novenas - NOVENAS GRUPO 30
 

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CONCLUSIONES

NOVENA A SANTOS NIÑOS JUSTO Y PASTOR
291-304 / 295-304

DÍA PRIMERO

Oh inocentes mártires Santos Justo y Pastor, que desde vuestra más tierna infancia supisteis seguir a Jesucristo, con el testimonio de vuestra sencillez e inocencia os suplico, Gloriosos Niños, me alcancéis de Dios el que restaure yo por medio de la penitencia la inocencia verdadera que adquirí en la Sagrada Fuente del Bautismo, para que vestido de pureza, vaya en vuestra compañía a cantar las Divinas alabanzas, y consiga lo que en esta Novena suplico, si ha de ser para honra de Dios y provecho de mi alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


Oración final para cada día de la novena. Sagrados Mártires Santos Justo Pastor os ruego me alcancéis la gracia de Dios para servirle con perfección, refrenando las pasiones que me dominan adquiriendo las virtudes que me convienen y que cada día vaya haciendo santas disposiciones a la muerte, en la cual espero seáis mis protectores, hasta presentar mi alma ante el Divino Juez y ser galardonado con vosotros en la eterna gloria Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA SEGUNDO

Oh sabios mártires Santos Justo y Pastor, catedráticos del Cielo, que aunque poco cursados en las aulas de este mundo, enseñasteis a los más adelantados Maestros a buscar la verdadera sabiduría de Jesucristo, como se vio cuando salisteis de la Escuela, en donde aprendíais la sabiduría del mundo y fuisteis a otra mayor a confesar públicamente la Fe en Dios: os suplico, Santos Gloriosos, que roguéis a la Majestad de Dios que infunda sobre mi corazón las soberanas luces de su gracia, para que huyendo de las tinieblas de la culpa, aprenda a seguir sus Divinos mandatos, y día y noche medite su voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA TERCERO

Oh Santos Mártres Justo y Pastor, que fuisteis mansos y humildes de corazón mostrando silencio ante las acusaciones y azotes de Daciano: yo os suplico me alcancéis del Creador el don de la santa humildad y mansedumbre de corazón para que, guardando con sencillez una vida santa y conforme a los mandatos divinos viva con fe los sufrimientos de esta vida. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA CUARTO

Oh mártires Justo y Pastor, que aunque niños delicados por edad y naturaleza, fuisteis valientes en vuestro testimonio de Dios, exhortándoos uno al otro en la fe: os suplico que intercedáis por mi ante Dios para que me conceda fortaleza de espíritu para confesar su Nombre y guarde la fe por medio de las buenas obras y así, si es la voluntad de Dios, consiga lo que en esta novena pido. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA QUINTO

Oh Mártires Santos Justo y Pastor que enlazados con el vínculo de la fraternidad y el amor, caminasteis por las sendas de la justicia y rectitud hasta coger juntos los preciosos frutos de vuestras virtudes, en la que los demás cristianos tomamos ejemplo: os ruego que me alcancéis de Dios Nuestro Señor el que viva yo con rectitud y justicia, acogiendo su voluntad mientras esté en este mundo para que consiga su infinita misericordia, y lo que en esta Novena le pido, si conduce al provecho de mi alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA SEXTO

Oh constantes Mártires Santos Justo y Pastor, que siguiendo el estandarte de la Cruz perseverasteis unánimes en la confesión de Jesucristo y que de vuestra boca procedían las alabanzas a Dios: os ruego, pidáis al Creador que me conceda una constancia santa para que, ayudado con los auxilios de su Divina gracia, firme y estable en los deseos de servirle, persevere obediente a sus preceptos y logre por este medio, alabarle sin fin por toda la eternidad, y lo que en esta Novena le pido, si conviene, para gloria suya y provecho de mi alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA SÉPTIMO

Oh amados Mártires Santos Justo y Pastor que acudisteis a la casa del Juez voluntariamente para entregaros a sus manos y ser así agradable entrega generosa a Dios: yo os pido intercedáis por mí ante Dios, para que traspase mi tibio corazón con la gracia de su amor, para que abrasada mi alma con tan suave fuego, no viva ya en mí sino en Él, a Él solo sirva, y renunciando a las aficiones desordenadas de este mundo, sólo ame al que puede llenar mi alma de las delicias de su gloria Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA OCTAVO

Oh amados Mártires Santos Justo y Pastor, que os ofrecisteis como mártires, como lo testifica el gozo y la alegría con que recibisteis la sentencia de muerte: yo os ruego, piadosos hermanos, roguéis a Dios me conceda un ardiente deseo de padecer por Él hasta perder la vida unido a su Cruz, para que por medio de tan gustosa unión muera yo al mundo y me ofrezca para la salvación de toda la humanidad recibiendo así la eterna felicidad y lo que en esta Novena le ruego si es su voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

DÍA NOVENO

Oh dignos mártires Santos Justo y Pastor, que disteis testimonio de la fe incluso hasta el derramamiento de sangre: os suplico me alcancéis de Dios el que me ofrezca para vivir siempre su santísima voluntad, entregándome si es necesario a la persecución para que asistido de su gracia den mis obras un testimonio verdadero de la Fe que confiesa el corazón y consiga la merced que por medio vuestro pretendo, si ha de ser para gloria suya y utilidad de mi alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rezar la oración final de cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías, un Gloria. Terminar pidiendo el favor que se desea alcanzar con la novena.

 


 NOVENA AL ÁNGEL DE LA GUARDA
 

Por la señal de la santa Cruz...

Señor mío Jesucristo...

ORACIÓN PARA CADA DÍA DE LA NOVENA

A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.

Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.

Rezar la oración del día que corresponda:

 

DÍA PRIMERO ¡Oh buen Ángel custodio! ayudadme a dar gracias al Altísimo por haberse dignado destinaros para mi guarda.

Os pido que por intercesión de María, me alcancéis de Dios un fervoroso espíritu y la práctica de una oración constante para agradecer a Dios todos sus beneficios, y especialmente el de teneros por celestial custodio mío.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA SEGUNDO  ¡Oh Príncipe celestial!, dignaos obtenerme el perdón de todas las ofensas que he hecho a Dios y a Vos, despreciando vuestras amenazas y vuestros consejos.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios un verdadero dolor de los pecados, que me obtenga el perdón de todas las faltas y caídas de la vida pasada.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA TERCERO ¡Oh mi Tutor amoroso!, infundid en mi alma un profundo respeto hacia Vos, de tal manera que jamás tenga el atrevimiento de hacer cosa alguna que os desagrade.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios el recuerdo de la presencia divina y el respeto a vuestra presencia continua, las cuales han de guardarme del pecado.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA CUARTO ¡Oh Médico compasivo!, enseñadme el remedio y dadme el auxilio para curar mis malos hábitos y tantas miserias como oprimen mi alma.

Os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un verdadero espíritu de mortificación, con el cual domine mis malas pasiones y la sensualidad, y obtenga la paz y la libertad de espíritu, juntamente con las demás virtudes.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA QUINTO  ¡Oh, mi Guía fiel!, alcanzadme fuerza para vencer todos los obstáculos que se encuentren en el camino de la existencia y para sufrir pacientemente las tribulaciones de esta miserable vida.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios una verdadera paciencia y conformidad en todas las contrariedades y penas de la vida que Dios pueda permitir para mi santificación.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA SEXTO  ¡Oh Intercesor eficaz cerca de Dios!, alcanzadme la gracia de seguir prontamente vuestras santas inspiraciones y de conformar, en todo y para siempre, mi voluntad a la de Dios.

Os pido que, por la intercesión de María, me alcancéis de Dios una obediencia absoluta a todos mis superiores, la cual me santifique por el cumplimiento de la voluntad divina en ella manifestada.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA SÉPTIMO ¡Oh Espíritu purísimo, encendido todo en amor de Dios!, alcanzadme este fuego divino, y al mismo tiempo una verdadera devoción a vuestra augusta Reina y buena Madre mía, la Virgen Santísima.

Os pido que, por intercesión de María, me obtengáis de Dios la caridad perfecta y la devoción a María, que sean para mi fuente abundantísima de méritos, camino segurísimo de salvación y el más dulce consuelo en la hora de la muerte.

Igualmente as pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA OCTAVO  ¡Oh invencible Protector!, asistidme a fin de corresponder dignamente a vuestro amor y a vuestros beneficios, y para trabajar con todas las fuerzas en promover vuestro culto y vuestra devoción.

Igualmente os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un celo fervoroso para la práctica del bien y una fervorosa devoción angélica, que sean mi propia santificación y la del prójimo.

 

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

 

DÍA NOVENO  Oh bienaventurado ministro del Altísimo!, alcanzadme de su misericordia infinita que llegue yo a ocupar un día uno de los tronos que dejaron vacíos los ángeles rebeldes.

Os pido que, por intercesión de Maria, me obtengáis de Dios la gracia de una santa muerte, confortada con los Santos Sacramentos, que me abra las puertas de la gloria eterna.

 

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

 

ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Oración a la Santísima Trinidad. Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:

Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.

Oración de San Juan Berchmans. Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo vuestra bienaventurada guarda, jamás cesáis de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo os venero como a protector, os amo como a custodio; me someto a vuestra dirección y me entrego todo a Vos, para ser de Vos gobernado. Os ruego, por lo tanto, y por amor de Jesucristo os suplico, que, cuando sea ingrato para con Vos y obstinadamente sordo a vuestras inspiraciones, no queráis, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponedme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enseñadme, si soy ignorante; levantadme, si he caído; sostenedme, si estoy en peligro, y conducidme al cielo para poseer en el una felicidad eterna. Amén.

 

NOVENA AL CORAZÓN DE MARÍA

 

Celebración con el pueblo

 

1.       En el caso de que se haga un acto especial, pueden aprovecharse los elementos que se ofrecen a continuación, o utilizando los esquemas y materiales de una celebración de la Palabra o cualquiera de los que se proponen en apéndice.

2.       Si la novena al Corazón de María se hace unida a la celebración de la Eucaristía, y el calendario litúrgico lo permite, lo más adecuado es utilizar cualquiera de los formularios del misal de “Misas de la Virgen” e incluso su leccionario correspondiente, y dedicar la homilía a la Virgen.

