novenas - NOVENAS GRUPOS 47
 

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CONCLUSIONES

RAFAEL ARNÁIZ BARÓN
NOVENA
Comenzar todos los días de la novena rezando el acto de contrición. Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

DÍA PRIMERO
¡Qué grande es Dios! A ti te da el Señor en mí un hermano, y a mí me da en ti un alma a quien ayudar para que practique esa caridad que Jesús nos ha enseñado: "Amaos los unos a los otros como Yo os he amado". ¡Qué consuelo tan grande, es verse amado por Cristo y en Cristo, sobre todo cuando estamos en desolación, y el Señor nos da una prueba! Besa con cariño inmenso la mano bendita de Dios, que da la salud cuando quiere y la quita cuando le place.
En mis oraciones delante de la Virgen María, allí, bajo su manto, a Ella, de quien recibimos todo, le pido por ti. La Virgen María me atiende siempre cuando es bueno le que le pido.
Terminar con la oración final de todos los días.


DÍA SEGUNDO
No temas; el Señor me ha puesto en tu camino; para algo será... ¿Te puedo ayudar?; pues te ayudo: es un consuelo que el Señor me da, y muy grande. ¿Necesitas un apoyo material, quizás un consuelo humano?; pues sea: el Señor así lo ha dispuesto. No hay dolor que no tenga compensación en esta o en la otra vida, y que, en realidad, para ganar el Cielo se nos pide muy poco.
¡Cómo me consuela saber que has llorado a los pies de la Virgen! ¿Verdad que Ella consuela? Te aseguro que de la Virgen lo espero todo. ¡Si vieras!... ¡Es tan buena la Virgen! No hay pena que Ella no dulcifique, no hay alegría que Ella no santifique.
Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA TERCERO
Si con sencillez me dices que yo puedo ayudarte, también sencillamente te diré que todo lo que soy y puedo lo tienes ya; me uno a tus oraciones. Muchas veces al pensar en el "Pedid y recibiréis" y en lo miserables que somos, incluso en el pedirle a Dios, me decía: "Señor, nada os pido"; pero en ese nada tan seco va encerrado todo lo que me podéis dar, y que yo no acierto a comprender. Como veis, Señor, nada os pido, y sin embargo os lo pido todo.
Con Jesús y María a mi lado lo puedo todo. ¡Sería todo tan fácil si acudiéramos a la Señora! A mí me ha sacado adelante en muchas ocasiones.
Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA CUARTO
Dios me ha escuchado y me escucha; lo sé y lo veo... Sabía que Dios me quería, ¡pero podamos hacer algo: quisiera que a mi alrededor no hubiera más que almas que le amaran mucho. ¡Qué bueno es el Señor, qué sencillos sus caminos! Parece que está esperando que tengamos cualquier dificultad para alargarnos una mano y tendernos su ayuda. Te aseguro que es muy dulce abandonarse en manos de tan buen Padre.
Ama mucho a la Virgen, y esto te ayudará para amar a Dios. ¡Qué suave y dulce es consagrarse a Maria! A mí no me negó nada desde el primer día de mi vida religiosa.
Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA QUINTO
Verdaderamente que vuestra situación es apurada, pero ten fe y confía: el Señor, cuando a El se le deja hacer, no hace las cosas a medias, y, o todo termina pronto, o lo arregla. ¡Qué más da, si es El el que lo dispone! Animo, querido hermano; no quieras aliviar tu sufrimiento, tampoco quieras aumentarlo, no quieras nada. ¡Qué bueno es tener que sufrir!... No te quiero quitar nada, pero estoy a tu lado en todo. Ya verás como todo se arregla..., y se arregla bien, estoy seguro.
Te aseguro que si acudiéramos siempre a María seria otra cosa de nosotros. A mí siempre me ha servido de mucho; casi todo se lo debo a Ella, hasta mi vocación. Ya verás como la Virgen os ha de arreglar vuestros asuntos, estoy seguro. Mira: tienes que ayudarme junto a Ella; más podrán dos que uno.
Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA SEXTO
¡Bendito sea el Señor! ¡Qué cosas hace! Nosotros no sabemos; pero, aunque parece que desencadena sobre la Humanidad la cruz y el dolor, ¡qué suaves se hacen éstos cuando vemos que el Señor es el que lo hace! ¡Si vieras..., es tan agradable y tan dulce estar en las manos de Dios! No te apures, no llores ni te aflijas por "penas que pasan", y aunque no pasaran y en la cruz tuviéramos que estar hasta el fin del mundo, ¡es tan bueno Jesús y tanto nos ama!
Todo, absolutamente todo, en nuestra vida está en manos de María; de manera que no hay que preocuparse, que Ella lo arreglará todo: ponte en sus manos y confía.
Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA SÉPTIMO
Pobre alma que sufres..., ¿buscas descanso? Ni en nada ni en nadie lo hallarás; cállate un poquito, busca un sitio en tu alma, muy oculto, muy silencioso, y en él pon un poco de amor a Jesús, y, ya verás, ni penas ni alegrías turbarán tu paz, y aun la espera se hace dulce, ¡Jesús en el alma! Todo, todo se arregla mirando a Jesús.
Todos, todos llevamos dentro algo que, después de Dios, sólo María puede comprender y puede consolar: ese algo es criatura, ese algo es necesidad humana, es cariño, a veces dolor, ese algo que Dios puso en nuestras almas, y que las criaturas no pueden llenar, para que así busquemos a María; a María, que fue Esposa, que fue Madre, que fue mujer. ¿Quién mejor que Ella para comprender, para ayudar, para consolar, para fortalecer?
Terminar con la oración final de todos los días.
__________
DÍA OCTAVO
"Bienaventurados los que lloran", dijo Jesús en la tierra, a orillas del lago, y una turba de enfermos, tullidos, pobres y pecadores le seguían. Y yo creo que al posar en Jesús los ojos, teñidos antes por el llanto, ahora reían gozosos y bendecían sus lacras y sus miserias, que era lo que les unía a Jesús. Y Jesús curaba, y Jesús consolaba, y Jesús, el tierno Jesús, perdonaba.
La escena se repite; sólo que Jesús no está en persona en el lago Tiberíades, Jesús está en el Sagrario. Allí recibe a sus amigos, allí los consuela, los cura y los perdona. ¡Qué intimidad tan grande la de Jesús con los que lloran! ¡Benditas lágrimas, penas y enfermedades, que son nuestro tesoro!
¡Qué bueno y qué grande es Dios, que nos ofrece el corazón de María como si fuese el suyo! ¡Qué bien conoce nuestra miserias que nos pone ese puente... que es María!
Terminar con la oración final de todos los días.
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DÍA NOVENO
Dios me lleva de la mano por un campo donde hay lágrimas, donde hay guerras, hay penas y miserias, santos y pecadores; me pone cerca de la Cruz y, enseñándome con la mirada todo eso, me dice: "Todo eso es mío, no lo desprecies; ama a las criaturas, que son mías". ¡Qué alegría tan grande es verse querido de Dios, contarse en el número de sus amigos, seguirle paso a paso en Jerusalén con los ojos fijos en su rostro!
Sólo puedo decirte que con la ayuda de María lo que podemos hacer es esperar. ¡Qué dulce es esperar para el que espera! ¡Qué dulce es esperar con los ojos cerrados y el corazón abierto! jQué dulce es esperar pensando en Dios y debajo del manto de María! Sí, querido hermano, "en sólo Dios tengo puesta mi esperanza", y esa esperanza es Maria".
Terminar con la oración final de todos los días.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Señor Omnipotente, que glorificas a los humildes y abates a los soberbios, te suplicamos por la gloria de tu Santo Nombre ensalces la memoria de tu Siervo Rafael, concediéndonos la gracia que te pedimos por intercesión del mismo, que vivió y murió para glorificarte a Ti, Señor, que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria, Credo y Salve


