novenas - NOVENAS GRUPO 25
 

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SiGNIFICADO DE NOVENA 2
LA MEDALLA MILAGROSA
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CONCLUSIONES

NOVENA A SAN LEOPOLDO MANDIC
DE CASTELNOVO [1]
1866-1942

NOVENA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
(para obtener favores)
Padre celestial Dios, Creador y Señor nuestro, os damos gracias por haber enriquecido a San Leopoldo con tantos tesoros de gracia, de fe y de caridad que comunicó a cuantos se le acercaron. Os suplicamos nos concedáis una fe viva y una ardiente caridad que nos una siempre a Vos por amor y gracia.

Rezar 3 glorias.
Eterno Hijo Dios, amabilísimo Redentor, os damos gracias por haber hecho de San Leopoldo un instrumento de vuestra infinita misericordia en el sacramento de la Penitencia; tanto que mediante el ejercicio asiduo de tan sublime ministerio pudo convertir a tantos pecadores, sanar tantas heridas y salvar tantas almas. Os suplicamos, Jesús Salvador nuestro, que nos concedáis a toda la gracia de confesarnos con frecuencia y con las debidas disposiciones para conservar siempre nuestra alma limpia de toda culpa y aspirar a la perfección que nos habéis enseñado.

Rezar 3 glorias.
Espíritu Santo Dios, Consolador y Santificador, os damos gracias por haber infundido a San Leopoldo vuestros siete dones que el transmitió a numerosas almas confortando, consolando y aliviando a cuantos a él se confiaban. Concédenos también a nosotros el estar libres da tantas penas y de las graves desventuras que nos oprimen, dándonos fuerza para llevar con humildad y paciencia nuestra cruz en expiación de nuestros pecados y conseguir así méritos para el cielo.

Rezar 3 glorias.
Santísima Trinidad, Padre, hijo y Espíritu Santo, que mediante las oraciones de vuestro siervo San Leopoldo habéis concedido y concedéis tantas gracias a todo el que en Su nombre a Vos recurre, dignaos escuchar benignamente nuestras súplicas y concedednos las gracias que tanto necesitamos para que en él sea glorificado vuestro santo nombre.

Rezar 3 glorias.
Virgen Bendita, Hija predilecta del Eterno Padre, Madre Santísima del Eterno Hijo, Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, amada Señora y Madre nuestra; por la devoción y tiernísimo amor que os tuvo el San Leopoldo, y por el vuestro hacia él, dignaos interceder ante la Santísima Trinidad para obtener las gracias que con tanta fe pedimos.
¡Oh! Madre nuestra, no nos abandonéis, protegednos, defendednos, salvadnos. Así sea.
Rezar 3 avemarías.

NOVENA A SAN LORENZO

Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he merecido el infierno y he perdido el cielo, pero sobre todo porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendar y evitar las ocasiones próximas de pecado, confesarme y cumplir la penitencia. Confío en que me perdonarás, por tu infinita misericordia. Amén.
Oración a María Santísima
Oh Reina de los ángeles y de los hombres, Purísima Virgen María, la más bella, encantadora y tierna de todas las criaturas hechas por Dios!
En Vos no hubo doblez, ni odio, ni engaño, ni calumnia, ni injusticia de ninguna clase, porque Dios quería a su Madre el ser más perfecto, para que nosotros sus hijos, imitando su manera de vivir, lleguemos a ser como ella.
Te damos gracias, ya que por Vos hemos recobrado la amistad de Dios que perdieron nuestros primeros padres en el Paraíso Terrenal.
Te alabamos porque Dios te escogió para ser su Madre y Madre nuestra.
Bendita seas porque en tu vientre purísimo Dios se hizo hombre para estar muy cerca de nosotros y de nuestros problemas.
Te rogamos Purísima Señora que nos enseñes a conocer verdaderamente a tu Hijo Jesucristo; a profundizar su Palabra que apasiona grandemente a quienes con sinceridad la meditan y la ponen en práctica.
Haz Señora, que cada día de esta Novena, aprendamos a comprender, amar y respetar y amar a nuestro prójimo. Amén
(Se rezan 3 Avemarías en honra a María Santísima, como hija del Padre, como Madre del Hijo y como esposa del Espíritu Santo)
Oración para el día primero
Mártir fortísimo de Jesucristo, Señor San Lorenzo que en testimonio del aprecio, que hacías de la dicha de ser cristiano, abandonaste las comunidades de tu casa y caminaste a Roma con el deseo de instituirte allí como en centro de la cristiana religión y de sus verdades; alcánzame de Dios ya que infiel yo a las promesas que hice en el bautismo, he regenerado tantas veces del nombre cristiano y lo he afrentado con mis culpas, lave ahora con lagrimas de verdadera penitencia tan abominables manchas y me ajuste con mis buenas obras al arancel de la virtudes que pide la fe en Jesucristo. ¡Oh Santo mío, San Lorenzo, no desprecies mi suplicas, no te hagas sordo a mi clamores; mira que aunque miserable pecador, pero aún confieso la misma fe que tu confesaste, aún adoro al mismo Dios, por quién tu diste la vida, a quién yo deseo agradar y servir mientras viva, para después de mi muerte gozarle eternamente.
Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día segundo
Mártir fortísimo de Jesucristo, Señor San Lorenzo que animado en la virtud de la esperanza, anisabas el martirio, esperando firmemente que por este medio ibas a conmutar una vida caduca y transitoria por una eternidad de bienes y de glorias, Qué gozo tan excesivo el que llena ahora tu corazón al ver que no te salió vana tu esperanza y que son mayores las delicias, que percibes, que lo que tú te imaginaste. Y podrás escuchar sin moverte a compasión los clamores con los que llamo desde este valle de miserias. No, has de alcanzar de Dios una firme y viva esperanza para que olvidado de los gustos criminales a que me inducen mis pasiones, me disponga con práctica de las virtudes y me haga digno de entrar a las eternas delicias de la gloria. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día tercero
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, que para dar la prueba mayor, que pide el divino maestro de una excelente caridad, ofreciste la vida por tu amado; propiedad inseparable de la divina caridad es anhelar a que ardan todos en amor del objeto que ella ama; pues ves aquí que no es otra mi súplica, encamina tu protección solo a encender mi corazón en el fuego de amor a mis prójimos.
Mira, Santo mío, que hoy llego a ti, desengañado y arrepentido de haber puesto mi amor en las criaturas, no quiero ya poner mi amor, sino en Dios. Por el amor de Dios que arde en tu pecho tan vivamente, te pido que me alcances de Dios, apague en mi alma el fuego de mis pasiones y encienda el de su amor, por toda la eternidad. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día cuarto
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, cuya angelical pureza te hizo acreedor al alto ministro de distribuir entre los fieles el Pan de los ángeles, la Sagrada comunión, cuando celebraba el sumo pontífice el sacrificio de la misa, trae ahora a tu memoria, Santo mío, cuan gustoso y agradable era tu piedad, alimentar con este pan del cielo a los fieles, que llegaban a pedírtelo. Pues no se ha apagado esta piedad, antes allá en la patria celestial se ha aumentado y perfeccionado, atiende, Santo mío, a las ansias y el fervor con el que llego a pedirte que me alcances de Dios, la pureza de alma y cuerpo que necesito tanto, que tanto deseo, por la que suspiro y la que solamente puede hacerme digno de alimentarme con el Pan, que hace y engendra vírgenes y la única que puede introducirme a las bodas, las cuales sólo entran los limpios de corazón. Amén
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día Quinto
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, cuya misericordia y compasión con los pobres, te granjeó la confianza del Pontífice, y te puso en las manos los tesoros que en la iglesia se guardaban para el socorro de los necesitados y mendigos; ¿De qué medio más eficaz, puedo valerme para obligarte a socorrerme, que de acordarte de aquella alegría y aquel gran gusto, que sentía tu corazón ala largar el brazo para dar a pobre su socorro? Mayores son las riquezas que ahora tienes en tus manos, mayor es mi necesidad, que la del otro cualquier pobre, pues ¿Por qué no has de darme el consuelo y la gloria de socorrer mi necesidad? Mira mi alma tan pobre de virtudes, tan cargada de necesidades y de culpas, alcánzame de Dios el socorro de su gracia y poder aparecer en su presencia. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día Sexto
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, que con celestial prudencia al tirano, que ansiaba las riquezas de la iglesia, que se había confiado a tu custodia, le pusiste delante una multitud de pobres para hacerle ver que la iglesia de Jesucristo destina sus tesoros para socorrer a los pobres y necesitados; firmemente estoy persuadido a que, si en aquel trance me hubiera agregado yo a la tropa de de pobres, no me hubieras despedido; pues ¿ por qué he de recelar que ahora, que me acojo a tu piedad y que sé que me estás favorecido no me has de atender y socorrerme? No, no lo recelo, Santo mío, no lo temo. Espero me presentes en el tribunal de Dios como uno de los más fieles y más necesitados de los pobres y me alcances de su misericordia el remedio de mis necesidades. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día Séptimo
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, cuya profunda humildad te hacia predicar que era indigno el martirio, cuando Dios pública tu santidad con la voz de los prodigios, que obraba el por ti dando vista a los ciegos, y alumbrando con la luz de la fe a los paganos; no tienes ahora que temer a los vientos nocivos de la vanagloria y la soberbia ; sin riesgo alguno de vanidad puedes hacer el prodigio de que mi alma ciega infelizmente por sus culpas y obscurecida en ella la luz de la razón, abra los ojos al desengaño y conozca que no hay otra felicidad que la de amar a Dios; ilumina, Santo mío, mi entendimiento para que vea la luz clara de la verdad y encendida mi voluntad para que la ame y la abrace y no la deje por toda la eternidad. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día Octavo
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, cuya fe hacia la sagrada Eucaristía, era tan viva, que creíste que recibiéndola en la víspera del martirio y comulgando con ella los demás que estaban contigo en la cárcel, quedarían fortalecidos y robustos para sufrir los tormentos que el tirano les tenia preparados; en esa misma fe, en esa misma herencia vivo yo; creo firmemente que el plan celestial da aliento y fortaleza a los que igualmente la reciben para vencer todo cuanto se oponga a la fe y a la ley de Dios, así como espero conseguir por los méritos de mi Señor Jesucristo y por tu intercesión, pues del Todopoderoso la gracia, que necesito para recibirle dignamente y para ir a adorarlo por una eternidad. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración para el día Noveno
Fortísimo Mártir de Jesucristo, Santo San Lorenzo, ¿Qué voces serian bastantes para darte el parabién de la felicidad que gozas? Pasaron en pocos instantes los acerbos dolores del fuego, en que te arrojó el tirano y ahora en premio de tu fortaleza, te miras anegado en un océano de delicias y bienaventuranzas. Una y mil veces te repito mis placemes; pero si aún entre los hombres miserables se estila hacer un obsequio a quién da los parabienes, tu a quién la caridad divina hace tan generoso ¿Qué obsequio a mi favor determinas hacerme? Yo no quiero otro, Santo mío no pido, ni apetezco otro, que el de la virtud de la fortaleza que no redime al ímpetu de mis desordenadas pasiones, para resistir las llamas de la concupiscencia y apetitos y para mantenerme en gracia de mi Dios, para poder ir darle alabanza por toda la eternidad. Amén.
(Se rezan 3 Padrenuestros y 3 Avemarías con su Gloria, Oración final)
Oración Final
Concédenos, Omnipotente Dios y Señor que se apaguen en nosotros las llamas de nuestros vicios, así como concediste al Bienaventurado San Lorenzo que venciese el fuego de sus tormentos, por Jesucristo, Señor nuestro, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Oración
Dios nuestro que nos propones seguir como ejemplo a San Lorenzo, ayúdanos ante todo a imitar sus virtudes, amar a Cristo y su palabra, amar como a nuestro pan de cada día y amar a nuestros hermanos y junto con eso, por su intercesión concédeme, si es tu voluntad, la gracia que te estoy pidiendo.
Se ha sabido que jamás alguien que ha acudido a Ti, ha quedado defraudado, por eso, Padrenuestro, pongo en tus manos a través de San Lorenzo mi humilde súplica.
Te lo pido por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor Amén.
NOVENA A SAN MARTIN DE PORRES
1579-1639