3.       Al preparar la novena, se deben especificar ante todo los temas o núcleos sobre los que va a girar la oración.

 

Celebración en la comunidad claretiana

4.       Lo más adecuado es respetar el sentido y el desarrollo de cada celebración sin mezclar las litúrgicas con los ejercicios de piedad ni sus contenidos (Cf. Juan Pablo II: Vigesimus quintus annus (1989) n. 18). Por tanto la novena no se hará dentro del rezo de las Vísperas, sino antes, o a continuación de ellas, aunque sea sustituyendo algún otro ejercicio piadoso, como, por ejemplo, el rosario.

 

5.       Los temas propuestos para esta novena están tomados de los títulos aplicados a la Virgen María en nuestros textos congregacionales, especialmente en las Constituciones.

I. A LA ESCUCHA DE LA PALABRA (EMP 20)

 

Introducción

 

María es la virgen oyente, que acoge en su corazón la Palabra de Dios. Escuchar y acoger la Palabra es la premisa y el camino para la maternidad divina. Como dicen los Padres de la Iglesia: “María, llena de fe, concibió a Cristo antes en la mente que en el vientre”.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Abre, Señor, nuestro corazón y nuestra mente para que, escuchando tu Palabra, la acojamos con la docilidad con que la recibió la Virgen María en su corazón. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Palabra

           

Lecturas bíblicas

 

-          St 1,19-25: Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros

 

-          Salmo responsorial (Sal 118,105-112):

 

 

Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa.

 

R/. Lámpara es tu Palabra para mis pasos

 

Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes siempre y cabalmente.

 

 

-          Lc 11,27-28: Dichosos los que escuchan la Palabra y la cumplen

 

Puntos de reflexión

 

-          María es una mujer que reflexiona y trata de comprender los acontecimientos de la historia para darse cuenta de lo que el Señor quiere. No permanece pasiva; su actitud de docilidad la convierte en colaboradora activa de la Encarnación del Hijo de Dios.

-          La Iglesia escucha, acoge, venera la Palabra de Dios, y a su luz escruta los signos de los tiempos, interpreta y vive los acontecimientos de la historia. Así a lo largo de los siglos ha realizado un trabajo de profundización y penetración de la Palabra

-          Lo que María ha realizado y lo que la Iglesia lleva a cabo debe ser actualizado por cada cristiano: acoger la Palabra, tratar de hacerla sustancia de la propia vida y comprenderla cada vez más.

-          Como María, que medita la palabra de Dios y la confronta con los acontecimientos, así el cristiano debe hacer una lectura “sapiencial” de la propia vida y de la historia humana, implorando al Espíritu el don profético de interpretar la voluntad del Padre y colaborar en su proyecto de salvación de los hombres.

-          “El cambio epocal y el pluralismo cultural que se aprecia en la Congregación nos estimulan a preguntarnos por el modo más idóneo de vivir nuestro seguimiento de Jesús en castidad, pobreza y obediencia” (EMP 20).

-          La Iglesia nos exhorta a cumplir nuestro servicio profético (cf VC 73) y nos pide cultivar en profundidad la experiencia de Dios; discernir, a la luz del Espíritu, los desafíos de nuestro tiempo y traducirlos con valentía y audacia a opciones y proyectos coherentes tanto con el carisma original como con las exigencias de la situación histórica concreta (cf VC 73). Necesitamos, pues, una “sólida espiritualidad de la acción, viendo a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios” (VC 74)” (EMP 22).

 

Preces

 

Roguemos a Dios nuestro Padre, que quiso que su Palabra se hiciera carne en el seno de María y digámosle como ella:

           

Hágase en mí según tu palabra.

 

-          Te pedimos, Señor, que tu Iglesia anuncie la Buena Nueva de la salvación a todos los hombres.

-          Da a los ministros de tu Palabra el coraje de encarnarla en sus vidas.

-          Que tu Palabra, Señor, ilumine y guíe nuestros pasos por el camino de la paz.

-          Danos la capacidad de escuchar a nuestros hermanos y abrirnos a sus necesidades.

-          Haznos atentos a los signos de los tiempos para descubrir en ellos tu voluntad y valientes para traducirla en opciones y proyectos de evangelización.

 

Padrenuestro
Oración conclusiva

 

Tu Madre, Señor, profirió la Palabra porque antes la concibió en su corazón, y proclamó un Magníficat profético porque antes creyó: haz que, como ella, acojamos tu palabra con corazón dócil y la hagamos fructificar en plenitud. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Canto final

 

II. PRIMERA DISCÍPULA DEL SEÑOR (CC 61)

 

Introducción

 

María “fue la primera discípula de Cristo”, nos dicen las Constituciones (n. 61). Ella acogió el anuncio del ángel, y día a día se mantuvo fiel a la palabra dada. Aceptando la voluntad de Dios, no sólo engendró a su Hijo, sino que vivió unida a Él, se puso en actitud de discípula, lo siguió por los caminos de Palestina hasta el Calvario compartiendo con Él el dolor de la pasión y muerte en cruz.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Tú, Señor, no has querido sacrificios ni ofrendas, pero nos has dado un cuerpo. Te decimos, como Jesús, como María: aquí estamos, oh Dios, venimos para hacer tu voluntad. Acepta nuestro propósito de cumplir tu voluntad dentro de nuestra Congregación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

           

Palabra

 

Lecturas bíblicas

 

-          Ga 6,14-18: Dios me libre gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo

 

-          Salmo responsorial (Sal 90):

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti.

 

R/.Refugio mío, Dios mío, confío en ti

 

Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta.

Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás; su brazo es escudo y armadura.

 

“Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré, lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación.

 

-          Lc 2,33-35: Una espada te atravesará el alma

 

Puntos de reflexión

 

-          La respuesta al Señor no podemos darla de una vez para siempre. La gozosa adhesión a su llamada va tomando cuerpo día a día. Nada es claro desde el comienzo: sólo la constancia en la fidelidad va realizando el proyecto de amor que el Padre tiene sobre cada uno de nosotros.

-          María, a invitación del ángel, acepta ser la madre del Mesías Rey, pero no sabe cómo se llevará a cabo o cómo se expresará esta realeza. En la profecía de Simeón, el Mesías aparece como el Siervo del Señor que realizará su misión a través del sacrificio de la cruz. Y María sentirá su alma atravesada por una espada de dolor en su misión de madre de Jesús, cuando hubo de exiliarse a Egipto, al experimentar la angustia de ver perdido a su Hijo en Jerusalén, y en el seguimiento de su Hijo hasta el Calvario.

-          En palabras del Concilio, María “avanzó en la peregrinación de la fe y conservó fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz” (LG 58). No le fue fácil a María creer: se encontró con un niño en toda su fragilidad, con un hijo incomprendido, perseguido y ajusticiado. Tuvo que hacer un “salto a lo imprevisible” fiándose sólo de la Palabra de Dios.

-          María ha recorrido el camino propio de toda mujer y de todo hombre. Con el tiempo se fue perfeccionando. Al no tener la posibilidad de abarcar en un momento toda la vida y realizarla de una vez para siempre, la persona tiene que repetir, renovándola una y otra vez, su entrega al Señor a través del tiempo.

-          “El acto de amor que funda los votos tiene que ser espontáneo, libre de coacción; pero en la noción del amor perfecto entra necesariamente el elemento de la perfecta donación, la cual es total y para siempre. La sinceridad con este compromiso nos obliga a ser fieles, aun cuando el primer impulso hubiera perdido su fervor. Además la profesión representa el vínculo indisoluble que une Cristo a su Iglesia y ha de ser un testimonio frente a la falta de seguridad del hombre moderno” (VR 44).

-          “La profecía de la vida ordinaria, frecuente entre nosotros, es la que hace posible la gran profecía de los momentos extraordinarios. Se muestra en la oración, como expresión de amistad con Dios, en la búsqueda incesante de su voluntad; en las relaciones en las que prima la ternura, la alegría vital, la compasión, la fe en el otro, el servicio” (EMP 24).

 

 

 

 

 

 

Preces

 

Oremos, hermanos, a Dios Padre nuestro, por medio de Cristo y con la intercesión de María, que se mantuvo fiel en el itinerario de su fe. Y pidamos:

 

Haznos fieles a tu voluntad, Señor, por intercesión de María

 

-          Concede a la Iglesia que en toda circunstancia se mantenga siempre unida a Cristo a ejemplo de la Virgen María.

-          Ayuda a todos los consagrados a cumplir tu voluntad llevando con gozo y esperanza la cruz de cada día.

-          Consuela a los que viven lejos de sus hogares y de su patria y ayúdales en sus trabajos.

-          Fortalece a los enfermos, los encarcelados, los que sufren  por causa de su fe o de la justicia.

-          Sostennos en nuestro compromiso de ser fieles a nuestra vocación en las cosas pequeñas para ser dignos de tus promesas.

 

Padrenuestro
Oración conclusiva

 

Bajo el amparo de la Virgen María, concédenos, Señor, la fortaleza de ánimo necesaria para los momentos difíciles y el gozo en el seguimiento de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

Canto final

III. MODELO NUESTRO EN EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

(CC 20, 23, 28)

 

Introducción

 

María es para nosotros modelo en el seguimiento de Jesús (cf. CC 20, 23, 28). En ella encontramos la inspiración de nuestra vida misionera (cfr. MCH 150).

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Recibe, Señor, las esperanzas y los sufrimientos, los gozos y las fatigas de cada día en el seguimiento de Jesús, y que tu Espíritu nos aliente en la fidelidad al escuchar una vez más tu Palabra de salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Palabra

 

Lecturas bíblicas

 

-          1Cor 7,32-35: Os quisiera libres de preocupaciones… para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor.

 

-          Salmo responsorial (33):

 

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

 

R/. Los que buscan al Señor no carecen de nada

 

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.

 

Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha Y lo salva de sus angustias.

 

Todos sus santos, temed al Señor, porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada.

 

-          Jn 2,1-12: Haced lo que Él os diga

 

 

Puntos de reflexión

 

-          En el Antiguo Testamento, Dios había escogido el templo para morar entre los hombres. María inaugura la presencia salvífica entre los hombres, convertidos en templos de Dios. Consagrada por la acción del Espíritu, María responde a la llamada de Dios con su palabra de ofrenda, de obediencia y confianza. Por eso siente el deseo de dedicarse totalmente al Señor, de pertenecer a Él, de servir con plena disponibilidad sus designios de salvación.

