediente, regresó al hogar contigo.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Conformidad con la Voluntad de Dios y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

Hágase aquí la comunión espiritual.

 

ANTES DE LA MEDITACIÓN

¡Dios te salve María, Reina del Santo Rosario! iMadre mía, salve!, a tus pies humildemente postrado me hallo para ofrendarte una corona de flores. Rosas de color rojo como la sangre, en memoria de los dolores que sufristeis junto a tu Hijo divino -cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con mi petición para una gracia particular.

¡Oh Excelsa Reina! Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti acuden. Vos no podéis menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir estas ofrendas, recibe, asimismo mis peticiones; de tus grandes misericordias espero la gracia y favores que con confianza te pido ...

Cuanto te pido, lo recibiré. ¡Demuestra que eres mi Madre!

 

Acción de Gracias
¡Dios te salve María, Reina del Santo Rosario! ¡Madre mía, salve! Humildemente me postro a tus pies para ofrendarte una corona do, flores. Rosas de color rojo, en memoria de los dolores que sufristes junto a tu Hijo divino, cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con una petición para una gracia particular.

¡Oh Excelsa Reina, Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti acuden. Vos, no podéis menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir estas ofrendas recibe, asimismo, mis peticiones; de tus misericordias espero la gracia y favores que con confianza te pido.

Cuanto te pido, lo recibiré, demuestra que eres mi madre.

Credo. Padre Nuestro. Tres Avemarías. Gloria.

I. LA AGONÍA EN EL HUERTO


Oh afligida Madre, Virgen María. Yo medito ahora el misterio de la Oración de Nuestro Señor en el huerto de Getsemaní, donde sudó sangre. Al contemplar Jesús los pecados del mundo que el demonio le demostró para tentarle a no seguir el sacrificio que estaba próximo a hacer, infundiéndose en su alma el temor por cuanto veía, y cuando todo su bendito cuerpo sudó sangre ante la visión de las torturas y muerte que Él tendría, tus sufrimientos, oh Madre querida, los futuros padecimientos de su Iglesia, y los que El mismo sufriría en el Santísimo Sacramento, Él lloró y exclamó: "Oh Padre, aleja de mi este cáliz, si es posible", pero inmediatamente, conformándose con la voluntad de Su Padre, El, de nuevo exclamó: "No se haga mi voluntad, sino la Tuya".

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de Conformidad con la Voluntad de Dios y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

II. LA FLAGELACIÓN

Oh afligida Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de la flagelación de Nuestro Señor. Obedeciendo las órdenes de Pilatos, los sicarios arrancaron las vestiduras de TU Hijo, le ataron a la columna infligiéndole crueles azotes de la cabeza a los pies, lacerando así todo su bendito cuerpo hasta dejarle completamente débil.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud del Sufrimiento y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

III. LA CORONA DE ESPINAS

Oh afligida Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de la Corona de Espinas de Nuestro Señor. La soldadesca buscó agudas espinas y tejiendo con ellas una corona la ciñeron sobre las sienes de Nuestro Señor. No terminó aquí la crueldad. Volvieron a azotarle y a golpearle para que las espinas penetraran e hirieran cada vez más su bendita cabeza. Luego, en medio de las mofas y burlas despiadadas, los sicarios se arrodillaban ante el Señor vociferando: ¡Salve, Rey de los Judíos!.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Humildad y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

IV. CON LA CRUZ A CUESTAS

Oh afligida Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de la Cruz a cuestas, que es cuando tu Divino Hijo cargando sobre sus hombros la pesada Cruz, débil pero sufrido, entre los desprecios de las turbas y no obstante haber caído en tierra repetidas veces, llegó hasta el Calvario con sus verdugos.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Paciencia en la Adversidad y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

V. LA CRUCIFIXIÓN

Oh afligida Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de la Crucifixión. Después de despojarle a tu Divino Hijo de sus sagradas vestiduras, le clavaron en la Cruz donde expiró después de tres horas de agonía, y durante este tiempo, oraba ante su Padre implorando perdón para sus enemigos.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de Amar a mis Enemigos y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

Hágase aquí la comunión espiritual

ORACIÓN QUE SE HARÁ
ANTES DE LA MEDITACIÓN

Dios te salve María. ¡Reina del Santo Rosario! Madre mía, salve.   A tus pies humildemente postrados me hallo para ofrendarte una corona de flores rosas teñidas con el color rojo de la pasión en memoria de las alegrías, fruto de los sufrimientos de tu Hijo Divino. Cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con mi petición para una gracia particular.

¡Oh Excelsa Reina, Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti acuden. Vos no podéis menospreciar esta ofrenda, con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir estas ofrendas, recibe, asimismo mis peticiones; de tus grandes misericordias, espero la gracia y favores que con confianza te pido.

Cuanto te pido, lo recibiré. ¡Demuestra que eres mi Madre!

Acción de Gracias
¡Dios te salve María! ¡Reina del Santo Rosario! Humildemente me postro a tus pies para ofrendarte una corona de flores -blancas rosas que florecieron de las rosas de dolor, en memoria de tus alegrías, fruto de los sufrimientos de Tu Hijo Divino, cada flor te recordará un misterio; cada diez flores van con una petición para una gracia particular.

