Novena Santísima Trinidad
En adoración de la Santísima Trinidad y en súplica a la Santísima Virgen María por su intercesión
A Dios Padre
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Os adoro, oh Padre eterno, con toda la corte celestial, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias en nombre de la santísima Virgen, vuestra Hija muy amada, por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquel poder con que la enaltecisteis en su gloriosa Asunción á los cielos.
***A Dios Hijo
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Os adoro, oh eterno Hijo, con toda la corte celestial por mi Dios, Señor y Redentor, y os rindo gracias infinitas en nombre de la santísima Virgen, vuestra muy amada Madre, por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquella suma sabiduría con que la ilustrasteis en su gloriosa Asunción al cielo.
***A Dios Espíritu Santo
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Os adoro, Espíritu Santo paráclito, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias con toda la corte celestial en nombre de la santísima Virgen, vuestra amantísima Esposa por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquella perfectísima y divina caridad con que inflamasteis su santísimo y purísimo corazón en el acto de su gloriosísima Asunción al cielo; y humildemente os suplico en nombre de vuestra inmaculada Esposa, me otorguéis la gracia de perdonarme todos los gravísimos pecados que he cometido desde el primer instante en que pude pecar; hasta el presente, de los cuales me duelo infinitamente, con propósito de morir antes que volver mas a ofender a vuestra divina Majestad; y por los altísimos méritos y eficacísima protección de vuestra amantísima Esposa os suplico me concedáis á mí y a N. el preciosísimo don de vuestra gracia y divino amor, otorgándome aquellas luces y particulares auxilios con los cuales vuestra eterna Providencia ha predeterminado salvarme, y conducirme a sí.
***Oración en súplica a la Santísima Virgen María por su intercesión
Os reconozco y os venero, oh Virgen santísima, Reina de los cielos, Señora y Patrona del universo, como a Hija del eterno Padre, Madre de su dilectísimo Hijo, y Esposa amantísima del Espíritu Santo; y postrado a los pies de vuestra gran Majestad con la mayor humildad os suplico por aquella divina caridad; de que fuisteis sumamente llena en vuestra Asunción al cielo, que me hagáis la singular gracia y misericordia de ponerme bajo vuestra segurísima y fidelísima protección, y de recibirme en el número de aquellos felicísimos y afortunados siervos que lleváis esculpidos en vuestro virginal pecho. Dignaos, oh Madre y Señora mía clementísima, aceptar mi miserable corazón, mi memoria, mi voluntad, y demás potencias y sentidos míos interiores y exteriores; aceptad mis ojos, mis oídos, mi boca, mis manos y mis pies, regidlos conforme al beneplácito de vuestro Hijo, a fin de que con todos sus movimientos tenga intención de tributaros gloria infinita. Y por aquella sabiduría con que os iluminó vuestro amantísimo Hijo, os ruego y suplico me alcancéis luz y claridad para conocerme bien a mí mismo, mi nada, y particularmente mis pecados, para odiarlos y detestarlos siempre, y alcanzadme además luz para conocer las asechanzas del enemigo infernal y sus combates ocultos y manifiestos. Especialmente, piadosísima Madre mía, os suplico la gracia… (mencione aquí la gracia).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Rosario a la Santísima Trinidad
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Consagración a la Santísima Trinidad Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, presente y operante en la Iglesia y en lo más profundo de mi ser; yo te adoro, te doy gracias y te amo. Por medio de María, mi madre Santísima, me ofrezco, entrego y consagro totalmente a ti para toda la vida y para la eternidad.
A ti, Padre del cielo, me ofrezco, entrego y consagro como hijo.
A ti, Jesús Maestro, me ofrezco, entrego y consagro como hermano y discípulo.
A ti Espíritu Santo, me ofrezco, entrego y consagro como “templo vivo” para ser consagrado y santificado.
María, madre de la Iglesia y madre mía, tu que estás en intimidad con la Trinidad Santísima, enséñame a vivir, por medio de la liturgia y los sacramentos, en comunión cada vez más íntima con las tres divinas personas, para que toda mi vida sea un “Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.”
V. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
R. Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V. Envía, Señor, tu Espíritu.