-          María invita a todos a obedecer a Cristo, a seguir con gozo a Jesús en el camino de la castidad por el Reino de los cielos, a consagrarnos a Dios para estar más disponibles a su plan de salvación. Por su pertenencia plena y entrega total a Dios, María es ejemplo sublime de perfecta consagración (VC 28).

-          Claret, cuando ofrece a la Congregación la “forma del misionero”, la identidad del Hijo del Corazón de María, subraya como punto de partida la caridad que le abrasa hasta el punto de no pensar sino en cómo seguir e imitar a Cristo en el procurar la gloria de Dios y la salvación de los hombres (cf. CC 9).

-          La vida consagrada, por la profesión de los votos, hace presente en el mundo la forma de vida que el mismo Jesús adoptó y que propuso a sus discípulos y que, la primera entre ellos, abrazó en la fe la Virgen María (CC 5). Esta vida consagrada que, por tanto, asumimos a imitación de Jesucristo y a ejemplo de la Virgen María (cf. CC 20, 23, 28), tiene como primer objetivo “hacer visibles las maravillas que Dios realiza en la frágil humanidad de las personas llamadas” (VC 21) y da un testimonio profético de la primacía de Dios y de los bienes futuros (VC 85).

-           De la misma manera que la virginidad de María no la aparta de las necesidades de los hombres, no se hace voto de castidad para no amar, sino para amar más: más intensamente y a más personas con un amor puro, fraterno, libre, eterno.

 

Preces

Invoquemos, hermanos, a Dios nuestro Señor, que nos ha dado en el seguimiento de Jesús, tal como se propone en el Evangelio, la regla suprema de nuestra vida:

 

Que el ejemplo de tu Madre nos estimule, Señor, en el seguimiento de Jesús

 

-          Para que la Virgen María, ejemplo sublime de perfecta consagración, ayude a todos los cristianos a entregarse al servicio de Dios y de los hombres según su propia vocación.

-          Para que todos los creyentes den en su vida la primacía a Dios y no se dejen llevar por los criterios de este mundo.

-          Para que el testimonio de las personas consagradas interpele y sostenga en el camino de la gracia a los que viven alejados de Dios.

-          Para que sean muchos los que reconozcan en la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia un camino de elección hacia la santidad y lo sigan.

-          Para que la presencia de María entre nosotros anime nuestra consagración a Dios en comunidad de vida por la profesión de los consejos evangélicos y para la predicación del Evangelio.

 

Padrenuestro
Oración conclusiva

 

Dios todopoderoso, que nos has dado en María un ejemplo para nuestra vida misionera y una imagen de nuestra gloria futura, concédenos a los que aún peregrinamos por este mundo la gracia de amarte sobre todas las cosas y dar testimonio de la resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor:

 

Canto final

IV. PRIMERA ENTRE LOS POBRES DEL SEÑOR (CC 23)

Introducción

 

            Dios elige instrumentos humanamente inadecuados para realizar grandes empresas: saca de la nada el universo, de la pobreza la riqueza de su gracia, de la pequeñez cosas grandes. María, la primera entre los pobres del Señor (CC 23), nos descubre este plan de Dios.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Tú, Señor, has hecho obras grandes en nuestro favor, y tu nombre es santo. En María reconocemos tu fidelidad a las promesas que hiciste a nuestros padres. Abre nuestros ojos y nuestra mente para reconocer tu intervención en quienes por nuestra pobreza sólo podemos esperar en Ti. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Palabra

 

Lecturas bíblicas

 

-          1Cor 1,26-31: Ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir lo fuerte

 

-          Salmo responsorial (69):

 

Dios mío, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. Sufran una derrota ignominiosa  los que me persiguen a muerte;

 

R/. Dios mío, ven en mi auxilio

 

Alégrense y gocen contigo  todos los que te buscan; y digan siempre: “Dios es grande”, los que desean tu salvación.

 

Yo soy pobre y desgraciado: Dios mío, socórreme, que tú eres mi auxilio y mi liberación.

¡Señor, no tardes!

 

-          Lc 1,46-55: Proclama mi alma la grandeza del Señor

 

Puntos de reflexión

 

-          Dios ha elegido lo pobre y despreciable de este mundo para confundir lo fuerte. ¿Por qué esta elección tan paradójica? Primero para que el hombre abandone su autosuficiencia y reconozca la gratuidad de la salvación. Pero también porque Dios ama a los pobres, a todos aquellos que están desprovistos de todo y sólo pueden confiar en la providencia de Dios. Estos son los que heredarán el reino de los cielos.

-          María pertenece al mundo de los pobres por su modesta condición económica, como se indica en la oferta que hace en la presentación de su Hijo en el Templo (Lc 2,24), pero sobre todo porque, por su actitud de pobreza, se sitúa a la cabeza de los pobres de Israel que esperan y acogen la salvación (Sof 3,14-18).

-          Por la profesión de la pobreza, “vivimos y prolongamos en la Iglesia la misma pobreza de Cristo, que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros ‘para que abundáramos nosotros de bienes con su escasez’ (PC 13). Al practicarla de modo real y efectivo (cf. PC 13) nos configuramos con la caridad redentora de Cristo, por la que se anonadó a sí mismo y asumió la condición pobre y los sufrimientos de los hombres para salvarlos” (PE 75).

 

 

-          Nuestro Fundador “para imitar a Cristo y a los apóstoles no quería poseer nada ni buscaba ninguna recompensa material por sus trabajos apostólicos, vivía de limosna y gustaba de tratar con los más sencillos y humildes, sin apoyarse nunca en el poder ni en la ostentación. Con su vivir y actuar pobremente quería oponerse al creciente materialismo que comenzaba a desarrollarse en su época y evitar las objeciones de los necesitados contra el valor y la veracidad de sus ministerios. En sus empresas no aparecía ningún interés material, sino sólo el deseo de servir mejor a la difusión del Evangelio y de llegar con su influencia a círculos más amplios” (PE 76).

 

-          “Nos cuesta ser pobres y encontrar el camino para serlo. Estamos convencidos de que nuestro ministerio sólo adquiere gran fuerza profética cuando la Palabra que proclamamos está avalada por nuestra pobreza apostólica, una auténtica opción por los pobres, una economía solidaria y nuestro propio trabajo. La economía de mercado en la que estamos inmersos nos obliga a repensar constantemente nuestras economías y estilo de vida” (EMP 25).

 

Preces

Roguemos a Dios nuestro Padre que escuche el grito de cuantos ponen en Él su esperanza y les dé lo necesario para poder servirlo con libertad de espíritu; digámosle:

                       

Que busquemos siempre tu Reino y su justicia, Señor.

 

-          Dios que has cumplido tu palabra y has hecho entrar en la tierra prometida al pueblo de Israel.

-          Dios providente que alimentaste a tu pueblo en el desierto.

-          Dios que has querido que tu Hijo se hiciera pobre para enriquecernos.

-          Dios salvador que elegiste a María, primera entre los pobres, para Madre de tu Hijo.

-          Dios misericordioso que has prometido tu reino a los pobres.

 

Padrenuestro
Oración conclusiva

 

Señor Dios nuestro que, como a la Virgen María, nos permites compartir la pobreza de Jesucristo, ayúdanos para que nuestra vida y nuestra actividad estén informadas por el espíritu de pobreza y para que, compartiendo nuestros bienes con los necesitados, hagamos creíble el evangelio de salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Canto final

 

V. ENTREGADA TOTALMENTE

A LA PERSONA Y A LA OBRA DE SU HIJO (CC 28)

Introducción

 

            María, “al abrazar de todo corazón y sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona y a la obra de su Hijo” (LG 56). Movidos por el Espíritu Santo, también nosotros deseamos entregarnos decididamente a Él.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Te pedimos, Señor, que, alimentados con su amor, estimulados por su ejemplo, y sostenidos por su plegaria, la Virgen nos ayude a servir a Cristo en los hermanos y a trabajar sin descanso por el Reino. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Palabra

Lecturas bíblicas

 

 

-          Rom 14, 7-9: Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos (o bien Ga 2,19-20: Es Cristo quien vive en mí)

 

-          Salmo responsorial (115):

 


Tenía fe aun cuando dije: ¡qué desgraciado soy! Yo decía en mi apuro:

“Los hombres son unos mentirosos”.

 

R/. Te cumpliré, Señor, mis votos.

 

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.

 

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos, en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor en medio de ti, Jerusalén


.


 

-          Lc 2,41-51: ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?

 

Puntos de reflexión

 

-          La Virgen no fue un instrumento puramente pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres. Dice San Ireneo que “obedeciendo se convirtió en causa de salvación para sí misma y para todo el género humano”. Así, de la misma manera que Eva estuvo asociada a la caída de Adán y es “madre de muerte”, María está asociada a Cristo en el momento de la redención, y es “madre de vida”.

-          María estuvo unida a su Hijo en todos los momentos decisivos de su vida, desde el momento de la encarnación hasta el Calvario, al pie de la cruz, ofreciendo al Padre el sacrificio de su Hijo y su propio sacrificio, como contribución a nuestra salvación. También para Ella resultó difícil comprender las exigencias de la fe: María, de hecho, no entendió lo que su Hijo le quería decir al descubrirlo en el Templo en medio de los doctores, pero lo “conservaba todo en su corazón”.

-          Por el bautismo nos unimos a Cristo, nos hacemos propiedad suya para no pertenecerle más que a él. Eso significa asumir una actitud de obediencia al Padre, renunciar a conducir la propia vida autónomamente, o según los dictados de la carne. La obediencia de la fe aparece como un sacrificio de la autonomía personal, pero es sobre todo la entrega al amor a Cristo, como un despojamiento de la propia naturaleza.

-          Como misioneros nos configuramos con Jesucristo, que se hizo obediente hasta la muerte. No tenemos otro camino que el de Jesús y María: unirnos en todo a la voluntad salvífica del Padre, teniendo en cuenta que no hay obediencia sin amor y sin la firme decisión de prolongar su amor apasionado y benevolente al mundo.

-          Nuestra misión es la de “anunciar el misterio íntegro de Cristo”, según la vocación especial que hemos recibido, lo cual se realiza a través de la predicación, pero también por medio de signos claros de la propia vida y de compromiso en la transformación del mundo según las bienaventuranzas. Para nosotros implica la sensibilidad ante lo más urgente, oportuno y eficaz, pero también una disponibilidad total y el sentido de catolicidad, es decir, la apertura abierta a todas las latitudes, a todos los pueblos, a todas las formas de vida.

