novenas - NOVENAS GRUPO 21
 

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CONCLUSIONES

Novena a Nuestra Señora de la Concha

ACTO DE CONTRICIÓN
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
ORACIÓN PARA EL DIA..........
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo y espero y a quien amo sobre todas las cosas; a mí me pesa de todo corazón haber faltado a vuestros divinos mandamientos. Perdonad mis miserias y flaquezas; olvidad mis ingratitudes; avivad mi fe; reanimad mi esperanza; encended en mi corazón vuestro divino amor y dadme vuestra gracias para cumplir el propósito que hago de nunca mas pecar, apartándome de todo aquello que pueda ser ocasión de ofender a vuestra bondad soberana.

Así os lo pido en el nombre de vuestra Santísima Madre y Madre mía muy amada, y confió por su intercesión y vuestra infinita misericordia, me perdonareis y daréis gracia para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida, amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen Santa de la Concha; amantísima Señora que quisisteis sentar vuestros reales en esta Ciudad para ser nuestro escudo y defensa en todas nuestras necesidades y tribulaciones.
Os pedimos como a benignísima Madre, que así como en el siglo once librasteis a nuestros padres del yugo mahometano y en diferentes ocasiones de la guerra, de la peste y del hambre, al presente nos libréis de los enemigos de Cristo y de su Santa Iglesia; de los que quisieran arrojar a Dios de la familia, de la escuela, de los tribunales y de la sociedad. Libradnos de la guerra de odio y exterminio entre las clases sociales; de la peste del libertinaje, que como ola de cieno nos invade. Alcanzadnos de vuestro Divino Hijo miremos con horror toda lectura que nos aparte de lo que Vos amáis, o ridiculice lo que siempre debemos respetar y defender, para que alimentados con sana y saludable doctrina, renazca en nuestra Patria la fe de nuestros mayores y se apresure el reinado social de vuestro Santísimo Hijo, a quien con Vos deseamos ver reinar en la tierra, como reináis en el Cielo. Amén.
ORACIÓN DEL DIA PRIMERO
Reina de los Ángeles, mi dulcísima Madre; en unión de los Coros Angélicos os alabamos y reconocemos como Soberana Emperatriz de cielos y tierra. Bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concha nuestros mayores os eligieron por su Excelsa Patrona, poniéndose bajo vuestro amparo y poderosa protección.

También nosotros os reconocemos por nuestra especial abogada. Rogad por Zamora y su comarca; librad a sus hijos... (si la Novena se hiciese por peste, hambre o sequía, dígase entonces;)... librad a sus hijos de la peste... (o de lo que sea) que asola nuestra Provincia y de todo peligro de alma y cuerpo; favor que os pedimos por mediación de los Ángeles Custodios y que esperamos alcanzar del Señor por vuestra intersección poderosa. Amén.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísima Abogada nuestra, Aurora Hermosa que precedisteis al Sol de justicia; Nacarada Concha en quien el Eterno depositó la riquísima perla, por la que fuimos rescatados del poder del dominio y del yugo del pecado. A Vos acudimos en nuestras necesidades con la filial confianza que nos inspira Vuestra misericordia, tantas veces experimentadas por nuestros padres. No desoigáis nuestras suplicas; concedednos lo que os pedimos, si es conforme a la voluntad de Vuestro Santísimo Hijo y para su mayor gloria; haced, Señora, que los que os honramos en la tierra, merezcamos veros y gozar de vuestra mable compañía en el cielo. Amén. (Pídase el favor que se desea alcanzar en esta Novena por intercesión de esta Señora.)
Para mas obligarla, recemos tres Ave Marías, en honor de su pureza inmaculada:

1ª Dios te salve, María, Virgen Purísima antes del parto, llena eres de...etc.

Jaculatoria: que no cese mi boca noche y día de ensalzar el dulce nombre de María.

(La jaculatoria se cantara por el pueblo después de iniciada en el coro).
2ª Dios te salve, María, Virgen Purísima en el parto, llena eres de gracia...etc.
Jaculatoria: que no cese mi boca... etc.
3ª Dios te salve, María, Virgen Purísima después del parto y siempre Virgen, llena eres de gracia... etc.
Jaculatoria: que no cese mi boca... etc.
Gloria a Marta, Hija de Dios Padre, Gloria a María Madre de Dios hijo, Gloria a María, Esposa del Espíritu Santo, Templo y Sagrario de la Beatísima Trinidad, Gloria a María sea dada en el cielo y en la tierra y ahora y siempre por lo siglos infinitos. Amén.

-(Salve cantada o rezada).
Sea para siempre bendito y alabado... etc.
Ave María Purísima.
Sin pecado concebida.
ORACIÓN PARA EL DIA SEGUNDO
Reina de los Patriarcas, mi dulcísima Madre, en unión de ellos os alabamos y os reconocemos como a Soberana Emperatriz de cielos y tierra. Bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concha nuestros mayores os eligieron Patrona, poniéndose bajo vuestro amparo y poderosa protección. También nosotros os reconocemos por nuestra especial Abogada. Rogad por Zamora y su comarca, librad a sus hijos de (la peste, hambre, etc...) y de todo peligro de alma y cuerpo; favor que os pedimos en el nombre de tan Santos Patriarcas y que esperamos alcanzar del Señor por vuestra intersección poderosa. Amén.

ORACIÓN PARA EL DIA TERCERO
Reina de los Profetas, mi dulcísima ... etc. como el día anterior.
ORACIÓN PARA EL DIA CUARTO
Reina de los Apóstoles, mi dulcísima Madre; en unión del Colegio Apostólico y muy especialmente de nuestro ínclito Patrono Santiago, os alabamos y reconocemos como a Soberana Emperatriz de cielos y tierra; bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concha, nuestros mayores os eligieron por su Excelsa Patrona, poniéndose bajo vuestro amparo y poderosa protección. También nosotros os reconocemos por nuestra especial Abogada. Rogad por Zamora y su comarca librad a sus hijos de... y de todo peligro de alma y cuerpo; favor que os pedimos por intersección de tan glorioso Apóstol y del invicto San Frontis y que esperamos alcanzar del Señor por vuestra intersección poderosa.

ORACIÓN PARA EL DIA QUINTO
Reina de los Mártires, mi dulcísima Madre; en unión de los esforzados e invictos Mártires y héroes cristianos, que con su sangre generosa regaron nuestros campos, dando claro testimonio de su acendrada fe, os alabamos y reconocemos como a Soberana Emperatriz de cielos y tierra. Bajo la advocación de Nuestra Señora de La Concha nuestros mayores os eligieron por su Excelsa Patrona, poniéndose bajo vuestro amparo y protección. También nosotros os reconocemos por nuestra especial Abogada. Rogad por Zamora y su comarca libre a sus hijos de... y de todo peligro de alma y cuerpo; favor que os pedimos en el nombre de tan heroicos atletas y que esperamos alcanzar del Señor por vuestra intercesión poderosa. Amén.

ORACIÓN PARA EL DIA SEXTO
Reina de los Confesores, mi dulcísima Madre; en unión de nuestros preclaros Patronos San Atilano y San Ildefonso, y del glorioso San Martín Cid, os alabamos y reconocemos como a Soberana Emperatriz de cielos y tierra... (Sigue como el día anterior, cambiando solamente: Favor que pedimos en el nombre de tan ilustres Confesores).

ORACIÓN PARA EL DIA SÉPTIMO
Reina de las Vírgenes, mi dulcísima Madre; en unión de la bienaventurada Santa Benigna y de tantas gloriosas Esposas del Cordero Inmaculado, que con sus virtudes han perfumado este suelo, os alabamos y reconocemos como a Soberana Emperatriz de cielos y tierra... (Sigue como las anteriores, cambiando solamente: Favor que pedimos en nombre de tan Santas Vírgenes).

ORACIÓN PARA EL DIA OCTAVO
Reina de todos los Santos, mi dulcisima Madre; en unión de la Corte Celestial y en particular de los ínclitos hijos, honra de Castilla, Santo Domingo de Guzmán, tu hijo predilecto; San Fernando, espejo de Reyes; la angelical Doctora Santa Teresa de Jesús; el místico Juan de la Cruz; el taumaturgo San Juan de Sahagun y de mas esclarecidas lumbreras de nuestra España, os alabamos y reconocemos como a Soberana Emperatriz de cielos y tierra; bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concha, nuestros mayores os eligieron por su Excelsa Patrona, poniéndose bajo vuestro amparo y poderosa protección. También nosotros os reconocemos por nuestra especial Abogada. Rogad por Zamora y su comarca librad a sus hijos de... y de todo peligro de alma y cuerpo; favor que os pedimos en unión de esa pléyade de Santos, orgullo de nuestro suelo, y que esperamos alcanzar del Señor por vuestra intercesión poderosa. Amén.