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.


Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.
Rezar a continuación la meditación y la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO ORIENTACIÓN
Al instruirse el niño Martín en las primeras nociones propias de su edad, comenzaba también a conocer a Dios que ya desde entonces vino a ser la razón y divisa de su conducta. Púsose luego bajo la enseñanza de un maestro que era barbero-cirujano, que en aquel tiempo no sólo sabían el arte propio de la barbería, sino también el de curar las enfermedades más Corrientes... Preveía Martín el bien que podía prestar a sus prójimos, y así gustaba de tal oficio gozoso de poder ser un día útil a sus semejantes. Donde se ve, cómo la Divina Providencia iba orientando a su Siervo, preparándolo para los fines a que lo destinaba.

Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y una Gloria.

Oración final ¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA SEGUNDO FE EN DIOS
Era tan firme la fe de fray Martín, que suspiraba pidiendo a Dios la gracia de morir por defenderla. Por su parte empleaba el tiempo que le quedaba libre, en enseñar la doctrina cristiana a los indios y negros en Lima; luego se iba a Limatambo, distante media legua de la ciudad, y a otras haciendas vecinas, donde enseñaba a los humildes trabajadores y esclavos, consolándolos en sus trabajos y enfermedades, e inspirándolos amor a la Cruz. Hubiera querido multiplicarse, para llevar a todas partes el conocimiento de Dios. El Señor le concedió la gracia especialísima, de actuar al parecer a la vez en dos lugares en cuya virtud, le vemos instruyendo y consolando a los sufridos negros en el África y otros lugares apartados.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final ¡Oh glorioso fray Martín, que desde tus primeros años aprendiste a andar por los caminos del Señor, firme siempre tu fe en Dios, celoso por su gloria y salvación de las almas; haz que vivamos esa misma fe, como hijos de Dios que somos! Ruega por nosotros, para que te imitemos en la fidelidad, y alcánzanos las gracias particulares que sabes necesitamos, ya que tanto puedes ante nuestro Rey Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA TERCERO MORTIFICACIÓN
Fray Martín, no obstante el conservarse en la gracia bautismal, se consideraba el peor de los nacidos, e indigno del hábito que llevaba; y a imitación de su Santo Patriarca, oraba casi toda la noche, disciplinándose hasta por tres veces de un modo cruel. No perdía ocasión de humillarse, gozando cuando se veía despreciado o insultado. Cuando le honraban personas distinguidas, corría a un lugar oculto, y se disciplinaba duramente; si no se le proporcionaba lugar a propósito, se abofeteaba diciendo:
-Pobre infeliz ¿cuando mereciste?.., No seas soberbio; bien conoces que eres un ruin, que naciste para esclavo de estos señores, y que sólo por amor a Dios pueden sufrirte tantos religiosos santos.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

Oración final ¡Oh Dios misericordioso, que nos diste al humilde fray Martín, como ejemplo de penitencia y mortificación; sednos propicio y olvidad nuestras infidelidades! Y tú, purísimo Martín, que no sólo sufrías resignado tus trabajos y enfermedades, sino que mortificabas duramente tu inocente cuerpo; alcánzanos del Señor el espíritu de penitencia, con el cual, al menos, suframos con alegría les mortificaciones de nuestros semejantes y nuestros propios males, para que, purificados de nuestros pecados, seamos aceptables a Dios y acreedoras a tu poderosa protección. Amén.

DÍA CUARTO EL TAUMATURGO
Eran continuos los prodigios del bienaventurado Martín socorriendo necesitados y curando enfermos. Algunos eran remediados al invocarle estando ausente, y otros con sólo tocar su ropa. Entre éstos, sucedió que visitando a don Mateo Pastor, que le ayudaba en el socorro de los pobres, se hallaba su señora, doña Francisca Vélez, con un agudísimo dolor de costado sin conseguir aliviarse con ninguna medicina. Al llegar el Siervo de Dios, tomó el borde de su capa y lo acercó a la parte dolorida, sintiéndose enteramente sana. Atónita exclamó:
- ¡ Ah! Gran Siervo de Dios es fray Martín pues el solo contacto de su ropa me ha sanado.
Confundido fray Martín, le dijo:
-Dios sólo ha hecho esto, señora. Dé las gracias a Dios, pues yo soy un miserable y el mayor pecador del mundo, Dios sea bendito, que toma tan vil instrumento para consolarla a usted, y para que no pierda su valor el hábito de mi padre Santo Domingo, aunque lo lleve tan gran pecador como yo.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

Oración final ¡Oh glorioso San Martín; bendecimos al Señor por el gran poder que se dignó otorgarte concediéndote dominio sobre la vida y la muerte! Animados por la generosidad con que derramas los dones de Dios, recurrimos a Ti con la mayor confianza. Pide para nosotros más fe, más amor a Dios y les gracias que necesitamos. ¡Todo lo esperamos de tu intercesión! y por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DÍA QUINTO PADRE DE LOS POBRES
Por la prontitud con que socorría fray Martín a los necesitados, le llamaban Padre de los Pobres. En multitud de casos acudió milagrosamente al que le llamaba, enfermo o necesitado. Entre otros, una pobre a la que él solía socorrer, se vio necesitada, con urgencia, de cierta cantidad. No pudiendo ir a encontrarse con el Siervo de Dios, clamó en estos términos, repetidas veces.
-Hermano fray Martín, tu socorro me falta, y no puedo participarte la gran aflicción en que me hallo.
Al cabo de una hora se presenta el caritativo bienhechor, precisamente con la cantidad que ella necesitaba, diciéndole que no se afligiese pues Dios conocía las necesidades de los pobres y sabía remediarlas.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

Oración final Glorioso San Martín, siempre compasivo, padre de los pobres y necesitados; míranos con piedad y ruega siempre por nosotros, que te invocamos con fe absoluta en tu bondad y en tu poder. No nos olvides ante este Dios, a quien siempre serviste y adoraste. Padre, Hijo y Espíritu Santo, a quien nosotros también queremos servir y adorar ahora y por toda la Eternidad. Amén.
DÍA SEXTO AMOR DE DIOS
Todo cuanto fray Martín hacía en sus prácticas y obligaciones y en relación con sus semejantes, era efecto de su amor a Dios. Cuando oraba, pues, se hallaba como en su centro: con frecuencia perdía el uso de los sentidos, quedando largo rato en éxtasis. Muchos testigos dieron testimonio, de haberle visto repetidas veces elevado algunas varas sobre el suelo, en su celda, en la Iglesia, y en la sala capitular conversando con la imagen de Cristo Crucificado. Si a esto añadimos la sublimidad del momento en que recibía a Jesús Sacramentado en que se sentía como en una gloria anticipada, conversando íntimamente con su Dios, no nos extrañará el que, aceptando Dios tan grande amor, hiciera tan poderoso a su fiel y amante Siervo.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

Oración final ¡Oh Dios mío, que tan generoso sois con quien os ama con sinceridad de corazón; os amarnos, pero deseamos amaros más y más! Haced que por intercesión de San Martín, aumente nuestro amor a Vos. Y tú, Martín benditísimo, ruega por nosotros, alcánzanos el amor puro de Dios, que nos hará dulce el vivir según su ley. Consíguenos también las demás gracias que sabes necesitamos y esperáramos por tu intercesión poderosa y los méritos de Nuestro Señor. Amén.
DÍA SÉPTIMO AL CIELO
Reveló Dios al bienaventurado Martín el día y hora de su muerte mostrándose él, desde entonces, más jovial y contento.
Cayó enfermo, y ya no pensó más que en su Dios, sobre todo después de recibir el Santo Viático, sin engreírle las visitas que llegaban a su penitente lecho de tablas. Autoridades, prelados, dignidades eclesiásticas y hasta el mismo Virrey Don Luis Fernández de Bobadilla, iban a dar sus últimos encargos para el Cielo a aquel humildísimo siervo fiel, que con frecuencia estaba en éxtasis, arrobado en el amor de Dios, a quien siempre había servido.
Se cantó el credo y al decir aquellas palabras "se encarnó por el Espíritu Santo de la Virgen María y se hizo hombre", acercó al pecho el Crucifijo que tenía en sus manos, y cerró suavemente los ojos. Todos lloraban.. El Arzobispo exclamó: Aprendamos a morir.

Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

Oración final ¡Oh dichoso San Martín, que viste coronados tus trabajos, tus mortificaciones, tu caridad y tu amor a Dios con una muerte feliz!, ¡ten compasión de nosotros! Todos te lloran. Los necesitados y enfermos creen perder un padre compasivo y el remedio de sus males, y dan rienda a su dolor llorando tu muerte; pero luego ven que tú no los abandonas; te llaman y tú sigues socorriéndolos y aliviando sus males. El estar más cerca del Señor, glorioso San Martín ha aumentado tu poder. Oye, pues, también nuestras humildes súplicas, pidiendo al Señor por nosotros para que atienda nuestros ruegos. Y que nuestra muerte sea la de los justos por tu intercesión y los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DÍA OCTAVO DESPUÉS DEL TRANSITO
Después de la muerte de fray Martín, los milagros se multiplican. El propio Notario del proceso, don Francisco Blanca, se hallaba con una llega en un pie, con gran hinchazón en la pierna y grandes dolores. Tenía que actuar al día siguiente. Invocó al Santo y al momento quedose dormido; al amanecer se halló perfectamente bien, sin hinchazón, y la llaga seca y sana.

Entre otros prodigios, fueron muchos los casos de señoras que, no pudiendo naturalmente dar a luz lo consiguieron con felicidad al encomendarse al Siervo de Dios fray Martín. Así aconteció a una esclava de doña Isabel Ortiz de Torres, a doña María Beltrán, otra señora de Arequipa, desahuciada de los médicos, a la que aplicaron una carta de fray Martín, y particularmente, a doña Graciana Farfán de los Godos, a quien libró de una infección y muerte segura.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

Oración final ¡Oh bienaventurado Martín! Si, en la tierra vivías sólo para Dios y para tus semejantes, hoy, que te hallas ya junto al trono de la bondad y la misericordia, puedes disponer mejor de sus tesoros. Si aquí conocías donde estaba la necesidad para remediarla, mejor la ves desde el Cielo donde moras. Mira, pues, Martín bondadoso, a los que a ti acudimos con la segura confianza de ser oídos. No defraudes las esperanzas de los que nos gozamos en verte ensalzado en la tierra, como Dios te ensalzó llevándote a su gloria.
DÍA NOVENO APOTEOSIS
Examinada en Roma la portentosa vida del Siervo de Dios fray Martín y a instancia del Rey Felipe IV y de todos los elementos vitales de la ciudad de Lima, envió el Pontífice las cartas remisoriales, nombrando jueces apostólicos para formar el proceso solemne. Se comunicó a la ciudad tan fausta noticia en la Catedral, en solemne función, con asistencia del Virrey, Arzobispo, demás autoridades civiles, militares y eclesiásticas e inmensidad de público que no cabía en el gran templo; todos derraman copiosas lágrimas de gozo, pues se acercaba el tiempo de ver beatificado y canonizado a su querido fray Martín. Unos y otros referían sus virtudes y los milagros obrados por Dios para confirmar el concepto de Santo en que todos le tenían.
Hecho el proceso, y firmado por más de ciento sesenta testigos de hechos milagrosos, se cerró y selló ante el pueblo. Emocionado el Arzobispo derramando abundantes lágrimas, dijo: Así honra Dios a este hombre de color que supo servirle y amarle de corazón.
El 29 de octubre de 1837 fue beatificado por el Papa Gregorio XVI.
La gloriosa canonización ha sido el digno remate de un laborioso trabajo intensificado en los últimos treinta años. S. S. Juan XXIII inscribió en el catálogo de los santos a fray Martín, el 6 de mayo de 1962.
Pídase la gracia que se desea.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final ¡Oh Dios, que tan gloriosamente levantas a los abatidos y humildes, y tan generosamente premias el sufrimiento y la caridad! Miradnos postrados ante Vos y glorificad a vuestro humilde siervo San Martín, atendiéndonos en nuestras súplicas. Y tú, hermano nuestro benditísimo, que ya te ves glorificado ante el trono del Señor, ruégale por nosotros, tanto más dignos de compasión cuanto más necesitados. Consíguenos las gracias que te pedimos, y que un día logremos la gloria del cielo, donde vives bendiciendo a Dios en compañía de los Ángeles y Santos por toda la eternidad. Amén.


NOVENA A SAN MELCHOR GARCÍA SAMPEDRO
Mártir. 1821 – 1855

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Por la señal...
Señor mío Jesucristo...
Señor mío Jesucristo, que, por salvar al mundo, quisiste morir en la cruz, concédenos por los méritos e intercesión del Bienaventurado San Melchor, que dio su vida en testimonio de la fe, logremos mortificar nuestros apetitos, muriendo a lo que nos separa de Ti, que, siendo Dios, vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Meditar a continuación la reflexión del día que corresponda:
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Sacerdote de Dios, misionero fervoroso, apóstol infatigable, mártir de la fe de Jesucristo, bienaventurado fray Melchor. Me acerco a ti confiadamente impetrando tu ayuda en mi necesidad, tu consuelo en mi dolor, tu esfuerzo en mi desaliento. Tu que anduviste por caminos de humildad, quítame el espíritu de la soberbia; tú que te entregaste a Dios tan generosamente, haz que desaparezca en mi el egoísmo. Haz que en Dios crea con la intensidad de tu fe y que a Dios sirva con el desinterés con que tu le serviste. Haz que arda en mi aquella caridad que te llevó a sufrir tan horrible y doloroso martirio. Si lo que te pido en esta novena es para gloria de Dios, alabanza tuya y bien de mi alma, concédemelo; de lo contrario, dame conformidad, energía y entereza para sobrellevar mis sufrimientos y para cumplir en todo y siempre la voluntad de Dios. Amén.

DÍA PRIMERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
APÓSTOL
Muy fácil hablar de apostolado; dificilísimo ser apóstol. El «enviado»-apóstol lleva las consignas del Señor. «Predicad cuanto os he enseñado, mandando guardar mis doctrinas». Al apóstol le espera la lucha, el desasosiego, las privaciones, la incomprensión, las persecuciones, y, como remate, casi siempre el fracaso, humanamente hablando.
Angustiado, perseguido, en peligro constante de la vida va tejiendo el Santo Melchor su corona de apóstol, de enviado de la Verdad. ¡Qué difíciles los caminos del Señor! Los pies se rompen contra la dureza del sendero, el alma agoniza entre incomprensiones y repulsas. Pero en el azul del cielo, más allá de lo temporal, espera Cristo con la corona de los elegidos.
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
OTRO CRISTO
Tú ves a Cristo, afanoso y doliente, derramando bien por los campos y ciudades. Los pobres, los maltrechos, los despreciados por sus lacras físicas y morales son objeto de su predilección. «Me duelen estas muchedumbres hambrientas y errantes como. oveja sin pastor... La mies es mucha; los operarios escasos. Rogad al Señor de las mies que envíe obreros...»
Y allí va fray Melchor, como otro Cristo, en busca de sus hermanos: los miserables, los sucios de pobreza, los desdeñados por el mundo. Como otro Cristo, los consuela, los reanima y prende en el cielo de sus almas humildes estrellas de esperanza y de paz. ¡Cuán preciosos los pies de los que evangelizan llevando la Verdad y la Paz!
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA TERCERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
CARIDAD
Amar no es dar, es darse. La donación más admirable fue la de Cristo. Se entregó a la muerte por los que amaba. ¡Y qué muerte! «Se anonadó, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz». Con justicia se habla de locura de amor, contemplando a Cristo muerto en la Cruz.
«El discípulo no puede ser de mejor condición que el Maestro. Si a Mí me persiguieron, también a vosotros os perseguirán». Programa difícil, ruta, de héroes. Vida de renunciamiento, Viacrucis rematado en la cima del Calvario. ¿Conoces la vida del Santo Melchor? ¿No te espanta su martirio? A esto, solamente a esto, se llama caridad perfecta.
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA CUARTO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
BUEN PASTOR

No todo es dolor en la vida de los discípulos de Cristo. Como el Maestro, también los discípulos saben del clamor de las noches calladas, florecidas de esperanza, cuando con el alma hecha ilusión, se dejan las noventa y nueve ovejas en el aprisco y se va al encuentro de la oveja perdida. ¡Y cómo se goza al encontrarla, al sentir su peso sobre los hombros fuertes y el palpitar de sus venas golpeando, acompasado, el latir del corazón!
Qué duda cabe que el santo fray Melchor supo de este gozo inefable, casi divino, de la búsqueda de almas perdidas. Y él sintió también, al encontrarlas, que la sangre restallaba en sus venas, el corazón se le llenaba de dulce angustia y los ojos refulgían por la emoción.
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA QUINTO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
HERMANO DE SUS HERMANOS
¿Has pensado alguna vez en que eres miembro de una gran familia, maravillosa por su extensión y sublime por su alcurnia? Somos de linaje divino. Tenemos por Hermano mayor al Cristo de Dios, al Hijo de Dios Los santos forman en nuestras filas familiares y a todos los hombres nos une la fe poseída actualmente y la fe poseída de la esperanza. ¡Milagro de una Iglesia de Santos que triunfan en el Cielo, se purifica en el Purgatorio y lucha en la tierra!
Así tiene sentido perfecto el batallar continuo de nuestros mejores. El Santo vive, como nadie, la hermosura de esta solidaridad impresionante. Fray Melchor gozaba con la dicha de sus hermanos del Cielo, sufría con sus hermanos del Purgatorio y avanzó por el mundo, unido, en afanes de salvación, con nosotros, sus hermanos de la tierra.
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.

DÍA SEXTO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
SINCERIDAD
Meta última de la generosidad es la sencillez. Sencillez significa armonía perfecta entre las ideas y las obras. ¡Parece tan fácil! Y, sin embargo, es obstáculo insuperable para la mayor parte de las almas. Cuando a las ideas maduras del cristiano y a las inspiraciones de la gracia responde un sí absoluto, sin reserva, la santidad es un hecho tangible.
El Santo Melchor jamás traicionó sus ideas y nunca contristó al Espíritu Santo. Creyó firmemente y obró con perfecta sinceridad. ¡Adelante siempre! La luz brillante en su entendimiento, la gracia divina pedía decisiones y el sí rotundo de las obras rubricaba su conformidad con la voluntad del Señor.

Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
HIJO DE MARÍA

Meta última de la generosidad es la sencillez. Sencillez significa armonía perfecta entre las ideas y las obras. ¡Parece tan fácil! Y, sin embargo, es obstáculo insuperable para la mayor parte de las almas. Cuando a las ideas maduras del cristiano y a las inspiraciones de la gracia responde un sí absoluto, sin reserva, la santidad es un hecho tangible.
El Santo Melchor jamás traicionó sus ideas y nunca contristó al Espíritu Santo. Creyó firmemente y obró con perfecta sinceridad. ¡Adelante siempre! La luz brillante en su entendimiento, la gracia divina pedía decisiones y el sí rotundo de las obras rubricaba su conformidad con la voluntad del Señor.
Luz sin ocaso. Ilusión nunca marchitada. Eso es la madre. Por eso María es la "estrella'' de luz que no se extingue y el ideal perennemente vivo. Con su atuendo de Reina silenciosa y Madre dolorida brinda a sus hijos, los desterrados hijos de Eva el calor de la compresión y los brazos siempre abiertos al consuelo. La orfandad desapareció del mundo después del milagro de Nazaret.
¡Y cómo gozaba nuestro Santo con esta protección de dulce sosiego! En el altar de su corazón brillaban las endechas más apasionadas y los fervores mejor sentidos. Por eso no conoció la noche de la desesperanza ni las cadenas de la cobardía. Se sentía hijo de Madre heroica y omnipotente. ¿Qué poder humano sería capaz de detener su marcha hacia el ideal?
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.

DÍA OCTAVO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
SILENCIO
Acaso sea el silencio lo que mejor defina la grandeza de un alma. Las obras cumbres de la humanidad se elaboraron en el silencio y la meditación. El artista, el héroe, el santo, escalaron las cumbres difíciles del ideal impulsados por esa fuerza misteriosa y bella que desborda de una vida íntima, a solas con uno mismo, camino de Dios.
El silencio -síntesis de muchas virtudes - resalta de modo extraordinario en nuestro fray Melchor. Vivir para Dios y en Dios. Contar en soledad las pulsaciones del alma, primero, y, después, caminar sin descanso evangelizando a los pobres, a los descarriados, a los que nunca conocieron las rutas de la fe y de la esperanza.
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA NOVENO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
MODELO

El cristiano siempre está en escena. A su representación de protagonista elegido asisten los ciudadanos del Cielo -ángeles y santos- y los espectadores de este mundo, sus semejantes. Al desarrollo de este drama, que es nuestra vida, asiste sobre todo, Dios. ¡Cuánto debe ser nuestro cuidado; hasta dónde debe llegar nuestro interés! El Cielo y la tierra nos contemplan.
Se explica, entonces, que el Santo se esfuerce por serlo y por parecerlo. Sabía muy bien el Santo Melchor el alcance de aquellas palabras de Jesucristo: "Haced obras buenas para que, viéndolas los hombres, glorifiquen a vuestro Padre Celestial". Palabras, actitudes, obras buenas que son canto de alabanza para el Señor y ejemplos de buen vivir para los hombres.
Hacer la petición aquí y rezar luego en acción de gracias 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


NOVENA A SAN MIGUEL ARCÁNGEL


Honrando a San Miguel, los pueblos atraen incalculables beneficios. Invocándole nos defiende y conduce al Cielo.

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS
Yo pecador…
San Miguel, Primado entre los Príncipes del Cielo, os ofrezco mis alabanzas y devoción, porque Dios os ha creado tan excelente y tan perfecto y os ha dotado de un celo tan grande por su gloria y de una sumisión tan admirable a sus divinos decretos.


Oración de León XIII. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Celestial y purísimo Mensajero de Dios, dignaos alcanzarme de los Sagrados Corazones de Jesús y María un verdadero amor por Ellos, la sumisión a la divina Voluntad y la gracia de… (hágase aquí la petición que se desea obtener con la novena).
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros Tu reino.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.
Terminar con el rezo de la oración del día correspondiente:
DÍA PRIMERO
María Inmaculada, Madre y dulce Medianera, Reina de los Cielos, humildemente os suplicamos intercedáis por nosotros. Ruega a Dios que envíe a San Miguel y a sus ángeles para apartar los obstáculos que se oponen al reinado del Sagrado Corazón en el mundo.
DÍA SEGUNDO
San Miguel, Ángel de los Santos combates, os ofrezco mis alabanzas y devoción por la inefable complacencia con que Dios os mira como defensor de su gloria.
DÍA TERCERO
San Miguel, Ángel de la Victoria, con devoción os alabo por la alegría con que Nuestro Señor Jesucristo os ve como celoso defensor de su divinidad y las victorias que conseguís sobre los enemigos de nuestras almas.
DÍA CUARTO
San Miguel, Ministro del Altísimo, con devoción os alabo por la ternura con que os mira la Santísima Virgen viendo los combates que habéis librado y libráis sin cesar para establecer el reinado de su amado Hijo, Dios y Redentor nuestro, en el mundo.
DÍA QUINTO
San Miguel, Guardián del Cielo, os alabo con devoción por la veneración, el amor y el honor que os rinden las jerarquías celestiales de las cuales sois augusto Príncipe.
DÍA SEXTO

San Miguel, Ángel del Santo Sacrificio, os alabo con devoción por el honor que os ha hecho nuestro Señor Jesucristo confiándoos la custodia de la Iglesia, su querida esposa y os ofrezco el reconocimiento y amor que la Santa Iglesia os profesa.
DÍA SÉPTIMO
San Miguel, Portador del estandarte de salvación, os ofrezco mis alabanzas con devoción por la importante misión que Dios os ha dado al confiaros las almas de todos los predestinados, defendiéndolas en la hora de la muerte de los asaltos del infierno, presentándolas ante Dios enteramente puras.
DÍA OCTAVO
San Miguel, Ángel de la Paz, os alabo con devoción por toda la fuerza, la dulzura y suavidad encerradas en vuestro santo nombre, delicia de vuestros verdaderos devotos.
DÍA NOVENO
San Miguel, Ángel del Perdón, os alabo con devoción por los inmensos beneficios que habéis derramado sobre nuestra Patria, siempre que ésta ha sido fiel a Dios, así como por la abnegación, reconocimiento y amor que os rinden vuestros servidores. Dignaos, os suplicamos, obtener de los Corazones de Jesús y de María aumente vuestros devotos para obtener la salvación.


NOVENA A SAN PANCRACIO
Mártir, siglo IV
• Festividad: 12 de mayo
• Nacionalidad: Siria
• Fecha de muerte: mártir, hacia el año 305
Patrón: contra falsos testigos y falsos testimonios, contra perjurio, niños, calambres, espasmos, dolores de cabeza. Ciudades: Albano, Bergen, Giesen, Leyden.


ORACIÓN A SAN PANCRACIO I
Glorioso mártir de Jesucristo, amable protector mío, San Pancracio, ya que el Señor escucha tan favorablemente tus ruegos, ayudando espiritual y temporalmente a los que piden sus gracias por tu intercesión, atiende la petición que, con humilde confianza en la bondad de Dios y apoyado en tu poderoso valimiento, elevo al cielo en mi presente necesidad.
(Aquí hágase la petición que se desea conseguir del Santo.)
Ya que tu grande amor a Dios te animó a ofrecer la vida en testimonio de la fe, obtén para mí este mismo amor y esta fortaleza en la práctica y en la confesión de la fe.
Para alcanzar tu continua protección sobre mí y sobre mi familia, te ofrezco ser fiel en el cumplimiento de la ley de Dios y en los deberes de mi estado, y procuraré agradarte con la frecuente recepción de los santos Sacramentos. Sirviendo a Dios y ayudado por ti, espero gozar de tu compañía en el cielo. Amén.
ORACIÓN A SAN PANCRACIO II
Oh glorioso San Pancracio que en la hermosa juventud, que tan rica y halagadora se presenta para vos con las promesas del mundo, sin embargo renunciasteis magnánimamente a todo para abrazar la Fe y servir a nuestro Señor Jesucristo con gran ardor de caridad y con profunda humildad, y por El ofrecisteis alegremente vuestra vida con un sublime martirio, escuchad, os suplico, mi plegaria ahora que sois tan poderoso delante de Dios.
Obtenednos una viva fe que nos sirva de luz mientras peregrinamos en este mundo; un ardiente amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Alcanzadnos también espíritu de desprendimiento de los bienes de la tierra y desprecio de las vanidades del mundo; y humildad para practicar ejemplarmente la vida cristiana.
Os rogamos igualmente de un modo especial por los jóvenes. Acordaos que sois patrono de la juventud; llevad, por lo tanto, al Señor a todos los jóvenes, convertidos en puros y fervorosamente piadosos por vuestra intercesión. Obtenednos a todos la felicidad del Santo Paraíso. Así sea.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Salud, paz y trabajo

Comenzar con el acto de contrición y luego la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO Nuestro corazón ha sido creado para amar: lo que más tienes que amar es a Dios; más que a todas las personas, más que a todas las riquezas del mundo, y de esta manera te evitarás también muchos desengaños. De esta manera lo hizo San Pancracio, y por eso alcanzó tantos favores de Dios. Pídele de corazón esta gracia; vivirás más tranquilo y alcanzarás su protección en todo lo que necesites. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.
DÍA SEGUNDO Dios permite que amemos a nuestra familia y a otras personas, mientras no sea obstáculo para amar a Dios. Así lo hacía el glorioso San Pancracio, y de esta manera encaminó muchas almas al cielo. Pídele de todo corazón que ames como buenos hermanos a las otras personas, a fin de que amemos más a Dios y obtendremos muchas gracias del glorioso San Pancracio. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.

DÍA TERCERO San Pancracio tenía un corazón tan bueno, que siempre se compadecía de los pobres y desgraciados: por eso logró tantas gracias del cielo; procura tú también imitarlo en estas virtudes, y así lograrás por su intercesión obtener muchas gracias de Dios. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.

