novenas - NOVENAS GRUPO 51
 

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CONCLUSIONES

NUESTRA SEÑORA DEL  SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 

NOVENA DEL ACORDAOS:

 

ORACIÓN DEL ACORDAOS PARA TODOS LOS DÍAS

 

ACORDAOS, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, del inefable poder que vuestro Hijo divino os ha dado sobre su Corazón adorable. Llenos de confianza en vuestros merecimientos, acudimos a implorar vuestra protección. ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las gracias, y el que podéis abrir a vuestro gusto para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de misericordia, de luz y de salvación que encierra! Concedednos, os lo suplicamos, los favores que solicitamos.

No, no podemos recibir de Vos desaire alguno, y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. ¡Así sea!

¡Ntra. Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros!

(Repetir con fervor tres veces.)

ORACIÓN PARA SUMARSE A LAS INTENCIONES DE LA ARCHICOFRADÍA [2]

¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Miles de asociados de vuestra Archicofradía universal comienzan en este instante, y a todas las horas del día, sus Novenas, acogiéndose a vuestra omnipotente intercesión ante e! Corazón de vuestro Divino Hijo, y como Abogada que sois de las Causas Difíciles y Desesperadas. Queremos hacer también nuestras esas súplicas, oh amorosa Madre: nos sumamos, pues, a esas peticiones confiadas, y os las presentamos aquí todas unidas cual si fuesen nuestras, a fin de que las súplicas incesantemente repetidas de tantos y tantos hijos, hagan fuerza en vuestro Corazón de Madre. Mirad que es vuestra inmensa familia de asociados, extendida por toda la superficie de la tierra, quien con nosotros se interesa por las peticiones que en esta Novena os recomendamos. Que el clamor universal de vuestros hijos os haga propicia en favor nuestro, oh Madre siempre amada. Así sea.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Dios omnipotente, ante cuya soberana presencia dedicamos a María esta Novena bajo el excelso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, derramad sobre nuestras almas vuestras más abundantes misericordias y abrasadlas en el fuego santo de la caridad, para que nuestra devoción a la Purísima Madre del Verbo hecho carne, al paso que redunde en obsequio de Aquella que es Todopoderosa en sus súplicas al Corazón de Jesús, nos alcance su maternal protección, y sea poderoso auxilio que nos conserve en el camino del bien en esta vida, fuerte escudo que nos defienda contra los ataques de los enemigos de nuestra salvación y segura esperanza de la gloria que nos está prometida Amén.

Léase a continuación la meditación correspondiente al día de la Novena.

DÍA PRIMERO

EL PODER INEFABLE DE NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Aquí nos tenéis postrados ante Vos, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, y bien sabéis el motivo que nos hace dar hoy principio a esta Novena de preces. Somos débiles y venimos extenuados de fatiga a haceros presente el enorme peso de nuestras penas, la dificultad de nuestras empresas, la gravedad de nuestras luchas.

Vos sois poderosa, ¡oh María!, y podéis venir en nuestra ayuda.

Sí, lo confesamos, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Grande fue el poder de Josué, maravilloso el de Moisés cuando hizo salir agua de la roca, sorprendente el de Elías haciéndose obedecer de los elementos; pero mayor aún, más admirable y más sublime es el poder que os ha concedido a Vos el Corazón de vuestro Hijo, Jesús.

Más noble que el de los Profetas, más duradero que el de los reyes, más sublime que el de los Angeles, más ilimitado que el de todos los espíritus celestiales, vuestro poder se extiende sobre todo el mundo; una sola súplica salida de vuestros benditos labios, una sola mirada vuestra adquiere sobre el Corazón de vuestro divino Hijo una influencia inenarrable.

A la voz de su Madre Inmaculada, nuestro Soberano Juez perdona nuestros pecados y cierra el abismo de los infiernos abierto bajo nuestros pies; nos abre las puertas del Cielo, hace bajar sobre nosotros gracias saludables y nos alcanza todos los medios necesarios para llegar a la Patria bienaventurada de los elegidos.

He aquí lo que me mueve, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, a acudir a Vos. El solo pensamiento de que podéis hacerme bien, me consuela y me fortalece. Tengo motivos de esperarlo todo de una Madre que es al mismo tiempo tan poderosa y tan buena.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces).

DÍA SEGUNDO

LA MEJOR ABOGADA Llenos de confianza en vuestros merecimientos.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
¡Oh María!, para alcanzar una gracia nos valen poco nuestros méritos, porque son débiles, escasos y con frecuencia están envueltas en nuestras faltas cotidianas.

Es, pues, necesario, que elijamos una Abogada que pueda interceder por nosotros delante de Nuestro Señor Jesucristo.

Esta Abogada sois Vos, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!

Hijos de Eva, desterrados, desgraciados, elevamos nuestros clamores hacia Vos.

Suspiramos a Vos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Oh Abogada nuestra!, vuelve a nosotros esos tus ojos llenos de misericordia.

Vos sola tenéis más méritos que todos los Santos juntos; vuestro amor por nosotros es inmenso; vuestra súplica es todopoderosa; vuestra petición sin repulsa.

Animo, pues, ¡oh alma mía! La gracia que solicitas es preciosa, pero más preciosa es todavía la protección que te concede María. Échate en sus maternales brazos y dile: ¡oh Madre mía, dignaos venir en nuestra ayuda! A nadie veo más digno que a Vos de hablar al Corazón de Jesús (San Bernardo). No conozco misericordia superior a la vuestra, después de la de Jesús, para que se encargue de nuestros intereses y haga triunfar nuestra causa.

Imploramos, pues, vuestra generosa asistencia, ¡oh nuestra muy amada Soberana! Echad un velo sobre nuestras indignidades; cubridnos, os lo suplicamos, con el manto de vuestras virtudes; vestidnos con vuestros innumerables merecimientos.

Os lo pedimos en nombre del amor ardiente que habéis profesado siempre a vuestro divino Hijo, en nombre de la devoción sin límites que continuamente le habéis manifestado, y sobre todo, en nombre de la mucha parte que habéis tenido en las congojas y crueles amarguras de su Corazón.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces).

DÍA TERCERO

LA PROTECCIÓN DE NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN Acudimos a implorar vuestra protección

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
¡Qué reino es nuestro corazón! La naturaleza y la gracia le cercan a su vez; el espíritu del bien y el espíritu del mal se le disputan a porfía, pero nosotros somos únicos dueños de darle a quien nos plazca.

Sin embargo, infinitamente más apetecible es el Corazón de Jesús, ese vasto reino en donde habita el amor divino con sus infinitas misericordias. En El se encuentra la justicia y la paz; las riquezas de la eternidad en El abundan; en El florecen todas las virtudes; en El se encuentran el Cielo y la tierra; en El se dan el ósculo de paz Dios y el hombre, y María es la única que puede introducirnos en ese asilo de la verdadera dicha.

Vos tenéis siempre un libre acceso a El, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Vos podéis alcanzar la entrada en El para los que vuestro amor protege.

¡Oh Madre muy amada! Acordaos de que somos vuestros hijos; que estamos bajo vuestra protección y que queremos permanecer con Vos en el reino del eterno amor; y vednos hoy humildemente postrados a vuestros pies, para pediros una nueva prueba de vuestra maternal y augusta liberalidad.

¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús! Vos sois rica y nosotros somos pobres; Vos todo lo tenéis, y nosotros no tenemos nada. Viéndonos postrados ante Vos, ¿permaneceréis insensibles a nuestros gemidos? ¿Será inútil que permanezcamos cerca de Vos y que llamemos a la puerta del Corazón de vuestro divino Hijo? ¿Por ventura no sois Vos la Madre de Misericordia?

No tengáis a menos socorrer a hijos que gimen bajo el peso de tantas tribulaciones, libradlos de tantos males como les afligen y apartad de ellos los ataques de su infernal enemigo.

¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Que vuestro virginal manto cubra siempre a vuestros hijos; guardadlos, son vuestros para siempre.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces).


1. La novena está tomada de un folleto de los Misioneros del Sagrado Corazón y es de autor anónimo. Aunque es un poco larga, el texto de las meditaciones es muy bonito. Su rezo está especialmente recomendado en situaciones difíciles. De esta advocación dice San Efrén: "Ella es la esperanza de los desesperados". [Volver]

2. Acerca de esta oración se puede leer en una nota del folleto la siguiente: "Recomendamos encarecidamente a las personas que recen esta oración, se inscriban en la Archicofradía, pues sólo así recibirán la eficacia de las peticiones de todos los asociados a favor de sus propias intenciones.

Se recomienda también insistentemente a cuantos hacen la Novena, la santifiquen con una buena confesión y comunión, de cuya excelente práctica depende muchas veces el fruto de la misma."

DÍA CUARTO

EL MANANTIAL INAGOTABLE DE TODO BIEN ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las gracias y el que podéis abrir a vuestro gusto!