ORACIÓN PARA EL DIA NOVENO
Reina Soberana, concebida sin pecado original; Azucena de exquisita fragancia; Rosa hermosísima sin las espinas del pecado; Perla y gala del genero humano y honra del poder divino. Recordad, amorosa Madre, que esta provincia fue la primera que juro defender vuestra Inmaculada Concepción, y del amor de ese glorioso Misterio tomo él titulo con que de antiguo te veneramos. No permitáis que el espíritu del error eche raíces en este suelo fecundado con la sangre de tantos Mártires y embalsamado con las olorosas virtudes de tantas Vírgenes. Haced, Virgen Divina, que sea Zamora la perla de vuestro amor; que cada día os ame, os venere y alabe mas y más bajo el hermoso titulo de la Concha, y a la sombra de vuestra protección recorramos felizmente el camino de la vida, hasta el día que contemplemos vuestra hermosura en el cielo. Amén




NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA


PRIMER DIA:
ATIENDE NUESTRO PEDIDO MADRE Y SEÑORA Y PROTEGENOS EN ESTE TRANCE PARA QUE PODAMOS TENER EN NUESTROS BRAZOS MATERNALES AL HIJO QUE ANSIOSAMENTE AGUARDAMOS

SEGUNDO DIA:
NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA, GUIA NUESTRA VIDA, PROTEGENOS BAJO TU MANTO Y AUXILIANOS EN ESTE DESEO FERVIENTE DE SER PADRES


TERCER DIA: VIRGEN MARIA, TU QUE FUISTE VISITADA POR EL ARCANGEL GABRIEL PARA RECIBIR LA GRAN NOTICIA DE SER LA ELEGIDA PARA SER LA MADRE DEL SALVADOR, ATIENDE NUESTRA SUPLICA, EN TI DEPOSITAMOS NUESTRA ESPERANZA

CUARTO DIA:
NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA GUIA NUESTRO EMBARAZO Y ACOMPAÑANOS COMO LO HICISTE CON TU PRIMA SANTA ISABEL, CUANDO YA MAYOR QUEDO EMBARAZADA DE JUAN EL BAUTISTA

QUINTO DIA:
VIRGEN MARIA TE PEDIMOS HOY POR LAS FUTURAS MADRES QUE AFRONTAN SOLAS EL EMBARAZO PARA QUE SIENTAN ALIVIO AL RECURRIR A TU AYUDA

SEXTO DIA:
NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA ILUMINA CON MATERNAL CUIDADO ESTOS NUEVE MESES DE GRACIA EN LOS QUE LA VIRTUD CREADORA DE DIOS OBRA EL MAYOR DE LOS MILAGROS

SEPTIMO DIA:
VIRGEN MARIA AYUDANOS COMO CRISTIANOS A DAR TESTIMONIO DE TU AMORDEFENDIENDO TÚ VIDA Y SIGUIENDO LAS ENSEÑANZAS DE TU HIJO EL SALVADOR

OCTAVO DIA:
NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA TE PEDIMOS HOY POR AQUELLAS MADRES EMBARAZADAS QUE VIVEN HORAS DE ANGUSTIA POR MOTIVOS ECONOMICOS O FAMILIARES PARA QUE PUEAN DEDICARSE CON TOTAL EMPEÑO AL NIÑO QUE GUARDAN EN SU SENO

NOVENO DIA:

VIRGEN MARIA, MADRE DEL SALVADOR, TE SUPLICAMOS HOY QUE ATIENDAS EL LLAMADO DE TANTAS PAREJAS QUE DESEAN VER CORONADO SU AMOR POR LA LLEGADA DE UN HIJO, Y POR TODAS LAS EMBARAZADAS QUE SE ENCOMIENDAN A TI BUSCANDO TU MATERNAL CUIDADO. Y POR AQUELLAS FUTURAS MADRES QUE ESPERAN UN HIJO EN ADOPCION, GUIALAS PARA QUE ENCUENTREN EL CAMINO HACIA AQUEL DEBER QUE TIENEN PREDESTINADOS EN LA VIDA PARA CUMPLIR EL MILAGRO DEL AMOR


PADRE NUESTRO-AVE MARIA-GLORIA


NOS DESPEDIMOS REZANDO LA ORACION A NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA:

OH, VIRGEN DE LA DULCE ESPERA QUE EN LA PERSONA DE TU DIVINO HIJO, EL NIÑO JESUS, HAS SIDO LA CAUSA DE NUESTRA ESPERANZA TRAYENDO EN TU SENO EL MENSAJE DE SALVACION PARA TODOS LOS HOMBRES. HAZ TAMBIEN QUE EN NUESTRA DULCE ESPERA PREPAREMOS LA LLEGADA DEL FRUTO DE NUESTRO AMOR CRISTIANO, CON TU PROTECCION Y AYUDA, AGRADECIENDO A DIOS, AUTOR DE LA VIDA, EL COLABORAR CON EL AL AUMENTO DE LA GRAN FAMILIA HUMANA Y QUE CON EL BAUTISMO INMEDIATO LO CONVIRTAMOS EN HIJO DE DIOS. AMEN


SEÑOR DIOS DEL AMOR Y DE LA VIDA, TE PEDIMOS POR QUIENES TENEMOS LA ESPERANZA PUESTA EN TI, PARA QUE NOS CONCEDAS LA GRACIA DE UN HIJO. TU QUE NOS REGALASTE LA PRESENCIA ETERNA DE NUESTRO SALVADOR, ESCUCHA NUESTRAS SUPLICAS Y CONCEDENOS LO QUE TE PEDIMOS POR INTERCESION DE MARIA EN LA DULCE ESPERA DE JESUS, TE IMPLORAMOS QUE NOS CONCEDAS LA GRACIA DEL HIJO QUE TANTO DESEAMOS Y ESPERAMOS. AMEN

_________________
Dios nos hará el milagro!

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA MACARENA


La devoción a la Virgen de la Esperanza Macarena (o la Macarena simplemente) traspasa los límites de Sevilla, llegando a ser Universal. Su fiesta patronal se celebra el 18 de diciembre.


Es un referente de la Semana Santa sevillana y se le llega a conocer como la "señora de Sevilla". En su recorrido la gente le grita su devoción y unos de los gritos más pronunciados son "¡macarena, guapa, guapa y guapa!". Tiene la hermandad de Sevilla con más nazarenos en sus calles. Fue coronada canónicamente en 1964 y recibió la Medalla de Oro de la ciudad en 1971...

La Novena comienza el 9 de de Diciembre.

Oración de Inicio para todos los días

¡Oh excelsa Madre de Dios y Esperanza de los mortales!

Sabedor de que habéis recibido la misión divina de guardar, guiar, alegrar y consolar a las almas, a Vos acudo con inquebrantable fe e ilimitada confianza.

Vuestro título de Madre de la Esperanza me alienta sobremanera; vuestro nombre ya es prenda de buena acogida; vuestra misión es seguridad de otorgamiento.

Seguro de que vuestros brazos se abren en todo momento con solicitud maternal, en ellos me arrojo. De Vos todo lo espero.

Aun cuando todo el mundo me abandone, aun cuando la ciencia me desahucie, aun cuando el Cielo oculte sus celajes, aun cuando Dios no oyera ya mis ruegos, aun cuando las tinieblas envolvieran mi alma, aun cuando todo el camino se me cerrara, y sin luz, sin calor, sin fuerza, sin aliento, sin sostén alguno ni humano ni divino, estuviera por hundirme en el abismo de la desesperación, a vuestro amparo me acojo. Vos no me abandonaréis, oh Madre mía; Vos fuisteis, sois y seréis, después de Jesús, toda mi esperanza. En Vos confié y en Vos confío contra toda esperanza y seguro estoy que no quedaré confundido. ¡Oh Madre buena y poderosa, oh Madre de la Esperanza! mirad mi aflicción y necesidad, dadme consuelo, escuchad mi plegaria.