DÍA CUARTO El glorioso San Pancracio, no sólo procuró ser bueno, sino que trabajaba para poder guiar otras almas al cielo, y por eso Dios le concedió tanto poder en favor de sus devotos. Procura tú también hacer lo que puedas para propagar esa devoción y procurar que otros vayan por el camino del cielo. Así lograrás muchas gracias, especialmente las que has de menester ahora que haces esta Novena. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.

DÍA QUINTO En el mundo hay muchas personas que por respetos humanos no son buenas, para que no las tengan como fanáticas. Procura que no seas tú de esos: sino que, a imitación de San Pancracio, siempre defiendas la verdad y las cosas buenas. De esta manera lograrás todo lo que necesites por intercesión de San Pancracio, que atenderá siempre a tus ruegos. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.

DÍA SEXTO Una de las cosas que cuesta más a nuestro corazón, es perdonar a los que nos han agraviado. Pídele al glorioso San Pancracio que te alcance esta gracia cuando alguien te haya agraviado, ya que él perdonó hasta a los mismos que le martirizaron, y no dudes que estarás después más tranquilo y conseguirás para ti y para tu familia más de lo que puedas confiar. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.
DÍA SÉPTIMO En este mundo se ha de tener mucha paciencia en todo, pues vienen más contrariedades de los que uno espera. Toma por modelo al glorioso San Pancracio, que en todo se conformaba con la voluntad de Dios, y así logró vivir tranquilo y ser un gran Santo, en medio de muchas penas. Pídele de buen corazón que te ayude y te concederá esta gracia y muchas más. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.
DÍA OCTAVO Así como quieres el retrato de tus padres y otras personas amigas, también conviene que quieras la imagen del glorioso San Pancracio, no dudando que desde el cielo ve cómo te arrodillas ante el altar en que está colocado. Cuanto con mayor fervor lo hagas, más rogará a Dios para que te conceda lo que le pides en esta Novena, tanto para ti, como para las personas de tu familia. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.
DÍA NOVENO Ahora que terminas la Novena, estás animado y tienes más deseos de amar a San Pancracio, y por lo tanto, de hacerte digno de que puedas ir al cielo para hacerle compañía. No dudes que allí te espera, e irás si cumples bien tus obligaciones viviendo como un buen cristiano; logrando ya, desde ahora, su protección en todo, tanto para ti, como para tu familia. Concluir con las oraciones a la Santísima Trinidad.


ORACIONES A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Oración al Padre Eterno.
Creo, Padre Celestial, todo lo que es de Fe, y con ella quiero vivir y morir; por intercesión de San Pancracio concededme a mi y a mi familia buena salud para cumplir mis obligaciones. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
Oración al Hijo de Dios.
¡Oh! buen Jesús, concededme la virtud de la Esperanza en Vuestras promesas, como lo hizo San Pancracio, que siempre confió en Vuestra Providencia, y así pueda obtener por su intercesión trabajo y don de acierto en las cosas que haya de emprender para atender a mis necesidades y las de mi familia. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
Oración al Espírtu Santo.
Concededme la virtud de la Caridad, para amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por amor a Dios, como lo hacia el glorioso San Pancracio. Por su intercesión confío alcanzar esta gracia y la de verme libre de desgracias y personas mal intencionadas. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
Oración final.
¡Oh! glorioso San Pancracio, os pido me alcancéis las gracias que necesito y especialmente SALUD Y TRABAJO, a fin de que pueda presentarme ante vuestra imagen para daros gracias por los favores recibidos. Así sea.


NOVENA A SAN PANTALEÓN
Mártir, siglo IV


• Patrón: solteros, enfermos de tisis, doctores, médicos, victimas de la tortura, tuberculosis.
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Dios y Señor Nuestro, que disponiendo todo con admirable sabiduría, has puesto en tu Iglesia a los Santos para que fuesen modelo de todas las virtudes, y llamándolos a tu seno los has constituido en nuestros protectores y abogados, escucha propicio los ruegos de tu siervo San Pantaleón, que diste al mundo como ejemplo de fortaleza y fe en Cristo, en los distintos tormentos a que fue sometido por confesar y confiar en el Señor Jesús. Concédenos que cuanto le pedimos en tu nombre, seamos atendidos favorablemente. Amén.
Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

DÍA PRIMERO
Oh Señor que siempre escuchas los suplicas de tus santos, nos dirigimos hoy a Ti, por intermedio del Glorioso Médico San Pantaleón para pedirte con fe y confianza por todas las necesidades de Ntra. Madre la Iglesia Católica, a fin de que se afiance cada vez más en el cumplimiento de las leyes del Señor. También Señor te pedimos por los enfermos que invocaren con fe el nombre del intrépido joven Pantaleón. Concluir con la oración final.
DÍA SEGUNDO
Te suplicamos, ¡oh Dios Todopoderoso! nos concedas que, al celebrar el nacimiento para el Cielo del glorioso San Pantaleón, seamos por su intercesión fortalecidos en el amor de tu nombre. Te pedimos además, en este día, por nuestra querida Patria. Que todos vivamos con espíritu de caridad y amor fraterno bajo la mirada constante de Dios, y del amor materno de la Virgen. Concluir con la oración final.
DÍA TERCERO
Concédenos, Señor, el espíritu de fortaleza para que, adoctrinados por el glorioso ejemplo del mártir Pantaleón, aprendamos a obedecerte a Ti antes que a los hombres. Te pedimos además por la unidad de todos los cristianos bajo la guía de un solo Pastor en la persona del Sumo Pontífice, representante de Cristo en la tierra. Concluir con la oración final.
DÍA CUARTO
Dios Todopoderoso y Eterno derrama bondadosamente tu espíritu en nosotros, con aquel amor invencible, gracias al mártir San Pantaleón que superó todos los tormentos, haciendo ver a los poderosos de la Tierra que a Dios nadie lo puede vencer. Te pedimos además en este día por la cristiana educación de la niñez y de la juventud a las sombras de las enseñanzas del Evangelio. Concluir con la oración final.
DÍA QUINTO
Señor, fortaleza de los Santos que por el suplicio de la flagelación llamaste a la vida al Santo Médico Pantaleón, concede por su intercesión la gracia de conservar la Fe que profesamos. Además te pedimos en este día por las Misiones Católicas y que sus Misioneros sean verdaderos maestros del Evangelio. Concluir con la oración final.
DÍA SEXTO
Señor, por la intercesión del joven San Pantaleón, que por defender tu honor cayó bajo los golpes de sus perseguidores, te pedimos la gracia de perseverar con firmeza en las enseñanzas de nuestra Madre la Iglesia. Te pedimos hoy, por los huérfanos; que encuentren en Ti, Señor, y en Tu Bendita Madre y Madre Nuestra, el calor del verdadero hogar. Concluir con la oración final.
DÍA SÉPTIMO
Ayúdanos Señor a tolerar con invencible constancia las adversidades de esta vida, así como fortaleciste a tu dilecto Mártir Pantaleón para que no temamos a las amenazas, al ver de cerca los sufrimientos del cuerpo. Te pedimos además por los enfermos, para que reciban por la intercesión del Médico San Pantaleón, la curación del cuerpo y del alma. Concluir con la oración final.
DÍA OCTAVO
Señor, que para confirmar la verdadera fe, inflamaste con tu amor al Santo joven Pantaleón, convertido al cristianismo y lo hiciste glorioso por su martirio. Te rogamos que gracias a su intercesión nos confirmes en la Fe y en la Caridad, y nos hagas experimentar el poder de la Resurrección de Cristo. Te pedimos además, por las instituciones Católicas diseminadas por toda la Patria. Concluir con la oración final.
DÍA NOVENO
Señor, recompensa de los que creen en Ti, ya que consagraste este día con el martirio del joven Médico San Pantaleón; escucha la oración de sus devotos y concede a quienes honramos su martirio y confiamos en su poder, la gracia de estar siempre en primera fila para defender y propagar la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo. Concluir con la oración final.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Te suplicamos, oh Dios Omnipotente, nos concedas, por la intercesión del siempre milagroso médico Pantaleón, que tú usaste como señal de paz para tu Iglesia, al hacer brotar llena de hojas y frutos la planta seca de olivo donde lo torturaron, la paz para nuestra conciencia, la de nuestras familia, nuestra Patria y el mundo entero y por esa gloriosa sangre que año a año se licua en secular milagro me concedas la gracia (pídase aquí la gracia que se desea obtener). Que yo de mi parte prometo visitarlo en su Iglesia y ofrecerle un generoso óbolo. Así sea.
Rezar un Padrenuestro, Ave Maria y Gloria.


Oraciones a San Pantaleón
Padre Misericordioso, Dios de todo consuelo, que diste a San Pantaleón el don de interceder por nosotros:
Danos por tu amor la salud que te pedimos, danos también un corazón grande y generoso que te sepa ver a Vos en el rostro de los otros.
Padre Bueno y Todopoderoso, por San Pantaleón te rogamos nos concedas la paz y felicidad que con Fe de Vos esperamos. Amén.

Jesús, salud y luz del mundo, haz que nos abracemos a tus enseñanzas con toda el alma, a ejemplo de tu mártir san Pantaleón que tanto trabajó por el bienestar de los hombres; te rogamos que por nuestra fe en tu poder extendamos las maravillas de tu gracia a todos nuestros amigos y conocidos. Amén.


NOVENA A SAN PASCUAL BAILÓN
1540 – 1592


• Patrón: cocineros, congresos y organizaciones eucarísticas (proclamado por el Papa León XIII)
ACTO DE CONTRICIÓN Dulcísimo Jesús mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas: por ser Vos suma bondad me pesa de haberos ofendido y propongo, con vuestra gracia, no volver a pecar. Amén.