 

 Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Cada día, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, torrentes de gracias se derraman por vuestras manos en todo el mundo.

Gracias de conversiones, de perseverancia, de martirio, de Apostolado, de resistencia a las tentaciones, de generosidad en el servicio de Dios.

Gracias de oración, de virtudes, de consuelos, de socorros, de arrepentimiento, de fervor.

Gracias para cada instante de la vida, para cada circunstancia dichosa o desgraciada, para cada dificultad... y todas estas gracias espirituales o temporales salen juntas del Corazón de Jesús, del Corazón de vuestro divino Hijo.

Muchos siglos ha que esta fuente perenne no cesa de manar esas maravillosas aguas que refrescan y apagan la sed de las almas, que fortalecen toda flaqueza, curan toda languidez, quitan el gusto de los falsos placeres de aquí abajo y dan la sed de los verdaderos bienes del Cielo.

Hasta el fin de los siglos, esta fuente que nadie puede agotar, y que parece hacerse cada día más caudalosa, derramará por todas partes con profusión las riquezas de la vida..., los fieles oirán siempre a Jesús que les dice, mostrándoles su Corazón: "si alguno tiene sed, que venga a Mí y beba".

Más, ¿dónde está el acueducto admirable que pone a las almas sedientas en comunicación con esta fuente de delicias? ¿Qué mano ha recibido la dulce misión de dirigir esas aguas bienhechoras, y velar con preferencia para que las tierras más incultas, las almas más atribuladas, los corazones más enfermos, las reciban y encuentren su paz?

Sois Vos, i oh Ntra. Sra. del Sagrado Corazón!, la que podéis abrir a vuestro gusto el Corazón de Jesús, dispensar sus gracias y colmar a vuestros hijos de sus más preciosos favores. ¡Cómo me alienta y regocija este pensamiento!

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

DÍA QUINTO

EL AMOR Y LA MISERICORDIA Para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de misericordia del Sagrado Corazón.

 

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Amaros, ¡oh Dios mío!, y ser amado de Vos, tal es en verdad la única cosa necesaria: amaros, ioh Dios mío!, es daros con alegría, enteramente y para siempre, todo lo que somos y cuanto poseemos, nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra voluntad, nuestro porvenir.

Ser amado de Vos, es ser prevenido por vuestras gracias; ser enriquecido con vuestros beneficios; ser llamado a vuestra eterna herencia; ser consumido en la unión con Vos, y ser transformado en Vos para no formar más que un solo corazón.

Superando todos los obstáculos, traspasando todos sus límites, sustrayéndose a toda medida, esos dos amores más fuertes que la muerte han llenado al mundo de los más estupendos prodigios.

El amor que nos tenéis ha inventado el pesebre, la cruz, el altar.

El amor que nos inspiráis ha inventado la virginidad, el apostolado, el martirio.

Los dos han llegado ya hasta los últimos sacrificios; ambos prosiguen no obstante su generosa lucha, siendo la admiración de los ángeles y de los hombres.

Como nueva prueba de vuestra infinita caridad, ¡oh Jesús!, nos mostráis ahora mejor que nunca vuestro Corazón con todos los tesoros de amor que encierra, pero queréis transmitirlos por las manos de María.

Vos sois, pues, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la que nos comunicaréis este brillante testimonio de las bondades divinas.

En vuestras manos iremos también nosotros a depositar nuestro corazón para que lo ofrezcáis de parte nuestra a vuestro divino Hijo.

Mas, para que alcance la gracia de amar a Dios un pecador como yo, necesita, sobre todo, los tesoros de la Divina Misericordia.

Tengo grandes deudas que pagar, mis faltas son muchas, me hallo desfallecido en el camino de la vida, desnudo de méritos, debilitado por el mal, soy con frecuencia víctima del demonio.

Ante todo, oh Madre mía!, alcanzadme la clemencia del Corazón de Jesús y derramad sobre las llagas de mi alma el bálsamo que El os ofrezca.

Me ha perdonado ya tantas veces, que siento temor y vergüenza al tener que pedirle un nuevo perdón. Vos disponéis de ese Corazón, en el que se encierran los tesoros de la misericordia; espero, por vuestra intercesión, alcanzar para mi y para los pecadores, por quienes me intereso, la gracia de una sincera y duradera conversión.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

DÍA SEXTO

LA LUZ Y LA SALVACIÓN Los tesoros de luz y de salvación que encierra el Sagrado Corazón.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
El camino del Cielo es estrecho, está cubierto de abrojos y de espinas, sembrado de rocas, rodeado de precipicios sin fondo, infestado de ladrones que detienen y despojan a las almas. Es difícil conocerle y costoso el subir por él.

¡Desgraciado del que le emprende solo, sin defensa, en medio de las tinieblas del pecado!

¡Desgraciado del que, para hacer esta gloriosa, pero difícil peregrinación, no se provee de un buen guía, de una luz segura, de un arma poderosa! Camina indefectiblemente a su perdición, y es incapaz de conquistar el Reino de los Cielos. Para evitar tal desventura, ioh mi muy amada Soberana!, yo busco y encuentro en Vos todos los medios que me son necesarios; la luz os rodea como un vestido, el Sagrado Corazón de Jesús es el resplandeciente foco de esa luz, y a vuestro maternal poder pertenece hacer llegar hasta nosotros sus más suaves rayos.

Iluminadnos, ioh María!, dadnos a conocer el camino que debemos seguir, las súplicas que debemos hacer, los peligros que debemos evitar. Haced que conozcamos nuestras miserias para que las lloremos; las grandezas de Dios para que las adoremos; las bondades del Corazón de Jesús para que las amemos; vuestra solicitud tan llena de ternura para con nosotros, para excitarnos a una justa y perseverante confianza.

No os contentéis, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, con mostrarnos el camino; sed también nuestra guía. Jesús irá con Vos; en su Corazón, que Vos nos tendréis siempre abierto, encontraremos armas para pelear victoriosamente contra los más crueles enemigos de nuestra salvación.

Nuestra salvación, ioh Madre mía! Cuando pienso que podéis alcanzar para mí y para todos los que me son caros esta gracia de gracias, olvido todas las demás. En efecto, ¿de qué nos servirían la ciencia, la salud, el feliz éxito, en nuestras empresas, el término de nuestras pruebas y hasta los mismos consuelos de la piedad, si no hubiéramos de morir, por fin, con la muerte de los justos, y si nuestros últimos instantes no hubieran de ser semejantes a los de los Santos.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

 

DÍA SÉPTIMO

LA SUPLICA Concededme, os lo suplico, el favor que solicito.

 Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Aunque fuese yo el único que os dirigiese mi súplica, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la vista de mi fragilidad, de mis faltas, de mis ingratitudes, no sería suficiente para destruir la filial confianza que tengo en Vos, cerraría los ojos sobre mi indignidad, y el clamor de mi alma llegaría hasta los pies de vuestro trono.

Más estoy muy lejos de encontrarme solo suplicandoos.

Dichoso miembro de esta piadosa y amada Asociación que os invoca bajo el hermoso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tengo millones de hermanos y hermanas que ruegan conmigo y por mí. Militan en este nuevo ejército de cristianos, consagrados a Vuestra gloria, muchos santos y obispos, llevando a su cabeza el Pontífice supremo; legiones de misioneros y de sacerdotes, numerosos coros de vírgenes, congregaciones enteras de religiosos, una multitud de fieles de todas las edades y de todo mérito; y esta grande familia extendida por toda la superficie de la tierra no forma más que un solo corazón y una sola alma; todas las intenciones están unidas y cada uno ruega por las intenciones de todos.

Os ofrezco, pues, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, todas las oraciones de tantas almas fervorosas, y en consideración de sus virtudes os suplico que concedáis el favor que solicito...

Si nunca hubierais atendido a los pecadores ¡oh mi buena Madre!, sería grande mi temeridad en presentarme el primero; hay sin embargo algo que me movería a hacerlo sin temor... Pero más fácil sería contar las arenas de una playa que calcular el número de pecadores favorecidos por vuestra protección y atendidos en sus ruegos.

¿Y por ventura no, vemos, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la prontitud con que nos colmáis de bienes en vuestra amada Asociación?

ICuántos miles de acciones de gracias suben diariamente hacia Vos de entre nuestros hermanos!

Cuántas curaciones consideradas imposibles! ¡Cuántas conversiones notables que parecían desesperadas!

Cúántas pruebas auténticas de estas maravillas en vuestros Santuarios!

Cuántos exvotos, cuántas inscripciones sobre el mármol publican vuestros favores!

¡Cuántas lámparas y cirios encendidos en vuestro altar como testimonio de reconocimiento!

¿Queréis acaso, ¡oh María!, que sea yo el único que os invoque en vano? ¿No querréis, antes bien, obligarme a daros gracias y darme a conocer una vez más que sois verdaderamente Nuestra Señora del Sagrado Corazón?