 

Preces

 

Invoquemos a Dios nuestro Padre, que nos ha llamado a configurarnos con su Hijo Jesucristo que se hizo obediente hasta la muerte de cruz. Digámosle:

Que María, Señor, nos forme a imagen de Jesús.

 

-          Señor, Tú quieres que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad y se salven: ilumínalos con la luz de la fe.

-          Haz, Señor, que el Papa, los obispos, todos los ministros de la Iglesia anuncien el evangelio con su palabra y con una vida santa.

-          Suscita, Señor, abundantes vocaciones de especial consagración, sobre todo en nuestra Congregación, para que prolonguen en el mundo tu misión de salvación.

-          Concédenos, Señor, a los Hijos del Corazón de María crecer en tu amor, que nos impulse a obedecerte pronta y perfectamente y a estar disponibles para el anuncio del evangelio.

-          Devuelve a la Iglesia a los que han perdido la fe o viven como si no la tuvieran.

 

Padrenuestro

Oración conclusiva

 

Señor, que has querido asociar a tu obra de redención a la Virgen María, y nos has concedido también a nosotros el don de seguir a Cristo predicando el Evangelio, haz que empleemos todos los medios posibles para extender por el mundo entero la Buena Nueva del Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Canto final

VI. MADRE DE CRISTO (CC 36) Y MADRE NUESTRA (CC 61)

Introducción

 

            “Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo, mientras Él moría en la cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia” (LG 61). Su maternidad perdura sin cesar en la economía de la gracia (cf LG 62).

            Celebremos con amor de hijos a nuestra Madre y hagamos nuestra su misión: dar a Jesús al mundo.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Señor Jesús, tú que al morir nos diste a tu Madre como Madre nuestra para que continuara en nosotros la misión que tuvo contigo, concédenos ser formados por Ella para ser configurados contigo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Palabra          

Lecturas bíblicas

 

-          He 1,14; 2,1-4: Perseveraban en la oración… en compañía… de María, la Madre de Jesús (o bien: Rom 8, 14-17: El Espíritu da testimonio de que somos hijos de Dios)

 

-          Salmo responsorial (102):

 


Bendice, alma mía al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

 

R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

 

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia;  no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo.

 

R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

 

Como el padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.

Bendecid al Señor, todas sus obras, en todo lugar de su imperio.

¡Bendice, alma mía, al Señor!


 

-          Jn 19,25-27: Ahí tienes a tu madre

 

Puntos de reflexión

 

-          La Virgen María es el criterio verificador de la fe en Cristo. María nos garantiza que Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios en virtud de su maternidad virginal. El acto de fe no nos orienta hacia una idea, sino hacia una persona: Cristo. No hacia un Cristo soñado, idealizado, sino al verdadero, al hijo de la Virgen María. Afirmar que María es Madre del Señor es afirmar que Dios se ha hecho uno de nosotros para nuestra salvación.

-          De Madre de Jesús se convierte en discípula suya para recibir luego de Él una maternidad universal. Cuando la maternidad física parece agotada por la muerte de Cristo, Él dilata el corazón de María para que reciba maternalmente a la humanidad. María recorre un itinerario de Madre de Jesús a discípula que escucha su palabra, y de ahí a Madre de la humanidad.

-          María está presente en el nacimiento de la Iglesia y, asunta al cielo, sigue ejerciendo un influjo salvífico sobre el Pueblo de Dios. Participa por gracia en la condición de Cristo resucitado; desvinculada de los límites de la materia, puede hacerse presente a los cristianos en los diversos momentos y lugares de la historia, y colabora en la comunicación de la vida divina a los hombres. Es madre para nosotros en el orden de la gracia.

-          El P. Fundador reconoció en la revelación de Jesús en el Calvario, la función de la Virgen en su vida de discípulo y apóstol por medio de actos de aceptación de la maternidad espiritual –Madre aquí tenéis a vuestro hijo-, y de entrega a su amor y servicio: ¡Oh Madre benditísima, mil alabanzas os sean dadas por la fineza de vuestro Inmaculado Corazón y habernos tomado por Hijos vuestros! Haced, Madre mía, que correspondamos a tanta bondad, que cada día seamos más humildes, más fervorosos y más celosos de la salvación de las almas” (Aut 493).

-          La Congregación sintió este mismo deseo de reconocer lo que la Madre de Jesús era para ella y lo manifestó con su propia entrega y consagración. “Siendo y llamándonos hijos de su Corazón, la veneramos con amor y confianza” (CC y nos entregamos “en especial servicio al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María en orden a conseguir el objeto para el que esta Congregación ha sido constituida en la Iglesia”, decimos en la profesión (CC 159).

-          Como Madre, el Corazón de María hace posible que Dios Padre por medio de su Espíritu nos configure con Cristo y su misterio. Quien se confía a María, como hijo suyo, espera de su función maternal la configuración con Cristo.

 

Preces

 

Pidamos al Señor que su Madre nos ayude con su protección:

Haznos dignos hijos de su Corazón.

 

-          Protege, Señor, al Santo Padre y a todos los pastores de la Iglesia para que sean fieles en su misión de darnos a Jesús.

-          Bendice a nuestros padres y a cuantos nos han iniciado en el camino de la fe y de la vida misionera ayudándonos a conocer y amar a Jesús.

-          Concede el don del amor a los padres de familia para que sepan transmitir el amor de Cristo.

-          Sostén a las viudas, protege a los huérfanos, consuela a los tristes y a cuantos viven solos, aumenta la esperanza de los ancianos y de los moribundos.

-          Haz que experimentemos constantemente la protección de María, Madre tuya y nuestra, y nos configure plenamente contigo.

 

Padrenuestro

Oración conclusiva

 

Te damos gracias, Señor, por habernos dado a tu Madre como Madre nuestra. Haz que la acojamos con todo amor y nos comportemos siempre como dignos hijos de su Corazón. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Canto final

VII. FORMADORA DE APÓSTOLES (CC 73)

Introducción

 

“Como Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, Ella nos forma en la fragua de su misericordia y amor y nos hace instrumentos de su amor maternal para con los hombres en el ejercicio de nuestro servicio apostólico” (Dir 34). Nos confiamos a Ella y nos ponemos en sus manos.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Te pedimos humildemente, Señor, que la Virgen María sea para nosotros Madre, Maestra, formadora y Directora y nosotros nos comportemos siempre como dignos hijos suyos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Palabra

 

Lecturas bíblicas

 

-          1 Cor 4, 1-2; 14-15: Por el Evangelio os engendré para Cristo

 

-          Salmo responsorial (36):

 

Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón.

 

R/. Confía en el Señor y sigue su camino.

 

Encomienda tu camino al Señor, confía en él y él actuará: hará tu justicia como el amanecer,  tu derecho como el mediodía.

 

El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro; el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva porque se acogen a él.

 

-          Lc 2,39-45: Fue con prontitud a la región montañosa… y saludó a Isabel

 

Puntos de reflexión

 

-          María, una vez recibido el Espíritu Santo después de la anunciación del ángel, siente la necesidad de ir a los demás. Se dirige con prontitud a llevar la Buena Nueva a los pobres: con prontitud, sin detenerse porque siente la urgencia de la proclamación del Reino de Dios (cf Lc 10,4).

-          Pero junto a esta finalidad de proclamar a Cristo y llevar la salvación, María se siente impelida a ir junto a su prima Isabel porque la sabe necesitada de ayuda y corre a su encuentro. El ejercicio de la caridad, la sensibilidad frente a las necesidades de los demás es visible también en la iniciativa que toma en las bodas de Caná cuando percibe que los novios se encuentran en un apuro al faltar el vino e indica: “Haced lo que Él os diga”.

-          Quien no comprende que el don de Dios debe ser proclamado a otros y no lo convierte en alabanza y adoración, calla. Sabernos hijos del Corazón de María nos impulsa a proclamar las maravillas de Dios, las que ha realizado en María y las que obra también en nosotros.

-          Al igual que nuestro Santo Fundador, nos sabemos formados en la fragua de su Corazón: Con su acción maternal, María “forma en nosotros verdaderos y auténticos misioneros y apóstoles, tal como Ella engendró a Jesús y lo formó como misionero del Padre y tal como formó a Claret, misionero apostólico. Más en concreto, María con su acción maternal nos forma, a través de un proceso interior como ministros de la Palabra, como evangelizadores para extender el Reino por todo el mundo. Es también la madrina que nos acompaña en el crecimiento de la fe” (PGF 99 c).

-          Somos misioneros para prolongar en el mundo y a través del tiempo la función maternal de María en la misión apostólica (CC , en el anuncio del misterio íntegro de Cristo. “Asunta a los cielos no ha dejado esta misión salvadora (maternidad en la economía de la gracia), sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación. Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad” (LG 62). “La presencia de María en la familia claretiana deberá iluminar y dar fecundidad a nuestras respuestas urgentes y eficaces como misioneros, servidores de la Palabra. Ella es la estrella de la evangelización” (MCH 151).

 

Preces

 

Formados en la fragua de su amor, por la intercesión del Corazón de María pidamos al Señor por todos los que esperan una palabra de esperanza y salvación.

Haznos, Señor, instrumentos de tu amor.

 

-          Para que nuestra entrega al Señor crezca por la acción materna de la Virgen y se alimente de su ejemplo.

-          Para que los formadores de la Congregación sepan transmitir e infundir un profundo amor a Cristo y a María.

-          Para que desde el inicio de nuestra formación como misioneros claretianos sepamos encontrar en el Corazón de María inspiración para la propia vida y las propias opciones.

-          Para que, dejándonos guiar por María, sepamos traducir y anunciar en lenguaje humano, comprensible, el misterio de Jesús.

-          Para que nuestra espiritualidad cordimariana nos ayude a perseverar en nuestra vocación y a ejercer con generosidad nuestro ministerio apostólico.