NOVENA SAGRADO CORAZÓN DE MARÍA

ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS
Dios y Señor mío, dignaos aceptar esta Novena que hago al Corazón de María, vuestra celestial Madre; y Vos, Virgen Santa, alcanzadme la gracia necesaria. Amén.
DÍA PRIMERO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Madre de Dios, os venero y bendigo por esta excelsa prerrogativa, que os ensalza sobre todos los hombres y ángeles. Por ella os pido que os compadezcáis de mí en mis necesidades.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA SEGUNDO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Madre nuestra; acordaos que Jesús, pendiente de la Cruz, os constituyó Madre de los hombres y nos puso bajo vuestro cuidado. Mostrad ser nuestra Madre. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA TERCERO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Reina de cielos y tierra, manifestad en favor nuestro el grande poder que Dios os ha concedido; y os pido que me defendáis en todas las tentaciones del enemigo de mi alma. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA CUARTO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Medianera de todas las gracias, ya que Dios ha dispuesto que las recibamos todas de vuestra mano, alcanzadme las que más necesito para la salvación de mi alma. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA QUINTO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Virgen purísima y sin mancha, alcanzadnos la gracia de pasar por este mundo tan lleno de pecados, de manera que nos conservemos puros del lodo de tanta sensualidad. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA SEXTO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Abogada y Protectora de los hombres, a Vos acudimos en todos los peligros, y os pedimos que nos protejáis durante la vida, pero sobre todo en el instante de nuestra muerte. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA SÉPTIMO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Maestra y guía de los hombres, iluminadnos con divina luz para conocer la vanidad de las cosas terrenas y la suprema realidad de las cosas celestiales y eternas. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA OCTAVO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Mártir y Reina de los Mártires, por lo mucho que padecisteis en este mundo, os pido me alcancéis paciencia y conformidad en los trabajos de esta miserable vida. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA NOVENO
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Celadora de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, haced que imitemos vuestras virtudes en la tierra y que podamos acompañaros en la gloria del cielo. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DEPRECACIONES

1. Oh Corazón de María, compadeceos de los incrédulos; despertad a los indiferentes; dad la mano a los desesperados; convertid a los blasfemos y profanadores de los días del Señor. Avemaría.
2. Oh Corazón de María, aumentad la fe de los pueblos; fomentad la piedad; sostened las familias verdaderamente católicas; apagad los odios y venganzas en que se abrasa el mundo. Avemaría.
3. Oh Corazón de María, salvad a los mundanos, purificad a los deshonestos, volved al buen camino a tantas víctimas del vicio y del error. Avemaría.
4. Oh Corazón de María, convertid a todos los pecadores de la Iglesia; dirigid a patronos y obreros; iluminad con luz celestial a los malos escritores y gobernantes; santificad a los malos católicos. Avemaría.
5. Oh Corazón de María, suscitad muchos y santos Sacerdotes y Misioneros que trabajen en la conversión de los pecadores y en la salvación de las almas de todo el mundo, y dadnos a todos la perseverancia final en el santo amor y temor de Dios. Así sea. Avemaría.
ORACIÓN FINAL. Oh Inmaculado Corazón de María, en Vos confiamos; no nos dejáis en este valle de lágrimas hasta vernos seguros junto a Vos en el cielo. Así sea.