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

DÍA OCTAVO

NO HAY DESAIRE No, no puedo recibir de Vos desaire alguno

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Es muy poderosa María sobre el Corazón de su divino Hijo para que no pueda alcanzarme la gracia que le pido. Roguémosle, pues, que hable por nosotros al Corazón de su Hijo, como nos lo aconseja San Bernardo.

 

«Sí, ciertamente, oh María!, a Vos toca hablar a ese Corazón, a Vos que tenéis en El un fiel corresponsal, quiero decir al amor filial, que se adelantará a recibir al amor materno y prevendrá sus deseos.»

¿Podréis Vos temer recibir desaire alguno cuando habláis al Salvador? Su amor intercede en favor nuestro, su misma naturaleza lo solicita por nosotros; se accede fácilmente a los. Ruegos cuando se está ya vencido por el amor.

«Por esta razón, María habla siempre con eficacia, porque habla a un Corazón ya ganado enteramente, porque habla a un Corazón de Hijo...», dice San Bernardo.

«Interceded por nosotros, ¡oh Bienaventurada María! Vos que tenéis en vuestras manos, sí, me atrevo a decirlo, la llave de las bendiciones divinas. Vuestro Hijo es esta misteriosa llave con la que se abren los tesoros del Padre Eterno» (Bossuet).

No, no puedo recibir desaire, porque el negocio por el que acudo a Vos es importante, difícil, desesperado, no tiene otro recurso sino vuestro poder, ¡oh María! ioh mi soberana! Os suplico por lo que más amáis, que me alcancéis del Corazón de Jesús la gracia que solicito.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

DÍA NOVENO

LA ESPERANZA Y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. Así sea.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Me postro a vuestros pies, oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, para dar fin a mi Novena de Preces, y siento la necesidad de daros las gracias aun antes de conocer el resultado de mis súplicas.

La paz que experimento, la esperanza que va aumentado en mi alma, el amor más ardiente que por Vos siente mi corazón, me hacen creer con razón que no he solicitado en vano vuestro auxilio.

Habéis querido darme una nueva prueba de vuestro amor: seáis por ello mil veces bendita, ioh la mejor de todas las madres!, ¡oh la más poderosa de todas las reinas!

Si, corno lo espero, mi súplica es hoy atendida, nada será capaz de detener el transporte de mi reconocimiento y el sentimiento de un vivo gozo; publicaré vuestras alabanzas y diré muy alto que el medio más seguro para alcanzar la gracia es dirigirse a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, y que es preciso acudir con toda confianza a ese trono de la eterna misericordia.

Si el favor que imploro es diferido por algún tiempo, lo esperaré con paciencia, sin cesar de pedíroslo; lejos de desalentarme, renovaré cada día con más ardor mis súplicas, porque espero siempre en vuestra bondad y porque Vos sabéis mejor que yo la hora y el momento en que me será más útil recibir el objeto de mis deseos.

En fin, si Dios quiere permitir que la gracia que pido me sea cambiada por alguna terrible prueba, o por algún sacrificio no esperado, entonces, sobre todo, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, tendría yo más necesidad de vuestra ayuda, para que renovarais en mí el espíritu de fe y de resignación cristiana, y me hicierais comprender que este misterioso proceder de la Providencia se dirige a un bien mayor.

¡Oh mi celestial Protectora!, he obrado con Vos como un niño con su muy amada madre; os he dado a conocer mis padecimientos y mis temores, mis penas, mis tentaciones, mi fragilidad, mis riesgos; me echo en vuestros brazos; me entrego a vos, sé muy bien que no me dejaréis perecer...

Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Os suplico de nuevo oigáis mi plegaria y me concedáis todas las gracias que he solicitado durante esta Novena; extended vuestra protección sobre mí y sobre todas' las personas que tantas veces os he recomendado; alcanzadnos del Corazón de Jesús la dicha de amarle aquí en la tierra y de reinar con El en el Cielo.

 

NOVENA A SAN GERARDO DE MAYELA

O  9 NUEVE LUNES

 LUNES PRIMERO

EJERCICIO DEVOTO EN HONOR DE SAN GERARDO MAYELA, para practicarse en los nueve lunes que preceden su fiesta, el 16 de Octubre.  Puede servir también para la Novena del Santo.

 

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA TODOS LOS DÍAS

¡Oh glorioso San Gerardo!, doy gracias a Dios quien os ha coronado en el Cielo con tan grande gloria y os ha elevado a un trono tan excelso entre los Santos y Angeles del Paraíso. Ahora, mientras gozáis de la bienaventuranza celestial, no os olvidéis de mí, vuestro siervo y devoto. Mirad los peligros que me amenazan, los males y miserias que me agobian. Emplead vuestro poder y valimiento cerca de Dios para socorrerme en mi necesidad. Dios, quien durante vuestra vida oía siempre vuestras súplicas, no desatenderá vuestros ruegos ahora cuando estáis cerca de Él en el reino de la gloria. Rogad por mí y obtenedme, por la intercesión de María Santísima, las gracias que os pido en este piadoso ejercicio. Amén.

Patrono de las mujeres embarazadas; maternidad; partos; niños; movimientos pro-vida; Muro, Italia; personas falsamente acusadas; hermanos coadjutores. Se lo invoca para lograr una buena confesión.

ORACIÓN DE UNA MADRE ENCINTA

Oh gran San Gerardo, amado sirviente de Jesucristo, perfecto imitador de tu manso y humilde Salvador, y devoto hijo de la Madre de Dios: enciende en mi corazón una chispa de ese fuego celestial de caridad que brilló en tu corazón y te hizo un ángel de amor.

Oh glorioso San Gerardo, porque cuando fuiste falsamente acusado de crimen, sobrellevaste, como tu Divino Maestro, sin murmullos ni quejas, las calumnias de hombres malvados, has sido elevado por Dios como patrono y protector de las madres encintas. Sálvame del peligro y de los excesivos dolores que acompañan el nacimiento del niño, y protege al niño que ahora llevo, para que pueda ver la luz del día y recibir las aguas del bautismo a través de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

LUNES SEGUNDO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

Lunes Segundo
SAN GERARDO Y LA EUCARISTÍA

Muy niño aún, descubrió Gerardo un tesoro inestimable, el mayor en la tierra, Jesús Sacramentado. ¡Con qué gusto lo hubiera recibido en la Sagrada Comunión! Un día, arrastrado por una fuerza irresistible, fue al comulgatorio para comulgar con los demás fieles. El sacerdote, viéndolo tan pequeñito, pasó de largo y no le dio la Comunión. Gerardo se retiró llorando. En la noche siguiente, el Arcángel San Miguel, de quien era muy devoto, le trajo la Sagrada Comunión. Radiante de alegría lo manifestó diciendo: “Ayer el sacerdote no quiso diarme la Comunión y esta noche vino a dármela San Miguel”.

REFLEXIÓN Considera cómo San Gerardo, a imitación de su Padre San Alfonso, recibía la Sagrada Comunión con tanto fervor, y visitaba a Jesús Sacramentado con tanta frecuencia, que ya desde sus tiernos años mereció que le llamaran el Serafín de la Eucaristía.
Alm
a mía, si no visitas frecuentemente a Jesús Sacramentado, si no lo recibes en tu alma, es porque no le amas. Para todo hallas tiempo: para hablar con tus amigos, para divertirte en el mundo, para estudiar, para trabajar; sólo no hallas un cuarto de hora para visitar al Amante divino, que por amor tuyo está de noche y de día en este Sacramento de amor. ¿Hasta cuándo durará tu cruel abandono?

ORACIÓN ¡Oh glorioso y bienaventurado Gerardo!, me confundo al considerar tus virtuosos ejemplos y tu acendrada devoción al Santísimo Sacramento, comparándola con mi frialdad y poca fe delante de nuestro común Redentor. Bien quisiera yo poder amarle como tú le amaste, alcanzar tu fervor en mis comuniones, y tener aquel vivo deseo que tuviste en obsequiarle en esta mortal carrera, para conseguir por este medio las gracias que Tú conseguiste, y perfeccionar mi vida purificando mi alma con el fuego sagrado de la santa Eucaristía. Acudo hoy a implorar tu poderosa protección para poder salir del estado de tibieza en que he vivido hasta el presente, y espero por tu valimiento conseguir la gracia de ser más fervoroso en la recepción y visitas de este divino Sacramento. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

LUNES TERCERO

EJERCICIO DEVOTO EN HONOR DE SAN GERARDO MAYELA, para practicarse en los nueve lunes que preceden su fiesta, 16 de Octubre.
Puede servir también para la Novena del Santo.