Por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.

Oración Final de todos los días

Escúchame otra vez, mi buena Madre: ¡Sabe Dios cuántas veces he de volver aún antes que parta! Soy, con tu beneplácito, un tenaz pedigüeño incorregible, un mendicante amado, que ni en el cielo te dará descanso.

Sólo, no puedo nada; me falta fortaleza, serenidad, paciencia; pero si estoy contigo, siento como que todo el cielo está conmigo.

¿Quién contra mí?: ¿demonio, mundo, carne?; ¿enfermedad, cansancio?; ¿tentación, aridez, la muerte misma? ¿Quién contra mí, si me siento apretado en el nudo materno de tu abrazo?
Esta vez, como siempre, con que Tú lo quisieras, al momento sería consolado; quiérelo, quiérelo Tú para que Dios lo quiera (Hágase aquí la petición con infinita confianza).
Ya regreso tranquilo, porque todo ha quedado en tus manos. Hasta muy pronto Madre, dentro de poco tornaré gozoso para mi acción de gracias. ¡Hasta muy pronto y hasta siempre, Virgen de la Esperanza!


INVOCACION

Tu ruego todo lo alcanza, María de gracia llena; Sé siempre nuestra esperanza, Virgen de la Macarena.

Día 1º Esperanza de los que en Tí creen

Oración de inicio

Ella, Nuestra Señora de la Esperanza, es aquella de quien se ha dicho que es poderosa como ejército en orden de batalla.

Cuando Ella interviene, todo el poder del infierno se bate en retirada; Ella es la poderosa, pero es también aquella cuyo poder está siempre atareado en el amor; por eso, la elegimos misionera, entre nuestro corazón y Dios.

Ella es la Intercesora, por derecho legítimo. Sus poderosas credenciales las conquistó en el momento mismo de la Anunciación, y las fue acrecentando cada día, con su propio dolor.
Sobre la humanidad que cae y se levanta en un continuo recaer, hay dos manos tendidas, indefensas y humildes, pararrayos levísimos que detienen a Dios. Dos manos sin más arma que el plegarse sumisas en el gesto pujante de la oración; la gran palanca, definida como la omnipotencia del hombre, y la debilidad de Dios.

¿Cómo es posible que la Trinidad Santa le niegue nunca audiencia, si es la que dijo el "fiat" que tenía suspenso a todo el limbo; la que prestó su cuerpo para el milagro trascendental y augusto de la Encarnación; si es la Corredentora, la colaboradora imprescindible de Dios?
Puede el Cristo volcar sobre la tierra todo el poder de su justicia, o toda la dulcedumbre de su amor, pero pasar sobre su Madre, pero dejarse crucificar de nuevo en la que le dio la sangre necesaria para la Redención, eso no lo hace Dios. También, el Purgatorio, esa cárcel de la misericordia, conoce la esperanza en su poder. ¡Baja a ella tan a menudo, es en ella tan familiar!
Pero el gran combate del amor lo libra la Señora de la Esperanza, cuando ve que se alza, justamente indignada, la diestra omnipotente de Dios. Entonces entra en batalla la Madre, toda la Madre; es decir la plenitud del amor, hasta que cede, desarmada y vencida por esta omnipotencia suplicante, la indignación de Dios. Ya en el milagro de Caná, confundida entre las mujeres judías, era la poderosa que adelantaba la hora, con su violencia al Divino Corazón.

¡Madre de mi Esperanza! tú sabes sin que yo te lo diga por qué comienzo hoy esta novena. Tú sabes el proceso de incertidumbres y de angustias que la precedió; tú puedes ayudarme, tú quieres ayudarme, pero desde ya te suplico: si la gracia que pido ¡y tú sabes como la deseo! no ha de llevar al cielo un poco más de gloria, y a mi alma y las almas un poco más de bien, entonces calla, porque ciego, yo no sé lo que pido.

Hágase en mí, cada segundo, la voluntad de Dios.

Récese una Salve y la Oración final

Día 2º Esperanza de los que en Tí esperan

Oración de inicio

Nada, absolutamente nada en nuestra vida sucede por azar. Desde el alba al ocaso, todas las horas del día llevan la marca de la providencia amorosa de Dios. Aun cuando las circunstancias parecen ahogarnos traídas y llevadas por el remolino de una fuerza contradictoria y fatal, la mano de Dios invisible y certera, empuña el timón.

Para quien ama mucho, el frío, el calor, el fracaso, las caídas, los males aparentes, todo se cambia en amor. Cada aguijón es un acto de esperanza; cada prueba es una ocasión para tomar la revancha de sí mismo, por el amor.

Pero hay cuestas arriba en que aun las almas fortalecidas por el combate espiritual ya no pueden más, y sin embargo, ¡es necesario poder!

Cuando los picos de ese alpinismo interior se hagan difíciles de escalar, ¡ah!, "podremos", Señora, si vamos siempre juntos, Tú y yo. Se Dios quiere que arda en el crisol de las tentaciones, de las más rudas tentaciones, ¡sea! No temo nada, Madre de la Esperanza, porque eres buena y yo reposo en Ti.

Si Dios quiere que todas las fatigas sufridas por su gloria, porque esa era su voluntad, se vuelvan contra mí; si Dios permite que el fracaso persiga cada una de las iniciativas que El me ha inspirado, si después de haberme dado una vocación acumula sin fin los obstáculos para contrariarla, bendita sea siempre la voluntad de Dios. Espero someterme a ella, no con pasividad ni con inercia, sino con una aceptación voluntaria, que es la mejor actividad del amor.

Pero esto lo espero, ¡oh mí amada Señora! porque eres buena y yo confío en Ti. Me parece que veo a Jesús ocupado en pasar revista a las pruebas con que santifica a las almas, y, que le oigo exclamar: "Esta para N."¡Jesús, eligiendo para mí!

Este mismo problema, esta dificultad, esta angustia ha sido amorosamente elegida por Jesús para mí.
Y me despido esta tarde con esta súplica: Madre mía, si alguna vez Dios permitiera que junto al dolor llegara a olvidarme de esto que ahora entiendo tan bien, ten la misericordia de decirme; más aún por tu bondad, espero que me digas: Hijito mío, recuérdalo; esto ha sido elegido por mi Jesús para ti, expresamente para ti.

Récese una Salve y la Oración final

Día 3º Esperanza de los que te aman

Oración de inicio

Virgen Sevillana, la de las saetas y las romerías; Virgen la más guapa, la llevada en andas bajo el sol ardiente de la vieja España que te reverencia, ¡Macarena mía!

Deja que te diga, que si muchos cantan tus gracias y glorias, sin saber cantarlas ¡yo también te quiero Madre de mi vida!

Y mientras te alaban los hijos amantes, un solo estribillo repito a porfía: suple las saetas que no sé labrarte; yo también te quiero, Esperanza mía.

Maja Dolorosa de mi corazón: como niño que soy, le pediré a Jesús que me haga santo, para poder amarte mejor. Gozo de amarte voluntariamente, con este libre albedrío que Dios me dio, gozo infinito de sentirme hijo, Madre de pecadores, pues soy tu pecador.

¡Ah! cada vez que pequé, renegué de este amor. Pero aunque mi pecado fuera el fruto de toda la malicia posible, aún entonces esperaría en Ti, porque a pesar de todo me amas, porque a pesar de todo te amo.

Cada vez que tropiece, volveré a comenzar; si mil veces cayera, Tú me levantarás, porque las madres no se cansan nunca de enseñar al pequeño a caminar.

Cuando fui aguas abajo, con las velas arriadas, con qué tristeza me mirabas; pero ya de regreso, por la gracia de Dios, con los mástiles nuevos y con el rostro al sol, he llegado a tu puerto, Marinera celeste, y hundí todas mis anclas en el mar dulce de tu corazón.

Pueden los remolinos hacer girar mi barco, pueden los malos vientos azotarle los flancos, pueden hinchar las velas y hacer crecer sus combas, pero no podrán nunca desatar las amarras, porque han sido anudadas por el amor.

Los que aprendimos a invocarte, descansamos serenos a pesar de la rabia del enemigo (el único en el cielo y en la tierra que queda fuera de tu corazón). ¡Si hasta los que se obstinan en no amarte viven siempre al amparo de tu protección!