NOVENA SAN AGUSTÍN DE HIPONA
354-430

Por la señal…
Señor mío Jesucristo…
Oración para todos los días: Peregrino y enfermo, vuelvo a Ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera de Ti, y agobiado por el grave peso de mis males. Lo he visto; lo he experimentado: lejos de Ti no hay abrigo, ni hartura, ni descanso, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste. Heme, pues, aquí, desnudo y hambriento y miserable, ¡oh Dios de mi salud! Ábreme las deseadas puertas de tu casa; perdóname; recíbeme; sáname de todas mis enfermedades; úngeme con el óleo de tu gracia, y dame el ósculo de paz que prometiste al pecador contrito y humillado. ¿A quién, sino a Ti, clamaré, desde el profundo abismo de mis males, oh Dios mío y Misericordia mía? Como el ciervo herido desea la corriente de las aguas, así mi alma corre a Ti, sedienta de tu amor, y desea tu rostro amabilísimo.
¡Oh Verdad! ¡Oh Belleza infinitamente amable de Dios! ¡ Cuán tarde te amé!, ¡cuán tarde te conocí! y ¡cuán desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí! Mis delitos me han envejecido; mis culpas me han afeado; mis iniquidades han sobrepujado, como las olas del mar, por encima de mi cabeza. ¡Quién me diera, Dios mío, un amor infinito para amarte, y un dolor infinito para arrepentirme del tiempo en que no te amé corno debía! Más, al fin, te amo y te conozco, Bien sumo y Verdad suma, y con la luz que Tú me das me conozco y me aborrezco, pues yo he sido el principio y la causa toda de mis males. ¡Conózcate yo, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda! ¡Conózcame a mí, de suerte que sepa aborrecerme y no me busque vanamente en cosa alguna! ¡Amete yo, mi Dios, y suma Riqueza de mi alma, de modo que merezca poseerte! ¡Y aborrézcame a mí de modo tal que me vea libre de la gran miseria de mí mismo! ¡Muera yo a mí, que soy causa de mi muerte, para no morir con muerte sempiterna! ¡Y viva yo para Ti, Dios mío y Vida mía, de modo que Tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre! Amén.
Oración final para todos los días: ¡Gloriosísimo Padre San Agustín, Doctor sapientísimo de la gracia, Custodio fidelísimo de la fe, Patriarca dichosísimo de la gran familia agustiniana y de tantas familias religiosas que abrazaron vuestra apostólica Regla, como amplísimo camino de perfección y santidad! Acordaos, en la abundancia de vuestra gloria y en las eternas alegrías de la patria, de los que todavía gemimos en la tribulación y en el destierro; no os olvidéis en vuestro corazón, lleno ya de los deleites de Dios, de los hijos, de los amigos, de los pecadores, que os llaman y buscan como a Padre, como a Amigo. como a poderoso Mediador ante el Dios de las misericordias y de las justicias sempiternas.
¡Volver a tratar de la santidad con el impío, de la justicia con el injusto, del orden y de la paz con los que imperan y gobiernan, del salario de la eternidad con los obreros del tiempo, del gozo y de la posesión del sumo Bien con todos los hijos del dolor y del trabajo. ¡Vuelva a caer sobre la tierra el rocío de vuestra palabra! ¡Vuelvan a florecer las soledades y los claustros de la santidad de vuestros monjes y de vuestras vírgenes! ¡Vuelva, como en días de triunfo, a respirar con alegría la militante Iglesia bajo la sombra de vuestro báculo!
Padre y Pastor amantísimo, que no queríais vuestra salvación sino salvando a vuestro pueblo: no os olvidéis ahora, que estáis en el lugar seguro, de los que nos hallamos todavía en medio de la batalla y del peligro; cobijadnos a todos bajo las alas de vuestra caridad y vuestro celo; guardadnos a todos en el redil del Divino Pastor, Cristo; conducidnos por la senda dichosa de su Ley, y llevadnos con vos a los eternos pasos de su gloria, donde juntamente con vos le veamos en la inefable compañía del Padre y del Espíritu Santo, y Él sea nuestro Dios, y nosotros seamos su pueblo por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO: Comenzar con la oración de todos los días.
Vocación divina: Gloriosísimo Padre San Agustín, que por divina dispensación fuisteis llamado de las tinieblas de la gentilidad y de los caminos del error y de la culpa a la admirable luz del Evangelio y a los rectísimos caminos de la gracia y de la justificación para ser ante los hombres vaso de predilección divina y brillar en días calamitosos para la Iglesia, como estrella de la mañana entre las tinieblas de la noche: alcanzadnos del Dios de toda consolación y misericordia el ser llamados y predestinados, como Vos lo fuisteis, a la vida de la gracia y a la gracia de la eterna vida, donde juntamente con Vos cantemos las misericordias del Señor y gocemos la suerte de los elegidos por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEGUNDO: Comenzar con la oración de todos los días.
Conversión a Dios: Gloriosísimo Padre San Agustín, que en la hora dichosa de vuestra conversión a Dios fuisteis iluminado de tal modo por la luz de la verdad divinamente revelada, que en vuestra inteligencia no quedó lugar alguno para las tinieblas que la oscurecían, ni en vuestro corazón escoria alguna de los amores de la tierra, y en aquel punto quedasteis hecho Doctor y Maestro de una ciencia divina que antes no comprendíais, y antorcha resplandeciente de una caridad tan nueva y tan divina que os hizo aborrecer todo lo que antes amabais: alcanzadnos del Dios de toda piedad y misericordia la gracia de convertirnos a Él de tal manera que no habite jamás en nosotros la ceguedad y corrupción del hombre viejo, y seamos vestidos totalmente de luz y de la gracia del nuevo Adán, Jesucristo Señor nuestro, el cual sea nuestra vida y nuestro amor por los siglos de los siglos. Amén
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA TERCERO: Comenzar con la oración de todos los días.
Perseverancia: Gloriosísimo Padre San Agustín, que desde el día dichoso de vuestra conversión supisteis ya correr y saltar con alegría por los caminos del temor del Señor, sin desfallecer jamás, ni volver los ojos a las antiguas sendas de vuestra juventud, porque en la escuela de aquel santo temor aprendisteis la sabiduría, la disciplina, la justicia y la equidad, que fueron corona de gracias para vuestra cabeza y collar de perlas preciosas para vuestro cuello: alcanzádnos del Dios de toda providencia y sabiduría aquella sagacidad que hace sabios a los niños, y aquel entendimiento que da prudencia a los adultos, para que sepamos volar en pos de vuestros altísimos ejemplos, como en pos del águila sus hijuelos, hasta conseguir, como Vos, el premio de los que vencen y la corona de los que triunfan en Jesucristo Nuestro Señor por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA CUARTO: Comenzar con la oración de todos los días.