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA  PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

CONFIANZA DE SAN GERARDO EN DIOS

Un día que el obispo, su patrón, había salido a paseo, Gerardo cerró las habitaciones del prelado, y llevándose la llave, fue por agua a un pozo que había en la plaza pública. Por desdicha, al inclinarse sobre el brocal del pozo, se le cayó al agua la llave. “¡Qué dirá su señoría!”, exclamó Gerardo; “¡cómo se pondrá, cuando lo sepa!”. Luego oró un momento y voló a la sacristía de la catedral en busca de una estatuita del Niño Jesús. Ató al Niño con una de las cuerdas que en el brocal del pozo había, y poco a poco lo bajó al fondo del agua diciendo: “Niño mío; devuélveme la llave si no quieres que mi señor se enoje justamente conmigo”. Tiró Gerardo de la cuerda, y a los breves instantes se vio la estatua a flor de agua y, ¡oh maravilla!, entre sus manecitas traía el Niño Jesús la llave perdida.

REFLEXIÓN Considera cuán grande debió ser la confianza de San Gerardo, quien obtuvo del Señor tan señalados favores y gracias tan extraordinarias. ¡Con qué seguridad –casi diría– con qué naturalidad procedía al obrar esos grandiosos milagros que esmaltan casi todas las páginas de su biografía! Alma mía, ¿confías en el Señor como debes? Y cuando pides al Señor y a los Santos alguna gracia, ¿ensancha la confianza tu corazón o entras en la oración con temores y recelos? Procura despegar tu corazón más y más de los bienes de la tierra y elevarlo más y más al Cielo. Oye cómo la Iglesia te exhorta todos los días por boca de sus ministros: “Sursum corda: ¡Arriba los corazones!”.

ORACIÓN ¡Oh bienaventurado Gerardo!, considero vuestra firme e inquebrantable esperanza, que os sostuvo en medio de tantos peligros, y os comunicó, tan poderoso aliento para emprender, continuar y perfeccionar las obras admirables que ejecutasteis en servicio de Dios y en bien de las almas. Admiro vuestra confianza en aquel Señor Todopoderoso, que os confortaba a trabajar sin descanso durante vuestra mortal carrera, y a esperar la corona de justicia, que tiene preparada para los que pelean debidamente como buenos soldados de Cristo, y vencen con su gracia en los combates de esta vida.
Y si por mi falta de confianza no merezco conseguirla, os pido que primero me alcancéis aumento de esta misma virtud, para que, animado por ella, y consolado en mis presentes necesidades, venza también yo en mis espirituales combates, hasta poder llegar por este medio a la mansión de la Gloria. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

LUNES CUARTO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

SAN GERARDO Y SU AMOR
A LA SANTÍSIMA VIRGEN

Era el tercer domingo de Mayo, y se celebraba solemnemente en la Catedral una fiesta a la Inmaculada Concepción. Expuesta se hallaba la imagen de María a la pública veneración; ya se disponían a sacarla en procesión, cuando Gerardo, que contaba a la sazón unos diecisisete años, después de haber orado con gran fervor delante de Ella, se levantó con el rostro inflamado como un serafín, abalánzase hacia la estatua, quítase el anillo que en el dedo llevaba, y con filial amor y sorpresa de los que la escena presenciaban, lo pasa a un dedo de la Virgen, exclamando de modo que lo pudiese oír toda la multitud reunida: “Vedme ya desposado con Nuestra Señora”, como si dijera: “Ya no me pertenezco a mí, soy de María y a ella le consagro irrevocablemente mi pureza virginal”.
La Reina del Cielo aceptó la ofrenda de su fiel servidor y le alcanzó la gracia de guardar en cuerpo y alma, pureza de Ángel.

REFLEXIÓN Considera, alma cristiana, que no es buen cristiano el que no ama de veras a María Santísima. María es la Madre de Jesús, y no puede preciarse de ser verdadero amante de Jesús el que no ama también a su Santísima Madre.
Alma mía, ¿eres devota de la Virgen?¿Tratas de honrar con tus obsequios a tu Madre del Cielo? La devoción a María –dicen los santos– es señal segura de pertenecer al número de los predeterminados a la Gloria. Pero no te olvides, alma cristiana, de que no eres verdadera devota de María si no huyes del pecado y la ocasión próxima de pecar.

ORACIÓN ¡Oh bienaventurado y devotísimo hijo de María!, imploramos hoy vuestra protección, para que nos alcancéis una tierna, constante y filial devoción a la Reina de los Ángeles. Ya que tanto habéis deseado en la tierra ver propagada en todas partes y en todos los corazones una devoción tan saludable, no lo habéis de desear menos ahora que estáis en el Cielo a los pies de vuestra Santísima Madre, contemplándola cara a cara, hablándola y obsequiándola como Ella merece; por tanto os suplicamos humildemente que os hagáis nuestro abogado para con Ella, a fin de que nos mire como tierna Madre, se compadezca de nuestras necesidades espirituales, y sobre todo, de nuestra falta de amor de Dios, y nos bendiga desde el trono que ocupa en la Gloria y, haciéndonos perseverar en el servicio divino y en la devoción hacia Ella hasta el último momento de nuestra vida, tengamos la dicha de llegar por su medio a la eterna mansión de la Gloria. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

LUNES QUINTO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

SAN GERARDO Y SU AMOR A DIOS

Había cerca del convento donde vivía nuestro Santo, un pobre ciego que cantaba con primor y tocaba la flauta con mucha maestría. Gerardo, que le conocía muy bien, cierto día le dijo: “Felipe, toca para alegrar a los pobres”. – “Y ¿qué toco?”, repuso el ciego.
“Toca aquel cántico”, añadió el Santo, “que comienza:
            En Ti; mi Dios, sólo ansío
            Tu querer y nunca el mío”.

Apenas el ciego comenzó la melodía, Gerardo, como ebrio de alegría, comenzó a agitarse y a saltar, repitiendo: “Tu querer y nunca el mío”.
Alzó los ojos al Cielo, extendió las manos y se levantó del suelo cual flecha disparada por robusto brazo.

REFLEXIÓN

Alma mía, ¿amas a Dios con todas tus fuerzas? Acuérdate de lo que dice San Gregorio Papa: “La verdadera prueba del amor son las obras”. ¿Prueban tus obras que, amas a Dios? ¿Cumples siempre y sin reserva a ejemplo de San Gerardo la divina voluntad expresada en los mandamientos de Dios y de la Iglesia y en las particulares obligaciones de tu estado? ¿Te conformas con las disposiciones de la Providencia, en la hora de la prueba? No te canses de pedir al Señor el precioso don de su santo amor.

ORACIÓN

¡Oh bendito y glorioso Gerardo, volcán de amor de Dios, serafín en la tierra, y dechado de todas las virtudes!, compadeceos de nosotros, que tan tibios nos hallamos en el servicio de Dios y tan fríos en la verdadera caridad; y ya que tanto podéis con el Dador de todo don perfecto, alcanzadnos la gracia de emprender eficazmente la práctica del amor a Dios, para qué, elevados por su medio sobre las cosas terrenas, lleguemos en esta vida a la consideración de las celestiales, y después de nuestra muerte a la posesión de la eterna mansión de la Gloria. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

LUNES SEXTO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA  PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

SAN GERARDO EN LOS PELIGROS

Hallándose un día Gerardo a orillas del mar, oyó angustiosos gritos y clamores de gente que veía cómo las olas, agitadisimas por la tempestad, iban a echar a pique una lancha llena de tripulantes. Movido de compasión, hace el Santo el signo de la Cruz, echa hacia atrás el manteo y avanza sobre las aguas gritando: “¡En nombre de la Santísima Trinidad, detente!” Al punto quedó inmóvil la lancha, y acercándose Gerardo, como si la embarcación fuese leve corcho flotante, la trajo a la orilla, y salió del mar sin haberse siquiera mojado el hábito. “¡Milagro, milagro!”, gritaban todos; mas el Santo huyó a toda prisa y fue a esconderse en casa de un amigo. “¿Cómo –le preguntó luego el Superior– pudo sacar la lancha?”. “¡Oh, Padre mío –respondió Gerardo– cuando Dios quiere, todo es posible!”.

REFLEXIÓN

Alma mía, en las tempestades y peligros de la vida presente, ¿cuáles son tus cuidados para no sucumbir? ¿Te preocupas más por las cosas temporales que por las espirituales? Piensa que si llegas a salvar el alma, habrás salvado también el cuerpo y serás dichosa para siempre.