R. Que renueva la faz de la tierra.
Oración: Oh Dios, que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo concédenos este mismo Espíritu para obrar con prudencia, rectitud y gozar siempre de sus consuelos inefables. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Primer Misterio
Santísima Trinidad armonía y unidad del Universo
Meditación: El amor y el poder de la Santísima Trinidad crea el mundo. El Espíritu Santo, personalmente, es el gozo, la armonía y la alegría de la creación. El Espíritu del Padre hace al hombre a imagen y semejanza del Hijo: lo llena de dignidad, de Gloria y de honor. Desde ese momento, “la gloria de Dios es el hombre vivo”, con plenitud de vida total. Desde ese momento, el hombre “vive, se mueve y existe en Dios” (Hch. 17, 28).
Práctica diaria
Dios ha distribuido la vida en forma diversificada, ha puesto la belleza y esplendor en todo lo creado. Me corresponde a mi conservar el ambiente que nos rodea y la importancia de promover las relaciones interfamiliares, reconocer y felicitar a los demás por sus éxitos y logros.
Padre Nuestro y Avemaría, una vez. Gloria al Padre, siete veces.
Oración: Santísima Trinidad, Dios Trino y uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principio y fin nuestro, Tú nos has hecho conforme a tu imagen y semejanza. Concédenos que todos los pensamientos de nuestra mente, todas las palabras de nuestra lengua, todos los sentimientos de nuestro corazón y todas las acciones de nuestro ser sean conformes a tu divina voluntad.
Así, después de haberte visto aquí en la creación y veladamente por la fe, podamos llegar a contemplarte cara a cara eternamente en el cielo. Amén.
Segundo Misterio
Santísima Trinidad un solo Dios en el amor
Meditación: “Mi Padre encuentra su Gloria en esto: que ustedes produzcan mucho fruto, llegando a ser con esto mis auténticos discípulos. Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí: permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandatos, permanecerán en mi amor, así como yo permanezco en el amor del Padre, guardando sus mandatos (Jn. 15, 8-10).
Práctica diaria
JESUS me ama y me pide que me entregue a El. ¿Cómo saber entregarme? Cumpliendo sus enseñanzas y practicando diariamente alguna de las obras de misericordia.
Padre nuestro y Ave María, una vez. Gloria al Padre, siete veces.
Oración: Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme totalmente de mí para instalarme en ti, inmóvil y tranquilo, como si ya mi alma estuviera en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu misterio. Pacífica mi alma, haz de ella tu cielo, tu morada de amor y el lugar de tu descanso. Que en ella nunca te deje solo, sino que ahí esté con todo mi ser, todo despierto en fe, todo adorante, totalmente entregado a tu acción creadora.
Tercer Misterio
Dios Padre Creador del Universo
Meditación
Así fueron hechos el cielo y la tierra todo lo que hay en ellos. (Gen. 2, 1).
Práctica diaria
Dios es la fuente de donde brota el amor y la vida. “Vengo del Padre y camino a la casa del Padre”. Mi vida debe ser una continua acción de gracias por toda la creación en donde descubro la presencia de Dios y su huella. Debo preocuparme de cuidar las obras de la creación.
Padre nuestro y Avemaría, una vez. Gloria al padre, siete veces.
Oración: Oh Dios Padre, de ti procede la vida, de ti nos viene el amor. Gracias por el don de la creación y por el regalo de la vida. Gracias por esta tierra y por todos los hombres que la habitan. Gracias por tu alianza de amor y por el perdón que nos regalas gratuitamente. Gracias por que en la plenitud de los tiempos nos has dado a tu Hijo, nuestro Salvador. Haz que cada día sepamos agradecerte todos tus dones, unidos en familia de amor. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Cuarto Misterio
Jesucristo rostro de la Santísima Trinidad
Meditación: Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre que está sobre todo nombre, para que, ante el Nombre de Jesús, todos se arrodillen, en los cielos, en la tierra y entre los muertos. Y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para Gloria de Dios Padre. (Fil., 2, 9-11).
Práctica diaria
Dios nos ama. Nos ama a cada uno de nosotros de esa manera única y especial como El ama. Me corresponde a mi manifestar su misericordia, la misericordia de Dios y su perdón, comprendiendo, amando y perdonando.
Padre nuestro y Avemaría, una vez. Gloria al Padre, siete veces.
Oración:!Oh, Dios! Te dedico y consagro todo lo que hay en mí: mis recuerdos y mis acciones a Dios Padre; mi comprensión y mis palabras a Dios Hijo; mi voluntad y pensamientos a Dios Espíritu Santo; mi corazón y mi cuerpo, mi lengua, mis sentidos y todas mis penas a la sagrada humanidad de Jesucristo, el cual voluntariamente se entregó a manos de malvados y sufrió el tormento de la cruz.