Meditar a continuación la reflexión del día que corresponda:
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS Dios, que al bienaventurado San Pascual, Confesor tuyo, honraste con el ardiente amor a los sagrados Misterios de tu Cuerpo y Sangre: concédenos propicio que así como percibió la espiritual dulzura y suavidad de este divino convite, merezcamos también el percibirlos nosotros. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue sublimado a la excelsitud de la Santidad, porque fue humildísimo lego franciscano. Imítalo: mientras no seas humildísimo, no te tengas por virtuoso.
ORACIÓN. Humildísimo San Pascual: por amor de Jesús, manso y humilde corazón, os ruego me otorguéis la virtud de la humildad y con ella la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue ángel de inocencia, tesoro de angélicas virtudes y, sin embargo, mortificaba durísimamente su cuerpo con asperísimas penitencias. ¿Quieres tú ir al cielo por la senda cómoda del regalo de tus apetitos?
ORACIÓN. ¡Santo mío! Alcanzadme del Señor el espíritu de penitencia, para que llore mis culpas pasadas y para que no me deje arrastrar jamás de mis desordenadas pasiones. Y con esta gracia otorgadme la que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA TERCERO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual se hizo sordo a los halagos y sonrisas del mundo despreciando sus risueñas promesas y vistiendo pobrísimo sayal. No camines tú en busca de la vanidad terrena, que el mundo es un mentiroso avaro de sus dones. Imita a San Pascual y aspira a los dones del cielo.
ORACIÓN. Amadísimo San Pascual: poned, os lo suplico, aversión en mi alma a los placeres y vanidades locas del mundo, y un grandísimo amor a las dichas estables y purísimas de la gloria, y dadme la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA CUARTO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue modelo insigne de pureza e inocencia de costumbres. Niño, pastorcito, religioso, siempre brilló en él la gracia del candor bautismal y el odio a la más pequeña imperfección. Ama tú la pureza de vida, que es lo felicidad verdadera.
ORACIÓN. Angel de pureza, amado San Pascual: concédeme que imite vuestra angelical vida, aborreciendo mis pecados, venciendo mis tentaciones y viviendo puro en la presencia del Señor; y alcánzame asimismo la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA QUINTO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual vivió en la tierra siempre unido a su Dios, por medio de la oración. Su pensamiento, sus anhelos, sus suspiros al cielo subían y en el ciclo estaban. La oración fue para él tesoro de consuelo y mina de santidad. ¿Cómo vives, pegado siempre a la tierra sin pensar nunca en tu Dios, que tanto piensa en ti?...
ORACIÓN. Os suplico, gloriosísimo San Pascual, me obtengáis del Señor el espíritu de oración para que, despegándome de la tierra, suspire por la dicha que me espera a vuestro lado en la gloria. Concédeme también la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.

DÍA SEXTO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual amó ardientemente a Dios, como a su Creador, a su Redentor, y a su Padre amantísimo; y amó tiernísimamente a las criaturas, como a hijas de Dios y como a hermanas suyas predilectas. Por esto fue amado singularmente de Dios y de los hombres. ¿Posees tú la virtud excelsa de la caridad? El cristiano sin caridad es árbol estéril.
ORACIÓN. Por caridad, amadísimo Santo mío, os ruego que me deis una chispa de la que inflamaba vuestra alma, para calentar mi aterido corazón, y con ella la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SÉPTIMO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue serafín extático de la Sagrada Eucaristía. Día y noche velaba ante el Sagrario; la Hostia sacratísima era el blanco de sus anhelos y el centro de sus amores. ¿Cómo agradeces tú la bondad infinita de Jesús, prisionero de amor en la tierra? Visítalo en el Sagrario y recíbelo con frecuencia.
ORACIÓN. Serafín del Sagrario, glorioso San Pascual: haced que me enamore, como Vos, de la Sagrada Eucaristía, y que, como Vos, sienta hambre santísima de recibir a mi Dios sacramentado. Otórgame juntamente la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA OCTAVO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue hijo amantísimo de la Madre Dios y todos los días la obsequiaba con afectuosas muestras de devoción. Ama tú a María, que amarla es recibir sus caricias maternales, es salvarse.
ORACIÓN. Protector mío San Pascual: infundid en mi pecho ternura filial a la Reina del cielo, para que me cuente entre sus hijos predilectos, en la tierra y en la gloria. Concédeme también la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA NOVENO Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. La muerte es el eco de la vida. La vida de San Pascual fue santísima, y su muerte fue santísima: un deliquio, un arrobo, un sueño dulcísimo en el Señor. ¿Quieres tú obtener buena muerte? Imita a San Pascual: vive santamente.
ORACIÓN. Por vuestra dichosísima muerte, ¡oh bendito San Pascual! os ruego encarecidamente me consigáis del Señor la gracia de no morir en pecado mortal; la dicha de morir santamente y la felicidad de la gloria, juntamente con la gracia que solicité en este Novenario. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


NOVENA A SAN PEREGRINO
1260 – 1345

ORACIONES INICIALES
Invocación al Espíritu Santo. Ven oh Santo Espíritu, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu divino amor. Envía vuestro Espíritu y serán creadas todas las cosas. Y se renovará la faz de la tierra.
Oración. Oh Dios que os habéis dignado instruir los corazones de vuestros fieles con las luces del Espíritu Santo, os pedimos que por este mismo Espíritu sepamos obrar rectamente, y nos alegremos con su celestial consuelo, por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.
Oración preparatoria. Señor mío Jesucristo que deseas que San Peregrino sea invocado como Patrón de aquellos que sufren de cáncer y úlceras y a quienes prometes curar por su intercesión. Os doy gracias Señor, por vuestra compasión para la humanidad doliente y por concedernos vuestra misericordia por intercesión de vuestro siervo San Peregrino. Concédenos que sus ruegos ayuden a tantas almas que sufren afligidas en sus cuerpos el terrible mal del cáncer o de úlceras y os encomiendo en especial (aquí se nombra por quien o quienes se reza en particular esta novena).


Benignamente dígnate Señor escuchar las súplicas de San Peregrino, así como las de Vuestra Santísima Madre, Salud de los enfermos, en favor de aquellos que encomendamos a la compasión y amor de vuestro Sacratísimo Corazón. Dadles paciencia para sufrir su aflicción y resignación a vuestra divina voluntad. Dadles el consuelo que necesitan, especialmente la curación que tanto anhelan, si es vuestra santa voluntad. Concedednos que todos adoremos e imitemos tus sagrados dolores con verdadero amor para que podarnos merecer un día la recompensa eterna de estar con Vos en la gloria que vives y reinas con el Padre en unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos, Amén.


Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO Oh glorioso San Peregrino, perfecto modelo de virtud, tú que tan prontamente respondiste al divino llamamiento dejando honores, comodidades y riquezas de este mundo, cuando postrado ante una imagen de María Santísima en la Catedral de Forlí implorabas su poderosa intercesión y fuiste llamado por Ella para que fueras su Siervo, obtenme, te lo suplico, que corresponda prontamente a todas las inspiraciones divinas, que desprendido de todos los bienes y placeres de este mundo, esté siempre listo a cumplir su divina voluntad. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO Oh venturoso San Peregrino que por vuestra prontitud y fervor en responder el divino llamamiento mereciste recibir un ángel como guía en vuestro camino a Siena cuando ibais a rogar ser admitido entre los Siervos de María; obtenme, te lo suplico, que yo sea asistido por mi buen ángel en todos mis trabajos y sea iluminado, guiado y dirigido por él en mi camino a la vida eterna. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA TERCERO Que acepto al cielo, ¡oh glorioso San Peregrino! fue el sacrificio que hicisteis de vuestra alma y cuerpo a Dios, abrazando la pobreza evangélica en la vida religiosa, renunciando vuestra propia voluntad y los placeres sensibles. Dios se dignó demostraros cuán aceptado había sido este renunciamiento vuestro cuando recibiendo la sagrada librea de Siervo de María milagrosamente se vio sobre vuestra cabeza una bola de fuego, emblema de eminente santidad con que brillaríais en la Iglesia de Jesucristo. Obtenme, os lo ruego, ¡oh gran santo! participar de este santo fuego, que consuma en mí todo afecto terrenal para que yo pueda desear y buscar sólo el amor de mi Dios. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA CUARTO ¡Oh San Peregrino! fiel Siervo de María, cuán generosamente perseveraste en el verdadero camino de la virtud y de la santidad. Constante en la oración, rígido en el ayuno y abstinencia, austero para domeñar tu cuerpo, fuiste para tus hermanos ejemplo viviente de penitencia. Arrepentido una vez por todas de los pecados de tu juventud, aborreciste el pecado mereciendo vivir siempre puro hasta el fin de tus días en la tierra. Pueda yo imitarte, ¡oh glorioso santo! y sinceramente arrepentido de mis graves pecados, obtenme por tu intercesión, de mi Dios misericordia y perdón y la gracia de no perecer al imperio de mis bajas pasiones; que, constante en mis resoluciones, sirva siempre a mi Dios para continuar fiel hasta la muerte y merecer la corona de la vida eterna. Amén. Concluir con las oraciones finales.

DÍA QUINTO Humilde San Peregrino, grande en verdad fueron tus méritos cumpliendo rigurosamente los más serviles deberes para con tus hermanos. No habríais llegado a la dignidad sacerdotal si no hubierais tenido que cumplir, por el voto de obediencia, la orden de tus superiores. Obtenme, te lo suplico, verdadera humildad de corazón para que libre de los honores y placeres del mundo, mi vida pueda esconderse con Cristo en Dios y sea así digna de su gracia y gloria en el Cielo. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEXTO ¡Oh San Peregrino! cuya paciencia fue tan admirable que sufriste, sin murmurar jamás, las contradicciones e insultos de los hombres, y no contento con tus rigurosas penitencias, pedíais al Señor mayores sufrimientos que soportaste en silencio: el agudo dolor de una úlcera incurable dada por Dios como respuesta a tus muchas oraciones y peticiones por sufrimientos. ¡Cuán amorosamente nuestro Creador recompensó tu fe y largos sufrimientos, cuando en milagro, como jamás se había oído, el curó esa cruel úlcera tocándola con su divina mano! Otórgamelo te lo suplico, que yo también practique la paciencia y mortifique mis sentidos como expiación por mis pecados y así pueda participar de aquellos consuelos que vos ya gozáis en el paraíso eterno. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO Oh bendito apóstol San Peregrino, lleno de celo por la conversión de los pecadores e incansable predicador de la palabra divina, vos que llevasteis tantas almas al camino de la penitencia promoviendo la gloria y honor de Dios en todo el mundo y que el Señor se dignó confirmar con estupendos milagros. Obtenme, te lo suplico, que no contento con trabajar para mi propia salvación, pueda también hacerlo para la santificación de otras almas por medio del buen ejemplo, constante oración, buenos consejos y apostolado incansable. Qué feliz fuera si yo pudiera extender la gloria de Dios en la tierra y así tener mi parte con vos y todos los santos en la eterna gloria. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO Oh Dios que diste a San Peregrino un ángel por compañero, a María Santísima por Maestra y a Jesús por médico de su terrible enfermedad, otórganos, te lo pedimos, por los méritos de San Peregrino, que amemos ardientemente aquí en la tierra a nuestro ángel custodio, a nuestra Madre Inmaculada y a nuestro Divino Salvador para en el Cielo bendecirlos por toda la eternidad. Te lo suplicamos por los méritos de Jesucristo Señor nuestro. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA NOVENO Oh Dios Todopoderoso, benigno escucha las plegarias que te elevamos en honor de San Peregrino, vuestro amante siervo y patrón de los que padecen de cáncer, para que nosotros, que no podemos confiar en nuestros propios méritos, podamos recibir tu misericordioso auxilio en nuestras necesidades por la intercesión de tu Siervo cuya vida fue tan entregada a Vos. Te pedimos esta gracia por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Concluir con las oraciones finales.