ORACIÓN

Protector mío San Gerardo, en medio de la felicidad de que gozáis en el Cielo no os olvidéis de vuestro devoto que gime aún rodeado de las miserias de este destierro. Mirad en cuántos peligros me encuentro de perder a mi Dios. Alcanzadme abundantes gracias para librarme del pecado y perseverar en la gracia de Dios hasta la muerte. Mirad compasivo las penas y amarguras en que me veo sumergido. Y ya que gozáis de tan gran poder y valimiento cerca de Dios, socorredme en mis necesidades, particularmente en la que os encomiendo. No digáis que no podéis socorredme. Dios, durante vuestra vida, oía siempre vuestras oraciones y obraba por vuestro medio grandes milagros. Ahora, en el Cielo, no os negará nada de cuanto le pidáis. Rogad por mí, glorioso Protector mío, y alcanzadme por la intercesión de la Santísima Virgen la gracia que os pido. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

 

LUNES SÉPTIMO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA  PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

SAN GERARDO CONVIERTE
A LOS PECADORES

Cierto día encontró Gerardo a un joven aventurero que atentamente lo miraba. Llevaba el Santo un manteo remendado y una vieja sotana. El joven, creyéndole un mago, le preguntó: “¿Es usted un nigromante que va buscando tesoros?” Sorprendióse Gerardo con la demanda, pero pronto comprendió con quien se las había, y respondió: “Si quieres enriquecerte, yo te indicaré el modo”. Lo llevó a un bosque, y quitándose el raído manteo lo extendió en tierra, haciendo que el joven se arrodillara en él. “Te he prometido buscar un tesoro” –le dijo el santo Hermano– “¿quieres verlo?… Mira”. Y sacando un Crucifijo lo puso ante sus ojos díciéndole: “Éste es el tesoro que, tantos años ha, perdiste”. Pintó al desgraciado joven, con vivísimos colores, el triste estado de su alma. Éste, arrepentido, se puso a llorar amargamente, y cambió de vida, haciendo después una buena y santa confesión.

REFLEXIÓN  ¿Procuras ser útil, en la medida de tus fuerzas, a las almas redimidas con la Sangre preciosa de Jesucristo? ¿Tratas al menos de hacer bien a los que viven en tu compañía, como son tus parientes y amigos, por medio de la oración, del buen ejemplo, de los buenos consejos, etc.? ¿Te interesas por la obra de las misiones, por la propagación de la fe y por otras santas empresas que tienen por fin la conversión de los infieles y la salvación de las almas? Acuérdate de las palabras del Apóstol Santiago: “El que hace que se convierta el pecador, salva su propia alma”.

ORACIÓN  ¡Oh bienaventurado Gerardo!, considero vuestra extraordinaria caridad hacia vuestros semejantes, la que, descubriendo en los hombres la imagen de Dios grabada en sus almas, os movía a amar a todos, a favorecer a todos, a consolar a todos, aliviándolos en sus males, aconsejándolos en sus dudas, fortaleciéndolos en sus debilidades, dirigiéndolos en sus caminos, amonestándolos en sus faltas; sin perdonar desvelos y trabajos para socorrerlos en sus necesidades espirituales y corporales.
Os ruego, que me alcancéis verdadero espíritu de caridad y ese sincero amor que es el verdadero distintivo de los discípulos de Cristo Nuestro Señor, para que, consolado en mis presentes necesidades, amándonos todos sinceramente en esta vida, tengamos la dicha de estar un día reunidos inseparablemente en la bienaventuranza eterna. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

LUNES OCTAVO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.

Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA  PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

SAN GERARDO PODEROSO
CONTRA LAS TENTACIONES DEL DEMONIO

Viajando un día de riguroso invierno, viose Gerardo sorprendido por espesísima niebla en medio de los bosques. Perdió nuestro viajero el camino, y marchando sin rumbo fijo, advirtió de repente que se hallaba al borde de un precipicio. Quiso retroceder, pero en el mismo instante surge ante sus ojos un fantasma horrible que, con infernal sonrisa exclama: “Llegó, miserable frailecito, la hora de mi venganza; al fin has caído en mis manos, puedo hacer de ti lo que me plazca”. Era el demonio. Sobrecogido quedó Gerardo, pero poniendo su confianza en Dios tiende imperiosamente la mano hacia Satanás y le dice: “Bestia infernal, en nombre de la Santísima Trinidad te mando que tomes las riendas de mi caballo y me conduzcas hasta Lacedonia”. Rechinaron los dientes de aquel monstruo, crispáronsele los cabellos, pero la virtud de la Santísima Trinidad le forzó a servir de guía y escudero al siervo de Dios.

REFLEXIÓN  Alma mía, ¿confías en el Señor como debes? Has de saber que la oración es el gran medio de salvación, como 1a llama San Alfonso. ¿Y tú recurres a Dios en las tentaciones? ¿Qué haces para resistirlas? ¿Le pides al Señor, con fervor y asiduidad, te de fortaleza y perseverancia para combatirlas? “No será coronado” –dice el Apóstol– “sino el que combatiere como es debido”.

ORACIÓN  ¡Oh San Gerardo!, el infierno se ha desencadenado contra mí; una furiosa tempestad ha levantado las pasiones de mi corazón. Me parece que empiezo ya a sumergirme. Mi corazón hace trato con el enemigo; mi voluntad no cuida casi más de la mano que la pueda socorrer, que podría arrancarla de las asechanzas de Satanás; y, para colmo de desgracia, mi lengua trabada no habla más ni a Dios para implorar su socorro, ni a los hombres para que me den algún buen consejo.
¡Tened piedad de mí, oh mi Santo Protector! Numerosas son las victorias que conseguisteis sobre el demonio: obtenedme la fuerza de triunfar a mi vez. Vos le mandabais como dueño; haced que yo no sea jamás su esclavo. Implorando el socorro de la Reina del Cielo, vencisteis al infierno; no permitáis, que en los asaltos que da el enemigo a mi alma, descuide de invocar a María. Quiero invocar a la Santísima Virgen; pero invocadla también Vos por mí, para que me proteja y me haga salir victorioso.
Asistidme, ¡oh San Gerardo!, ahora y en todo el curso de mi vida hasta mi última hora. Yo quiero poder en el Cielo bendecir vuestro caritativo socorro, que me habrá hecho merecer la corona de los elegidos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

 

 LUNES NOVENO

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh glorioso San Gerardo!…

SAN GERARDO Y SU CARIDAD CON LOS POBRES

En todos sus viajes imploraba Gerardo el pan de cada día de la caridad pública. Al llegar cierto día a una humilde aldea, acercase a la puerta de la casa de una pobre mujer, en demanda de limosna. “Perdone, por Dios, Hermano, –repuso la mujer – que ni siquiera tengo un mendrugo de pan”. “¡Cómo! –replicó el Hermano –, ¿qué no tiene nada? ¡Pues sí, tiene un arca llena de pan!”. “No tengo ni un pedazo”, tornó a decir la buena mujer, la cual, por obedecer a las reiteradas instancias de San Gerardo, alzó la tapa del arcón y lo halló lleno de sabrosísimos panes.
No quería creer lo que sus ojos veían; palpó los panes, y vio que eran verdaderos. En agradecimiento a tan gran favor, socorrió con muy buena limosna al que de manera tan prodigiosa acababa de favorecerla.

REFLEXIÓN

Alma mía, ¿amas a tu prójimo de veras, no sólo con palabras, sino también con obras? ¿Le ayudas en las penas y amarguras de la vida? Imita, ¡oh cristiano!, a San Gerardo, que no pudo ver a un prójimo en necesidad alguna sin socorrerle al instante.

ORACIÓN

¡Oh glorioso San Gerardo! Dios ha recompensado magníficamente vuestra virtud y vuestra fidelidad haciéndoos poderoso auxiliador de los que sufren. Ya durante vuestra vida nadie que implorara vuestro socorro se retiraba de Vos sin consuelo. Dios ha colmado vuestro corazón de entrañable compasión para con las necesidades humanas, y no pocas veces ha puesto en vuestras manos los tesoros de su Omnipotencia. Llegasteis a ser Ángel de caridad consolando a los afligidos, socorriendo a los pobres y enfermos, amonestando y salvando a los pecadores. Alcanzadnos un corazón compasivo para con los necesitados y haced que con nuestras oraciones, trabajos y sacrificios, podamos contribuir a la conversión de los pecadores y salvación de las almas. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

 

ORACION Y NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE OROPA

 

 

 

En el valle de Oropa en el Piamonte italiano, a 1.200 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el majestuoso Santuario de Oropa. Allí San Eusebio introduce el culto de María en el siglo IV, llevando una estatua de leño de la Virgen negra con el Niño en brazos.



La tradición dice que el Santo trajo consigo a Oropa una estatua de leño de la Virgen, encontrada en Jerusalén y tallada por San Lucas.



Se cuentan cientos de milagros, protecciones e intercesiones de Nuestra Señora de Oropa. Su fiesta se celebra el 29 de octubre.



ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE OROPA


Queridísima Mamá Celestial, que quisiste venir entre los montes de Oropa para estar más cerca de nosotros, acógenos en Tu casa y haz que llevemos a nuestras casas el perfume de tus virtudes. Tenemos necesidad de refugiarnos en Tus brazos para encontrar el coraje de la Fe, para sentir el ardor de Tu Amor. Tenemos necesidad de tus caricias, que puedan deshacer la dureza de nuestro corazón. Puedan nuestros labios pronunciar Tu dulce Nombre: Mamá. Se que escucharás mis penas, mis gozos, mis desilusiones y mis esperanzas. Tómame de la mano y guíame por las vías del mundo y llévame al final al Corazón de Tu Amadísimo Hijo. Permanece siempre en mi corazón y nada me entristecerá.
Te ofrezco a mí mismo. Acepta esta ofrenda y permanece siempre conmigo.