Si la muerte llegara como un castigo de Dios, en el momento espantoso del pecado, con la certidumbre casi de la condenación, como siempre y más que nunca esperaría en Ti, porque a pesar de todo me amas, ¡porque a pesar de todo, te amo!


Récese una Salve y la Oración final

Día 4º Esperanza de los que desesperan

Oración de inicio

Ya no te llamamos hoy solamente esperanza de los que creen en Ti, de los que esperan en Ti, de los que te aman, sino esperanza soberana de los que ya no tienen esperanza.

En la hora de la crucifixión que llega siempre para las almas, puesto que es la misericordia de Dios que las estrecha, cuando nuestra humanidad parecía quebrarse interiormente, cuando sentimos, ¡oh dichosa participación de la agonía de Cristo! que estábamos suspendidos entre el cielo y la tierra, cuando esperar todavía parecía una locura, el grito dolorido de nuestra esperanza te tocó el corazón.

¡Si supieran todos los que desesperan, que fácil es tocarte el corazón! ¡Si supieran los hombres que fácil te es a Tí consolar, precisamente porque nadie consuela mejor que aquel que padeció!
¿Es que acaso, al corazón de la Madre no le concede Dios intuiciones misteriosas e inefables, para comprender y consolar, por distintos que sean, a cada hijo de su amor?
¡Si tu moreno rostro doloroso y tus ojos cargados con toda la tristeza de la tierra, con todo el sufrimiento de una vida de excepcional martirio, son la mejor garantía de consolación!
Almas desesperadas, "Sursum Corda", ¡arriba, bien arriba el corazón!
Digamos que la cruz nos pesa mucho, que los clavos parece que se ensanchan por fuerza del dolor, que los miembros ya ceden y se insinúa en el pecho una espantosa sombra de rebelión. Ella lo sabe todo; si la cruz pesa mucho, es que el cuerpo reacio no se adapta al madero del dolor; si la herida se agranda, es que se forcejea; y si la voluntad se insubordina, es que comienza a fallar el amor.

Con manos maternales nos acomodará sobre el madero, buscando siempre la postura mejor, y nos dará, no la impasibilidad que es ausencia de todo sufrimiento, sino la santa aceptación.
Y quizá... ¿por qué no? Si amamos mucho a Dios, quizá de Ella nos venga, no el aceptar la cruz, sino el vivir abrazados a la cruz, el dichoso delirio de la cruz, la divina locura de la cruz.

Madre dolorosa, que viviste totalmente inmolada por el amor, ofrece tus dolores y los dolores de Cristo, más que tuyos, por los que sufren desesperación.

¡Madre de mi dolor y mi esperanza, ofrécelos a Dios!

Récese una Salve y la Oración final

Día 5º Esperanza de los pecadores

Oración de inicio

"Solo se pierde el que quiere, y lo quiere obstinadamente, a despecho de las repetidas y amorosas tentativas de mi gracia, para conducirlo al bien". "Aun cuando un alma estuviera cubierta por todos los pecados que se puedan cometer por las personas que han existido, que existen y que existirán hasta el fin del mundo, si esa alma se arrepiente y que mi sangre la purifique, no queda más en aquella alma, ni siquiera la más pequeña mancha, porque mi gracia obra siempre, cuando encuentra en el alma las debidas disposiciones".

Medita, pecador: habla Jesús: ¡Ah! ¡si supieras lo que ha dicho El de tí, esto es, de las almas que le han herido mucho, serías feliz, demasiado feliz! ¿Sabes que cuando un alma desanda el camino que la alejaba de Dios, el corazón de Cristo no puede contenerse y le sale al encuentro? ¿Sabes que los pecados tuyos, tus impurezas, tus blasfemias... y baja por la escala del horror y del pecado hasta donde quieras... todos, todos han regresado ya a la nada?
En la obra maravillosa de la creación, sólo el pecado, recuérdalo, sólo el pecado perdonado en el Sacramento de la Penitencia, vuelve al no ser. Escucha a Jesús: "Si supieras lo que yo haría en un alma, aun llena de miserias, con tal que se abandonara a mi amor...El amor no tiene necesidad de nada... sólo necesita no encontrar resistencia. Con cuánta frecuencia lo que Yo busco en un alma, para hacer de ella una santa, es que no me resista...".

Si pecaste, hiciste lo más triste que pudieras haber hecho; te sucedió la única desgracia que merece ser llamada tal: disgustar a un Padre que te da cada segundo, el aire que necesitas para vivir; aún más, que te da en el orden físico y espiritual, los infinitos dones que supone un sólo día de vida. ¡Y cuántos días has vivido ya!

Pero no te atormentes; eso tampoco lo quiere Dios. Si así fuera, de nada te valdría vivir inundado por su misericordia

Un acto de contrición perfecta, un acto de confianza ilimitada, y arrójate con los ojos cerrados, en los brazos de Dios. Le robarás el corazón. ¡Qué feliz eres pecador!

Y sí, por un imposible, pudieras aún dudar de su misericordia, no pierdas tiempo: corre al momento a María, y después de este encuentro tendrás que exclamar, aplastado por la prueba de la misericordia infinita: Me venciste, Señor!

Así te quiere Dios. Vencido por el amor, por la confianza, por el abandono, por la convicción profunda de tu indignidad.

Así, anonadado y pequeño, sube al regazo de la Madre y reposa de las grandes fatigas del pecado, en santa paz. No temas, no dudes. Ella no te va a fallar. Ella desde hace veinte siglos, se declaró y siempre se demostró, Madre bondadosa de los pecadores. Y la madre nunca abandona al hijo, nunca deja su obra a medio hacer. Ella aplasta la cabeza de la serpiente, deshace todos los sofismas, vence todas las dificultades, allana todos los obstáculos, vigoriza el corazón, infunde aliento y valor. Sólo abandónate, confíate plenamente en Ella, cual niño en el regazo de la madre y serás salvo...

Récese una Salve y la Oración final

Día 6º Esperanza de los enfermos

Oración de inicio

Somos nosotros, Madre, testigos de curaciones que olvidaremos unca, y que quisiéramos publicar para tu gloria, para que todos supieran que, cuando nuestro hogar pasó por la hora decisiva y angustiosa de Getsemaní, cuando alguno de los que amamos en el alma cayó vencido por la enfermedad, traspasando todas las tinieblas con nuestra fe ¡oh don de Dios! te llamamos y te volvimos a llamar, con insistencia porfiada cada día

A veces tardas porque pruebas. Dejas que se vayan sumando los imposibles, y cuando ya toda esperanza humana ha desaparecido, cuando queda sólo Dios, y en Dios seguimos esperando a pesar de todo, entonces obras: es el momento propicio. Pero tiene que alentar en el alma ¡oh lo sabemos! un abandono perfecto en su misericordia, una confianza absoluta, total y heroica. La confianza vence a Dios. Los ángeles presencia reverentes y absortos el sufrimiento de un cuerpo que se inmola como hostia viva, sintiendo el mismo martirio de Cristo: sed de almas. Desde la cruz, El enseñó a sus predilectos el arte de sufrir con alegría, porque son ellos los que pueblan el cielo.
Cuando la esperanza, no la triste esperanza de la tierra que no puede consolar porque no tiene raíces sobrenaturales, sino la esperanza robusta y luminosa en Dios, ha conquistado el señorío del corazón, el lecho del enfermo es una cátedra sagrada, desde donde el Cristo sigue enseñando a los hombres, las más desconocidas lecciones del Amor.

La dulzura, la serenidad, el silencio, en medio de los tormentos del cuerpo, son las victorias de una voluntad acerada en la escuela del padecer.

El mejor don y más valioso, es el ejemplo de padecer cristianamente. De este legado se acuerda la familia por varias generaciones.

Muchas veces, Madre de la Esperanza, no tornas la salud a los que amamos, porque nosotros, miopes para escudriñar los planes de Dios, no sabemos pedir, pero eres entonces más que nunca, Nuestra Señora de la Esperanza.

Quien haya visto agonizar invocando a María, conocerá la emoción de un espectáculo que irradia una paz que traspasando el umbral de las cosas naturales, toca ya los umbrales del cielo.

¡Hombres carnales que no creéis en la inmortalidad del alma, venid... y arrodillaos!
¡Nuestra Señora de la Esperanza!: nos ponemos totalmente en tus manos para cuando llegue la enfermedad; danos fortaleza para santificarla, y cuando Dios lo quiera, dulcifica nuestra despedida y ejemplariza nuestra muerte. Así sea!