ORACIONES FINALES
Oración a Nuestra Madre Dolorosa. Oh mi muy amada Madre María, Madre de los Dolores, miradme, soy vuestro hijo, postrado en oración a vuestros pies. He venido a suplicarte este favor especial por intercesión de vuestro fiel Siervo San Peregrino. (Se hace la petición).
Oh Madre Dolorosa, te ruego presentes mi petición a vuestro Divino Hijo. Si vos intercedéis por mí no la rechazará. Yo sé, mi buena Madre, que Vos deseáis que yo acepte en todo la voluntad de Dios. Por esto con confidencia de hijo me abandono a la santa voluntad de Dios. Si lo que pido no conviene me sea concedido, hazme digno de recibir aquello que sea de mayor beneficio a mi alma. Dulce Madre Dolorosa, yo os amo, yo pongo toda mi confianza en Vos, pues vuestros ruegos ante Dios son muy poderosos. Por la mayor gloria de Dios, en nombre de Cristo y por intercesión de San Peregrino, a quien Vos llevasteis a la santidad, oídme y concededme lo que os pido. Amén.
Oración a San Peregrino. Oh San Peregrino, a quien la Santa Madre Iglesia ha declarado Patrón de aquellos que sufren de cáncer y úlceras, vengo con gran confianza para que me ayudes en la presente enfermedad (se nombra). Mira que afligido en el cuerpo y en el alma ya mi valor comienza a decaer y la impaciencia y la tristeza me oprimen, por eso te ruego intercedas por mí Buen San Peregrino, pídele a Dios me alivie de esta enfermedad si es su Santa Voluntad. Aboga ante la Santísima Virgen de los Dolores, a quien vos amasteis tan tiernamente y en unión de quien sufristeis los dolores del cáncer, para que ella me ayude con su poderosa súplica y dulce consuelo.
Mas, si es la voluntad de Dios que yo sufra esta enfermedad, obtenme valor y fortaleza para aceptar con resignación y paciencia todas estas pruebas de la amorosa mano de Dios. Puedan estos sufrimientos llevarme a una vida mejor y me permitan expian mis pecados y los pecados del mundo.
San Peregrino, ayúdame a imitante en tu sufrimiento, a unirme a Jesús Crucificado y a su Madre Dolorosa y a ofrecer mis penas y dolores a Dios con todo el amor de mi corazón para su gloria y la salvación de las almas, especialmente de la mía. Amén.



Novena a San Pío de Pietrelcina

(A) Oraciones para todos los días.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Dios mío me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido porque eres infinitamente bueno. Dame tu santa gracia para no ofenderte más. Amén.
Padre Nuestro y Ave María.
Credo: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
(B) Oración final para todos los días.
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.
Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Día Primero EL AMOR DEL PADRE PÍO HACIA DIOS
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: Dios es amor; Dios es un Padre bueno y misericordioso, lento a la cólera y pronto al perdón.
>Dios nos ama –decía el padre Pío- y una de las pruebas que nos ama es el hecho de que nos tolera en el momento mismo en que lo ofendemos. Dios es Padre de todos; pero lo es, de modo especialísimo, para los desgraciados y de modo todavía más singular lo es para ti<
El padre Pío escribía a su director espiritual: >Me siento devorado por el amor de Dios. Dios está, para mí, fijo en mi mente e impreso en mi corazón. Nunca lo pierdo de vista; admiro su belleza, sus sonrisas, sus misericordias<.
El principal atributo de Dios es la misericordia que perdona y remedia los pecados de sus creaturas. Él es rico en misericordia. Su misericordia brota de su amor desinteresado y gratuito hacia los que no son amables ni merecen ser amados.
>Siento cada vez la imperiosa necesidad –decía el Santo- de entregarme con más confianza a la misericordia divina y de poner sólo en Dios toda mi esperanza<. Y repetía: >Yo no deseo otra cosa que morir o amar a Dios: o la muerte o el amor, pues la vida sin este amor es peor que la muerte<.
>Recuerda –escribía a una hija espiritual- que el gozne sobre el que gira la perfección es el amor; quien vive del amor, vive en Dios, porque Dios es amor, como dijo el Apóstol<.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, a quien confiadamente invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nosotros el espíritu de hijos adoptivos tuyos, y concédenos por intercesión y ejemplo de san Pío de Pietrelcina, que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.

Día Segundo AMOR DEL PADRE PÍO AL PRÓJIMO
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)

Reflexión: Quien ama a Dios, tiene que amar también al prójimo. El amor a Dios y el amor al hermano forman un solo mandamiento.
>La caridad –decía el padre Pío- es la perla de las virtudes. Del mismo modo que las perlas se mantienen unidas por el hilo, así las virtudes por la caridad. Y así como las perlas se caen si se rompe el hilo, de igual modo, disminuye la caridad y las virtudes desaparecen<.
El padre Pío no podía soportar ni la crítica ni el hablar mal de los hermanos. La murmuración le daba náusea. >Teniendo tantos defectos que criticar en nosotros, ¿para qué perdernos en contra de los hermanos?<.
Movido por este amor para con los hombres sus hermanos, exclamaba ante Dios como Moisés: “¡O perdonas a tu pueblo o bórrame del libro de la vida!.
Su amor al hombre lo lleva a dar vida a dos grandes obras: la Casa Alivio del Sufrimiento y los grupos de oración. Hablando de la Casa Alivio del Sufrimiento decía: >Háganla tan bonita como el paraíso, porque en ella va a habitar Cristo enfermo>. A los médicos y enfermeros recomendaba: >Ustedes tienen la misión de curar al enfermo; pero si no llevan amor al lecho de los enfermos, no creo que las medicinas sirvan de mucho. Sean portadores de Dios para los enfermos; eso será más útil que cualquier otro cuidado<.
Los grupos de oración tenían que ser de apoyo a la Casa Alivio del Sufrimiento.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, escucha con bondad la oración de tus fieles, y por la intercesión de san Pío de Pietrelcina, dígnate visitar con tu consuelo a nuestros hermanos enfermos y haz que recobren pronto la salud y te den gracias en la Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Día Tercero AMOR DEL PADRE PÍO A LA PALABRA DE DIOS
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: Uno de los deberes del sacerdote es la predicación de la Palabra de Dios. Los presbíteros, en virtud del sacramento del Orden, han sido consagrados para predicar el Evangelio. El sacerdote está acreditado oficialmente por la Iglesia para predicar la palabra como maestro.
Por eso el obispo, en la ceremonia de ordenación, le dijo: “Recibe el Espíritu Santo”.

Cuando el padre Pío llegó a San Giovanni Rotondo, el provincial lo encargó de la educación de unos treinta muchachitos que se preparaban a la vida religiosa capuchina. El superior, el Padre Paulino, nos describe así las ocupaciones en las que empleaba sus horas el padre Pío: “Se dedica a la lectura de libros espirituales, de modo especial a la lectura de la Sagrada Escritura”.
Uno de los niños de aquel tiempo, el padre Manuel de San Marco escribió:
“La forma de hablar del padre Pío en las conferencias era tan expresiva y conmovedora, que superaba todo lo imaginable, porque todo cuanto decía le salía de su misma vida, de su propio corazón. ¡Con qué dulzura nos hablaba de Jesús, Camino, Verdad y Vida! ¡Con qué ternura se expresaba cuando citaba textualmente las palabras del Señor!”
Todos los que conocieron al padre Pío y lo oyeron predicar, afirman que lo hacía con ardor y eficacia.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, escucha la oración de tu pueblo, da fuerza a cuantos predican el Evangelio en el mundo y concédenos que así como san Pío de Pietrelcina fue en la tierra un ardiente y humilde predicador de tu palabra, ahora en el cielo sea nuestro poderoso intercesor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Día Cuarto EL AMOR DEL PADRE PÍO A LA EUCARISTÍA
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: La Eucaristía es la acción de gracias por las maravillas que Dios ha hecho por nosotros con la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo. Jesús ha querido quedarse con nosotros real y sustancialmente con su cuerpo, sangre, alma y divinidad como sacrificio, es decir, memorial de su muerte y como alimento espiritual en la comunión sacramental.