Castidad: Gloriosísimo Padre San Agustín, que, desde el día en que felizmente rompisteis las cadenas de la antigua servidumbre del pecado, de tal modo os consagrasteis a Dios y al estudio de la verdadera sabiduría, que no quisisteis otra esposa que la excelsa virtud de la castidad, y en ella supisteis encontrar la vena del contento y de la alegría de vuestro corazón, aborreciendo para siempre las turbias y corrompidas aguas de las cisternas de la tierra: alcanzadnos del Dios poderoso de las virtudes la gracia de saber desatarnos de todo vínculo, no santo, de carne y sangre, de modo que permanezcamos libres, puros y castos, como ángeles de Dios, sobre la tierra, para que seamos dignos, un día, de alcanzar, como vos, el premio de los limpios de corazón, que es ver a Dios, cara a cara, entre los increados resplandores de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA QUINTO: Comenzar con la oración de todos los días.
Pobreza: Gloriosísimo Padre San Agustín, que, al sumergiros en las aguas purificadoras del Bautismo, de tal modo os desnudasteis, en aquel instante, del afecto a las cosas de la tierra, que ya no pensasteis sino en abrazaros con la apostólica virtud de la pobreza, y no contento con abrazarla vos y practicarla, con la increíble estimación de su hermosura, la persuadisteis a muchos y sobre ella fundasteis el edificio inmenso de vuestra admirable y Santa Religión: alcanzadnos, del Dios que os inspiró tanto amor a la perfectísima pobreza, la gracia de vivir y morir, como verdaderos pobres de Cristo, desposeídos de todo apego a las cosas perecederas de acá abajo, y fijo siempre el corazón y el pensamiento en los bienes eternos de allá arriba, para que, libres del peso inútil de aquellas, merezcamos, como vos, la posesión dichosa de éstos por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SEXTO: Comenzar con la oración de todos los días.
Obediencia: Gloriosísimo Padre San Agustín, que, desde el día para siempre memorable en que os incorporasteis a la Iglesia de Cristo, de tal modo reconocisteis su divina autoridad sobre los hombres, que confesabais no poder ser hijo de la Fe si no lo fuerais antes de la Iglesia, y con la palabra y el ejemplo confirmasteis a los fieles en la universal y absoluta sumisión a la cátedra de San Pedro: alcanzadnos, del Dios que se hizo a sí mismo obediente hasta la muerte, la gracia de no separarnos jamás de la unidad santa de su Iglesia y de rendir nuestro juicio y voluntad a los Prelados que en nombre de la Iglesia nos gobiernen, con aquella docilidad que es puerta infalible de la eterna vida, a fin de que merezcamos, un día, las victorias de los que dignamente obedecen y la gloria inmarcesible de los que sabiamente se humillan por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA SÉPTIMO: Comenzar con la oración de todos los días.
Humildad: Gloriosísimo Padre San Agustín, que, desde la cumbre misma de la santidad, y rodeado de los esplendores de la dignidad altísima de que os hallabais investido en la Iglesia de Dios, no os olvidasteis de mirar al abismo de la humana fragilidad y miseria, y, embriagado del vino generoso de la compunción por los pasados extravíos de vuestra juventud, los confesasteis a la faz del mundo, para vuestra humillación y justísima alabanza y glorificación de la gracia y de las grandes misericordias del Señor: alcanzadnos del Dios justísimo y misericordiosísimo, que abate hasta el infierno a los soberbios y ensalza hasta su gloria a los humildes, la gracia de adorar con reverencia sus tremendos juicios, reconociendo con verdadera luz nuestros pecados, y confesando con amor sus divinas misericordias, para que, libres de la confusión e ignominia de los soberbios. merezcamos, un día, ser ensalzados como los humildes, entre los verdaderos hijos de Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA OCTAVO: Comenzar con la oración de todos los días.
Santidad: Gloriosísimo Padre San Agustín, «bello sol» entre los Doctores de la Iglesia; «luna llena» entre los sabios de todos los tiempos, que de vos toman la lumbre de la sabiduría; «alto ciprés» entre los confesores, por vuestra magnanimidad y fortaleza; «fresco y fragantísimo lirio» entre los castos e inocentes, que no habéis manchado nunca la blanca estola del Bautismo que una vez recibisteis; «árbol de oloroso incienso» por la devoción y contemplación con que penetrasteis los misterios divinos; «arco iris» de paz entre Dios y los hombres en días calamitosos y terribles para todo el mundo; «hermosísima palmera, rodeada de renuevos y cargada de preciosísimos racimos», como Padre y Patriarca de una gran familia de monjes y de vírgenes; «rico vaso de oro, guarnecido de piedras preciosas», porque resplandecéis entre los Santos por la hermosura y variedad de vuestras virtudes y por el brillo de vuestra caridad indeficiente: alcanzadnos del Dios tres veces Santo y Amador de toda santidad la gracia de ser, a semejanza vuestra, sabios en la doctrina, magnánimos en la fortaleza, inmaculados en las costumbres, amantes de la oración y del retiro, pacíficos con todos nuestros hermanos, resplandecientes con la luz del buen ejemplo, y en toda virtud ricos, llenos y perfectos, conforme a nuestra vocación y estado, de modo que merezcamos, algún día, estar en donde vos estáis y reinar con vos entre los santos por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA NOVENO: Comenzar con la oración de todos los días.
Celo: Gloriosísimo Padre San Agustín, celosísimo defensor de la honra del Altísimo, que, inflamado en la llama de un celo abrasador y divino, quitasteis de la tierra las abominaciones de la impiedad; procurasteis de mil modos la salud de todas las gentes, y velasteis por la gloria del Señor, por el decoro de su templo y la santidad de sus sacerdotes: alcanzadnos del Dios santísimo y celosísimo de la gloria de su nombre, y que tiene por nombre «fuego abrasador», que se digne encender en nuestros corazones aquel sagrado fuego que abrasaba el vuestro, a fin de que arda siempre en nosotros aquel celo que purifica y no destruye, que corrige y no afrenta, que todo lo repara y edifica, mas nunca se envanece con el triunfo, porque da toda la gloria a solo Dios, a quien solamente se debe y a quien sea todo honor y toda la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos unos instantes y pidamos la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Tres Padrenuestros, Avemaría y Glorias a la Santísima Trinidad, en memoria de la devoción con que veneró este Misterio el gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín. Terminar con la oración final para todos los días.