Récese una Salve y la Oración final

Día 7º Esperanza de los abandonados

Oración de inicio

No, abandonados no, mis pobrecitos. Tan sólo el enemigo puede haber sugerido a vuestro corazón, creado para la esperanza, para la luz, para el amor, semejante amargura. El es el que me odia, y debo defenderos de su sombra y de vosotros mismos. Mi dulzura y su odio, pelearán frente a frente, y agotaré los dones recibidos: es un ladrón maldito, es tristemente poderoso y vosotros sois míos.

Ahuecaré mis manos que han conservado el roce milagroso de nuestro Jesús niño, esponjaré el regazo, iré a buscaros si os habéis escondido, y mi canción de cuna os llegará dulcísima, y así sobre mis brazos, tiernamente obligados, os quedaréis dormidos.

¡Sois niños grandes, pequeños niños míos!

¿Quién podrá disputarme el derecho a acunaros, si desde la Anunciación, desde la Eucaristía, desde el Calvario, os llevo en mis entrañas?

Para adquirir este derecho fui Madre de la Víctima. Tenía yo un hijo; meditad, mis pequeños que os apegáis a las criaturas. Era esbelto y gallardo; cuando yo lo veía pasar por los caminos de Judea con su andar soberano, era tan bello el Hijo, que en el gozo infinito de la maternidad, el corazón se me partía.

A cambio de El, Dios puso entre mis brazos, una legión de hijos carcomidos de lepras y vicios. Para poder estar siempre con ellos, abandoné a mi Jesús.

Sin su Madre penetró en el Huerto de los Olivos. ¡Cómo hubiera yo corrido, sobre hielos, sobre llamas, sobre espinas, para abrazar a Aquel que habría de enamorar al mundo, hasta el fin de los siglos. Por haberme prometido acompañaros, no pude.

El beso que yo hubiera dado a mi Jesús sufriente, tal vez hubiera aniquilado totalmente sus fuerzas. Si El me hubiera mirado con aquellos sus ojos indecibles, más ardiente que Pedro, sin poder contenerme, quizá lo hubiera desarmado con mi abrazo. ¿Y vuestra redención?, ¡ah, pobrecitos!, no se habría realizado.

Sin su Madre, porque era necesario dejarlo solo, entró en plena agonía. ¡Como hubiera volado: comprendedme, madres de la tierra. era mi hijo! Sin mí, que tuve para El todas las intuiciones del amor, y sabía hasta donde era sensible su delicado corazón, pasó toda la noche del Jueves Santo; mi martirio fue inenarrable y divino.

Esa noche sufrió el desprendimiento total, el desgarramiento infinito, y yo lo sabía, pero me sentía presa en una cárcel sin rejas. Lo que vino después...fue algo tan espantoso que sea imposible de narrar.

Os dí mi hijo, y os dí mi Dios; ¿puedo daros aún algo más? ¿Verdad que nunca me diréis que estáis abandonados? Enfermos, doloridos, acongojados, sí, mis pobrecitos, pero no abandonados.
¿Verdad que nunca más?

Récese una Salve y la Oración final

Día 8º Esperanza de los que sufren

Oración de inicio

Hijo mío, si sufres, llámame; yo soy la Señora de la Esperanza.

Bien sé que tú estarías pronto a sufrir mil pruebas aún más dolorosas a cambio de ésta; pero Dios no quiere aquellas mil, sino sólo una, pero ha de ser precisamente ésta y no otra.

Tú serías capaz de inmolar lo mejor de tí mismo porque eres muy generoso; pero Dios es capaz, "muy capaz" de no aceptar tu inmolación, exigiéndote en cambio, el pequeño vencimiento de tu carácter, paciencia a veces heroica para sufrir los defectos del prójimo, serenidad en el fracaso de tus sueños queridos.
Momento llegará, si no ha llegado ya, en que te sientas sordamente cansado de sufrir. ¡Cuidado, hijo del alma que el enemigo ronda, y muy cerca está ya! El que puede evitarte esta prueba y no te la evita, está obligado a sostenerte; un pequeño esfuerzo más, y quizá vencerás. No permanezcas nunca solo, porque eso es peligroso, ven a mis brazos ¡y verás si vencemos!
Sobre todo, no murmures jamás interiormente de Dios; piensa y cree que El te ama inmensamente más de lo que le amas tú; por eso, aunque no lo comprendas, te fortifica y te acrisola. El cielo has de conquistártelo tú, hora tras hora.

Si las cosas te salieran demasiado bien, si fueras mimado por Dios, entonces, sí, deberías sospechar y temer que todo fuera abandono y castigo. Hijo mío: la lógica del amor parece contradictoria, ero si eres fiel, El te llevará de claridad en claridad y llegarás a comprenderlo todo, con facilidad habitual.

Yo siendo Madre de Dios, aprendí en el destierro, como tú, la ciencia del dolor: por eso me llamáis ahora vuestra Señora de la Esperanza.

Es necesario que eduques tu voluntad. Sé valiente; comienza por soportar virilmente las contrariedades de cada día, aunque nada tenga que ver con el dolor dominante de tu vida. Si soportas voluntariamente los pequeños aguijones que te hieren, irás realizando lenta pero seguramente tu propia inmunización.

Aprenderás a conocer el valor sobrenatural del dolor, y ahí está todo el secreto.
Cada dolor será en tu vida ala o cadena, lo que tú elijas, hijo mío. Y cuando haya pasado, si lo aceptaste amorosamente, con el pleno consentimiento de tu voluntad, serás un héroe, si lo sufriste forcejeando, un esclavo vulgar.

No te detengas en la medianía; en el camino de la perfección, ese puede ser un pasaje, pero nunca será el clima de los héroes y los santos.

Y por fin... llámame; te izaré en mis brazos y todo el tiempo de la prueba te llevaré, para que no te venzan, levantado en alto.

Récese una Salve y la Oración final

Día 9º Esperanza de los que luchan

Oración de inicio

Oye, Señora: la cristiandad te aclama Capitana invencible de la esperanza. La voz de Cristo, bajando de la cruz, ratificó, en la grandiosidad de su agonía, el título de gloria: Reina de los Apóstoles.

Capitana aguerrida de los que emprenden con santa audacia el camino de la perfección, y luchan denodados contra el desaliento, el carácter, la aridez, la fragilidad, la tentación, el atractivo de las criaturas, el aparente abandono de Dios.

En tu poder están los planos de cada batalla espiritual y de cada ofensiva del enemigo. Tú posees el secreto de la técnica de la victoria, conoces todas las estrategias infalibles... y las derrochas, por una suerte de alumbramiento espiritual, que te costó la vida de Jesús.

Angelical y transparente, eres la conductora de la juventud, que brega empecinada en los ocultos combates de la castidad; esta juventud nueva que es la esperanza de la Iglesia, dulcísimo consuelo de los que plasman almas, porque ella encarna el sueño de Jesús.

Capitana y bandera del ejército laico, que sólo puede ser vencido cuando se deje vencer por el pecado, semillita de luz, dispuesto está a cubrirte con su cuerpo cada soldado. Clarín irresistible, cuyo toque pone luz en las almas, fuego en el corazón, clarín de los apóstoles que luchando y cantando, aunque el barro les salpique los miembros, van confesando a Dios.

Conquistadora y Reconquistadora que pasas por la historia de la Iglesia, como una bendición, iluminando errores, disipando herejías y formando los héroes como Domingo de Guzmán. Pero en todas las luchas, no sólo en las heroicas, en las vulgares contradicciones diarias de cada hogar, eres, la Consejera, la Pacificadora, la Madre llena de dulzura sin par. ¡Vámonos, ya Señora: levantemos la tienda, que la mies nos espera y son legión las almas; caminemos de prisa, vamos a conquistar la tierra para Cristo!

¡A tu poder confiamos la victoria de esta doble conquista que ha traspasado nuestro corazón: para nosotros, la santidad, el cielo; y el mundo para Dios!...