 



Oración citada del Libro: "Sobre las huellas del Maestro"




NOVENA A LA VIRGEN DE OROPA



Oraciones para rezar cada día de la Novena


Oh Inmaculada y Santísima Virgen, Madre de Dios y de los hombres, soberana absoluta del cielo y de la tierra, vencedora de Satanás y de todas las herejías; tesorera y dispensadora de las gracias celestes – María -. Tú, al disponer que tu preciosísima y encantadora imagen fuera colocada y venerada en el Monte de Oropa, has dado al pueblo de Biella segura constancia de tu singular protección.


Por lo tanto nosotros, tus hijos privilegiados, postrándonos ante tu divina imagen, te bendecimos y agradecemos por tantos dones que nos hiciste y por los numerosos beneficios espirituales y temporales que por medio de ella volcaste sobre nuestros padres, y con todo el afecto del que es capaz nuestro corazón, detestando sinceramente nuestras culpas y proponiéndonos vivir y morir en el amor de tu Hijo Divino y Redentor Nuestro Jesús, y en tu amor, te reconocemos como nuestra especial Patrona y Protectora y a ti enteramente nos consagramos.


Entonces, llenos de confianza de ser escuchados, te suplicamos continúes multiplicando en favor nuestro los prodigios y las gracias de Tu Corazón que Dios volvió poderosísimo. ¡Oh Gloriosísima y Santísima Madre Nuestra, Reina y Patrona!.


Acógenos bajo tu manto, socórrenos, guíanos, defiéndenos. Somos tus hijos, tus predilectos, a Ti nos presentamos y encomendamos por San Eusebio, nuestro Padre en la Fe, que nos ha tomado desde hace tantos siglos bajo su protección.


Y nosotros no cesaremos nunca de amarte, de invocarte y de bendecirte, oh Reina poderosa y piadosa del Sacro Monte de Oropa.



Bajo tu protección nos refugiamos, oh Santa Madre de Dios; escucha nuestras súplicas en nuestras necesidades y líbranos siempre de cada peligro, ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!


¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!

 

 

 

 

PRIMER DÍA

Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra, bendícenos, dirígenos, confórtanos y consuela nuestro Santo Padre, Vicario en la tierra de tu Divino Hijo Jesús, y con él, nuestro Obispo. Obtén para nosotros sacerdotes y para todas las personas llamadas al estado religioso la gracia de corresponder a su vocación y de obrar gran bien para gloria de Dios y salvación de las almas. Sé Tú, su consuelo, la defensa contra las insidias de Satanás y su consuelo en las fatigas y en las penas.


Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...


Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!



SEGUNDO DÍA

Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra, pedimos tu bendición sobre todas las personas investidas con legítima autoridad, que tienen a su cuidado el bienestar civil y económico de nuestro pueblo, así como sobre nuestros campos, nuestras industrias, nuestros comercios y sobre las obras y actividades civiles y económicas para que todos puedan sentir la sensible eficacia de tu patrocinio. Y así, por las gracias abundantes de orden que Tú distribuyes, se vea aumentada siempre cada vez más en nosotros la fe en Dios, el apego a la religión católica y la confianza en ti y el deseo de mostrarnos como dignos hijos  tuyos. Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...


Tres Aves Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!


TERCER DÍA

Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra, vela amorosamente por nuestras familias para que en ellas reine siempre la virtud, la paz y el temor de Dios.
Virgen Santísima, te encomendamos las familias de tus devotos muchas veces afligidos por dificultades y amarguras, llenas de tantas contrariedades.
Ayuda a nuestros padres para que sepan responder dignamente a sus nobles obligaciones; guía a nuestros hijos para que crezcan en las virtudes cristianas. Danos a todos fuerza de voluntad, constancia, valor, honestidad y fidelidad de conciencia a los deberes cristianos y civiles.


Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...



Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!



CUARTO DÍA

Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra, dirige tu mirada materna sobre sobre nuestros niños y jóvenes. Te rogamos que los niños sean amados y puedan crecer sanos en cuerpo y espíritu. Te rogamos por los jóvenes que se aferran a la vida, que sean constantes y se llenen de valor para superar su crisis de crecimiento. Te rogamos por todos los jóvenes para que sean sinceros, fieles y desinteresados en el amor y empeñen su juventud en volver más fraterna la sociedad. Ilumina y bendice a quienes trabajan para educarlos cristianamente y crezcan firmes en la fe, puros en las costumbres, fuertes y santos en sus propósitos.


Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...



Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!

QUINTO DÍA

Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra, dirige tu mirada materna hacia los adultos y ancianos. Te rogamos por los adultos, casados y no casados, para que estén abiertos a sus hermanos y sientan viva su responsabilidad en el lugar que ocupan en la sociedad. Te rogamos por aquellos que tienen una edad más avanzada, para que se mantengan jóvenes en el espíritu y pongan su experiencia al servicio de los demás. Te pedimos para que todos, jóvenes, adultos y ancianos, nos dejemos renovar continuamente por la gracia de Dios y juntos busquemos ser serviciales y felices.


Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...



Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!


SEXTO DÍA

Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra, te rogamos ahora por los enfermos, los que pasan por pruebas. Ve cuántos infelices sufren en el alma y en el cuerpo y elevan sus manos suplicantes a Ti. ¡Por Dios!, muéstrate a todos como eres: consoladora de los afligidos y salud de los enfermos. Sánalos de sus males; libéralos de sus tribulaciones o al menos dales fuerza, valor, fe y esperanza para que sus cruces se cambien en dicha eterna. Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...



Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!


SÉPTIMO DÍA

¡Oh Virgen de Oropa, Patrona nuestra! En este momento nuestra ardiente oración es para nuestros hermanos desviados y pecadores. ¡Por Dios! Por aquel amor con el que llevas a Jesús en tus brazos, ilumina sus mentes, vence la dureza de sus corazones, obtén para todos: arrepentimiento, perdón y conversión; especialmente para aquellos que estamos más obligados a amar y para los que tienen más necesidad de tu misericordia. Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...

Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!

OCTAVO DÍA

Virgen Santísima de Oropa, a tu bondad maternal encomendamos también a nuestros queridos difuntos, quienes, habiéndonos precedido en la vía de la eternidad, todavía esperan en el Purgatorio la hora de su ingreso a la dicha del Cielo. Para aquellas almas queridas, ponemos en tus manos nuestra oración, para que, con más valor por tu intersección, sea por Ti presentada ante el trono de Dios y apresures para ellos la tan suspirada liberación y la posesión del Paraíso. Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...


Tres Aves Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!

NOVENO DÍA

Virgen de Oropa, Patrona nuestra, nosotros te encomendamos de corazón tu Santuario, monumento de tu bondad y fortaleza, centro de atracción de los corazones creyentes, trono de tus favores, lugar santo donde te alabaron y pidieron a nuestros padres y donde también nosotros buscamos con mayor confianza tus bendiciones y cantamos con más ánimo tus alabanzas. Sea siempre digno de Ti, no sólo por el esplendor y magnificencia de los edificios, sino también, y más todavía, por el santo celo de sus sacerdotes y por el espíritu de devoción a los fieles. Dirige benigna tu mirada materna sobre tus devotos que, cerca o lejos de tu Santuario, elevan a ti plegarias, confiados de corazón, e invocan tu protección. Mira sus necesidades espirituales y temporales, asístelos, socórrelos, confórtalos. Y a mí concédeme esta gracia de la que tengo tanta necesidad...


Tres Ave Marías, ¡Reina del Monte de Oropa, ruega por nosotros!


ACTO DE CONSAGRACIÓN A MARÍA

¡Oh María, Virgen poderosa y Madre de Misericordia, Reina del cielo y refugio de los pecadores!, nosotros nos consagramos a tu Corazón Inmaculado. Te consagramos nuestro ser y toda nuestra vida, todo aquellos que somos. Tuyos sean nuestros cuerpos, nuestras almas, nuestros hogares, nuestras familias. Queremos que todo aquello que está a nuestro alrededor te pertenezca y sea partícipe de tus bendiciones maternales.

Y a fin de que esta consagración sea verdaderamente eficaz y duradera, renovamos hoy a tus pies, Oh María, las promesas del bautismo y de la confirmación. Nos proponemos profesar siempre y con valor las virtudes de la fe de vivir como verdaderos católicos. Nos proponemos observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia y en modo particular la santificación de las fiestas. Nos empeñaremos en recibir en nuestra vida, cuanto nos sea posible, la Santa Comunión. Te prometemos, a fin de asegurar – mediante el amor a tu Corazón Inmaculado - el poder del Corazón adorable de Tu Hijo Jesús en nuestras almas y en nuestras familias, así en la Tierra como en el Cielo. Amén.