Padrenuestro
Oración conclusiva

 

Bendito seas, Señor, por habernos llamado a ser hijos del Inmaculado Corazón de María, haz que nos dejemos formar en la fragua de su amor para ser servidores de tu Palabra. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Canto final

VIII. TODA CORAZÓN (CC 36)

Introducción

 

Corazón de María no es una advocación más de la Virgen María. Es una manera de asomarse a la interioridad de la Virgen, a su amor maternal, a su actitud en las relaciones con Jesús y con nosotros, sus hijos. En su Corazón encontramos acogida, comprensión, ternura.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Enciende en nosotros, Señor, el amor que inflamó el Corazón de María para que te amemos sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como Tú nos has amado. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Palabra

 

Lecturas bíblicas

 

-          1Cor 12,31-13,13: Si no tengo amor, nada me aprovecha

 

-          Salmo responsorial (26):

 

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

 

R/. Tu rostro buscaré, Señor.

 

Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro.” Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

 

Señor enséñame tu camino, guíame por la senda llana, porque tengo enemigos.

Espera en el Señor, sé valiente Ten ánimo, espera en el Señor.

 

-          Lc 2,15-20: María conservaba todas estas cosas en su corazón y los pastores se volvían alabando a Dios por lo que habían visto y oído.

 

Puntos de reflexión

 

-          El Espíritu Santo desciende sobre María, y crea en Ella un corazón nuevo, el “corazón nuevo” prometido por los profetas y que impulsa a proclamar la Buena Noticia. Los profetas reprochan continuamente las infidelidades del pueblo de Israel, su dureza de corazón, la ruptura de la alianza establecida con el Señor. Anuncian una alianza nueva, para la cual el Señor quitará a su pueblo “el corazón de piedra” y le dará un “corazón nuevo”, un “espíritu nuevo”.

-          El corazón es en el Antiguo Testamento no tanto la sede de la afectividad cuanto el órgano del discernimiento, que dirige la voluntad, el deseo, la conducta moral. El corazón de piedra es duro, rebelde a la voluntad de Dios, incapaz de aceptarla, mientras que el corazón nuevo capacita desde dentro de la persona misma a obedecer a Dios con un acto libre y voluntario. Así se evidencia en María por obra del Espíritu Santo.

-          A partir del noviciado, tiempo de iniciación en la vida misionera, debemos descubrir en María la madre y formadora que Jesús ha dado a sus discípulos, acogiéndola gozosamente entre nuestros bienes más preciosos. Y debemos reconocerla en el símbolo de su corazón, con toda la riqueza que este símbolo entraña en la Biblia y en nuestra tradición espiritual. Mirando a María, estamos llamados a responder afirmativamente al Espíritu, sin ceder al egoísmo, a la cerrazón a Dios y a los hombres. Por el influjo de María aprendemos a entregarnos al servicio de Dios y de los hermanos sin reservas, con generosidad.

-          Pero la devoción al Corazón de María nos ayuda también a descubrir las exigencias espirituales de la consagración al Padre, asociados con Cristo en la empresa de la salvación de los hombres. “La figura, la imagen del Corazón de María está en el Hijo Misionero; esa idea está en el fondo de su alma, en su mente, en su imaginación, en su corazón, en sus afectos, en sus palabras, en su actividad misionera” (N. García, La piedad, Col Circ. 658). Sin Jesús y María no se puede realizar el ideal del Hijo del Corazón de María, la definición del misionero propuesto por el P. Fundador.

-          La Iglesia en su labor apostólica se fija con razón en aquella que engendró a Cristo… La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor maternal con que es necesario que estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a la regeneración de los hombres” (LG 65). “Nuestro estilo profético de vida recibe del Corazón Inmaculado de María, madre de la Congregación, una impronta peculiar. Ella nos enseña que, sin corazón, sin ternura, sin amor, no hay profecía creíble” (EMP 20).

 

Preces

 

Con la ternura y el amor del Corazón de María presentemos al Señor nuestras plegarias a favor de la Iglesia y del mundo.

Señor, danos un corazón nuevo.

 

-          Te pedimos, Señor, por la Iglesia, para que esté siempre al servicio de la evangelización de los pueblos.

-          Te pedimos, Señor, que todos los hombres de buena voluntad sean sensibles a tus llamadas.

-          Te pedimos, Señor, por todos los pobres, los marginados, los que se encuentran solos, los que están afligidos o son tentados, para que escuchen una palabra de consuelo y encuentren remedio a sus problemas.

-          Te pedimos, Señor, que suscites en la Iglesia y en nuestra Congregación sacerdotes, misioneros, catequistas, seglares comprometidos que muestren con su palabra y su vida tu amor y tu bondad a todos los hombres.

-          Te pedimos, Señor, que a los que nos llamamos y somos hijos del Corazón Inmaculado de María, nos concedas un corazón semejante al de nuestra Madre, de modo que nos configuremos cada vez más con Jesucristo y anunciemos con verdad su Buena Nueva.

 

Padrenuestro

Oración conclusiva

 

Enciende en nuestros corazones, Señor, el fuego que ardió incesantemente en el Corazón de María para que, animados por sus mismos amores, abrasemos por donde pasemos y todos los hombres te amen y te sirvan por los siglos de los siglos. Amén.

 

Canto final

 

IX. FUNDADORA Y PATRONA DE LA CONGREGACIÓN (CC

Introducción

 

“La vivencia de nuestra filiación cordimariana tiene para nosotros una dinámica peculiar en la realización del ser y de la misión que nos definen en la Iglesia” (2VR 7f). A la Virgen María se atribuye la fundación de nuestra Congregación: la reconocemos como Madre, Maestra, Directora, y Formadora nuestra.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

 

Concédenos, Señor, que al reconocer a la Virgen María, como nuestra Madre y Patrona, sintamos su presencia materna y el estímulo de su ejemplo e intercesión en nuestra vida de cada día. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Palabra

 

Lecturas bíblicas

 

-          Rom 10,9-18: Con el corazón se cree para conseguir la justicia. Pero a favor creerán sin que se les predique?

 

-          Salmo responsorial (22):

 

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

 

R/. Tu vara y tu cayado me sosiegan, Señor.

 

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

 

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;  me unges la cabeza con perfume y mi copa rebosa.

 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

 

-          Lc 1,46-55: Engrandece mi alma al Señor… Todas las generaciones me llamarán bienaventurada

 

Puntos de reflexión

 

-          “Dichosa me dirán todas las generaciones”. Se proclama dichosa a María porque ha sido objeto de la mirada complaciente de Dios que la ha sacado de la insignificancia de la vida y la ha colocado en un estado en que todo el pueblo la reconoce salvada y amada de Dios. Se reconoce que Dios ha hecho en ella grandes cosas. María recibe la alabanza de los cristianos pero los proyecta hacia la fuente de su grandeza, que es Dios Salvador. En eso consiste su misión: en llevar a los hombres a Dios.

-          La presencia de María en Pentecostés no es una presencia ocasional, sino una presencia muy significativa: explica la maternidad querida por Jesús, que consiste en la imploración del don del Espíritu Santo y en la cooperación a la regeneración sobrenatural de los hombres.

-          El P. Fundador afirmó categóricamente que la Virgen María había fundado la Congregación. Cuando él relata su experiencia espiritual en el momento de la fundación, es consciente de que actuaba movido por una fuerza interior que atribuía a María: se sabía su instrumento. María suscita en la Iglesia un grupo de misioneros que, bajo la acción del Espíritu Santo, continúa en la Iglesia su misión maternal de engendrar a Cristo en el corazón de cada hombre.

-          Esta peculiaridad de nuestro espíritu, que en el P. Fundador aparece constantemente con fuerza singular, recordaba el Papa Juan Pablo II, “debe continuar siendo un modo de ser y de sentir vuestro: me refiero a su clara conciencia de ser Hijo del Corazón de María y de ser en manos de Ella un instrumento de salvación. Sabéis perfectamente hasta qué punto esta conciencia de filiación mariana está en la base, no solamente de la actividad apostólica del Santo Fundador, sino también y de manera específica, como cimiento de la fundación misma de vuestro Instituto. A lo largo de vuestra historia, este carácter de filiación mariana ha permanecido siempre como un elemento importante de vuestra espiritualidad y acción evangelizadora. No permitáis que se debilite” (Juan Pablo II al XX Cap. General, Roma 1985).

 

Preces

 

Confiemos la vida y la misión de nuestro Instituto al Corazón de María, nuestra Patrona y Fundadora, y digamos:

Bendice, Señor, nuestra Congregación por intercesión del Corazón de María

 

-          Sostén, Señor, el esfuerzo misionero de la Congregación en África, en su dedicación a la primera evangelización, en promover el diálogo interreligioso, en la búsqueda de soluciones a las necesidades sociales, y en la formación de laicos y catequistas.

-          Mantén, Señor, abiertos los ojos de la Congregación en América Latina y el Caribe para afrontar con coraje los desafíos de la realidad, a vivir y trabajar con los pobres y excluidos, a promover y defender la vida.

-          Suscita abundantes vocaciones en América del Norte, que puedan atender a tantos emigrantes que buscan una vida mejor, a formar laicos según el Evangelio por todos los medios posibles, en modo particular por los medios de comunicación social.

-          Bendice, Señor, el trabajo que se desarrolla en Asia a favor de los pobres y marginados, en el diálogo con otras religiones, en la formación de agentes de evangelización, especialmente de los religiosos.

-          Da fruto abundante, Señor, al ministerio de la educación de la juventud, de la creación de comunidades cristianas vivas y solidarias, a la formación de líderes, seglares y religiosos, a la evangelización popular que se está impulsando en Europa.

 

Padrenuestro

Oración conclusiva

 

Oh Dios que no cesas de obrar maravillas a favor de tu Iglesia, y suscitaste a san Antonio María Claret para que fundase nuestra Congregación con una intervención particular de la Virgen María, concede a nuestro Instituto arraigo, vigor y abundante fruto apostólico en sus trabajos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Canto final

 

 

 

NOVENA AL DIVINO NIÑO JESÚS

(Divino Niño Jesús: Historia y oraciones)

Por la señal de la Santa Cruz...

Acto de Contrición:


Jesús, mi Señor y Redentor. Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por Tu infinita misericordia y por los méritos de tu Santa Infancia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

¡Oh Divino Niño Jesús! Confiando en tu infinita misericordia y bondad, quiero hacer esta novena para presentarte con sencillez mis necesidades espirituales y materiales.

Cuando vivías entre los hombres, conversabas con tu Padre Celestial, en actitud confiada de adoración, alabanza, gratitud y petición. Así quiero que sea mi oración, especialmente en estos días de la novena.