Quinto Misterio
Espíritu Santo que revela verdad plena
Meditación: Cuando venga El, el Espíritu de la verdad, los introducirá a la verdad plena. El no vendrá con un mensaje propio sino que les dirá lo que ha escuchado, y les anunciará las cosas futuras. Me glorificará porque recibirá de lo mío para revelárselo a ustedes. Todo lo que tiene el Padre también es mío. Por eso les he dicho que recibirá de lo mío para anunciárselo. (Jn., 16, 13-15).
Práctica diaria
Vivir según El, es vivir de fe, de esperanza y de caridad. El nos llevará a la compenetración con Cristo para lograr una auténtica existencia cristiana. Tratar al Espíritu Santo como se trata a un amigo: con sencillez y confianza.
Padre nuestro y Avemaría, una vez. Gloria al Padre, siete veces.
Oración: Oh Santo Espíritu de Luz y Amor, a TI consagro mi corazón, mi alma y mi voluntad en el tiempo y en la eternidad. Permíteme ser siempre dócil a tus divinas inspiraciones y a las enseñanzas de la santa Iglesia Católica cuya guía infalible eres Tú. Haz que mi corazón se encienda en el amor a Dios y al prójimo. Que mi voluntad esté siempre en armonía con tu divina voluntad. Que mi vida pueda imitar fielmente la vida y las virtudes de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El, en unión del Padre, y contigo, Espíritu divino, honor y Gloria demos siempre. Amén.
LETANIA DE LOS SANTOS PARA EL AÑO JUBILAR
Señor, ten piedad
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Cristo, ten piedad
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Señor, ten piedad
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Dios, Padre Celestial
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ten piedad de nosotros
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Dios Hijo, redentor del mundo
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ten piedad de nosotros
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Dios, Espíritu Santo consolador
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ten piedad de nosotros
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Santísima Trinidad, un solo Dios
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ten piedad de nosotros
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Santa María, primera creyente y discípula de Jesús
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camina con nosotros
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Santos ángeles de Dios
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caminen con nosotros
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Abraham, padre de todos los creyentes
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camina con nosotros
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Moisés, libertador de la esclavitud y guía del pueblo elegido
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camina con nosotros
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Isaías y Jeremías, profetas perseguidos por el anuncio del
amor y la salvación de Dios
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caminen con nosotros
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Todos los Patriarcas y Profetas, San Juan Bautista, precursor de Jesús y mártir de tu misión Profética
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camina con nosotros
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San José, esposo de María, Patrono de la Iglesia
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camina con nosotros
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Santos Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia, mártires de Cristo
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caminen con nosotros
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San Agustín de Hipona, convertido a Cristo y maestro de la fe
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camina con nosotros
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San Francisco de Asís, hermano de todos los hombres, humilde
y pobre, predicador de la paz y la fraternidad
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camina con nosotros
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Santo Tomás de Aquino, buscador de la verdad, teólogo y maestro de la verdad revelada
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camina con nosotros
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San Francisco Javier, evangelizador de continentes, ejemplo de la juventud misionera
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camina con nosotros
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Santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia, a quien nada faltó y solo Dios bastó
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camina con nosotros
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San Juan de Dios, corazón apasionado, servidor de los enfermos mentales
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camina con nosotros
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Santa Rosa de Lima, flor santa de América, intercesora desde la clausura
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camina con nosotros
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San Martín de Porres, hermano y apóstol de la caridad a los pobres
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camina con nosotros
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San Maximiliano Kolbe, prisionero y mártir de la caridad
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camina con nosotros
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Santos Pastores Misioneros
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caminen con nosotros
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Santos cristianos torturados y asesinados por la fe y la libertad
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caminen con nosotros
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Santos cristianos anónimos, madres y padres de familia, trasmisores de la Fe de generación a generación.