 

 

 

VIRGEN DE LA ENCARNACION


Dios Mío y Virgen Santísima.... ofrezco de todo corazón compartir esta novena con todas estas lindas amigas que de alguna forma u otra necesitan fortalecer su fe.

 

Te pido mucho por cada una de sus necesidades y por la mía propia que principalmente es continuar con mi embarazo de una forma tranquila, sana y feliz. GRACIAS SEÑOR !!


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Se empieza el 25 de Marzo y se reza todos los días hasta el 25 de Diciembre

(los 9 meses del embarazo de la Santísima Virgen). Es muy poderosa, se le piden 3 gracias.


SALVE
Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve, a tí rogamos los desterrados hijos de Eva, a tí suplicamos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas y divinas gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.


ORACION
Oh Virgen de la Encarnación, mil veces te saludamos, mil parabienes te damos por el gusto que tuviste cuando Dios en tí encarnó, pues eres tan poderosa. Oh Virgen y Madre de Dios concédeme lo que hoy con amor te pido por el amor de Dios.

 (se pide la primera petición)


Otra vez el Salve (Dios te Salve, Reina.....)


Otra vez la Oración (Oh Virgen de la Encarnación......) (se pide la segunda petición)


Otra vez el Salve (Dios te Salve, Reina.....)


Otra vez la Oración (Oh Virgen de la Encarnación......)

 (se pide la tercera petición


ORACION FINAL DE TODOS LOS DIAS


Acordaos, oh piadosísima Virgen María que jamás se ha oído decir que persona que a vos acogiese y pidiese socorro hubiese salido desamparada, animado con esta confianza, acudo a vos, Oh Virgen de las Vírgenes, Oh Madre de mi Señor Jesucristo, a vos vengo, a vos me presento con temor a mis pecados, no queráis menospreciar mis oraciones y súplicas por los misterios sagrados de la Santísima encarnación de Tu Divino Hijo, antes bien oídlas y cumplidlas con misericordia por amor de Dios. AMEN

 

 

 

VIRGEN PEREGRINA

PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN

 

 

INTRODUCCIÓN

 

María Santísima, según relata el evangelio de San Lucas, después de recibir el anuncio del Ángel, fue como peregrina a servir en casa de su prima Isabel (Lc 1, 39-56).

 

En ése hecho histórico y la fe de los fieles se ha formado la tradición de que es propio de la Santísima Virgen ir en ayuda de quienes lo requieran, donde se lo pidan, donde quieran recibirla.

 

La Virgen María, como nadie, agradece el cariño y la piedad de sus hijos. Acoge nuestras súplicas, conoce nuestras tribulaciones e intercede por ellas ante Jesús, cada vez que se lo pedimos con fe, así como lo hizo por los novios de Caná de Galilea (Jn 2, 1-12).

 

Recibir el altar de la Virgen Peregrina, es recibir una imagen de su presencia solícita en medio de nosotros.

 

Te invitamos a preparar el lugar donde, durante estos 3 días, la imagen de María presidirá la vida de tu familia.

 

Sugerimos disponer una mesa con  mantel, velas que acompañen tu oración, flores y el altar de la Virgen Peregrina.

 

Recibimos la imagen de la Virgen Peregrina porque expresamos así el deseo de acogerla en nuestro corazón, queremos contar con ella.

 

Orar delante de su imagen es la mejor expresión de nuestro amor por ella y de nuestro deseo de seguir los pasos de Jesús.

 

María quiere escuchar nuestras súplicas y acciones de gracias, quiere saber de nuestras vidas y familias, de nuestros proyectos y preocupaciones.

 

Que estos días vividos con María, sean días de profunda paz interior, de confianza, de entrega filial en los brazos de María, de alegría y caridad.

 

 

 

PRIMER DÍA

María en Belén

 

I           Primer momento: Saludo y Preparación

Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial del Mes

 

Peticiones de perdón

·          Por las veces que me falta la alegría, perdón Señor

·          Por las veces que pierdo la esperanza, perdón Señor

·          Otras peticiones de perdón…

 

II         Segundo momento: Lectura y contemplación de la Palabra de Dios

 

Lectura Bíblica Lc 2, 6-11.15-19

Mientras estaban en Belén le llegó  a María el tiempo del parto, y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche al raso velando sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces les entró un gran miedo pero el ángel les dijo:

-No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será también para todo el pueblo: Os ha nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor.

Cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros:

-Vamos a Belén a ver eso que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.

Fueron de prisa y encontraron a María, a José y el niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que el ángel les había dicho de éste niño. Y cuantos escuchaban lo que decían los pastores, se quedaban admirados. María por su parte, guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón.

 

Momento de contemplación

Imagina la posada: María y José, el niño en el pesebre; también los pastores, los ángeles.

Fíjate en las cosas que se dicen: del niño que ha nacido, de María su Madre.

Quédate en silencio, déjate envolver por la luz de Dios, agradece la presencia de Dios, su cercanía, Jesús viene para ti, quiere ser tu salvador

 

Piensa en María, es la Madre de Jesús es también tu Madre, conversa con ella, pide y agradece…

 

III        Tercer momento:

En unión con María reza como nos enseñó Jesús: Padrenuestro

Oración final del Mes

Canto a María

 

 

SEGUNDO DÍA

María, Madre de Jesús y Madre nuestra

 

I      Primer momento: Saludo y Preparación

 

Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial del Mes

 

Peticiones de perdón

·                      Por mis faltas de fe y caridad, perdón Señor.

·                      Por las veces que no soy solidario, perdón Señor.

·                      Otras peticiones de perdón…

 

 

II         Segundo momento: Lectura y contemplación de la Palabra de Dios

 

Lectura Bíblica Jn 19, 25-27

Junto  a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:

-Mujer, ahí tienes a tu hijo.

Después dijo al discípulo:

-Ahí tienes a tu madre.

Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.

 

Momento de contemplación

Imagina la escena de la crucifixión: Jesús está al centro, María lo acompaña, lo consuela, lo fortalece; María lo entrega, se despoja y vive su propia pasión.

Jesús no la abandona, se preocupa, la encarga, la entrega.

Quédate en silencio, agradece la presencia de Dios, su infinito amor por ti.

Piensa en María, es la Madre que apoya, que acompaña, que consuela, que fortalece. Conversa con ella, pide y agradece…

 

III        Tercer momento:

En unión con María reza como nos enseñó Jesús: Padrenuestro

Oración final del Mes

Canto a María

 

 

TERCER DÍA

María y la primera Comunidad

 

I           Primer momento: Saludo y Preparación

 

Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial del Mes

 

Peticiones de perdón

·          Por las veces en que me falta la confianza, perdón Señor

·          Por mi falta de oración, perdón Señor

·          Otras peticiones de perdón…

 

II         Segundo momento: Lectura y contemplación de la Palabra de Dios

 

Lectura Bíblica Hch 1, 12-14

 

Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista tan sólo de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron, subieron al piso superior donde se alojaban; eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el hijo de Alfeo, Simón el Zelota y Judas el hijo de Santiago.

Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos de éste.

 

Momento de contemplación

Imagina la escena, son  los discípulos de Jesús, es la primitiva Iglesia; María está con ellos, los acompaña, reza con ellos.

Imagina sus intenciones, únete a ellos, presenta las tuyas propias.

 

Quédate en silencio, piensa en la Iglesia que te da los sacramentos, que te anuncia la palabra de Dios, que te anima por la senda de la fe.

Piensa en María, es la Madre que apoya, que acompaña, que consuela, que fortalece. Conversa con ella, pide y agradece…

 

III        Tercer momento: Acción de gracias y despedida

Presentamos a Dios nuestras peticiones

Padrenuestro

Oración final del Mes

 

 

APÉNDICE

 

Oración Inicial para el Mes de María

¡Oh María!, durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.


Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Más ¡Oh María! no te das por satisfecha con estos homenajes. Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan, y coronas que no se marchitan. Estas son las que esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos y la más bella corona que pueden deponer a sus pies es la de sus virtudes.

 

Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa! en conservar nuestras almas puras y sin mancha y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas aún la sombra misma del mal.

 

La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos, pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.

 

En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida y con tu auxilio, llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.

 

¡Oh María! haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser, algún día, dignos hijos de la más santa y la mejor de las madres. Amén.

 

 

Oración Final para el Mes de María

 

¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador, y nuestra buena Madre!, nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradarte y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.


Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre de su santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor, la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo.


Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad. Que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir. Amén.

 

 

 

Octava

I. Origen

Es el número siete, y no el ocho, el que desempeña el papel principal en la heortología judía y el que domina el ciclo del año.

Cada séptimo día es un sabbat; el séptimo mes es sagrado; el séptimo año es un año sabático.

