novenas - LA MEDALLA MILAGROSA
 

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CONCLUSIONES

La Medalla de San Benito

La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo

Como todo sacramental, su poder está no en si misma sino en Cristo quien lo otorga a la Iglesia y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla. 

Descripción de la medalla: En el frente de la medalla aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra mano, con la oración: "A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia".  (Oración de la Buena Muerte). El reverso muestra la cruz de San Benito con las letras:

C.S.P.B.:          "Santa Cruz del Padre Benito"
C.S.S.M.L.:       "La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz)
N.D.S.M.D.:      ”y que el Dragón no sea mi guía." (Crucero horizontal)
En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:
V.R.S.
               "Abajo contigo Satanás" 
N.S.M.V.                       "para de atraerme con tus mentiras"
S.M.Q.L.                      "Venenosa es tu carnada"
I.V.B.                           "Trágatela tu mismo".
PAX                             "Paz"

Bendición de la medalla de San Benito (deber ser por hecha por un sacerdote) Exorcismo de la medalla

-Nuestra ayuda nos viene del Señor.

-Que hizo el cielo y la tierra.

Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene. Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo. En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.

Bendición          -Señor, escucha mi oración                -Y llegue a ti mi clamor

Oremos: Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.  Amén

Indulgencias El 12 de marzo de 1742 el Papa Benedicto XIV otorgó indulgencia plenaria a la medalla de San Benito si la persona se confiesa, recibe la Eucaristía, ora por el Santo Padre en las grandes fiestas y durante esa semana reza el santo rosario, visita a los enfermos, ayuda a los pobres, enseña la Fe o participa en la Santa Misa.  Las grandes fiestas son Navidad, Epifanía, Pascua de Resurrección, Ascensión, Pentecostés, la Santísima Trinidad, Corpus Christi, La Asunción, La Inmaculada Concepción, el nacimiento de María, todos los Santos y fiesta de San Benito. 

Número de indulgencias parciales: por ejemplo:

1) 200 días de indulgencia, si uno visita una semana a los enfermos o visita la Iglesia o enseña a los niños la Fe.

2) 7 años de indulgencia, si uno celebra la Santa Misa o esta presente, y ora por el bienestar de los cristianos, o reza por sus gobernantes.

3) 7 años si uno acompaña a los enfermos en el día de todos los Santos.

4) 100 días si uno hace una oración antes de la Santa Misa o antes de recibir la sagrada Comunión.

5) Cualquiera que por cuenta propia por su consejo o ejemplo convierta a un pecador, obtiene la remisión de la tercera parte de sus pecados.

6) Cualquiera que el Jueves Santo o el día de Resurrección, después de una buena confesión y de recibir la Eucaristía, rece por la exaltación de la Iglesia, por las necesidades del Santo Padre, ganará las indulgencias que necesita.

7) Cualquiera que rece por la exaltación de la Orden Benedictina, recibirá una porción de todas las buenas obras que realiza esta Orden.

Quienes lleven la medalla de San Benito a la hora de la muerte serán protegidos siempre que se encomienden al Padre, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento.

El Crucifijo con medalla de San Benito

El Crucifijo de la Buena Muerte y la Medalla de San Benito han sido reconocidos por la Iglesia como una ayuda para el cristiano en la hora de tentación, peligro, mal, principalmente en la hora de la muerte. Le ha dado al Crucifijo con la medalla Indulgencia Plenaria.

La indulgencia plenaria de la Cruz de la Buena Muerte, quien realmente crea en la santa Cruz, no será apartado de El, ganará indulgencia plenaria en la hora de la muerte. Si este se confiesa, recibe la Comunión o por lo menos con el arrepentimiento previo de sus pecados, llamando el Santo nombre de Jesús con devoción y aceptando resignadamente la muerte como venida de las manos de Dios. Para la indulgencia no basta la Cruz, debe representarse a Cristo crucificado. Esta cruz también ayuda a los enfermos para unir nuestros sufrimientos a los de Nuestro Salvador.

BENDICIÓN DE LA PUERTA DEL HOGAR (Conferencia Nacional de los Obispos Católicos)

Sin restar importancia a las puertas santas de las Iglesias asignadas, la Iglesia anima a los fieles a recordar que también sus hogares son lugares santos.  El hogar es donde vive la Iglesia doméstica. La puerta principal por donde entramos y salimos cada día también nos debe recordar que todo lo hacemos en Cristo quién dijo: "Yo soy la Puerta".  Aunque esta oración se compuso para el año jubilar se puede utilizar en cualquier año.  Reunida la familia ante la Puerta Jubilar de su hogar, el cabeza de familia ora:  La señal de la Cruz: En el nombre del Padre...

Lectura: "Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.  Todos los que han venido delante de Mí son ladrones y salteadores;   pero las ovejas no les escucharon.  Yo soy la puerta; si uno entra por Mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto.  El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia"   (San Juan 10:7-10)
  "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor" (San Lucas 4:18-19)

 "Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años.  Entonces en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la expiación haréis resonar el cuerno por toda vuestra tierra.  Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes.  Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia.  Este año cincuenta será para vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros".    (Levítico 25:8-12)

Bendición: "Bendito seas, oh Señor Dios nuestro, porque tu guías nuestros pasos. Tú bendices nuestras entradas y salidas; desde que nacemos hasta que morimos, nos tienes bajo tu cuidado. Bendice esta puerta, Oh Señor, la cual consagramos para este tiempo de preparación. 

Cada día que pasemos por este lugar, atráenos más profundamente hacia tu presencia y a las maravillas de tu amor por nosotros. Tú eres la puerta del Reino de los Cielos, la puerta hacia la vida eterna. Oh Portal de eterna paz, nuestro nuevo y vivo camino, desata nuestros pecados y abre para nosotros la puerta de la salvación. 

Oh Dios, protege nuestras entradas y salidas; permítenos compartir la hospitalidad de este hogar con todos aquellos que nos visiten.  Que los pobres encuentren descanso dentro de estos muros y todos los que padecen hambre encuentren alivio en nuestro hogar. Guíanos Señor  hacia ti, por tu misericordia, y llévanos contigo a la Patria celestial. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.

Ponga el sello del Jubileo o la cruz del Jubileo en el marco o en la puerta. Todos pueden cantar el himno "a Jesucristo Nuestro Rey Soberano" o alguna otra canción apropiada. Por ejemplo "Tu Reinarás".

Proporcionado por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.

 
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