NOVENA SAN BENITO ABAD
480 - 547


ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS: Te saludamos con filial afecto, oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tu hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y filial protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos. Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos en esta novena...
Rezar a continuación la oración del día que corresponda

DÍA PRIMERO. ¡Oh glorioso San Benito, que desde tu infancia reconociste la vanidad del mundo y únicamente deseaste los bienes eternos! Alcánzanos un vivo deseo del cielo y que recordemos frecuentemente a Dios, nuestro último fin, y hacia Él ordenemos toda nuestra vida para que en todo Él sea glorificado.
San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final
DÍA SEGUNDO: ¡Oh glorioso San Benito, humilde de corazón, que supiste desdeñar las alabanzas de los hombres! Alcánzanos la humildad, tú que amaste a Dios sobre todas las cosas y le entregaste sin reservas tu corazón, consíguenos también el amor de Dios. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.
DÍA TERCERO: ¡Oh glorioso San Benito, que consagraste tus labios a la oración y cantaste noche y día las alabanzas divinas! Alcánzanos el espíritu de oración. Tú, que cual lirio entre espinas, guardaste una castidad angelical por medio de la humildad, de la vigilancia continua, de la oración y de la mortificación de los sentidos, consíguenos el don de la pureza. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.
DÍA CUARTO: ¡Oh glorioso San Benito que venciste al demonio y triunfaste de sus engaños! Alcánzanos la gracia de resistir sus sugestiones y de huir de toda ocasión de pecado. Tú que enseñando una vida austera, de renuncia y trabajo, aborreciste la ociosidad, inspíranos amor al trabajo y a la abnegación de nosotros mismo para seguir a Cristo. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.
DÍA QUINTO: ¡Oh glorioso San Benito, que amaste el silencio, y no abriste la boca jamás a palabras ligeras e impuras, a quejas, murmuraciones, y a juicios contra el amor al prójimo! Alcánzanos la gracia de no decir jamás palabras impuras y contra la caridad, a perdonar y guardar nuestra lengua de todo pecado. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.
DÍA SEXTO: ¡Oh glorioso San Benito, que fuiste blanco de persecuciones y guardaste la paz de tu alma por medio de la dulzura de la paciencia! Alcánzanos el don de la paciencia y la gracia de perdonar las ofensas, tú que perdonaste a los que atentaron contra tu vida y te expulsaron de tu país, y que misericordiosamente pediste al Señor les perdonara, llorando su ceguera y terrible fin. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.
DÍA SÉPTIMO: ¡Oh glorioso San Benito, que animado por un ardiente celo para asistir al prójimo en sus necesidades, instruiste a los ignorantes, socorriste a los pobres, curaste a los enfermos, resucitaste a los muertos, libraste a los cautivos del demonio y de sus pasiones, consolaste a los afligidos y convertiste a los pecadores! Consíguenos la gracia de amar al prójimo y de hacer con él las obras de misericordia. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.

DÍA OCTAVO: ¡Oh glorioso San Benito, que inundaste de consuelo el corazón de tu hermana Santa Escolástica, llenándolo del amor de Dios y de las bienaventuranzas del cielo! Concédenos la gracia de santificar nuestros afectos más queridos. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.
DÍA NOVENO: ¡Oh glorioso San Benito, cuya alma en tu dichosa muerte, fue elevada al cielo en medio de ángeles y santos, siendo consolados tus discípulos por la revelación de tu gloria! Concédenos del Señor, la gracia de la perseverancia final, de una buena muerte y de tu asistencia e intercesión en nuestro último día. San Benito, ruega por nosotros. Tres Avemarías. Concluir con la oración final.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS: ¡Oh glorioso San Benito, que desde el cielo eres padre piadoso para nosotros tus devotos! Tu gran poder ante Dios se reconoce hoy, más que nunca, gracias a la medalla que viene honrada con tu nombre, por la multitud de prodigios y favores que por su medio Dios nos ofrece. Ruega por todos los que acudimos a ti. Alcánzanos del Señor, todas la gracias que nos son necesarias durante esta vida y especialmente la gracia por la cual hacemos esta novena. San Benito, ruega por nosotros.

Concluir con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


NOVENA SAN EXPEDITO

El nombre "expedito" viene del latín y significa "libre, desembarazado, libre de todo estorbo". Fíjate que gracias a su etimología se supone que si le invocamos, su intervención hacia el Señor para nosotros será "expeditiva". Pero es importante también estudiar su representación en las diferentes estampas que se han distribuido de él. Lógicamente, no será para menos, se nos presenta a un santo guapo, alto, moreno, ojos .. ¿azules? ... Pero lo más importante es que con su mano derecha alza la cruz con un mensaje en el centro que pone "Hodie" (que en latín quiere decir "hoy") y que con el pie derecho pisa a un pájaro con un mensaje que sale de su boca y que dice "Cras" (que en latín significa "mañana").

Fíjate querido cibernauta, que estas dos palabras representadas de esta forma, nos da aquél conocido adagio de "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", o tal y como diría San Expedito: "No dejes la fe en Cristo para mañana, si te puedes convertir a él hoy". Es importante destacar el pájaro, que es pisado por el santo, con la palabra "mañana". Y es que... las oportunidades vuelan como los pájaros, si dejas una oportunidad para mañana se te puede escapar.
Creo sinceramente, que San Expedito nos puede ayudar muchísimo en nuestra vida diaria, en el trabajo, en el amor a los demás, en la comprensión hacia los más necesitados... Nuca dejemos de hacer las cosas positivas para mañana si hoy las podemos hacer. San Expedito, que nos invita a realizar las cosas urgentes para hoy, nos ayudará.
Pero... ¿quien era San Expedito? Gracias a la estampa, nos es fácil averiguar que era un soldado romano, posiblemente de principios del siglo IV, y que fue martirizado tal como nos indica la palma de laurel (palma del martirio) que aguanta con la mano izquierda. Aunque se conocen poquísimos datos de él, se supone que el martirio lo sufrió en la ciudad de Melitene, situada en la República de Armenia, zona conocida por entonces como la Capadocia. El motivo fue por no querer rendir culto a los dioses paganos y por ser cristiano. Fue el mismo emperador Diocleciano quien lo autorizó. En algunos libros de santos, se narra que el martirio lo sufrió junto a otros soldados que no quisieron renunciar a la fe cristiana, tales como: Hermógenes, Aristónico, Cayo, Rufo y Galacio.

Es conocido como uno de los abogados de las causas imposibles, junto con Santa Rita y San Judas Tadeo, a quienes también se les suele invocar en estos casos.

También ha pasado a ser patrono de las personas que quieren obtener una gracia por una causa perdida, pero la necesitan inmediatamente.