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caminen con nosotros
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Jesús, Hijo de María
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Líbranos, Señor
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Muéstrate propicio
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Líbranos, Señor
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De todo mal
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Líbranos, Señor
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De todo pecado
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Líbranos, Señor
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De la muerte eterna
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Líbranos, Señor
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Por tu Encarnación
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Líbranos, Señor
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Por tu Muerte y Resurrección
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Líbranos, Señor
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Por la efusión del Espíritu Santo
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Líbranos, Señor
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A nosotros, que somos pecadores
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te rogamos, óyenos
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Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia
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te rogamos, óyenos
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Para que asistas al Papa y a todos tus consagrados y elegidos en tu servicio santo
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te rogamos, óyenos
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Para que concedas paz y concordia a todos los pueblos de la tierra
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te rogamos, óyenos
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Para que nos unas y renueves a los católicos de la Diócesis de Arecibo
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te rogamos, óyenos
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Para que congregues en la unidad a todas las Iglesias
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te rogamos, óyenos
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Por los misioneros y por la difusión de la Fe en la tierra
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te rogamos, óyenos
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Para que demos testimonio de caridad hacia todos
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te rogamos, óyenos
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Para que resistamos a las insidias del enemigo del alma
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te rogamos, óyenos
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Para que nos libres de toda violencia
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te rogamos, óyenos
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Para que ampares la santidad y unidad de la familia
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te rogamos, óyenos
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Para que sepamos proteger la vida humana
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te rogamos, óyenos
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Para que sepamos usar y respetar tu creación
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te rogamos, óyenos
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Para que bendigas las cosechas para alimento de los hombres
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te rogamos, óyenos
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Jesús, Hijo de Dios vivo
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Cristo óyenos,
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Cristo escúchanos
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Oración: Omnipotente y sempiterno Dios, que te dignaste revelar a tus siervos en la confesión de la verdadera fe, la Gloria de tu eterna Trinidad, y que adorasen la unidad en tu augusta Majestad, te rogamos, Señor que por la firmeza de esa misma fe, nos veamos siempre libres de todas las adversidades y peligros. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Padre nuestro y Avemaría, una vez. Gloria al Padre, tres veces.
ORACION PARA EL AÑO JUBILAR: Bendito sea, Padre, que en tu infinito amor nos has dado a tu Hijo unigénito, hecho carne por obra del Espíritu Santo en el seno purísimo de la Virgen María y nacido en Belén hace dos mil años.
Que por tu gracia, Padre, el Año jubilar sea un tiempo de conversión profunda y de gozoso retorno a ti; que sea un tiempo de reconciliación entre los hombres y de nueva Concordia entre las naciones.
Sostén, Padre, con la fuerza del Espíritu, los esfuerzos para anunciar a Cristo con la propia vida. Que los discípulos de Jesús brillen por su amor hacia los pobres y oprimidos.
Concede, Padre, que los discípulos de tu Hijo, reconocidas las propias culpas, sean una sola cosa para que el mundo crea, y todos los hombres descubran la alegría de ser hijos tuyos.
A la voz suplicante de María, Madre de todos los hombres, se unan las voces orantes de los apóstoles y de los mártires cristianos, de los justos de todos los pueblos y de todos los tiempos, para que el Año Santo sea causa de renovada esperanza y de gozo en el Espíritu.
A ti, Padre omnipotente, por Cristo, el que vive, en el Espíritu que santifica, alabanza, honor y Gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
Ampara a nuestra Diócesis de Arecibo en sus pasos de Renovación Y abre para nosotros los cielos nuevos y la tierra nueva.
Gloria a Ti, Hijo, Salvador y Esperanza de los hombres Gloria a Ti, Espíritu, que nos une y consuela: Honor, alabanza y bendición Ahora y por los siglos de los siglos. AMEN
Trinidad Santa, a ti todo honor y Gloria:
El Dios Uno y Trino – Himno:
Alabado sea mi Dios tres veces Santo Alabado El Dios Uno y Trino Omnipotente Alabado por los siglos infinitos Trinidad Majestuosa Salve, Salve, Salve. Adorado sea por siempre en las alturas Al que vive y reina eternamente Que en familia nos revela su dulzura Como un fuego de amor incandescente. Alabado y que doblen sus rodillas Ya los reyes, príncipes y sacerdotes Al que reina sentado majestuoso Con millares de Ángeles adorándole.
Alabado Oh Dios Tres veces Santo En los templos de todos los mortales
Porque nadie como Tu tres veces Santo Que gobiernas con poder el mundo entero. Alabado que resuenen las trompetas Instrumentos musicales rindan culto Al que vive y es Soberano Dios y trino Por los siglos de los siglos den tributo. Alabado sea El Padre Dios bendito
Alabado sea el Hijo Jesucristo Alabado sea el Espíritu Paráclito Alabado sea el Dios trino por los siglos. Amén.