Tú eres nuestro intercesor ante el Padre; Tú pediste por las necesidades de los hombres. Hoy te presento mis propias necesidades. Me acojo también a la intercesión de María, Madre tuya y también mi madre, para que, como Ella, me des fortaleza para aceptar y hacer siempre tu voluntad. Amén.

CONSIDERACIÓN PARA CADA DÍA:

DÍA: Primero - Segundo - Tercero - Cuarto - Quinto - Sexto - Séptimo - Octavo - Noveno

OREMOS

Haz Señor, que sepamos reconocer la divinidad de tu Hijo en la humildad de su Encarnación, y confesar su omnipotencia en la debilidad de su infancia, para que, siguiéndolo con sencillez de corazón, acojamos como niños tu Reino,
y consigamos el premio prometido a los humildes.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que por ser Dios, vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los meritos de mi infancia y nada te será negado”. Lleno de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, vengo a presentarte mis necesidades.

Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy pidiendo (aquí se expresa el favor que se quiere alcanzar). Me entrego a ti, oh Niño Omnipotente, seguro de que escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza. Amén.


CONSIDERACIONES PARA CADA DÍA DE LA NOVENA:

DÍA PRIMERO:

EL AMOR DEL NIÑO JESÚS A SU PADRE CELESTIAL

"...y se oyó del cielo esta voz: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo puestas todas mis delicias". (Lc. 3, 22)

El amor con el cual el Niño Jesús ama a Dios su Padre, es el amor más ardiente, el más puro, el más perfecto; un amor superior a todo lo que podemos imaginar.

Él ama plenamente. Lo ama constantemente y sin interrupción. Todo lo que ama, no lo ama sino por su Padre.

Éste es, pues, el amor con el cual debo conformar el mío.

¡Oh dulcísimo Niño Jesús! Sólo Tú amas al Padre de los cielos con un amor infinito; pero con tu ayuda, quiero de aquí en adelante, amarlo con toda mi alma, con todas mis fuerzas y con todo mi corazón. Amén.

DÍA SEGUNDO:

CELO DEL NIÑO JESÚS POR LA GLORIA DE DIOS

...Y el Niño Jesús les dijo: ¿No sabían que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre? (Lc. 2, 49)

Ninguna criatura ha deseado jamás con más ardor alguna cosa, como deseó el Niño Jesús glorificar a su Padre Celestial. Jesús vivió y se esforzó desde su más tierna edad, en hacerlo conocer, adorar, servir y amar; esta gloria era el único objeto de sus anhelos. Por ello, a la edad de doce años, se quedó en el templo de Jerusalén, dialogando con los maestros de la Ley, sin que lo supieran sus padres.

¡Oh, mi querido Niño Jesús! Enciende en mi alma ese fuego divino; destruye de mi corazón el amor propio y de todo lo que no sea Dios o a Dios no se refiera, y que sólo conserve afectos para lo que puede serle agradable y procurarle gloria y amor. Amén.

DÍA TERCERO:

AMOR DEL NIÑO JESÚS A SU MADRE SANTÍSIMA

"María conservaba todas estas cosas dentro de sí, meditándolas en su corazón". (Lc. 2, 19).

Después del amor a su eterno Padre, es María, su Madre, el más ardiente y tierno amor del Niño Jesús, el dulce objeto de sus eternas complacencias. Ella es la virginal doncella que desde siempre eligió para madre suya, colmada desde el primer instante de su ser natural con la plenitud de todos sus dones y gracias divinas. Es la "llena de gracia", porque está llamada a ser la Madre purísima del Verbo Encarnado. Por tanto, si queremos agradar al Divino Niño Jesús, amemos y honremos a María.

¡Oh mi amado Jesús Niño! graba en mi alma la semejanza con tu querida Madre, y concédeme la gracia de encomendarme siempre a Ella y de amarla con los mismos sentimientos filiales de tu divino corazón. Amén.

DÍA CUARTO:

AMOR DEL NIÑO JESÚS A SAN JOSÉ, SU PADRE ADOPTIVO

"...Y vino a Nazaret: y les estaba sujeto". (Lc. 2, 51).

Ciertamente que el esposo de María no era el padre natural de Jesús sino la sombra en la tierra de su Padre Celestial. Por ello, el Niño Jesús le profesó a José respeto, veneración y un filial amor.

Amor que se manifestó especialmente en la obediencia. El Evangelio nos cuenta que "les estaba sujeto". Con eso lo dice todo. Durante toda su vida oculta, Jesús es conocido como "el hijo del carpintero". El ayudante capaz y laborioso en el taller de Nazaret, el hijo sumiso a las enseñanzas y normas de su padre legal, a quien llamó con el dulce nombre de papá.

En su infancia, José fue todo para Jesús: su guardián y custodio, pues, recién nacido, lo sabrá defender de Herodes y sus secuaces. Luego será su guía y maestro que lo inicia en la vida religiosa y social de Israel, que le enseña a leer las Sagradas Escrituras.

José, como todo padre judío, supo enseñar a Jesús, desde muy niño, a orar con los salmos, como lo hacían todos los niños israelitas; con paciencia paternal lo fue introduciendo en los usos, costumbres y tradiciones del pueblo de Israel.

Jesús supo retribuirle con inmenso amor y gratitud todos sus cuidados solícitos y estuvo junto a José "sometido a su autoridad paternal hasta que el Santo Patriarca tuvo la dicha de morir en los brazos de Jesús y María.

¡Oh mi adorable Niño Jesús! Regálame la gracia de amar intensamente a San José, el árbol que no dio fruto, pero sí la sombra que te cobijó en la tierra y ahora lo glorificas en el cielo. Que yo también tenga la gracia de pasar de este mundo a la eternidad, asistido por Ti y tu Madre Santísima.

DÍA QUINTO:

AMOR DEL NIÑO JESÚS PARA CON LOS HOMBRES

Dice Jesús: "Como yo os he amado, así también amaos los unos a los otros". (Jn. 13, 34).

Todas las acciones del Niño Jesús cuando vivía en Nazaret con su Santísima Madre y el patriarca San José, tuvieron por principio, después de la gloria de su Padre, el amor universal, el amor a los hombres.

En efecto, este amor fue el que lo obligó a dejar su gloria para revestirse de nuestra pobre y mortal naturaleza, y llevar una vida oscura, sometida a extrema pobreza y a toda clase de privaciones, fatigas y persecuciones, hasta morir en una cruz, y todo lo aceptó y sufrió con gusto para hacernos eternamente felices.

¡Oh mi adorable Niño Jesús! Tan amante y tan poco amado... Perdona mis olvidos y los del mundo ingrato que no piensa en Ti. Tu corazón dulcísimo que tanto ha amado a los hombres, sólo ha recibido de ellos ofensas e ingratitudes. Por este corazón herido por nuestros pecados, haz que en adelante no tenga corazón sino para amarte a Ti que eres mi único y sumo Bien. Amén.

DÍA SEXTO:

SUMISIÓN DEL NIÑO JESÚS A LA VOLUNTAD DEL PADRE CELESTIAL

Dice Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación". (Jn. 4, 34).

El Niño Jesús no tuvo jamás otro anhelo que el de cumplir la voluntad de Dios su Padre; a Él ofreció el sacrificio de su corazón, rendido en todo a sus órdenes, y el sacrificio fue cumplido perfectamente hasta exhalar, por obediencia, el último aliento sobre la cruz.

El Niño Jesús llamaba su alimento la obediencia a la voluntad del que lo había enviado.

¡Oh amabilísimo Niño Jesús, que eres la santidad y la bondad misma! Te amo, y quiero constantemente estar unido a Ti. Deseo con todo mi corazón que tu santísima voluntad se cumpla en mí, en todos los instantes de mi vida. Amén.

DÍA SÉPTIMO:

EL AMOR DEL NIÑO JESÚS AL SUFRIMIENTO

Jesús le dijo: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". (Mt. 8, 20).

El Niño Jesús, a quien se debe todo honor y amor en sumo grado, como el Unigénito del Padre que es, el Dios de la gloria, la inocencia y santidad misma, y que viniendo a la tierra pudo haber escogido una manera de vivir más feliz, según el mundo, con todo eso escogió para cuna un pesebre. Fue tan pobre mientras vivió que, en palabras suyas, "no tuvo dónde reclinar la cabeza"; toda su vida fue cruz y martirio perpetuo hasta morir entre las ignominias y los más crueles tormentos. Pero, el pensar que sus penas nos salvarías, le hizo no sólo soportable sino amable el padecer.

¡Oh amabilísimo Niño Jesús!, quiero por tu amor tener mi corazón dispuesto a hacer todos los sacrificios que exijas de mí, sabiendo que esos sacrificios me purificarán el corazón y me acercarán a Ti. Jesús, mi dulce amor, hiere e inflama mi corazón para que siempre arda de amor por Ti.

DÍA OCTAVO:

HUMILDAD DEL NIÑO JESÚS

Entonces dijo Jesús: "...aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". (Mt. 11, 29).

El Niño Jesús fue humilde de corazón. Humilde en su nacimiento, humilde en su infancia, humilde en toda su vida, no queriendo ser reconocido sino como el hijo de un sencillo artesano, "el hijo del carpintero". Más tarde, cargado de oprobios delante de los tribunales de Jerusalén, rodeado de verdugos y calumniadores, no permitió a su corazón el más ligero desahogo.

¡Oh Santísimo Niño Jesús, mi único Modelo, manso y humilde de corazón! Dadme la gracia para que, a ejemplo tuyo, sea también manso y humilde de corazón en todas las penas, enfermedades y contrariedades que en adelante me sobrevengan. Amén.

DÍA NOVENO:

BONDAD Y DULZURA DEL NIÑO JESÚS

"El Niño Jesús crecía y se fortalecía; estaba lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él". (Lc. 2, 40).

"Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres". (Lc. 2, 52).

La bondad y dulzura fueron siempre las principales características del Divino Niño. ¡Con qué encantadora bondad y dulzura recibió a los pastores en la gruta de Belén, y a los magos... y más tarde en Nazaret, era tan atractiva la celestial irradiación de su bondad y la celestial dulzura de su hermoso rostro y divina mirada, que cautivaba a cuantos le conocían, los cuales llenos de confianza y admiración se decían unos a otros: "Vayamos a ver al hijo de José y María".