A san Expedito se lo invoca en problemas URGENTES que demandan una inmediata solución, donde no puede haber demoras, lo cual también nos llama a la reflexión de que debemos cumplir todo aquello que le fue prometido, sin demora.
San Expedito, además de ser el Santo de las “Causas Urgentes” es protector de los jóvenes, de los estudiantes, de los enfermos, de los problemas laborales y de familia, es también protector en caso de juicios.
¡San Expedito, San Expedito, concédemelo altirito!
San Expedito "San Expedito, San Expedito, dame lo que necesito". "Confío en ti, San Expedito, que cubras con tu mano bienhechora todo lo que necesito".
Y es que San Expedito, junto con San Pancracio, es uno de aquellos santos simpáticos que nos regala el santoral de la Iglesia Católica.
Oración: Glorioso apóstol San Expedito por los meritos de tu inquebrantable fe. Reza por mi para recibir del Señor esta gracia [pídase la gracia]. Todos conocen tu rápida ayuda cuando esta es casi imposible. Ven en mi auxilio en esta gran necesidad y que yo pueda recibir pronta ayuda del cielo. Yo te prometo ser siempre agradecida, incluirte en mis oraciones, rezar más asiduamente y escuchar misas en tu honor. Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria
NOVENA
Novena a San Expedito
[Se debe rezar durante 9 días]
Señor, ten piedad de mí.
Jesucristo, ten piedad de mí.
Señor, ten piedad de mí.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Padre Celestial, que sos Dios, ten piedad de mí.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de mí.
Santa María, Reina de los Mártires, ruega por mí.
San Expedito, invencible atleta de la Fe, ruega por mí.
San Expedito, fiel hasta la muerte, ruega por mí.
San Expedito, que todo perdiste para ganar a Jesús, ruega por mi.
San Expedito, que fuiste atormentado, ruega por mi.
San Expedito, que pereciste gloriosamente por la espada, ruega por mi.
San Expedito, que recibiste del Señor la Corona de Justicia que prometió a los que le aman, ruega por mi.
San Expedito, auxilio de los que pierden cosas, ruega por mi.
San Expedito, patrono de la juventud, ruega por mi.
San Expedito, auxilio de los estudiantes, ruega por mi.
San Expedito, modelo de soldado, ruega por mi.
San Expedito, patrono de los viajeros, ruega por mi.
San Expedito, salvación de los enfermos, ruega por mi.
San Expedito, consolador de los afligidos, ruega por mi.
San Expedito, apoyo fiel de los que esperan en vos, ruega por mi.
San Expedito, yo te suplico, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, ven a mi auxilio.
Jesús, Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdóname Señor.
Jesús, Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchame Señor.
Jesús, Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de mi Señor.
Jesús, óyeme.
Jesús, escucha mi oración.
Que mi voz llegue a ti, Señor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oración a San Expedito
Mi San Expedito de las causas justas y urgentes, intercede por mí junto a Nuestro Señor Jesucristo, para que venga en mi socorro en esta hora de aflicción y desesperanza. Mi San Expedito tú que eres el Santo guerrero. Tú que eres el Santo de los afligidos. Tú que eres el Santo de los desesperados. Tú que eres el Santo de las causas urgentes, protégeme, ayúdame, otorgándome: fuerza, coraje y serenidad. ¡Atiende mi pedido! (hacer el pedido)
Todos los días: Puestos en la presencia de Dios, ante quien siempre estamos, en quien somos y por quien vivimos, hacemos con calma la señal de la cruz: "En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén."
Oración inicial para todos los días: Señor, Dios y Padre nuestro, que permites invoquemos a San Expedito como intercesor, especialmente en las causas que consideramos justas y urgentes; te suplicamos que en esta hora llegue a ti nuestro clamor. Ayúdanos a superar este momento difícil; protégenos de todo lo que pueda perjudicarnos; asiste a nuestros familiares y amigos. Devuélvenos la paz y la tranquilidad. Concédenos la gracia de una pronta y definitiva conversión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración Final para todos los días: Se rezan un Padre Nuestro, un Ave María, un Gloria y la siguiente oración: Señor, Dios nuestro, Padre misericordioso y compasivo, que tanto amas a los hombres que enviaste a tu Hijo único al mundo, no para juzgarnos, sino para salvarnos; concédenos la gracia de una sincera conversión de mente y de corazón. Permítenos buscar tu Reino y su justicia, sabiendo que todo lo demás nos vendrá por añadidura. Tranquiliza nuestro pobre corazón que tantas veces se engaña pensando que nos hará feliz conseguir algo que no seas Tú mismo. Y que la poderosa intercesión de tu glorioso mártir San Expedito, que con Fe hemos invocado, nos alcance lo que te pedimos, en la medida en que no se oponga a tu santa Voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Primer Día: Lectura bíblica: “Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, ahora mismo voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido"". (Lucas 19,5 - 10)
Reflexión: San Expedito es invocado especialmente para interceder ante Dios en las causas que consideramos de urgente solución; esto se debe a que, según cuenta la tradición, él era un joven soldado romano, que habiendo oído la buena noticia predicada por los cristianos, se convirtió rápidamente, abrazando la fe en Jesucristo Salvador. Esta prontitud en su determinación está representada en sus estampas con el cuervo que pisa (ya que su graznido se asemeja a "cras, cras, cras..." que en latín significa "mañana, mañana, mañana...") y con la cruz que alza con su mano derecha en la que está escrito "hodie", en latín: HOY. "No dejes para mañana lo que debes hacer hoy..." En la lectura bíblica se nos dice que Zaqueo "bajó rápidamente y recibió con alegría" a Jesús; en cambio en el mismo evangelio de Lucas 19,18 - 23, vemos como otro hombre rico que recibe una invitación similar "se entristeció" y no siguió a Jesús. La causa más urgente que debemos resolver es la de nuestra propia conversión: cambio de mente y de corazón.
Oración: Padre nuestro del cielo, que nos fortaleces en nuestras dificultades con el recuerdo y la intercesión de San Expedito, concédenos que al invocarlo, lo imitemos convirtiéndonos y permaneciendo firmes en la fe, constantes en la esperanza y ardientes en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Segundo Día: Lectura bíblica: "Juan decía a la multitud que venía a hacerse bautizar por él: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?. Produzcan los frutos de una sincera conversión, y no piensen: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta en la raíz de los árboles; el árbol que no produce fruto será cortado y arrojado al fuego". La gente le preguntaba: "Qué debemos hacer entonces?". Él les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto". Algunos publícanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?". Él les respondió: "No exijan más de lo estipulado". A su vez, unos soldados le preguntaron: "¿Y nosotros, qué debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo"." (Lucas 3,10 - 14)
Reflexión: La conversión, la apertura al amor transformante de Dios que produce un cambio en nuestra manera de pensar y de amar, es una realidad que debe darse todos los días, a cada momento. Muchas veces nos quedamos tranquilos pensando: "no mato, ni robo", o "voy a misa los domingos y días de precepto", o "formo parte de tal o cual denominación religiosa"... Pero "Dios puede hacer surgir hijos de Abraham de las piedras"; mientras muchos que se consideran "hijos de Dios", tal vez sin darse cuenta, se van endureciendo hasta tener un corazón de piedra que los incapacita para amar.
Si nos convertimos de corazón, seremos capaces de descubrir que, incluso cuando las cosas no suceden como nosotros lo deseamos o en el tiempo que nosotros creemos oportuno, "todo redunda en bien de los que aman al Señor" (Romanos 8, 28).
Oración: Concédenos Señor y Padre nuestro alabarte y glorificarte por tu gran bondad y misericordia, y que por los méritos e intercesión de San Expedito, mártir, obtengamos la gracia de una sincera conversión y la perseverancia en las buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Tercer Día: Lectura bíblica: "Dijo Jesús esta parábola: "un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: "hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?". Pero él respondió "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás"."(Lucas 13,6 - 9).
Reflexión: Los cristianos no creemos en el "destino", es decir: pensamos que en la historia de la humanidad confluyen el deseo de Dios de que "todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2,4) y la libre voluntad del hombre que puede decir sí a Dios, mediante la conversión, o cerrarse a la gracia. En la parábola que leímos se nos habla de un tiempo de espera, de un nuevo plazo, de una última oportunidad para la higuera que no da frutos. Nosotros somos la higuera y el plazo es la vida del hombre... Como San Expedito digamos: "hodie" (hoy) y aplastemos al tentador que nos susurra: "tranquilo, mañana será otro día...".
Oración: Concédenos Señor, alegrarnos profundamente recordando el ejemplo de San Expedito, mártir, y que su poderosa intercesión nos consiga la fuerza y la constancia necesarias para dar los frutos de una auténtica conversión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Cuarto Día: Lectura bíblica: "Dijo Pedro: Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados y así recibirán el Don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor nuestro Dios quiera llamar."(Hechos 2,38 - s)