NOVENA A LA INMACULADA ESPERANZA NUESTRA
Exhortación Pontificia
Os exhortamos a poner de relieve el puesto que ocupa María en el culto litúrgico y más aún a mostrar en Ella «el modelo de virtudes que irradia sobre la comunidad de los elegidos», a presentarla «a la luz del Verbo hecho hombre», como aquella que «cooperando intrínsecamente a la historia de la salvación, reúne y refleja en sí misma, en cierta manera, los rasgos más salientes de nuestra fe».
Esta devoción hará brotar la oración de los fieles para obtener la intercesión de María. Porque nos hace comprender en qué medida la Madre del Verbo es también nuestra madre. Creer en Jesucristo y recibir su gracia, ¿no es estar incorporado a El, no es llegar a ser, según expresión de San Pablo, como una extensión misteriosa de su cuerpo?
En todos los actos relacionados con el nacimiento y crecimiento del Cuerpo místico de Cristo, ha participado María. Como ha escrito San Agustín, Ella es «la Madre de los miembros, tales cuales somos nosotros, de Cristo, habiendo cooperado con su amor al alumbramiento, dentro de la Iglesia, de fieles que son los miembros de la Cabeza». ¿Cómo no va a seguir participando, con su intercesión verdaderamente maternal, a la expansión de la Iglesia a través de lugares y tiempos, a la integración de todos los hombres y de todo lo humano en Cristo, lo cual es la continuación misma de la obra de la salvación comenzada en su corazón y en su seno?
Siguiendo las directrices conciliares, invitad a los fieles cristianos a estimar las prácticas de piedad mariana que la Iglesia ha recomendado a lo largo de los siglos, entre las cuales se destaca el Rosario, dada su aptitud para unir a Cristo y María en una misma oración.
Pablo VI
NOVENA A LA INMACULADA,
ESPERANZA NUESTRA
1. Inmaculada Concepción
2. Santa María, estímulo de la fe
3. Santa María de la esperanza
4. Santa María, madre del Amor
5. Grandeza de María
6. María, lugar de encuentro entre el hombre y Dios
7. María, en el centro de la historia humana
8. María, en nuestra vida
9. Santa María de cada día
Preces comunitarias
Plegarias
PARA TODOS LOS DÍAS
Preces comunitarias (a elección)
FORMULA 1
1. María, modelo de fe, Tú que creíste en la palabra del Ángel, y Dios obró maravillas en Ti, aumenta en nosotros la fe, sin la cual no podemos agradar a Dios, ni salvarnos.
Ruega por nosotros.
2. María, modelo de esperanza, Tú que esperabas la venida del Redentor, y el cumplimiento de todas las promesas mesiánicas, aumenta en nosotros la esperanza.
3. María, modelo de caridad, Tú que amabas a Dios como ninguna otra criatura le ha amado, y nos amas con amor maternal, aumenta en nosotros la caridad de que tanto necesitamos.
4. María, modelo de pureza, que Dios, al hacerte Madre suya, quiso conservar íntegra tu virginidad, consérvanos siempre limpios de alma y cuerpo.
5. María, modelo de perseverancia, Tú que no volviste nunca atrás en el camino de la virtud, alcánzanos la perseverancia en la gracia de Dios, para que no perdamos nunca la amistad con Jesús.
FORMULA 2ª
Señora Santa María
- Para que seamos verdaderos hermanos de Jesús, Tú que fuiste Madre de la divina Gracia.
Ruega a Jesús por nosotros.
Para que nos veamos libres del pecado, Tú que fuiste siempre virgen.
- Para que seamos verdaderos apóstoles de Cristo, Tú, Reina de los Apóstoles.
- Para que nuestros padres y superiores gocen de buena salud, Tú, que eres salud de los enfermos.
- Para que aumente en nosotros el amor a Dios y al prójimo, Tú, la Hija predilecta del Padre.
PLEGARIAS (a elección)
ORACION DE LA ESPERANZA
Yo te espero, Señor, por qué te espero tanto?
No me importa que tardes; no necesito, Señor, que vengas pronto.
Yo esperaré, te seguiré esperando.
Siempre en la noche latirán tus pasos, cada hora más cerca de mi corazón.
Yo sé que vienes, pero encuentras algunos cansados ya de esperar y llamas a su puerta, te entretienes.
No tengas prisa por mí, casi mejor que tardes.
Me consuela, en la espera, saber que hay muchas almas que reciben ahora tu visita.
No te apures por mí, yo seguiré en la noche, sin miedo a los ladridos, sin temor a la escarcha, esperando que llegues.