El Año del Jubileo era determinado por el número siete multiplicado por siete; la Fiesta de los Asimos duraba siete días, lo mismo que la festividad de la Pascua Judía; siete veces siete días después de ésta era la fiesta de Pentecostés; la Fiesta de los Tabernáculos duraba siete días, al igual que contabilizaron siete los días de asamblea (Willis, "Worship of the Old Covenant", 190-1; "Dict. of the Bible", s.v. Feast and Fasts, I, 859).

Sin embargo, el octavo día, sin tener la importancia simbólica del séptimo día, también tuvo su función.

El octavo día era el día de la circuncisión (Gen 22,4; Lev 12, 3; Lc 1,59; Hch 7,8; etc.). La fiesta de los Tabernáculos, que, como se mencionó, duraba siete días, era sucedida al octavo día por una solemnidad que puede ser considerada como una octava (Lev 23,36.39; Num 29, 35; 2 Esd ó Neh 8,18); el octavo día era el de ciertos sacrificios (Lev 14,10.23; 15,14.29; Num 6,10).

Fue también el octavo día en el que concluyeron la fiesta de dedicación del Templo bajo Salomón y su purificación bajo Ezequías. Ni las ogdoad (ocho deidades relacionadas con la creación) de los egipcios ni fantasías numéricas similares de otros pueblos tuvieron influencia en la liturgia cristiana.

La afirmación de Gavantí en el sentido de que la costumbre de celebrar la octava de las fiestas data de los días de los Apóstoles carece de pruebas (Thesaurus sacr. rit., 31 sq.). Al principio, las festividades cristianas no tenían octavas.

El domingo, que en cierta forma se puede considerar la primera fiesta cristiana, cae en el séptimo día; las fiestas de la Pascua Cristiana y Pentecostés, que junto con el domingo son las más antiguas, son como una sola fiesta de cincuenta días. Originalmente la fiesta de la Navidad, también muy antigua, no tenía octava.

En el siglo IV, cuando la idea primitiva de la fiesta de los cincuenta días del tiempo pascual empezó a perderse, le fueron dadas octavas tanto a la Pascua como a Pentecostés. Posiblemente al principio ésta fue solo una costumbre bautismal, los neófitos permanecían en una especie de retiro gozoso desde la Pascua o Pentecostés hasta el siguiente domingo.

Además el domingo que caía en octavo día después de la Pascua y Pentecostés venía a ser como una conclusión natural de la festividad de los siete días tras esas dos fiestas.

Por lo tanto, la octava se pudo en cierto modo haber desarrollado por sí misma. Si esto fue así, podemos decir que contrariamente a la opinión de que los cristianos tomaron prestada de los judíos la idea de la octava, esta costumbre creció espontáneamente en suelo cristiano.

Aún así, debe decirse que la primera octava cristiana conocida de la historia es la dedicación de las iglesias de Tiro y Jerusalén, bajo Constantino, y que estas solemnidades, en imitación a la dedicación del Templo judío, duraron ocho días (Eusebio, "De vita Constant"., III, xxx sq.; Sozomeno, "Hist. eccl.", II, xxvi).

Este festejo pudo haber ejercido influencia en la adopción de la octava por los cristianos. A partir del siglo IV la celebración de octavas se menciona con mayor frecuencia.

Aparece en las Constituciones Apostólicas, en los sermones de los Padres y en los Concilios ("Const. Apost.", VIII, xxxiii; V, xx; Augustine, "De div. temp.", i; "Ep.", lv, 32, 33 etc.; "Peregrinatio Etheriæ", ed. Gamurrini, p. 100; cf. Cabrol, "Etude sur la Peregrinatio", París, 1895, pp. "Concil . Matisc. II", ii; "Concil. In Trullo", lvi).

 

II. Celebración de Octavas en tiempos antiguos y modernos

La liturgia de la octava llegó a su forma actual de manera gradual.

En el primer periodo, esto es, del siglo IV al VI o incluso el VII, parece habérsele dedicado poca atención a la variación de la fórmula litúrgica de los ocho días.

Los sacramentarios de Gelasio y San Gregorio no hacen mención de que los días formen parte de la fórmula; en el octavo día se repite el oficio de la fiesta.

La dies octava es efectivamente hecha más prominente por la liturgia. El domingo siguiente a la Pascua (esto es, domingo in albis) y el octavo día de la Navidad (hoy, la Circuncisión) son tratados por la liturgia como días de fiesta desde muy temprano.

 Ciertas octavas estaban consideradas como días de privilegio en los cuales estaba prohibido trabajar. Los tribunales y los teatros cerraban ("Cod. Theod.", XV, tit. v de spect. leg. 5; IX, de quæst. leg. 7; "Conc. Mog", 813, c. xxxvi).

Después de que la Pascua, Pentecostés y Navidad recibieron octavas, la tendencia fue tener una octava para todas las fiestas solemnes.

Eteria (religiosa española del siglo VII, autora de Itinerario) habla de la fiesta de la Dedicación (cf. Cabrol, op. cit., pp. 128-9). Teodomar, un contemporáneo de Carlomagno, habla sólo de las octavas de la Navidad y de la Epifanía, pero no debe concluirse que ignoraba las de Pascua y Pentecostés que eran más celebradas.

La práctica de tener octavas para las fiestas de los santos no parece haber sido anterior al siglo VIII y aún entonces era propia de los latinos. Desde el siglo IX se hace más frecuente.

Los capitulares de Carlomagno hablan de las octavas de Navidad, Epifanía y Pascua. Amalarius, después de mencionar las cuatro octavas de Navidad, Epifanía, Pascua y Pentecostés, nos dice que era costumbre en su tiempo celebrar las octavas de las fiestas de San Pedro, San Pablo y otros santos "quorum festivitas apud nos clarior habetur . . . . et quorum consuetudo diversarum ecclesiarum octavas celebrat" (De eccl. offic., IV, xxxvi).

En el siglo XIII esta costumbre se extendió a muchas otras celebraciones bajo la influencia de los franciscanos, quienes ejercieron una influencia preponderante en la formación del Breviario moderno (Bäumer-Biron, "Hist. du Breviaire", II, 31, 71, 199). Las fiestas franciscanas de San Francisco, Santa Clara, San Antonio de Padua, San Bernardino, etc. tenían sus octavas.

En el tiempo de la reforma del Breviario (Breviary of St. Pius V, 1568) fue considerada la cuestión de regular las octavas. Se distinguieron dos clases de octava, las de Nuestro Señor y las de los santos y la dedicación.

En la primera categoría se distinguen las fiestas principales -- Pascua y Pentecostés -- , las cuáles tenían octavas especialmente privilegiadas y las de Navidad, Epifanía y Corpus Christi, las cuáles estaban privilegiadas (la octava de la Ascensión no gozaba de privilegio) Octavas cuya ocurrencia era rara; y las fiestas cuya fecha cambiaba, son llamadas privilegiadas.

Las octavas de los santos eran tratadas casi como la de la Ascensión. Esta clasificación ocasionó la aplicación de cierto número de rúbricas, los detalles de las cuáles pueden encontrarse en Bäumer-Biron, op. cit., II, 199-200.

Para los cambios introducidos bajo León XIII , cf. ibid., 462, igual que para las rúbricas del Breviario. Bajo OCTAVARIUM ROMANUM hay una descripción del intento de Gavantí por proporcionar un oficio más variado para las octavas.

Los griegos también admitieron hasta cierto punto la celebración de octavas en su liturgia. Sin embargo, debemos ser cuidadosos para no confundir, como se hace frecuentemente, la apódosis de los griegos con la octava. Aun cuando tiene el mismo origen que la octava latina, la apódosis difiere de la octava en esto, que ocurre algunas veces en el día octavo y algunas en el quinto, cuarto o noveno (ver Pétrides en "Dict. d'archéol. et de liturgie chrét." s.v. Apodosis).

AMALARIUS, De eccles. officiis, IV, xxxvi, Micrologus, xliv, in P.L., CLI, 1010; ZACCARIA, Onomasticon, 61, IDEM, Bibliotheca ritualis, II, 414; DRESSER, De festis diebus christianorum et ethnicorum (Würzburg, 1588); GRANCOLAS, Commentarius hist. in brev. rom. (Venice, 1734), 137; HOSPIAN, Festa Christianorum hoc est de origine, progressu, cæremoniis et ritibus (Zurich, 1593), 26; HITTORP, De div. cath. eccl. officis et myseriis (Paris, 1610) 486 sq.; GAVANTI, Thesaurus sacror. rituum cum adnot. merati, II, 31 sq.; GUYEUS, Heortolgia (Urbino, 1728) 113 sq.; PITTONUS, Tractatus de octavis festorum quæ in ecclesia universali celebrantur (Venice, 1739); MARTÈNE, De antiq. eccles. rit. (ed. 1788), III, xxv, n. 1, pp. 188 sqq.; BÄUMER-BIRON, Hist. du Bréviaire, II (Paris, 1893), 199 etc.; DUCHESNE, Christian Worship, Its Origin etc. (London, 1904) 287.

 

 
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