Reflexión: El mensaje de Jesús, su buena nueva, es que Dios ama a los hombres sin esperar que estos sean perfectos. La conversión es la aceptación de este evangelio que nos transforma y nos hace pasar de un comportamiento propio de esclavos (que hacen las cosas relativamente bien por temor al castigo) a un comportamiento propio de hijos (que hacen las cosas lo mejor que pueden por amor a "aquel, el Padre, que los amó primero"). Dios siempre está dispuesto a perdonarnos, a ofrecernos su infinita misericordia; sólo es necesario que nosotros nos abramos a su amor, que nos convirtamos a cada momento y nos hagamos bautizar, o reactualicemos nuestro bautismo "en el nombre de Jesucristo Salvador".
Oración: Padre todopoderoso, que concediste a San Expedito, mártir, pelear el combate de la fe hasta derramar su sangre por defenderla; te rogamos que su intercesión nos ayude a convertirnos de corazón, y a cambiar de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Quinto Día: Lectura bíblica: "Jesús dijo esta parábola: Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido. Les aseguro que, de la misma manera, se alegrarán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta." (Lucas 15,3 - 7)
Reflexión: La parábola que leímos tiene, como casi todas las parábolas relatadas en los evangelios, algo de "ilógico": nadie deja noventa y nueve ovejas sueltas en el campo para ir a buscar a una que se perdió. Este elemento "ilógico" trata de hacer entender el extremo, la grandeza, la infinitud del amor de Dios que "tanto nos ama" a cada uno de nosotros y que "tanto se alegra" cuando nos dejamos encontrar. Nosotros somos la oveja perdida, nosotros somos el pecador que necesita convertirse, nosotros somos los que debemos imitar hoy y no mañana, ahora y no luego, al glorioso San Expedito que considerando todo poca cosa comparado con el amor de Dios, se convirtió a Él de corazón.
Oración: Señor, tú que te alegras con cada pecador que se convierte, concédenos,
que así como le diste a San Expedito la Gracia de imitar con su muerte la pasión de Cristo;
a nosotros no nos falte tu ayuda para superar las pruebas y tribulaciones de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Sexto Día: Lectura bíblica: “Dijo Jesús: Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentre velando a su llegada. Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos si el señor llega a medianoche o antes de alba y los encuentra así!. Entiéndanlo bien: si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada."(Lucas 12,35 - 40)
Reflexión: Muchos saben que la vida es breve, algunos tienen la gracia de "sentirlo", de "experimentarlo" y entonces se convierten de corazón y "están preparados, ceñidos, con las lámparas encendidas", con la valija preparada para cuando venga el Señor "como un ladrón", a la hora menos pensada, y nos pida cuenta de nuestra administración. El ejemplo de San Expedito nos alienta a vivir el hoy como un regalo extraordinario de Dios y a aprovechar cada minuto de nuestra vida para realizar el plan que Dios pensó para cada uno de nosotros. ¡Felices nosotros si el Señor llega a medianoche o antes del alba y nos encuentra así.
Oración: Señor y Dios nuestro, que iluminas a los sabios y prudentes para que descubran la brevedad de la vida; escucha nuestras súplicas y haz que, fortalecidos por el ejemplo de San Expedito, nos unamos a Cristo fielmente y trabajemos por la salvación de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Séptimo Día: Lectura bíblica: "Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos. Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono."(Apocalipsis 3,20 - 22)
Reflexión: Dios está ahora "junto a la puerta de nuestro corazón y llama..." Está en nosotros abrirle de inmediato o decirle que pase otro día. Golpea a nuestra puerta cuando leemos su Palabra; cuando celebramos la Eucaristía; cuando se nos aparece como un hambriento que necesita comer, como un sediento que pide un vaso de agua, como un forastero que espera tolerancia y hospitalidad, como un enfermo al que hay que visitar, como un preso que sufre la soledad y el aislamiento, como...
Cristo venció, San Expedito, a ejemplo de Cristo, venció; nosotros, contando con la gracia divina, podemos vencer.
Oración: Te suplicamos, Señor, que a ejemplo de San Expedito, mártir, perseveremos firmes en la fe, a pesar de nuestras pruebas, y que por su poderosa intercesión aprendamos a ser fuertes en la paciencia y a alegrarnos con la esperanza de la victoria definitiva. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Octavo Día: Lectura bíblica: "Se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: ´¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?. Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?. Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera." (Lucas 13,1 - 5)
Reflexión: Muchas veces cuando vemos que alguien sufre pensamos: "algo habrá hecho" o "el que las hace, las paga" y nos quedamos tranquilos creyendo que nosotros pertenecemos al bando de los buenos. Pero algunos de los males ajenos son anticipo de lo que a todos los hombres nos sucederá si no nos convertimos de corazón, reconociendo que Dios es Padre de todos los hombres y que nosotros somos todos hermanos. La tierra que Dios creó para todos se reparte entre unos pocos; cuando algunos se mueren de hambre, otros lo hacen por indigestión; mientras muchos pasan frío, las polillas engordan comiendo los vestidos que nosotros hace tiempo no usamos... Cambiemos nuestra forma de pensar, ¡convirtámonos hoy!, y no permitamos que Dios se arrepienta de haberle entregado al hombre las llaves de la tierra.
Oración: Señor, Dios nuestro, que, no por nuestros méritos, sino por tu gran misericordia, nos creaste y nos ofreces la salvación; concédenos por intercesión de San Expedito, mártir, ser constantes en la tribulación y convertirnos sinceramente, ya que todo lo esperamos de Ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Noveno Día: Lectura bíblica: "Hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Estas cosas provocan la ira de Dios sobre los rebeldes. Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente. Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras. Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador." (Colosenses 3,5 - 10)
Reflexión: La salvación es un regalo de Dios. La conversión es la aceptación gozosa de la salvación. La moral cristiana es la consecuencia lógica de la conversión. "El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar. Pero el que no ama a su hermano permanece en las tinieblas y camina en ellas sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido." (1 Juan 2, 10 - 11) "Nosotros amamos porque Dios nos amó primero. El que dice: "Amo a Dios" y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?. Este es el mandamiento que hemos recibido de él: "el que ama a Dios debe también amar a su hermano"."
Oración: Padre nuestro del cielo, que nos alegras y consuelas con el recuerdo y la poderosa intercesión de San Expedito, mártir, concédenos la ayuda de sus méritos a quienes hemos sido iluminados con el ejemplo de su fe y de su fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Himnos mil al glorioso Expedito, que su sangre en la Armenia vertió, cuyo nombre en el cielo fue escrito, y de mártir el laurel alcanzó. (Himno a San Expedito)
Súplicas a San Expedito: (I) ¡Glorioso San Expedito, mártir, protector nuestro! Conociendo tu valimiento ante Dios, venimos a presentarte nuestras súplicas. Tú conoces nuestras necesidades más urgentes. Las ponemos en tus manos. Esperamos que nos alcances ante Dios una pronta solución. Deseamos sentir hoy mismo tu protección. A la vez te pedimos que nos obtengas de Dios una fe firme que jamás desfallezca, una ardiente caridad que nos inflame en su amor y en el amor a los demás, y una esperanza alegre aún en medio de nuestros problemas. Lo suplicamos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(II) Glorioso mártir de la fe, San Expedito, que asistido de la gracia divina confesaste valerosamente a Cristo; en la vida, con los ejemplos de una santidad heroica, y en el martirio, con la serena y humilde población de tu sangre generosa derramada por Él. Admíteme, te lo ruego, en el número de los devotos que confiadamente se encomiendan a ti, para que presentada por tus manos al Señor la petición que hoy humildemente le dirijo, sea pronta y favorablemente despachada, para gloria de Dios, resplandor de tu nombre y bien de mi alma. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
"Acudo a ti, San Expedito, para que me remedies (decir la causa). Que tu fuerza y tu apoyo me concedan por obra de Jesús, del Espíritu Santo y de nuestro santo Padre lo que te pido. Por esto te suplico, y que mejorándome en mi vida diaria, me consigas lo que tanto deseo en estos momentos. Amén.
(Se acompaña con un Padre nuestro, una Ave María y un Gloria) ".
Oración a San Expedito
Mi San Expedito de las causas justas y urgentes, intercede por mi y mis hermanos junto a Nuestro Señor Jesucristo, para que venga en nuestro socorro en esta hora de aflicción y desesperanza. Mi San Expedito tú que eres el Santo guerrero. Tú que eres el Santo de los afligidos. Tú que eres el Santo de los desesperados. Tú que eres el Santo de las causas urgentes, protégenos, ayúdanos, otorgándonos: fuerza, coraje y serenidad. ¡Atiende nuestros pedidos! (hacer el pedido).
ORACION A SAN EXPEDITO PARA VENCER LAS PRUEBAS
¡Señor Jesús acudo a tu auxilio! ¡Virgen Santísima socórreme!
San Expedito, tu que lleno de valor abriste tu corazón a la gracia de Dios y no te dejaste llevar por la tentación de postergar tu entrega, ayúdame a no dejar para mañana lo que debo hacer hoy por amor a Cristo. Ayúdame desde el cielo a renunciar a todo vicio y tentación con el poder que Jesús me da. Que sea yo diligente, valiente y disciplinado al servicio del Señor, y no me acobarde ante las pruebas.