Llegarás, estás ya cerca, te oye mi corazón.
Estás ya de camino y mi luz sigue encendida.
ORACION DEL AMOR
Jesucristo, Maestro y Amigo: Con tu vida me enseñaste el amor.
Tu mandato es mandato de amor. Y en la tarde de la vida me examinarás del amor. Yo siento un deseo imperioso de amor universal.
Haz, Señor: Que jamás traicione yo el amor. Que pase por el mundo sembrando el bien. Que todos encuentren en mí un discípulo del amor, fiel a tu mandamiento supremo. Amén.
MADRE DE MI JUVENTUD
Dame un corazón recio para conservar la pureza. Dame energía viril para luchar por la justicia, para vivir en la verdad y no traicionar el Amor.
Pido a Jesús con fe: Dame tus ojos limpios para ver la farsa de la vida. Dame tu corazón grande para amar de verdad a Dios en mis hermanos. Dame tu temple de mártir para morir en la cumbre, en la cruz contigo.
A NUESTRA SEÑORA DE ADVIENTO
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo. No se aguarda cruzado de brazos al Señor. La acción y la oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado.
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
A NUESTRA SEÑORA DE LA SENCILLEZ
Señora, que no tengamos miedo a fracasar; y que nuestras equivocaciones no nos asusten; que obremos siempre con sinceridad y humildad; que no nos creamos mejores que los mayores y que reconozcamos nuestros yerros; que seamos arriesgados y al mismo tiempo apoyemos nuestras manos en la de nuestros mayores; que encontremos a Cristo, camino, verdad y vida, y nos arrojemos en sus brazos sin miedo. Que nuestra juventud se desborde enriqueciendo la Iglesia de nuestros padres.
PARA CADA DÍA
1. Inmaculada Concepción
En verdad que eres hermosa amada mía. Cant. 4, 1.
Todos entramos en este mundo marcado con el estigma del pecado de Adán, desviados de nuestro fin verdadero.
Para hablar a Dios es menester una conversión. Sedientos de Dios por naturaleza y por vocación sobrenatural, somos solidarios de una raza pecadora. Antes de que el nuevo Adán reine en nuestras almas, ya somos herederos del antiguo Adán pecador.
Por eso la Inmaculada nos invita a seguir en pos de ella hacia el encuentro del Salvador. Como a rebeldes que somos, nos enseña fidelidad y docilidad a las llamadas de la Gracia. Egoístas como somos, replegados sobre nosotros mismos, la Virgen nos dice que el sacrificio es la condición de toda genuina grandeza.
Ella tiene lecciones de humildad y de reconocimiento y gratitud a Dios, para nuestra tentación de orgullo.
Reducidos a la impotencia, en la amenaza continua de otra recaída, María nos recuerda el poder de la oración.
Efectivamente, la Concepción Inmaculada de la Virgen María no es solamente un privilegio negativo. Es, sobre todo, una realidad positiva, una plenitud de Gracia, una orientación del alma, desde sus cimientos mismos, que hace de la Virgen María un impulso celestial y como un clamor que sube hasta Dios. El mismo la ha traído a la existencia, como un eco siempre fidelísimo a la voz que la ha suscitado, como un espejo que devuelve el rayo de luz. Pero este ímpetu, esta claridad y esta correspondencia, son también resultado de una voluntad libre que, prevenida por la Gracia de Dios, jamás hace el menor gesto, jamás dice la menor palabra que pudiera traicionar la intención divina.
Habla Dios. Su criatura responde: «He aquí la esclava del Señor».
REFLEXION
La pureza consiste en alimentar el espíritu en la verdad, y no en la vanidad y mentira;
en pensar rectamente, en hablar con verdad, en hacer-obrar justamente.
Pureza de corazones, por consiguiente, pensar, hablar, obrar limpiamente,
sin doblez, rectamente según la norma de la ley eterna.
Pureza es verdad, sinceridad, honestidad, santidad.
F. M. López-Melús
CANTO DE MEDITACION
Madre de la esperanza, del amor más hermoso, rogad por nosotros.
Desde la aurora de los tiempos, Dios me creó, y permaneceré por los siglos.
Yo soy como una viña deliciosa llena de flores. Venid y saciaos de mis frutos.
A Jesús que nació de la Virgen, Gloria y honor, bendecid por los siglos a María.