Adorable Niño Jesús, mi único tesoro... dígnate, dulce Bien mío, derramar sobre mi corazón, con la unción de tu gracia, la dulzura y bondad de tus sentimientos divinos, y por los méritos infinitos de tu Santa Infancia, regálame la gracia de un día contemplar tu hermoso Rostro en el cielo. Amén.

 

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO – PENTECOSTES (1)

 

EN EL ESPÍRITU DE JESÚS NOS PREPAREMOS A CELEBRAR PENTECOSTÉS

 

PENTECOSTÉS: es el acontecimiento que transformó la vida de la iglesia naciente; que la impulsó a recorrer nuevos caminos; que la llevó a proclamar la buena noticia hasta los confines de la tierra.

 

PENTECOSTÉS: es la fiesta que nos recuerda la vocación profunda de la iglesia:  ¡¡¡ que ella existe  para evangelizar; que somos depositarios de un tesoro que no  podemos guardar en la intimidad !!!

 

PENTECOSTÉS: es el acontecimiento que hoy nos desafía a navegar mar adentro en el ancho horizonte de nuestra sociedad, y desde nuetras dudas, temores, cansancios y debilidades, contagiar la alegría de la salvación de cristo con la certeza de que sólo en él está el manatial de nuestra esperanza.

 

 

 

Les proponemos el siguiente esquema para todos los días:

 

·          Reunidos en un lugar adecuado preparamos un pequeño altar (con un mantel, velita, si se quiere algunas flores), donde coloquemos la Palabra de Dios, alguna estampa del Espíritu Santo y la imagen de la Virgen María o una estampa de ella.

·          Luego juntos rezamos la Oración Inicial.

·          A continuación anunciamos la intención del día, el valor a meditar

·          Se proclama un texto bíblico. Canto.

·          Reflexionamos, presentamos nuestras peticiones(al final rezamos juntos un Padrenuestro, Avemaría, Gloria).

·          Oración final.

 

Oración Inicial.

 

Guía:                            Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tú amor. Envía tu Espíritu para darnos nueva vida.

Todos:              Y renovarás la faz de la tierra.

 

Guía:   Oración: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, has que guiados por este mismo Espíritu gustemos la dulzura del bien y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 

 

Día Primero: CONFIANZA “Hijo mío, no olvides mi enseñanza, y que tu corazón observe mis mandamientos. Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia”. (Prov. 3, 1.5).

Espíritu Santo que suscitas confianza en los corazones de los hombres que te buscan;  ayúdanos a vivir cada día sostenidos en los brazos del Padre.

 

 

Día Segundo: FIDELIDAD. “Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor”.(1 Cor. 1, 8-9).

Espíritu Santo que concedes a los cristianos fidelidad a tu Palabra; ayúdanos a anunciar a todos la esperanza de Cristo que no defrauda.

 

 

Día Tercero: SERVICIO “Si yo, que soy el Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes”.(Jn. 13, 14-15).

Espíritu Santo que alientas a tu Iglesia a ser servidora como el Maestro, ayúdanos a buscar en tú misericordia, la felicidad a nuestros hermanos.

 

Día Cuarto: UNIDAD “Hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu”.(1 Cor. 12,4).

Espíritu Santo, tú que con el Padre y el Hijo, eres la plena comunión, conduce a tu Iglesia a estrechar vínculos de fraternidad formando un solo cuerpo en Cristo.

 

Día Quinto: TESTIMONIO.“Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo”. (1 Jn. 4,14). Espíritu Santo, que animaste a los Apóstoles a anunciar la Buena Noticia, impúlsanos a vivir la santidad en al misión de cada día.

 

Día Sexto: PERSEVERANCIA “Traten de imitar a Dios como hijos suyos muy queridos”.(Ef. 5,1)Espíritu Santo, que procedes del amor del Padre y del Hijo, te suplicamos que en peregrinar de nuestra vida busquemos incesantemente el rostro de Dios.

 

Día Séptimo: JUSTICIA “En lo que a ti concierne, hombre de Dios, huye de todo esto. Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad.”(1 Tim. 6,11)

Espíritu Santo, que te das a conocer a los hombres, penetra nuestras almas con tu luz divina para que encontremos la felicidad en la opción preferencial por los pobres, débiles y sufrientes.

 

Día Octavo: ENTREGA Maridos amen, su esposa como Cristo amó a la Iglesia por ella santificarla” (Ef.5,25). Espíritu Santo, que a través de tu acción  unes la vida de tus fieles, has que los esposos en la entrega mutua formen una verdadera iglesia doméstica.

 

Día Noveno: CARIDAD “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. (Jn. 15,13)

Espíritu Santo, que fuiste enviado por Cristo, enciende en nosotros el fuego de tu amor para que anunciemos la Buena Noticia a todos los pueblos.

 

CANTOS: ESPÍRITU DE DIOS

Espíritu de Dios, llena mi vida, llena mi alma, llena mi ser.(2 veces)

Lléname, lléname, con tu presencia lléname, lléname

Con tu poder lléname, lléname, con tu bondad.

Si Dios no vive en mí, vivo sin calma, vivo sin rumbo, vivo sin luz (2 veces).

 

MORA EN MÍ: Santo Espíritu de Dios, Mora en mí, mora en mí. Quiero ser lleno de tu luz, Mora en mí, mora en mí. Si tu bella luz mora en mí,  la gloria de Jesús irradiaré, Mora en mí, mora en mí,  soy de ti, soy de ti. Si quebrantas Santo Espíritu mis ser,  instrumento de tu amor yo puedo ser, mora en mí, mora en mí, soy de ti, soy de ti.

 

 

Oración Final. Padre Bueno, envíanos tu espíritu de amor

 Y revístenos de entrañas de misericordia. Para poder ser signos de tu bondad. En nuestras familias y ambientes. Señor Jesús, que nos prometiste el Paráclito, Envíanos tu Espíritu de Verdad, ayúdanos a hacernos cercanos y solidarios con  los que sufren y anímanos a proclamarte entre aquellos que no te conocen.

 Espíritu Santo, alma de la Iglesia, Impúlsanos en esta nueva evangelización. A ser testigos valientes y fervorosos del Evangelio. Te lo pedimos con María, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén     

 

 

 

NOVENA AL ESPIRITU SANTO (2)

El Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, ocupa puesto preeminente en la espiritualidad neotestamentaria, en la oración litúrgica y en la piedad cristiana. El Espíritu Santo invisible infunde en el alma el don de la caridad, de la paz y de la simplicidad interior. De ahí que se le represente en forma de lengua de fuego y de sencilla paloma.

La devoción al Espíritu Santo arranca del Bautismo. En la gratuidad de gracia que recibimos nos hace "hijos" en el Hijo y "templos" en el Espíritu. Mantiene la sabiduría de las "cosas altas" en nosotros y el amor de Dios en la comunidad de creyentes. El don del Espíritu se nos hace pleno en la Confirmación.

El Espíritu mantiene la sabiduría de las "cosas altas" en nosotros y el "amor de Dios" en la comunidad de los creyentes.

NOVENA

Día primero

INVOCACION INICIAL

Se puede recitar cualquiera de los dos himnos siguientes

Ven, Espíritu divino,  manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre;  don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo.

 Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

0 bien:

¡El mundo brilla de alegría!

¡Se renueva la faz de la tierra!

¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!

Esta es la hora en que rompe el Espíritu el techo de la tierra y una lengua de fuego innumerable purifica, renueva, enciende, alegra las entrañas del mundo.

¡El mundo brilla de alegría!

¡Se renueva la faz de la tierra!

¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!

Esta es la fuerza  que pone en pie a la Iglesia  en medio de las plazas y levanta testigos en el pueblo para hablar con palabras como espadas delante de los jueces.

¡El mundo brilla de alegría!

¡Se renueva la faz de la tierra!

¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!

Llama profunda que escrutas e iluminas el corazón del hombre: restablece la fe con tu noticia y el amor ponga en vela la esperanza hasta que el Señor vuelva.

¡El mundo brilla de alegría!

¡Se renueva la faz de la tierra!

¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!

LECTURA BIBLICA

Gál 5,16.22-25

Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo. Aleluya, aleluya.

PRECES

Bendigamos a Dios Padre, que con tanta generosidad ha derramado los dones del Espíritu sobre todos los pueblos, y pidiéndole que no cese nunca de derramar su gracia sobre el mundo digamos:

Que la gracia del Espíritu Santo abunde, Señor, en el mundo.

Señor, que nos has dado a tu Elegido corno luz de los pueblos,

- abre los ojos de los ciegos y libra de toda esclavitud a los que viven en tinieblas.

Tú, que ungiste a Cristo con la fuerza del Espíritu Santo para que realizara la salvación de los hombres,

- haz que sintamos cómo pasa de nuevo por el mundo haciendo el bien y curando a todos.

Envía tu Espíritu, luz de los corazones,

- para que confirme en la fe a los que viven en medio de incertidumbres y dudas.

Envía tu Espíritu, solaz en el trabajo,

- para que reconforte a los que se sienten fatigados y desanimados.

Realiza la esperanza de los que ya han muerto.

- y haz que cuando venga el Señor obtengan una resurrección gloriosa.

Padre nuestro...

ORACION

¡Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino!, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por Jesucristo Nuestro Señor.

"La Muerte es la compañera del amor, la que abre la puerta y nos permite llegar a Aquel que amamos".

San Agustín

Día segundo

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

Hech.5,30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Oremos a Dios Padre, a quien pertenece el honor y la gloria por los siglos de los siglos, y pidiéndole nos conceda ir creciendo en la esperanza por la acción del Espíritu Santo, digámosle:

Ven, Señor, en nuestra ayuda y sálvanos.

Padre todopoderoso, envíanos tu Espíritu, que interceda por nosotros,

- porque nosotros no sabernos pedir lo que nos conviene.

Envíanos tu Espíritu, luz esplendorosa,

- y haz que penetre hasta lo más íntimo de nuestro ser.

No nos abandones, Señor, en el abismo en que nos sumerge nuestro pecado,

- porque somos obra de tus manos.

Concédenos comprensión para acoger a los débiles y frágiles en la te,

- no con impaciencia y resentimiento, sino con auténtica caridad.

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso, brille sobre nosotros el esplendor de tu gloria, y que el Espíritu Santo, luz de tu luz, fortalezca los corazones de los regenerados por tu gracia. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Día tercero

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

1 Cor.6,19-20

¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? El habla en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

V. El Espíritu Consolador. * Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, bendito por los siglos, y pidiéndole que envíe al Espíritu Santo a los que ha redimido con su muerte y resurrección, digamos:

Salva, Señor, a los que has redimido.