Tú que eres el santo de las causas urgentes, te presento mis necesidades: a Kristy para que sanes su cuerpo y tengo un bebe, a Cintia gana el juicio y este señor Fco. Ramos le pague, para que Rafael Alfredo tenga prosperidad económica para que cancele todos sus cuentas, ayudo en el negocios de las películas y que venda bastantes y aléjalo de esa señora casada, líbralo de sus enemigos, a José Alberto dale prosperidad económica y que gane el juicio que esta detenido vuelva activarse y logre recuperar su dinero, repárame el premio mayor de la lotería para cancelar la cuenta del Banco CITI y Credomatic y Banco Nacional, y mis cuentas, a Luis que su hermano recapacite y le paga el embargo. A Alba que tenga buenos trabajos, A Fernando aléjale esa mujer, A Johnny prosperidad económica. Sobre todo la conversión de todos los miembros de la familia. Te prometo difundir tú novena y rezarte el rosario durante este mes de octubre y hacer obras de caridad. Cubre y protege al Jefe de Rafael que esta siendo perseguido y líbralo de sus enemigos. Por la compañera de jornadas que tiene que entregar esta semana a la ley, has que ocurra un milagro y sea liberada de la cárcel para gloria y honra de Nuestro Señor. (Intención). Sobre todo te pido que intercedas por nosotros, para que perseveremos en la fe, y así llegue al gozo del cielo con Cristo, con la Virgen María, los ángeles y los santos. Amén
 
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