Récese una Salve y la Oración final

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA DE SAVONA

Santísima Virgen de la Misericordia, admítenos en tu presencia amorosa, acógenos bajo tu manto maternal; no nos deseches, pues venimos con corazón arrepentido, anhelando conversión y perdón. Bondadosísima Señora, Perdón y compasión. El pecado ha ofuscado muchas veces en tus hijos la luz de la razón y han sido ingratos ofendiendo a tu Jesús. Pero Tú eres madre y serás también intercesora, danos gracia, misericordiosísima Señora, para ofrecerte siempre, en adelante, mucho amor y mucha gracia. Así sea.
Ver Historia de la advocación en: NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA DE SAVONA, ITALIA ( 18 DE MARZO)
Oración preparatoria para cada día
¡Santísima Virgen de la Misericordia! Admítenos en tu presencia amorosa, déjanos ocupar un rinconcito en el templo de tus prodigios maternales; no nos deseches, pues venimos con corazón arrepentido anhelando conversión y perdón, bondadosísima Señora, perdón y compasión. El pecado ha ofuscado muchas veces en tus hijos la luz de la razón, y han sido ingratos ofendiendo a tu Jesús: pero Tú eres madre y serás también intercesora. Danos gracia, misericordiosisima Señora, para ofrecerte siempre, en adelante, mucho amor y mucha gloria. Así sea.
Día Primero
Tu aparición en aquel valle desierto de Savona, nos brinda una prueba más en favor del amor que profesas a los hombres. Dejas ese Cielo de pureza y hermosura, para venir a la tierra a ofrecernos la paz, el perdón y la piedad. ¡Madre amorosísima! Ven a nuestro lado con frecuencia a darnos fuerza para la virtud y el bien, y a traernos de Jesús su perdón, y su amistad.
Se rezan: tres Ave Marías y se pide la gracia que se desea alcanzar.
Obsequio a María: Actos de gratitud a la Ssma. Virgen.

Oración final para cada día
¡Oh Madre de Misericordia! Tú que en grito suplicante nacido de tu Corazón compasivo, de Madre de pecadores, dijiste, dirigiendo tus manos a la tierra mientras tus ojos se clavaban en el cielo: "!Misericordia, Hijo mío, misericordia quiero y no justicia!"; repite hoy esta súplica en favor de estos hijos que te invocan, poniendo en tu seno toda esperanza de amor y de perdón. Acoge, Madre, la ardiente plegaria que el alma informa, para que viviendo santamente en la tierra, reinemos Contigo y tu Divino Hijo eternamente en la gloria. Amén
Día segundo
¡Oh Madre clementísima!, transportados en espíritu, vamos a aquel valle afortunado, donde posaste un día tu bendito pie. La soledad es el lugar de tus preferencias: haz, Madre amorosa, que la amemos en verdad, pues allí, en la escuela del silencio, se aprende la ciencia del amor, del sacrifico y la abnegación cristiana, triple escala que ha de conducirnos al cielo.

Obsequio: Practicar la soledad interna

Día tercero
La humildad y la sencillez son las prendas que deseas hallar en tus devotos; bien prueba esto la elección que haces del pobre Antonio para revelarle los deseos del cielo. Implanta, Madre querida, es estos corazones que por ti laten, estas bellas virtudes para que selladas con este signo, nos admitas un día en la gloria. Amén.
Obsequio: Actos de humildad
Día cuarto
Las tinieblas del pecado reinaban por todas partes cuando la luz de tu pureza inmaculada inundó la tierra de gracias y portentos. ¡Virgen purísima! Protégenos bajo tu manto, que es salvaguardia contra el vicio y el error, y nuestro corazón permanecerá incontaminado y puro, aún en medio del desorden de este mundo corruptor.
Obsequio: Actos de caridad
Día quinto
Antonio se intimida al verte tan radiante de candor de cielo: y Tu Madre piadosísima, disipas sus temores con el lenguaje de la misericordia: "No temas, yo soy María", es la frase que brota de tus labios y cual bálsamo benéfico le anima. ¡Madre clementísima! Míranos con ternura y repite con frecuencia a nuestro oído esta frase alentadora, y sea tu devoción la esperanza que nos sonría en esta vida y nos estreche en el Cielo.
Obsequio: Invocar muchas a María.
Día sexto
¡María piadosísima!, Tu aconsejas a Savona y en ella a todo el mundo la mortificación y la oración, como fuente de castos pensamientos, saludables consejos y hermosas resoluciones. Danos, pues, te lo pedimos con las más vivas instancias ese espíritu de piedad y abnegación que tanto te agrada, para que así nos reconozcas por hijos.

Obsequio: Rezar el Rosario con devoción.
Día séptimo
¡Oh! ¡Madre clementísima! Háblanos con el lenguaje mudo de la santa inspiración y haz que la acatemos siempre, practicando santas obras, a imitación de aquel pueblo savonés que acogiendo tu inspiración divina, construye un Santuario a Tu Misericordia, abre asilos y levanta altares que han de perpetuar a través de los siglos tu culto soberano.
Obsequio: Obedecer a las inspiraciones divinas.
Día octavo
¡Madre amorosísima! Tu eres la medianera entre la justicia de un Dios irritado y la malicia de u pecador obstinado. Tu eres la que con mirada suplicante de amor desarmas la cólera del Eterno y nos lo tornas propicio. Gracia, bondadosísima Señora, concedemos la gracia de invocarte siempre con amor y confianza y aseguraremos el perdón.
Obsequio: Actos de amor ala santísima Virgen.

Día noveno
¡Santísima Madre! En este último día venimos a suplicarte de rodillas ante tu trono de amor, besando tu mano dadivosa, una triple bendición que nos asegure: la pureza de la vida, la energía para el bien y una muerte justificada en tu regazo amoroso. Sí Madre, clemente, salva nuestra alma y une a ella la de los seres que amamos.
Obsequio: Comunión muy fervorosa