2. Santa María, estímulo de la fe
Bienaventurada tú porque has creído. LC 1,45
Los hombres de nuestro tiempo oscilan entre las esperanzas más arduas de bienestar terreno y la aprensión de los males, hacia los cuales les parece que camina la sociedad moderna. En el interior mismo de la Iglesia, la fe de muchos se encuentra hoy turbada. Nadie duda que la contemplación amorosa del misterio de María haga fortificar la fe en Cristo, que ellos tienen que vivir en un mundo y una cultura en vías de secularización. La intercesión de la Virgen adquiere aquí un significado muy particular. ¿No es sobre todo por razón de su fe por lo que Ella es el tipo y el modelo de la Iglesia?
«Bienaventurada la que ha creído». En medio de las pruebas que Ella ha atravesado, María ha permanecido siempre indefectible en su fe. Antes de llegar a la plena claridad, Ella se adhirió plenamente a toda la realidad del misterio de la Salvación y de la Persona misma del Salvador. En ella, verdaderamente, todo el género humano ha acogido a Cristo su Salvador y se ha asociado a su obra de salvación. Y Ella no cesa de ayudar a cada uno de nosotros a repetir en sí mismo y por sí mismo este gesto de fe y de consentimiento.
Pidamos, pues, a la Virgen que obtenga para los cristianos de hoy una Fe pura, fuerte, inviolable, paciente y fiel en la oscuridad y la prueba, esa Fe de la cual dijo San Juan que es nuestra «victoria sobre el mundo»; una fe que esté arraigada como la suya, inseparablemente del consentimiento, de la obediencia y del amor, que se adhiere a la verdad manifestada en su Hijo Jesús y traída intacta hasta nosotros por la tradición viviente de la Iglesia.
Pablo VI, 1 de mayo de 1971.
REFLEXION
«Bienaventurada tú porque has creído».
Es la mejor síntesis y la más perfecta instantánea del alma de la Virgen.
«Porque has creído».
La fe hizo fuerte a María:
- En el trance de la Anunciación.
- En la soledad de Nazaret.
- En la tragedia de la Pasión.
Si tu vida cristiana es débil y fácil al derrumbamiento es porque tu fe no ha llegado a interesar el corazón.
La fe de María es una fe caliente.
Las raíces de su fe se arraigan, inconmovibles, en el corazón de una madre que ama apasionadamente.
A tu fe en Cristo le falta enraizar en un corazón apasionado por Cristo.
CANTO DE MEDITACION
Siempre confío en mi Dios, siempre confío en mi Dios,
El me conduce, no temo. Me acompaña al caminar.
1. Aunque sin luz camine yo en la noche
Aunque el temor me impida avanzar.
2. Aunque perdido yo vaya por las calles,
sin encontrar amor y amistad.
3. Aunque yo inquieto me mueva todo el día,
sin encontrar la paz del corazón.
4. Aunque las fuerzas me falten en la vida,
y la ilusión se apague frente a mí.
5. Aunque el camino se oculte en las tinieblas.
Aunque no vea tu sombra al avanzar.
3. Santa María de la esperanza
Vida, dulzura y esperanza nuestra. Salve
De la Fe germina la Esperanza.
Esperanza, la virtud más olvidada de los cristianos, pero la más necesaria para ir por la vida, en ruta.
La esperanza del cristiano no es ni presunción ilusa del hombre que se cree confirmado en gracia, ni tampoco la angustia desesperada del que no confía en Dios.
La auténtica Esperanza es una mezcla de seguridad y temor. Seguridad en Dios que nos ama infinitamente. Temor de nosotros mismos que somos barro.
Esperanza, virtud de los hijos de Dios, que llaman al Omnipotente, Padre. Y si Dios cuida de los lirios y de los gorriones ¡cuánto más cuidará de nosotros!
Esperanza, virtud de caminantes. Ella mantiene en pie el corazón de los cristianos. Se sigue andando mientras hay esperanza, y cuando a un hombre le domina el cansancio, es porque se le acabó la Esperanza.
«Nos gozamos basados en la Esperanza de la que nadie queda confundido».
La Virgen fue alma de gran Esperanza. Conoció el Amor profundo de Dios que nos dio a su Hijo. Que Ella nos haga hombres de Esperanza, caminando sin fatiga, la mirada en el horizonte, donde nos espera el «Dios de la Esperanza».
La Virgen sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de El esperan con confianza la salvación.