Envía a la Iglesia el Espíritu de la unidad,

- para que desaparezcan todas las disensiones, odios y divisiones.

Tú,. que libraste a los hombres del dominio de Satanás,

- libra también al mundo de los males que le afligen.

Tú, que, dócil al Espíritu, diste cumplimiento a tu misión,

- haz que los sacerdotes hallen en la oración la fuerza y la luz del Espíritu, para ser fieles a su ministerio.

Que tu Espíritu guíe a los gobernantes,

- para que busquen y realicen el bien común.

Tú, que vives en la gloria del Padre,

- acoge a los difuntos en tu reino.

Padre nuestro

ORACION

Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Día cuarto

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

Rom.8,10-11

Si Cristo está con vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu, que habita en vosotros.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Bendigamos a Cristo, el Señor, por quien tenemos acceso al Padre en el Espíritu Santo, y supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor Jesús.

Envía tu Espíritu, huésped deseado de las almas,

- y haz que nunca le causemos penas.

Tú, que resucitaste de entre los muertos y estás sentado a la derecha de Dios,

- intercede siempre por, nosotros ante el Padre.

Haz que el Espíritu nos mantenga unidos a ti,

- para que ni la tribulación, ni la persecución, ni los peligros nos separen nunca de tu amor.

Enséñanos a acogernos mutuamente,

- como tu nos acogiste para gloria de Dios.

Padre nuestro...

ORACION

Padre lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Día quinto

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

Rom.8,26-27

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu y que su intercesión por los santos es según Dios.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, el Señor, que nos prometió enviar el Espíritu Santo, que procede del Padre, y supliquémosle diciendo:

Señor Jesucristo, danos tu Espíritu.

Que tu palabra, ¡oh Cristo!, habite con toda riqueza en nosotros,

- para que te demos gracias con salmos, himnos y cánticos inspirados por el Espíritu.

Tú, que por medio del Espíritu nos hiciste hijos de Dios,

- haz que, unidos a ti, invoquemos siempre al Padre por medio del Espíritu.

Haz que obremos guiados por tu sabiduría,

- y que realicemos nuestras acciones a gloria de Dios.

Tú, que eres compasivo y misericordioso, - concédenos estar en paz con todo el mundo.

Padre nuestro...

ORACION

Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Día sexto

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

Rom.8,14-17

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar" ¡Abbá! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio de que somos hijos de Dios y si somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Unámonos en la alabanza y la oración a todos los que han sido justificados por el Espíritu de Dios, y digámosle:

Que tu Espíritu, Señor, venga en nuestra ayuda.

Señor Jesús, haz que nos dejemos guiar durante todo el día por el Espíritu Santo

- y que siempre nos comportemos corno hijos de Dios.

 

Intercede, Señor, por medio del Espíritu Santo, ante el Padre

- para que seamos dignos de alcanzar tus promesas.

Convierte en generosidad nuestro egoísmo,

- para que nuestro gozo esté más en dar que en recibir.

Danos, Señor, el sentido de Dios,

- para que, ayudados por tu Espíritu, crezcamos en el conocimiento de ti y del Padre.

Padre nuestro...

ORACION

¡Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu iglesia extendida por todas las naciones! derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el Corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Día séptimo

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA SIBLICA

1 Cor.2,9-10

Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que le aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu, y el Espíritu todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Bendigamos a Cristo, que nos prometió enviar el Espíritu Santo, que procede del Padre, y supliquémosle diciendo:

Señor, danos tu Espíritu.

Te damos gracias, Señor Jesús, y por medio de ti bendecimos también al Padre en el Espíritu Santo

- y te pedirnos que hoy todas nuestras palabras y obras sean según tu voluntad.

Concédenos vivir de tu Espíritu

- para ser de verdad miembros vivos de tu cuerpo.

Haz que no juzguemos ni menospreciemos a ninguno de nuestros hermanos,

- pues todos tenemos que comparecer para ser juzgados ante tu tribunal.

Cólmanos de alegría y paz en nuestra fe,

- asta que rebosemos de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.

Padre nuestro...

"La palabra de Dios es el árbol de vida que te ofrece el fruto bendito"

San Efrén, Diac.

ORACION

Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Día octavo

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

Hech.5,30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

 

Glorifiquemos a Cristo, que ha subido al cielo para enviar el Espíritu Santo sobre sus apóstoles, y digámosle suplicantes:

Envíanos, Señor, tu Espíritu.

Señor Jesucristo, que has sido glorificado a la derecha del Padre, envíanos el Espíritu prometido,

- para que nos veamos, revestidos de su fortaleza.

Tú, que quieres que tus discípulos sean prudentes como la serpiente y sencillos corno la paloma,

- enséñanos, por tu Espíritu, la verdadera prudencia y sencillez.

Tú, que estás sentado a la derecha del Padre, intercede por nosotros como nuestro sacerdote,

- y ora en nosotros corno nuestra Cabeza.

Concédenos que por nuestras tribulaciones compartamos tus sufrimientos,

  • para que podamos compartir también tu gloria.

Padre nuestro...

ORACION

Tu Hijo, Señor, después de subir al cielo, envió sobre los apóstoles el Espíritu Santo, que había prometido, para que penetraran en los misterios del reino; te pedimos que repartas también entre nosotros los dones de este mismo Espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Día noveno

INVOCACION INICIAL

Se hace como en el día primero.

LECTURA BIBLICA

Rom 8,1 1

Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu, que habita en vosotros.

V. El Espíritu Consolador. *Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, * Aleluya, aleluya.

PRECES

Celebremos la gloria de Dios, quien, al llegar a su término, en Pentecostés, los cincuenta días de Pascua, llenó a los apóstoles del Espíritu Santo, y, con ánimo gozoso y confiado, supliquémosle diciendo:

Envía tu Espíritu, Señor, y renueva el mundo.

Tú, que al comienzo de los tiempos creaste el cielo y la tierra y al llegar la etapa final de la historia quisiste que Cristo fuera cabeza de toda la creación,

- por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la salvación.

Tú, que soplaste el aliento de vida en el rostro de Adán,

- envía tu Espíritu a la Iglesia, para que, vivificada y rejuvenecida, comunique tu vida al mundo.

Ilumina a todos los hombres con la luz de u Espíritu y disipa las tinieblas de nuestro mundo,

- para que el odio se convierta en amor, el sufrimiento en gozo y la guerra en paz.

Fecunda el mundo con tu Espíritu, agua viva que mana de Cristo,

- para que la tierra entera se vea libre de todo mal.

Tú, que obra del Espíritu Santo conduces sin cesar a los hombres a la vida eterna,

- dígnate llevar, por este mismo Espíritu, a los difuntos al gozo eterno de tu presencia.

 

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que has querido que la celebración de la Pascua durase simbólicamente cincuenta días y acabase con el día de Pentecostés, te pedirnos que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y que las diversas lenguas encuentren su unidad en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo Nuestro Señor.

ORACION AL ESPIRITU SANTO PARA PEDIR SUS DONES

¡Oh Espíritu Santo!, llena de nuevo mi alma con la abundancia de tus dones y frutos. Haz que yo sepa, con el don de sabiduría, tener este gusto por las cosas de Dios que me haga apartar de las terrenas.

Que sepa, con el don de entendimiento, ver con fe viva la importancia y belleza de la verdad cristiana.

Que, con el don de consejo, ponga los medios más conducentes para santificarme, perseverar y salvarme.

Que el don de fortaleza me haga vencer todos los obstáculos en la confesión de la fe y en el camino de la salvación.

Que sepa, con el don de ciencia, discernir claramente entre el bien y el mal, lo falso de lo verdadero, descubriendo los engaños del demonio, del mundo y del pecado.

Que, con el don de piedad, ame a Dios como Padre, le sirva con fervorosa devoción y sea misericordioso con el prójimo.

Finalmente, que, con el don de temor de Dios, tenga el mayor respeto y veneración por los mandamientos de Dios, cuidando de no ofenderle jamás con el pecado.

Lléname, sobre todo, de tu amor divino; que sea el móvil de toda mi vida espiritual; que, lleno de unción sepa enseñar y hacer entender, al menos con mi ejemplo, la belleza de tu doctrina, la bondad de tus preceptos y la dulzura de tu amor. Amén.

INVOCACION AL ESPIRITU SANTO

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

V. Envía tu Espíritu, Señor.

R. Y renueva la faz de la tierra.

ORACION

¡Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo! concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor.

VENI, CREATOR SPIRITUS

Veni, Creátor Spíritus Ven, ¡oh Espíritu Creador!,  Mentes tuórum visita, visita las almas de los tuyos,  Imple supérna grátia llena de tu gracia divina Quae tu creásti péctora los corazones que tu creaste.

Qui diceris Paráclitus, Tú, que eres llamado Paráclito,  Altíssimi donum Dei don del altísimo Dios, Fons vivus, ignis, cáritas Fuente Viva, fuego, Et spiritalis, únctio. amor y unción del espíritu.

Tu septifórmis múnere, Tú, el de los siete dones, Dígitus patémae déxterae el dedo de la diestra del Padre, Tu rite promíssum Patris, la promesa solemne del Padre, Sermóne ditans gúttura. que dotas de palabra las gargantas.

Accénde lumen sénsibus: Enciende la luz en los espíritus, lnfúnde amórem córdibus: infunde tu amor en los corazones lnfirma nostri córporis confortando con tu auxilio continuo Virtúte firmans pérpeti. la flaqueza de nuestra carne.

Hedem repéllas lóngius, Aleja más y más a nuestro enemigo Pacémque dones prótinus: y danos pronto la paz Ductóre sic te praévio para que así, guiándonos tú, Viémus omne nóxium. evitemos todo mal.

Per te sciámus da Patrem, Haz que por ti conozcamos al Padre, Noscámus atque Filium, y que conozcamos al Hijo,Teque utriúsque Spíritum y que creamos siempre en ti, Credámus omni témpore. ¡Oh Espíritu, que procedes de ambos!

Deo Patri sit gloria, Gloria sea dada a Dios Padre Et Filio, qui a mórtuis y al Hijo, que resucitó. Surréxit, ac Paráclito, y al Paráclito, In saeculórum saécula. por los siglos de los siglos. Amen. Amén.

 
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