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE MONSERRAT

“MADRE ENSEÑANOS A RESPETARNOS COMO HERMANOS EN UNA PATRIA PARA TODOS”.
1. Oración inicial
Por la señal de la Santa Cruz….
V/. Dios te salve María llena eres de gracia…
R/. Santa María Madre de Dios, ruega por …
V/. Abre Señor mis labios.
R/. Y mi boca cantará tus alabanzas.
V/. Dios mío, ven en nuestra ayuda.
R/. Señor date prisa en socorrernos.
V/. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
R/. Como era en un principio, ahora y siempre…
2. Acto de contrición: Pésame Dios mío y me arrepiento …
3. Canto
4. Oración
¡Madre y Señora nuestra, Virgen querida de Montserrat! a tus pies venimos ente día a ofrecerte nuestra vida y alabanzas, pues a los pies de la cruz aceptaste ser nuestra madre y desde aquella hora eres Madre de todos los hombres, refugio de los pecadores.
Recibe nuestro corazón y nuestra plegaria humilde pues como hijo e hijas nos confiamos a Vos, nuestra celestial patrona.
Tú que eres esperanza cierta de cuantos peregrinamos bajo el peso de la culpa en este valle de lágrimas, se clemente y misericordiosa con los que recurrimos a Ti.
Tú que fuiste proclamada por el ángel como la llena de gracias, derrama tus abundantes gracias sobre nosotros para que seamos tierra fértil para la Palabra de Dios.
Tú que siendo dócil y obediente a los planes del Señor te convertiste en Madre del Buen Consejo y causa de nuestra alegría aumenta nuestras virtudes y aléjanos de los vicios, ilumina nuestro entendimiento y fortalece la voluntad. Ábrenos el corazón y revístelo de sentimientos de caridad, para llegar al hermano con verdaderos gestos de amor consolando al triste y ayudando amorosamente a cargar la cruz al que ya no puede sostenerla. ¡Oh, Celestial Señora, Auxilio de los cristianos! Que por tu maternal intercesión podamos alcanzar consuelo en las tribulaciones y amparo en los peligros, fortaleza en las dificultades y serenidad en los fracasos, esperanza y fe en el camino de cada día, alegría de corazón y acción de gracias por el don de la vida, regalo de tu Hijo, Jesús resucitado. Que pueda alcanzar también la gracia que te pido en este día. Amén.
5. Consideraciones para el día de la novena
(Lectura bíblica y Reflexión)
6. Invocaciones
V/. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios.
R/. No desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros,
Oh Virgen gloriosa y bendita.
V/. Nuestra Señora de Montserrat, a Vos invocamos como nuestra patrona.
R/. Escucha las súplicas de tus hijos e hijas que te veneramos y te dedicamos nuestra devoción filial.
V/. María que siempre escuchas a los que te invocan y que eres Madre de toda Misericordia.
R/. Que todos los que viven en peligro y estemos sometidos a la tentación sintamos tu protección maternal.
V/. María, a quien Dios encomendó la misión de ser madre de familia en el hogar de Jesús y José.
R/. Que por tu intercesión las madres fomenten en sus hogares la unión, el amor y la misericordia y que nunca falte en la familia el pan de cada día.
V/. María, auxilio de los cristianos, en quien siempre encontramos refugio y protección.
R/. Por tu mediación pedimos salud para los enfermos, justicia y respeto para los ancianos, cariño y protección para los niños, trabajo para los desempleados, oportunidades para los jóvenes.
V/. María, Madre de todo consuelo, que miras con amor a tus hijos.
R/. Intercede por nuestro pueblo para que encuentren consuelo los afligidos, esperanza los tristes, perdón todos nosotros pecadores. Ayúdanos a vivir fraternalmente con paciencia, respeto, compasión, amabilidad y generosidad unos con otros.
V/. María, puerta del cielo y reina de todos los redimidos.
R/. Intercede para que todos nuestros difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad del reino de tu Hijo.
V/. Nuestra Señora de Montserrat, nuestra querida Patrona.
R/. Bendice, especialmente en estos festejos por los 50 años de la Parroquia, a todos los fieles y hogares de tu pueblo. Bendice nuestro caminar como comunidad evangelizadora al servicio del Reino y promueve nuevas, santas y abundantes vocaciones religiosas y sacerdotales.
7. Oración Final
María, Nuestra Señora de Montserrat,
Madre de Cristo y Madre de todos los hombres y mujeres del mundo.
María, Nuestra Señora de Montserrat,
enséñanos a ver el rostro de tu Hijo
en los rostros de nuestros hermanos más pobres de la comunidad.
María, Nuestra Señora de Montserrat,
enséñanos a oír a tu Hijo en el clamor del pueblo
que pide dignidad, respeto, justicia y fraternidad.
María, Nuestra Señora de Montserrat, Madre de los pobres
enséñanos el camino del Reino,
danos perseverancia en nuestras opciones, fortalece nuestra esperanza,
bendice la lucha de nuestras comunidades por una vida más digna para todos.
María, Nuestra Señora de Montserrat,
ayúdanos para que se acabe la maldita corrupción
que destruye a nuestro pueblos y hace que unos pocos
no sepan qué hacer con tanto dinero y poder
y millones de hermanos no tengan ni un peso para vivir.
María, Nuestra Señora de Montserrat,
enséñanos a amar como tu Hijo, que nunca excluyó a nadie
y que proclamó a los excluidos de la sociedad como los preferidos de su Reino.
María, Nuestra Señora de Montserrat,
Bendice a tu pueblo con la esperanza, la alegría y la paz. Amén.
8. Canto.


NUESTRA SEÑORA DE LA MONSERRATE


ORACIÓN A NUESTRA SENORA DE MONSERRATE
Oh Madre Santa, Corazón de amor, Corazón de misericordia, que siempre nos escuchas y consuelas, atiende a nuestras súplicas. Como hijos tuyos, imploramos tu intercesión ante tu Hijo Jesús.
Recibe con comprensión y compasión las peticiones que hoy te presentamos, especialmente [se hace la petición]…………………………………

¡Qué consuelo saber que tu Corazón está siempre abierto para quienes recurren a ti!
Confiamos a tu tierno cuidado e intercesión a nuestros seres queridos y a todos los que se sienten enfermos, solos o heridos. Ayúdanos, Santa Madre, a llevar nuestras cargas en esta vida hasta que lleguemos a participar de la gloria eterna y la paz con Dios. Amén.
¡Nuestra Señora de Monserrate, Ruega por nosotros!
Novena a la Santísima Virgen de Monserrate

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN

ACTO DE CONTRICCIÓN ( Hacerlo cada día)
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Creador, Padre y Redentor mío: por ser vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas: a mí me pesa de todo corazón haberte ofendido porque eres infinitamente bueno y digno de ser amado. Firmemente resuelvo con la ayuda de tu gracia, confesar mis pecados: hacer penitencia y enmendar mi vida. AMÉN

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, María, Madre mía amabilísima! Yo me ofrezco hoy a Tí y te consagro para siempre todo lo que me resta de vida; mi cuerpo con todas mis miserias; mi alma con todas sus flaquezas, mi corazón con todos sus afectos y deseos; todas mis oraciones, trabajos, amores, sufrimientos y combates; en especial mi muerte con todo lo que la acompaña, mis últimos dolores y mi última agonía. Y todo esto ¡Oh María! Y cada una de estas cosas en particular las uno para siempre e irrevocablemente a tu amor, a tus lágrimas, a tus sufrimientos.

¡Dulcísima Madre de Monserrate! Acuérdate de mí y de la consagración que de mi persona te hago. Y si yo, vencido por el desaliento o la tristeza, por la perturbación o el desvarío, llegara alguna vez a olvidarme de Tí… Entonces ¡Madre Mía! Te pido y te suplico insistentemente por el amor que tienes a Jesús, que me protejas como Madre, que me vuelvas a convertir en fiel discípulo de tu Hijo y que a ejemplo tuyo le sirva y adore a Él que es nuestro único Salvador y Redentor. ASÍ SEA.

(Ahora se rezan las oraciones del día correspondiente)

ORACIÓN PARA EL DÍA PRIMERO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de Monserrate por ser la Madre de Dios, ya que por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó el Verbo Divino en vuestras purísimas entrañas. Os pido para mi alma, fidelidad y constancia en el servicio a mi Dios y Señor Jesucristo.

Se repite al terminar la oración correspondiente de cada día:

Escucha benignamente mi petición e intercede por mí ante el trono de tu Hijo,
si es que lo que pido conviene a mi eterna salvación. ASÍ SEA.
(Hágase en silencio la petición que desee alcanzar)

Jaculatoria: “Favoréceme Divina Señora de la Monserrate”

(Se rezan 3 Ave Marías, luego la Oración Final)


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Acordaos, Oh Piadosa Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección, implorado vuestro auxilio, reclamado vuestro socorro, haya sido desamparado de vos. Animado en esta confianza, a vos acudo oh Madre, Virgen de las vírgenes; a vos vengo; en vuestra presencia me pongo arrepentido pecador. No desprecies mis súplicas, ¡Oh Madre del Verbo Divino!, antes bien escuchadlas, propicia y atendedlas. ASÍ SEA.


ORACIÓN PARA EL DÍA SEGUNDO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de los Ángeles por haber sido redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de tu Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble. Os pido para mi alma la gracia de nunca más pecar ni abandonar a mi Dios y Señor Jesucristo.

ORACIÓN PARA EL DÍA TERCERO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de los Patriarcas, pues estas enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser Madre de Dios Hijo, y por eso, eres hija predilecta del Padre y Sagrario del Espíritu Santo. Os pido para mi alma ser siempre hijo fiel de la Iglesia Católica que predica el único Evangelio de Cristo y te venera como Madre de Dios.

ORACIÓN PARA EL DÍA CUARTO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de los Profetas, que aunque hija de Adán, fuiste hallada llena de gracia ante los ojos del Padre Celestial y eres verdaderamente madre de todos nosotros los hermanos de Cristo. Os pido para mi alma amar siempre a mi prójimo como a mí mismo, según nos enseñó mi Dios y Señor Jesucristo.

ORACIÓN PARA EL DÍA QUINTO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de los Apóstoles, porque así como la desobediencia e incredulidad de Eva nos encadenaron al pecado y a la muerte, tu obediencia y tu fe se ofrecieron al Padre para que Jesucristo nos liberara de las cadenas de pecado y de la muerte. Os pido para mi alma que en la gloriosa mañana de la resurrección final pueda estar junto a ti gozando de la eterna visión de la Santísima Trinidad.

ORACIÓN PARA EL DÍA SEXTO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de los Mártires por los siete dolores que atravesaron tu inmaculado corazón y que aceptaste humildemente por amor a Dios y a los hombres. Os pido para mi alma aceptar con resignación cristiana las pruebas y sufrimientos que el Señor permita que reciba y así unirme a su dolorosísima pasión y muerte.