Ella es la estrella de la esperanza que precede con su luz al pueblo de Dios peregrinante. Signo de esperanza segura y de consuelo en nuestras angustias y perplejidades de cada día.
¡Santa María, estrella de la Esperanza, ruega por nosotros!
REFLEXION
En las bodas de Caná, María se mostró nuestra esperanza, la omnipotencia suplicante, la intercesora, la mediadora, etc.
«Todavía no ha llegado mi hora», dijo Jesús.
Y la Virgen adelantó el reloj de Dios en favor del hombre.
Y el milagro se realizó, puntualmente, dentro del horario previsto por la Madre.
Las madres son las únicas personas que pueden disponer, siempre, de las horas de los hijos. Porque disponen de la cuerda del reloj, que es el corazón del hijo (Recuérdese la historia de Coroliano).
¿Entiendes por qué llamamos a la Virgen «Omnipotencia suplicante?». Porque es, moralmente, imposible que el Hijo se niegue a las súplicas de su Madre.
Porque la hora de la Madre es:
Siempre. Siempre cabe esperar en Ella.
CANTO DE MEDITACION
¡Sígueme! ¡Sígueme! ¡Sígueme, sígueme, sígueme a Mí! ¡Sígueme, sígueme, sígueme!
1. Suena en mis oídos: «Yo soy el CAMINO».
La senda es difícil, débiles mis pies.
Pisaré tus pasos. Seguiré tu sombra.
2. Suena en mis oídos: «Yo soy la verdad».
En la incertidumbre, en mi oscuridad,
brillará un rayo, una luz muy clara.
3. Suena en mis oídos: «Yo seré la Vida».
En mi abandono, en mi soledad,
buscaré tu gracia, sentiré tu fuerza.
Disco = «Cantar es amar», G. Aulestia.
4. Santa María, madre del Amor
Yo soy la madre del amor, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Eclo 24, 24.
El amor es la razón de ser del hombre, ley suprema del universo. Dios es Amor.
El Amor es el núcleo del Evangelio, mandamiento nuevo de Jesús. En esto conocerán que somos sus discípulos.
Jesús nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor. El amor hace grandes a las almas y el egoísmo las empequeñece.
Un hombre sin amor es como un río sin agua, tendrá reseco el corazón y su vida pasará inútil, infecunda.
El hombre no puede encontrar su propia plenitud, si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás.
Toda la vida, cuando es auténtica, está orientada hacia el Amor.
El amor es abertura a los demás, entrega, « el corazón al viento».
El egoísmo es el amor invertido. Repliega y aísla.
Hemos nacido para el Amor y el Amor que no se da, se pudre dentro. Como el agua estancada, se corrompe. Como el pan que si no se come, se endurece.
El amor, cuando se da, se multiplica como el fuego que es más grande cuanto más enciende.
Amigo, si no amas no eres cristiana y, además, serás un desgraciado en la vida. Porque la raíz de la felicidad está en darse.
Una gracia muy especial para alcanzar hoy de María. Madre: enséñame a amar de verdad, sin egoísmo. Ella fue la mujer que amó hasta la cruz.
Tiene tan grande el corazón que puede ser Madre de toda la humanidad. Madre, Virgen de la ternura, haznos como Tú grandes para el amor.
¡Santa María, Madre del Amor, ruega por nosotros!
REFLEXION
- En los caminos del amor nadie es tan pobre que no tenga algo que dar. Nadie es tan rico que no tenga algo que recibir.
¿Has pensado en tus posibilidades para dar?
- «Cuando se está animado por la caridad de Cristo, uno se siente, entonces, unido a los otros y se sienten como propias las necesidades, los sufrimientos y las alegrías de los demás. Y, en consecuencia, la conducta de cada uno... no puede menos de resultar más desinteresada, más vigorosa, más humana, porque la caridad es magnánima, es servicial, no busca su interés...» (Juan XXlll)
- No ames porque tú necesitas del otro. Ama porque el otro necesita de ti. No busques tu dicha. Busca su felicidad.
CANTO DE MEDITACION
¡Hay cosas bonitas en nuestra vida! Una amistad fiel, una eterna juventud -años que pasan y corazón ardiente sin psicosis temporal-, un amor limpio que vence y supera las dificultades. Todo esto y mucho más a veces tan desfigurado, necesita un aireo, manifestar a los demás que existen realidades estupendas que nos hacen mirar y ver más claramente la vida. Exaltar y cantar lo que es bueno; lo que tiene de estimable la vida, para que valientemente la vivamos.