Dios llamó al padre Pío a ser sacerdote y víctima. Gentes de todo el mundo acudían a San Giovanni Rotondo para ver de cerca al estigmatizado padre Pío celebrar la santa misa.
Cristo crucificado se hacía presente visiblemente en la persona de su ministro: su pasión y su muerte se reflejaba durante la celebración del sacrificio del Calvario, celebrada por un sacerdote que en aquel momento le prestaba voz, manos y corazón.
>Lo que más me hiere –escribe el padre Pío a su director espiritual- es el abandono en que se encuentra Jesús en el Santísimo Sacramento. Mi corazón se siente como atraído por una fuerza superior antes de unirme a él al comulgar. Siento tanta hambre y sed de recibirlo, que falta poco para que no muera de ansia.
A veces voy a recibirlo como con fiebre. Y esta hambre y sed en lugar que se apague, después que lo he recibido, se acrecientan siempre más en mí, al grado de decirle a Jesús: ¡Basta!, Porque no aguanto más.<
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Padre celestial, para la mayor gloria de tu santo nombre y por el mayor bien de las almas, te suplicamos por intercesión de san Pío de Pietrelcina, que multipliques el número de tus sacerdotes. Derrama sobre ellos tu divino Espíritu, enamóralos de la cruz y haz muy fecundo su apostolado. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Día Quinto EL PADRE PÍO, MÁRTIR DEL CONFESIONARIO
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: Podemos resumir el ministerio sacerdotal del padre Pío, en dos polos luminosos: el altar y el confesionario. En el altar se inmolaba con Cristo en la cruz y en el confesionario repartía la infinita misericordia del Señor.
En el confesionario el padre Pío desempeñó su paternidad con fuerza y ternura. Era severo y exigente con los penitentes curiosos e hipócritas. Era inflexible con los pecados contra la vida, los pecados de la blasfemia y la trasgresión del precepto dela misa festiva. No era raro que cerrara la ventanilla del confesionario en las narices de los penitentes o les gritara: ¡Fuera de aquí, desgraciado!.
Sus explosiones eran fuertes vibraciones de su espíritu para romper ciertas barreras y sacudir ciertos corazones empedernidos.

El Papa Juan Pablo II, en la canonización del padre Pío, dijo:
“Aunque aquel singular confesor trataba a los peregrinos con aparente dureza, éstos, tomando conciencia de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, volvían casi siempre para recibir el abrazo pacificador del perdón sacramental”.
Un penitente tres veces despedido del confesionario y, finalmente absuelto, comentaba: “Ahora sí que he llegado a comprender la gravedad de mis faltas. Hasta este momento nadie había sacudido mi indiferencia, como ahora lo ha hecho el padre Pío. Ahora comprendo mejor y le agradezco a Dios que se haya servido para ello del pulso firme y, al mismo tiempo, paternal del padre Pío<
¡Cuánto le costaban al padre Pío las confesiones! Solía decir: >¡Si supieran cuánto cuesta un alma!. Las almas no se dan como regalo: se compran. ¡Ustedes no saben lo que le costaron a Jesús!. Ahora y siempre hay que pagarlo con la misma moneda<.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Dios todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en san Pío de Pietrelcina un modelo de sacerdote consagrado al ministerio de la penitencia, concédenos, por su intercesión, convertirnos a ti de todo corazón y recibir tu misericordia abundante. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Día Sexto AMOR DEL PADRE PÍO A LA VIRGEN MARÍA.
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: Desde niño el padre Pío tuvo siempre una tierna, afectuosa y confiada devoción a la Virgen María.
Cuando sacerdote se consagró totalmente a ella y la consideró “Dulcísima Madre de los sacerdotes, mediadora y dispensadora de todas las gracias”.
Cuando pasaba ante una imagen de la Virgen, decía: “Te saludo, María, saluda a Jesús de mi parte”.
Festejaba el mes de mayo con mucho fervor. Decía: >El mes de mayo para mí es el mes de las gracias. Quisiera tener una voz poderosa para invitar a todos los pecadores del mundo a amar a la Virgen<.
>Su amor a la Virgen era muy grande –cuenta un sacerdote-. Recuerdo que una vez le pedimos al padre Pío, en la fiesta de la Asunción, que nos diera un pensamiento sobre la fiesta. Se le iluminó el rostro y sollozando dijo: “Hijos míos, amemos a la Virgen, ella es nuestra Madre”. Se emocionó y se puso a llorar. También nosotros nos pusimos a llorar, confundidos ante tanto amor.
Llamaba el rosario su arma preferida. Lo llevaba enrollado en la mano o en el brazo, como si fuera un arma siempre empuñada.
Su devoción a la Virgen era concreta y profunda, que lo llevaba a Cristo. La Virgen Dolorosa lo llevaba al misterio de la cruz, a embriagarse en los padecimientos de Jesús.
La Virgen lo introdujo también en el misterio eucarístico. Escribió: >¡Pobre madrecita, cuánto me quiere! ¡Con qué cariño me ha acompañado esta mañana hasta el altar! Me ha parecido que ella no tuviera ni siquiera en quién pensar sino sólo en mí, al llenarme el corazón de santos afectos<.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Dios omnipotente y eterno, que has hecho grandes maravillas en la Virgen María, madre de tu Hijo y madre nuestra, por intercesión de san Pío de Pietrelcina, renueva en nosotros las maravillas del Espíritu para que podamos bendecir eternamente tu nombre. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Día Séptimo AMOR DEL PADRE PÍO A LOS SANTOS ÁNGELES
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: Los ángeles de la guarda son seres espirituales que Dios envía a los hombres con la misión de custodiarnos y protegernos física y espiritualmente.
>El ángel de la guarda no nos abandona nunca –decía el padre Pío-. Él es nuestro amigo más sincero y fiel<.
El padre Pío le tenía mucha confianza y familiaridad y con frecuencia le daba encargos especiales. A quien iba a saludarlo antes de emprender un viaje, le decía: “El ángel de Dios te acompañe”.
A sus hijos espirituales repetía con frecuencia: “cuando me necesites y no puedas venir a verme, mándame a tu ángel de la guarda con el mensaje”.
El padre Agustín, su confesor, escribió: “El padre Pío no conoce ni el griego ni el francés, su ángel de la guarda le explica todo”.
En el libro Envíame a tu ángel de la guarda, el padre Alejo Parente nos cuenta este hecho asombroso: “Una vez el padre Pío estaba en la veranda y parecía estar hablando con alguien, mientras que en realidad yo no veía a nadie. Me acerqué a él para entregarle algunas cartas. El padre me dijo bruscamente: “¿No ves que estoy ocupado?”.
Me quedé mortificado y me retiré un poco. Al poco tiempo, el padre Pío me llamó y me dijo: “¿No has visto estos ángeles de la guarda que estaban alrededor? Eran los ángeles de la guarda de mis hijos espirituales que venían a traerme sus mensajes. Debía yo darles las respuestas”.
El padre Pío no era un hombre que inventara extrañezas o fuera preso de fantasías neuróticas. Ahora que la Iglesia ha reconocido su santidad, estas “extrañezas” se vuelven verdaderas enseñanzas para nosotros.

Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Te pedimos, Señor, que tus santos ángeles, nos ayuden en el peregrinar de esta vida y nos conduzcan después a la patria eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Día Octavo EL AMOR DEL PADRE PÍO A LA IGLESIA Y AL PAPA
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: Ante el “Fenómeno” padre Pío, los fieles de todo el mundo llegaban a él en mayores grupos para oír sus misas y confesarse con él.
Sin embargo, desde diferentes sectores de la misma Iglesia surgieron calumnias y falsos informes sobre su vida y actividad, y hasta el mismo Santo Oficio de Roma le prohibió durante un tiempo celebrar en público y confesar.
¿Cómo reacciona el padre Pío? Con humildad, silencio y oración. Nos cuenta un cohermano suyo: “Al recibir la noticia de la prohibición de celebrar y confesar en público, el padre Pío dejó entrever unas lágrimas y un gesto de profundo dolor. Se retiró a la tribuna del coro y a los pies del crucifijo estuvo orando hasta la medianoche”.
Luego él mismo dijo: >La Iglesia es una madre a la que hay que amar y más cuando nos pega<.
A un admirador e hijo espiritual que quería llevar una protesta públicamente, dijo: “Si en verdad me amas, no debes continuar lo que estás haciendo por mí. No se puede amar al hijo, mortificando a la madre Iglesia”.
El padre Pío amaba al Papa como a Cristo en la tierra, y diariamente ofrecía su vida por él. >Mi primer recuerdo de cada día en la oración de la mañana –decía- es por el Papa<.
La fundación de los grupos de oración tiene como primera y principal intención orar por la Iglesia y por el Papa. >Yo quiero que mis grupos de oración –decía- oren siempre según las intenciones del Papa, a quien amo tanto, tanto, como al mismo Jesucristo<.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Oh Dios, nuestro refugio y fortaleza, escucha benignamente las oraciones de tu Iglesia y, por la intercesión de san Pío de Pietrelcina, concédenos con abundancia cuanto te pedimos con fe. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Día Noveno LA ORACIÓN DEL PADRE PÍO.
Oraciones para todos los días. (ver inciso “A”)
Reflexión: El padre Pío repetía con frecuencia: >Se busca a Dios en los libros, pero se lo encuentra en la oración. Si hoy no se cree, se debe a la falta de oración. Más se ora, más aumenta la fe y se encuentra a Dios<.
El padre Gabriel Amorth, amigo e hijo espiritual del padre Pío, dijo: “El padre Pío, cuanto más avanzaba en edad, más sentía la necesidad de aumentar la oración. La necesidad de la oración le era sugerida por la conciencia de saberse indigno, se sentía un gran pecador, con el riesgo de poder perder la fe. Por ello ha sido siempre un gran pedigüeño de oración. Yo sabía que sí quería verlo iluminado de gozo, no tenía más que decirle: “Padre rezo por usted”.
El padre Pío se había definido a sí mismo: >Un fraile que ora<. Sus biógrafos lo definen como a san Francisco de Asís. “Un hombre hecho oración”.
Los continuos llamados del Papa Pío XII a la oración para que terminara la guerra, encontraron en el padre Pío una respuesta concreta. Él fundó sus ya famosos grupos de oración, que definió: “Semilleros de fe, hogares de amor en los cuales Cristo mismo está presente cada vez que se reúnen para la oración bajo la guía de sus directores espirituales”.
La oración principal que se reza en estos grupos, es el santo rosario y una breve reflexión sobre algún mensaje espiritual y los ejemplos de la vida santa del padre Pío.
Pronto tuvieron mucha difusión en Italia y en todo el mundo. El mismo Santo Padre, Juan Pablo II, dijo que los grupos de oración son una de las herencias espirituales más preciosas que nos dejó el santo.
Oración final para todos los días. (ver inciso “B”)
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que nos diste en san Pío de Pietrelcina un modelo insigne de oración, haz que nuestra vida transcurra en una constante y ferviente unión contigo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
 
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