¡Oh Excelsa Reina, Dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que a ti acuden! Vos no podéis menospreciar esta ofrenda con la cual van unidas mis peticiones. Al recibir estas, ofrendas, recibe, asimismo mis peticiones; de tus misericordias espero la gracia y favores que con confianza te pido.

Cuanto te pido, lo recibiré, demuestra que eres mi Madre.

Credo. Padre Nuestro. Tres Avemarías. Gloria.

I. LA RESURRECCIÓN


Oh gloriosa Madre Virgen María. Medito ahora el Misterio de la Resurrección de Nuestro Señor que es cuando en la mañana del tercer día después de su muerte y sepultura salió de ella y se te presentó, llenando así de indecible alegría tu corazón; se apareció a las santas mujeres, y a sus discípulos quienes al reconocerle le adoraron.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Fe y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.



II. LA ASCENSIÓN

Oh gloriosa Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de la Ascensión que es cuando, cuarenta días después de su Resurrección, fue al monte Olivo acompañado de Ti y de sus Discípulos quienes le adoraron por última vez, prometiéndole El que estaría con ellos hasta la consumación de los siglos. Entonces, extendiendo sus manos sobre sus discípulos, y después de bendecirles, a la vista de todos, subió a los cielos.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Esperanza y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

III. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

Oh gloriosa Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de la Venida del Espíritu Santo, cuando los Apóstoles reunidos contigo en una casa en Jerusalén, descendió el Espíritu Santo en formas de lenguas de fuego, inflamando los corazones de los apóstoles con el divino amor, infundiéndoles la sabiduría, dándoles el don de poseer todos los lenguajes, y llenándote con la plenitud de SU gracia, te inspiró para que oraras por los apóstoles y los primeros Cristianos.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de la Caridad y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

IV. LA ASUNCIÓN A LOS CIELOS
DE NUESTRA SANTÍSIMA MADRE

Oh gloriosa Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de Tu Asunción a los Cielos, cuando con el intenso deseo de unirte a tu Divino Hijo en los cielos, tu alma, separándose del cuerpo; subió hasta su Dios quién por el amor infinito que tenía a Su Madre cuyo virginal cuerpo fue SU primer tabernáculo en la tierra, lo llevó a los cielos y allí en medio de los ángeles y santos, lo unió a Tu alma bendita.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de Unirme a Jesús en Pensamientos y en Sentimientos y reverentemente deposito a tus plantas estas flores espirituales.

 

V. LA CORONACIÓN DE NUESTRA SANTÍSIMA MADRE
EN LOS CIELOS COMO REINA DE TODO LO CREADO

Oh gloriosa Madre, Virgen María. Medito ahora el Misterio de Tu Coronación en los cielos. Cuando llegastes a los cielos te pusieron tres Coronas. El Dios Padre te coronó como Reina del Cielo; el Dios Hijo te coronó como la más amada de entre todas las criaturas y de entre todas las mujeres y el Espíritu Santo te coronó como su Esposa Inmaculada; la más perfecta adoradora de la Beatísima Trinidad, ruega por nuestra causa como nuestra más poderosa y misericordiosa Madre.

Yo, humildemente te ofrezco: 1 Padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria.

Uno a estas diez rosas mi petición para poseer la virtud de Unirme Contigo y reverentemente deposito a sus plantas estas flores espirituales.

 

Hágase aquí la comunión espiritual.

 

COMUNIÓN ESPIRITUAL
(Qué se hará después de una parte del Rosario,
o sea después de las 50 avemarías).

JESÚS mío, que estás real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. No pudiéndote recibir bajo las especies sacramentales, Te suplico con un corazón lleno de amor y deseos hacia Ti, que vengas a mi alma por medio del Corazón Inmaculado de María, Tu Madre, y que té quedes con nosotros para siempre:-

Tu conmigo            Yo contigo              En esta vida          Y en la venidera               Por medio de María.

Oración

Dulce Madre, Virgen María, Te ofrezco esta comunión espiritual como la cinta que enlaza las flores espirituales depositadas a tus plantas.

¡Oh Madre mía! Mira compasiva estas ofrendas y con Tu intercesión, consígueme esta gracia… (pídase la gracia que se desea.) Avemaría.

Acción de Gracias

Dulce Madre, Virgen María. Te ofrezco esta comunión espiritual como la cinta que enlaza las flores espirituales depositadas a tus plantas en acción de gracias (menciónese la gracia pedida) que Tú, llena de amor has conseguido para mí. Avemaría.

Oración Final

O Dios, que por medio de la vida, muerte y resurrección de Tu Unigénito Hijo nos distes la vida eterna te suplicamos nos concedas, Señor, que nosotros los que meditamos los Misterios del Santo Rosario de la Benditísima Virgen podamos imitar cuantos dichos Misterios contienen y prometen obtener. Por Jesucristo, Nuestro Señor, Amén.

  • Que la asistencia divina quede siempre en nosotros.
  • Que descansen en paz las almas de los que ya murieron, por las misericordias de Dios. Amén.
  • Oh Santísima Virgen María. Unida a la de tu Divino Hijo, danos la bendición para este día (o noche).

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 
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