ORACIÓN PARA EL DÍA SÉPTIMO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de los Confesores por el ejemplo tan perfecto de entrega total a Cristo que nos habéis dado, siguiendo siempre sus pasos desde Belén hasta el Calvario. Os pido para mi alma la gracias de ser siempre fiel imitador de mi Dios y Señor Jesucristo.

ORACIÓN PARA EL DÍA OCTAVO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de la Vírgenes porque el Padre Celestial os creó llena de gracia desde el primer instante y por eso os llamarán bienaventurada todas las generaciones. Os pido para mi alma, ya que perdí la inocencia por el pecado, recuperar la gracia que Cristo nos mereció con Su Sacrificio de la Cruz.

ORACIÓN PARA EL DÍA NOVENO
Os alabo, bendigo y glorifico, soberana Reina de la Paz porque fuiste madre de la única fuente de paz y amor que hay en el universo y en cuyas aguas que manan hasta la eternidad, bebiste Tú, Madre y Señora Nuestra. Os pido para mi alma ser un ser de verdadero hijo de la paz y para que también reine en mí como reina en Tí, mi Dios y Señor Jesucristo.

Himno a la Virgen de Monserrat
Rosa de abril, morena de la sierra
Virgen de Monserrat;
Ilumina acuesta vuestra tierra,
al cielo nos guiad.

Alba feliz de estrellas coronada,
ciudad de Dios en que David soñó;
A vuestros pies la luna colocada,
la luz del sol vestido ofreció.

De Puerto Rico sois la princesa
de Borinquén luz que ampara la nación;
Del alma fiel pilar sed de firmeza,
del pecador puerto de salvación.

Consuelo sed de quien la patria añora
Sin ver jamás el bello Monserrat;
En tierra y mar oíd al que os implora
Y el corazón del malo a Dios tornad.

Tu nombre de principio a nuestra historia,
Que Monserrat es nuestro Sinaí:
Seamos pues, las gradas de la gloria
Ese peñón creado para ti.

CONSEJOS DE SAN BERNARDO
Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María.

Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu,
levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María.

Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación,
lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios.

Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás.
Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial.


Información General
La Virgen de Montserrat, conocida popularmente como "La Moreneta" es la patrona de la diócesis de Cataluña. Está situada en el Monasterio de Montserrat, es un símbolo para Cataluña y se ha convertido en un punto de peregrinaje para creyentes y de visita obligada para los turistas.

Según la leyenda, la primera imagen de la Virgen de Montserrat la encontraron unos niños pastores en el 880. Tras ver una luz en la montaña, los niños encontraron la imagen de la Virgen en el interior de una cueva. Al enterarse de la noticia el obispo, intentó trasladar la imagen hasta la ciudad de Manresa pero el traslado fue imposible ya que la estatua pesaba demasiado. El obispo lo interpretó como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar en el que se la había encontrado y ordenó la construcción de la ermita de Santa María, origen del actual monasterio.

La imagen que en la actualidad se venera es una talla románica del siglo XII realizada en madera de álamo. Representa a la Virgen con el niño sentado en su regazo y mide unos 95 centímetros de altura. La Virgen sostiene con la mano derecha el orbe esférico, símbolo del cosmos, la creación, el volumen perfecto. Con la mano izquierda, María hace el gesto de ponerla sobre el hombro del Niño, indicando así que aquel rey omnipotente es hijo suyo. El Niño Jesús bendice con la mano derecha y en la izquierda sostiene una piña, símbolo de fecundidad y vida perenne.


NUESTRA SEÑORA VIRGEN DEL CARMEN
NOVENA I
Por la señal, etc.
ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA TERCERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA CUARTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA QUINTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
SEXTO DÍA
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA SÉPTIMO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA OCTAVO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
DÍA NOVENO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


Novena a Nuestra Señora del Cenáculo
Oración a Nuestra Sra. del Cenáculo para alcanzar la caridad con el prójimo

Santísima Virgen del Cenáculo, Madre nuestra, María Inmaculada, nosotros humildemente os suplicamos, que nos alcancéis los dones del Espíritu Santo, a fin de que, viviendo unidos en caridad, perseverando unánimes en la oración y sostenidos por Vos, nuestra guía y maestra, merezcamos a mayor gloria de Dios dedicarnos con el ejemplo y con las obras a la salvación de las almas y conseguir de este modo la vida eterna. Oh Señora Nuestra del Cenáculo, asistidnos propicia en la presente necesidad y socorrednos con vuestro poder, para que, mediante vuestras preces, se digne Dios Omnipotente y Misericordioso concedernos la gracia que encarecidamente pedimos. Amén.


INVOCACIÓN

Nuestra Señora del Cenáculo, rogad por nosotros.


JACULATORIA

¡Oh María, que entrasteis en el mundo sin mancha! Alcanzadme de Dios, que yo salga de él sin culpa.


ORACION

Oh Señora mía, Santa María, yo encomiendo mi alma y mi cuerpo a tu bendito patrocinio y singular protección, y en el seno de tu misericordia la deposito ahora y siempre y en la hora de mi muerte. En tus manos pongo toda mi esperanza y consolación, todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella, para que por tu santísima intercesión y mérito, mis obras reciban y lleven impreso el sello de tu beneplácito y el de tu divino Hijo. Amén

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL CISNE

PATRONA DEL ECUADOR, EN LOJA

Oración preparatoria
Soberana protectora nuestra, ¡Madre de todas las virtudes!
¡Virgen sin mancha! Rendidos humildemente a vuestras plantas, llenos de fe en vuestro patrocinio, imploramos vuestro favor y el auxilio de las gracias celestiales, para hacer de modo debido esta novena de la cual esperamos sacar, provecho de nuestras almas
la enmienda para lo futuro, el perdón y la misericordia para la hora de nuestra muerte. Amén.
Oración para todos los días
Salve Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación del Cisne habéis querido protegemos tan especialmente, haciéndonos el objeto de señalados favores y gracias particulares.

Bendecidnos como Madre amantísima, ya que os habéis dignado escoger nuestro territorio para uno de los santuarios de vuestro culto y asilo de los que os aman y vienen a buscar el consuelo de sus aflicciones y necesidades, acogiéndose a vuestro amparo.

¡Bendecidnos! Vos sois nuestra salud, nuestra paz y alegría;
Vos sois la luz de nuestro cielo, el rocío de nuestros campos, la esperanza de nuestra salvación. Bajo vuestras plantas las sementeras se cubren de flores y de frutos, ante vuestra presencia los estériles yermos se fecundan y a vuestro paso se alegran y vivifican los valles y las colinas.

Bendecid, divina Pastora, los rebaños del campesino, las labores del agricultor, las faenas y labranzas para que la tierra produzca las cosechas necesarias, el pan de cada día para vuestros hijos.

Bendecidnos, conservando la inocencia de nuestros niños, la pureza de las vírgenes, la piedad de las matronas, la moralidad de las costumbres, la devoción del pueblo, el reconocimiento cristiano de las familias y la concordia doméstica.

Bendecidnos, no permitiendo que se turbe la paz pública, como patrona singular de esta provincia y benefactora de la República entera, apartando por vuestra misericordia los males de la guerra, del hambre, de la peste y de los terremotos que tenemos merecidos por nuestras gravísimas culpas y continuas reincidencias.
Aceptad benigna, el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente, como una primicia filial de vuestro pueblo, dignaos admitir las ofrendas y plegarias de los peregrinos que vienen a vuestro templo a implorar socorro y daros gracias por los beneficios
que les dispensáis; a buscar a vuestros pies la tranquilidad, el consuelo, la salud, el remedio de todos los males y amarguras que nos rodean en este valle de lágrimas y publicar los prodigios de vuestro favor y los portentos de vuestra eficacia.

Bendecidnos y que por vuestra intersección logremos ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde os rogamos nos conduzcáis para ser dignos de vuestras alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final

¡Oh María! Vos sois llamada nuestra abogada, nuestra mediadora, nuestra reina porque por vuestras manos Dios ha resuelto concedernos todas sus gracias. A Vos, pues, recurrimos. ¿Podréis desecharnos? No: porque jamás habéis negado vuestra asistencia al que os ha expuesto sus necesidades con toda la sinceridad del corazón. Con esa confianza esperamos que nos protegereis a fin de que podamos llegar al feliz término de nuestra peregrinación en este mundo. Amén.
 
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